La Compañía de Comedia de Manuel de Blas, fue creada en 2000. Entre sus producciones destacan “Madrugada” de Buero Vallejo y “Su juguete preferido” de Vittorio Franceschi... pero, a Manuel de Blas, le quedaba por rendir su propio homenaje a Samuel Beckett; por esta razón surgió “Función Beckett” Una obra, en la que confluyen tres textos del gran autor. “Nana”, “La última cinta de Krapp” y “Fragmento de teatro II”. La soledad y la incomunicación como nexo de unión de tres radiografías sobrecogedoras. Hemos charlado con Manuel de Blas, hemos conocido al actor y también, a una persona entrañable:
Pregunta: Tras dos años de silencio, regresas con tu compañía y con “Función Beckett”. ¿Por qué habéis tardado dos años en crear un montaje nuevo. Por qué “Función Beckett”, quizá para rendir homenaje al autor en su centenario?
Manuel de Blas: Sí, es así. Realmente la razón de estos dos años de pausa... es que estaba agotado. Piensa que lo mío es ser actor... meterse a productor es un lío tremendo, es muchísimo trabajo y me dije “ya no hago más, se acabó. He hecho esto...” tampoco quería hacer una carrera de empresario... Era, tal vez, recuperar aquella tradición que había antes... los actores, cuando ya llegaban a la veteranía, formaban compañía, en fin, tener, si quieres, incluso mayor presencia dentro del mundo teatral... donde los actores, sobre todo en la gestión, prácticamente, hemos desaparecido.... Y resulta que hace 20 años hice “Final de partida” de Beckett, dirigida por Miguel Narros, y me quedé colgado con este autor... existen autores maravillosos, geniales, fantásticos... y, a parte, está Samuel Beckett... me quedé colgado con él, y tenía que hacer algo... hasta me he atrevido a pechar con todo el trabajo... lo que significa hacer la producción... y esto he hecho. Estas tres obras en un acto, con las que estoy muy contento... a la mayoría de la gente le gusta... hay quien se va... porque aún Beckett sigue siendo vanguardia... al cabo de tantos años...
Pregunta: Dices que hay gente que se va, porque sigue siendo vanguardia, o tal vez, porque aún no estamos preparados para contemplarnos tal y como somos... porque habéis escogido tres fragmentos en los que el ser humano queda al desnudo...
Manuel de Blas: Sí... ahí has llegado... ésa es la propuesta de Samuel Beckett. Cuando este hombre empieza a estrenar, en los años cincuenta... pues, verdaderamente fue muy contestado y criticado... pero, también fue aceptado. Enseguida lo fue... Beckett, no fue un autor que no tuviera éxito; no tuvo grandes éxitos... nunca tuvo éxitos multitudinarios... pero, a Beckett siempre se le ha representado, y se siguen programando sus obras con mucha continuidad. Este año del centenario ha sido una verdadera explosión, en países como Japón, Argentina, EEUU... con la excepción... porque, España es diferente... de nuestro país... en el que Beckett nunca ha tenido aceptación... la verdad es ésa, ni por parte de la crítica, ni por parte del público... le ha costado mucho... tengo que hacer la salvedad de algunas compañías de teatro independiente que sí han hecho teatro de Beckett... pero lo que sería, digamos, una compañía profesional o un teatro público... la verdad es que no le han hecho ni caso... ni siquiera en su centenario...
Lo más válido de Beckett es lo que comentabas... en su momento se le puso la etiqueta de teatro del absurdo, como el de Ionesco... fue sólo un momento, la gente estaba desconcertada y recurrió a la etiqueta... con el tiempo, esa etiqueta creo que se superó... yo estoy convencido de que no hay nada más absurdo que la vida del ser humano... poner un telediario y ver lo que te cuenta... todo es un terrible absurdo... entonces, él retrata lo que es el ser humano, la condición humana... y va a la síntesis, a la raíz, y con lo que otros autores necesitan tres actos, veinte personajes, cuatro decorados... él, sin decorado, con un solo personaje y en quince minutos, o en veinte... te está contando lo que ocurre en el alma, en lo más profundo... lo que, a veces, cuesta mucho... a lo que a veces no puedes enfrentarte... pero, creo, que merece la pena pasar el mal rato, porque en la vida vale más mirar las cosas cara a cara, y tirar para adelante...
Pregunta: Supongo que también para el actor será complicado interiorizar estos personajes, sobre todo, como ocurre en vuestra función, en la que lo que es hablado está incluido en una grabación y el personaje, el actor, ha de responder con su reacción, con su expresividad a lo que esa voz dice...
Manuel de Blas: Sí, es cierto... por eso es muy difícil y al mismo tiempo, ese riesgo lo hace más interesante... y te atrae... es como un ejercicio al que también hay que arriesgarse, hay que probarlo, hay que experimentarlo... esas dos obras (La última cinta de Krapp y La Nana )las escogí, porque creo que son dos caras de la misma moneda, es la soledad... la soledad, en este caso en la vejez... lo que ocurre es que... creo que la soledad es algo que todos los seres humanos lo sentimos y no sólo en la vejez... porque forma parte de la vida... no vamos a criticar la soledad, vamos simplemente a aceptar que forma parte de la vida, igual que forman parte de la vida otras cosas que son mucho más gratificantes... Beckett es un autor que enseguida aceptó las nuevas tecnologías y las incorporó al teatro... él utiliza mucho las voces, las grabaciones... con una intención, por supuesto, siempre de focalizar... lo único que tiene que hacer el público es escuchar... y esto, hoy día es muy difícil... la gente no escucha demasiado... pero, tal vez, en su momento era más fácil, la gente estaba más acostumbrada, tenía el hábito de ir al teatro... y el teatro es fundamentalmente la palabra... pero él para que la síntesis sea más pura, prescinde de los matices de la actriz o el actor y utiliza, ve claro, que el hecho de la grabación puede ser muy teatral, y puede darle una dimensión a su pensamiento que es de lo que se trata, el autor cuando escribe quiere contar algo que tiene dentro de sí y necesita exteriorizar...
Pregunta: Has hablado de La Nana y de La Última Cinta de Krapp, pero entre estos dos fragmentos, has incluido el de un hombre joven, que va a suicidarse, mientras otros dos evalúan, implacables, lo que has sido su vida...
Manuel De Blas: Sí, lo he incluido tal vez, porque al ser el centenario, dar también un vistazo a lo que sí está más dentro del teatro del absurdo... con ese humor sarcástico... no es ni humor negro... es otra cosa, aunque lo roza... Es una situación límite... cuando un señor está al borde de una ventana para suicidarse, hay dos seres que de lo que están preocupados es de sus cosas de hacer una relación exhaustiva de lo que ha sido la vida de este señor y en el fondo... no les preocupa demasiado el hecho terrible de que este señor se va a tirar de un momento a otro por la ventana... esto que es absurdo, o lo parece... es como lo del telediario de antes... estamos viviendo verdaderos intentos de suicidio terribles... en la política, con los gobiernos, en las guerras... y qué vamos a hacer... pues preocuparnos de nuestras cosas... yo hago teatro y tú haces periodismo... porque tal vez, sea ésa, la única manera de tirar para adelante y de sobrevivir... Esta obra tiene ese punto de humor... dos personajes que en lugar de hacerse cargo de la situación, ellos hacen su trabajo y se preocupan de si se ha muerto un pajarito, y lloran por su muerte... y no gritan porque el otro se va a tirar por la ventana...
Pregunta: Es algo común en estos tres personajes, la soledad, la incomunicación, la deshumanización, en definitiva...
Manuel De Blas: Sí, ... pero mira, viendo y reflexionando sobre el teatro de Beckett, te das cuenta de que en el fondo, el mundo está deshumanizado, porque... no sé, todo es mentira... y es terrible, cuando la gente evoluciona, cuando te haces mayor... y estás viendo que desde pequeño, incluso con la buena idea, con el deseo de protegerte, lo único que te han dado es mentira... una mentira, tras otra... porque la vida es muy distinta y una de las mentiras, es eso también, sé bueno y haz las cosas bien y ya verás, como todo irá bien... Es mentira... eres bueno, haces las cosas bien y no te va bien, por eso mismo... y la persona, tal vez, por eso se aísla, se incomunica... y pierde todos esos elementos que son tan necesarios, como es el cariño, la ternura, la comunicación... todo esto se va quedando atrás y la gente se va endureciendo, se va deshumanizando...
Pregunta: Nos hacemos adultos, vivimos acompañados por las mentiras... pero, ¿podríamos vivir con la verdad?
Manuel De Blas: ... Todo esto lo encuentro en el teatro de Beckett, porque he oído y he leído y tal vez, incluso, en una época se le consideraba como una persona muy nihilista, muy negativa... pero cuando lo estudias a fondo, te das cuenta de que no es así... por ejemplo, él pone el dedo en la llaga en un aspecto del ser humano que es vital, la esperanza. Todos vivimos esperando algo, todos esperamos la felicidad, todos esperamos que lo que nos rodea cambie en algún momento para mejor, todos esperamos que todo vaya bien... con esa esperanza que, en el fondo, sabemos que no es más que una ilusión que tenemos... pero, Beckett no dice que no nos aferremos a ello... Beckett nos dice que sigamos esperando, que sigamos teniendo ilusiones... De acuerdo, serán mentiras, pero nos dice que no renunciemos a ello... no sé, yo creo que esas cosas, el enfrentarte a una verdad... pero sin que ello signifique... por ejemplo, las personas deprimidas o que piensan suicidarse... tal vez estén equivocadas... y lo hacen porque su mente se trastorna y cometen un error... Hay que ver la vida tal y como es, las cosas son como son y no pasa nada... también hay ratos buenos ¿no? Hay que vivirlos y aferrarse a todo lo que tenemos para sobrevivir... él fue un hombre que vivió hasta los ochenta y tantos años y lo lúcido que era ¿no? Hay que seguir... Beckett, creo que es muy positivo, hay una frase de él que te la voy a decir, que me parece muy reveladora de su actitud ante la vida: “ Siempre intentándolo, siempre fracasando. No importa, inténtalo otra vez. Fracasa otra vez. Fracasa mejor.” Creo que esto es duro, pero si lo piensas, es positivo. Es igual, fracasa, bueno, muy bien; que tu fracaso llegue a la perfección, lo que no puedes hacer es pararte... nunca...
Pregunta: Sí, porque quizá ése es el verdadero fracaso, parar y dejar de intentarlo...
Manuel De Blas: Exactamente. Es igual, no hay que tener miedo a nada... lo que hay que hacer es vivir... Además, estudiando a fondo a Bekett, he encontrado aspectos muy interesantes... es tremendamente romántico, si te fijas, por ejemplo en la última cinta de Krapp, en el fondo no es más que una historia de amor... no es más que una historia del amor que cuando se tuvo entre las manos no se supo valorar y que sin embargo, te ha quedado en el recuerdo para siempre... aunque este recuerdo llegue a través de ese interlocutor que es el magnetofón...
Pregunta: Pero, en el final de esa obra, ¿cabe la esperanza? Porque es demoledor...
Manuel De Blas: Sí, hay sí tienes razón... “Krapp” es muy dura... porque es la soledad extrema... y por eso, no es casual, que el protagonista sea un hombre muy mayor... es terrible, pero creo que existe y existe más de lo que nos damos cuenta... o tal vez, por supuesto, no existe llevado a ese extremo...
Pregunta: Sí... sobre todo en la frase final, cuando ese interlocutor se pregunta si querría volver a vivir esos años, esa época en la que tuvo la felicidad entre las manos, la última oportunidad para ser feliz... y afirma que nunca querrá volver a vivir esos años... y el rostro demudado de Krapp, al escuchar esa afirmación...
Manuel De Blas: Claro que querría... pero se da cuenta de que el tiempo se pasó... y hay cosas que ya es muy difícil que vuelvan... es muy duro... ese final es tremendo... porque se da cuenta de que no le queda nada... de que sólo cuenta con la compañía de esa máquina... y fíjate que es terrible, por eso te decía que esa soledad, no con la expresión dramática que supone el teatro, se está dando... hay tanta gente que vive sola... lo único que tienes es la televisión, el teléfono, la máquina, en definitiva... y luego, sin embargo no tienen posibilidades... hay gente que no tiene capacidad o la pierde... y hay gente que no tiene posibilidades... y menos mal que le queda la máquina... y... ¿qué me dices de internet?... porque... ahí también verás que hay una terrible soledad en el terreno sexual, del personaje... se da cuenta de que ha perdido todo aquello... y cuando piensas, hoy día, al cabo de cincuenta años, de que Beckett escribía esto... que existe todo esto de Internet, con el tema erótico-festivo que supone... y que sí, que es erótico-festivo en un aspecto, pero por otro lado, es la soledad terrible sexual que este hombre cuenta, en “la Última cinta de Krapp”... hay gente que toda su vida sexual es, o lo más interesante de su vida sexual es conectarse a internet para ver qué sale...
Pregunta: Comentabas que hoy en día es difícil hacer una obra de este tipo, porque el público no sabe escuchar... y ha perdido el hábito de ir al teatro...
Manuel De Blas: Sí, es verdad... claro, esto es un cambio que yo, precisamente, he vivido... desde que yo empezaba en el teatro, hace más de cuarenta años, hasta ahora... ha cambiado mucho el ocio, las costumbres... la gente, en ese sentido... porque, por ejemplo, aún el cine, lo pueden ver en el televisor, en el DVD... pero el teatro hay que verlo, y hay que ir allí para verlo... y como todo necesita un poco de hábito, de costumbre... no hay que entender en el sentido más profundo de la palabra... pero sí hay que estar habituado, entender un poco de teatro... y claro, el teatro te pide esa participación en la obra... si el teatro no tiene su público, si no hay esa conexión que se establece... una conexión invisible, pero en la que los actores representamos aquello, en vivo y en directo, pero el público está allí y esta comunicación existe... es un pacto, es un código... yo no podría hacer una función sin público... pero, es una pena que esto se haya perdido, porque yo siempre pienso que, en general, en la vida, hay muchas cosas a las que agarrarse para aprender, para vivir... y creo que es muy triste que la gente haya perdido algo que tenía y que ayuda a vivir, a distraerse, a que se te aclaren las ideas... o simplemente a entretenerse...porque no todo el teatro tiene que ser como el de Beckett... hay un teatro de entretenimiento que también está muy bien... porque te relaja y pasas un buen rato, y ya está... (Se detiene, piensa y me pregunta si habla mucho... y yo le digo que no... nunca es mucho cuando de lo que se escucha se aprende ¿no?)
Pregunta: Comentabas que comenzaste en el teatro hace bastante tiempo, desde tu perspectiva, ¿Cómo ha cambiado, cómo ha ido evolucionando?
Manuel De Blas: He visto un poco la pérdida del teatro de texto y también, lo que sí hay, particularmente en España... y en España hay cosas muy buenas... con lo que no todo es así... pero hay demasiada influencia del gran espectáculo... entró de pronto hace unos años, lo que llamábamos el teatro de festival, grandes decorados, gran espectáculo, muchos efectos luminosos... eso está bien, pero lo que no se puede pensar es que si no haces eso, lo que presentas es un aburrimiento... y no... una cosa puede ser muy espectacular, muy divertida y todo lo que tu quieras... y otra cosa es que un día, veas un buen texto, bien interpretado... y eso también forma parte del teatro... creo que sí, en España todavía... además yo, particularmente lo digo, porque cuando toca hacer una de éstas... tienes que dejar de lado la verdadera esencia de lo que es el actor que es interpretar el alma del personaje, buscar en ella, bucear en ella... para estar pendiente de no pegar un resbalón... te lo digo porque me ha pasado... sentir que me estaba resbalando... y tener que decir el texto y a un tiempo, tener cuidado porque tengo que subir por ahí, y bajar por allá... y cuando de pronto te echan humo a toneladas... esa manía del humo, que es odioso... todavía en España, raro es el montaje en el que no te echan humo... ¡hombre, no por Dios!... que es muy antiguo lo del humo... y para los actores os podéis imaginar lo que es... estar allí, respirando aquella porquería...Hay un poco de abuso en España... y esto, también, engaña al espectador... porque el teatro no es eso... no son efectos ni grandes decorados... el teatro es un texto... unas ideas... unos personajes...
Pregunta: ¿Podemos decir que al poner el acento en esos efectos, en lo accesorio, el actor queda en un segundo plano...?
Manuel De Blas: Exacto... tanto es así, que la gente no se entera de lo que el autor quería decir... sino que se le apabulla, con todo aquel tinglado que se forma...
Pregunta: ¿Quizá, con esto al actor se le puede exigir menos... “cualquiera” con esta forma de concebir el teatro, puede subirse a un escenario... puede parecer más fácil la labor del actor?
Manuel De Blas: Sí, claro. Parece más fácil porque como tiene menos responsabilidad, menos protagonismo... en definitiva, todo se disfraza... todo se disimula... todo se maquilla... Esto es así, también... también, ya sabes, hay influencias, está el mercado, la comercialidad... de pronto, un actor, una actriz que ha protagonizado una serie de televisión, tiene una popularidad, pues lo ves haciendo una cosa de teatro... y claro no está como debería estar... pero bueno, si aquello se adorna bien... traga y encima, el chico o la chica, venden entradas... se supone...
Pregunta: ¿Qué te queda por hacer?
Manuel De Blas: Pues, si te digo la verdad.... ¿ves? Hay que afrontar las cosas a las claras... los años te van limitando... has hecho tantas cosas, en su momento... y ahora ya, cuando llegas a una edad, los límites te van cercando, te van encerrando... entonces... evidentemente, claro que haré cosas, seguiré haciendo cosas... pero, aunque no es un ejercicio recomendable... a veces, sí, tengo que echar la vista atrás y decir, pues la verdad sí he hecho una buena carrera...sin embargo... el futuro, por un tema biológico, tampoco puede ser muy largo...
Pregunta: ¿Girará “Función Beckett”?
Manuel De Blas: Sí. Precisamente hemos terminado el Festival de Otoño, lo terminamos en Majadahonda, el 4 de noviembre... y el 15 iremos a Reus; el 22 viajaremos a Valencia, donde estaremos 12 días... También recalaremos en Alicante y en 2007 seguiremos con la obra... porque con todo lo difícil y lo duro que es el teatro de Beckett, sí he encontrado alguna respuesta puntual... hay personas que sí son conscientes de su importancia y sí me han apoyado, entre ellas El Festival de Otoño o los Teatres de la Generalitat Valenciana... a este Señor hay que ponerlo y está muy bien que alguien se atreva a ello.
Pregunta: ¿Tienes algún proyecto entre manos, a parte de la obra?
Manuel De Blas: Ahora ya que, afortunadamente, ha pasado todo lo que es el estreno y la preparación para ello... ahora que ya, la obra está en marcha, ya la cosa es más fácil y hay menos trabajo... y sí, empiezo una serie que además, pinta muy bien, es una serie que se llama “Quart” que está basada en la novela de Pérez-Reverte “La piel del Tambor” y se empieza a grabar, ahora, este mes de noviembre... tengo un personaje fijo... la produce Zepelin para Antena 3... hay un buen reparto, se van a cuidar muy bien las cosas... y mira, está muy bien, e interesante... claro, un actor es todo... es teatro, cine, televisión... esto también forma parte de la carrera del actor...
Con estos proyectos dejamos nuestra charla con Manuel de Blas... no sé, me suena a “justificación” la última frase... tal vez, no... pero, como en todo, en la televisión también hay calidad, sólo hay que saber verla y quedarse con ella... y doy por seguro, que nuestro interlocutor se ha quedado con ella.
Sofía Basalo.
Pregunta: Tras dos años de silencio, regresas con tu compañía y con “Función Beckett”. ¿Por qué habéis tardado dos años en crear un montaje nuevo. Por qué “Función Beckett”, quizá para rendir homenaje al autor en su centenario?
Manuel de Blas: Sí, es así. Realmente la razón de estos dos años de pausa... es que estaba agotado. Piensa que lo mío es ser actor... meterse a productor es un lío tremendo, es muchísimo trabajo y me dije “ya no hago más, se acabó. He hecho esto...” tampoco quería hacer una carrera de empresario... Era, tal vez, recuperar aquella tradición que había antes... los actores, cuando ya llegaban a la veteranía, formaban compañía, en fin, tener, si quieres, incluso mayor presencia dentro del mundo teatral... donde los actores, sobre todo en la gestión, prácticamente, hemos desaparecido.... Y resulta que hace 20 años hice “Final de partida” de Beckett, dirigida por Miguel Narros, y me quedé colgado con este autor... existen autores maravillosos, geniales, fantásticos... y, a parte, está Samuel Beckett... me quedé colgado con él, y tenía que hacer algo... hasta me he atrevido a pechar con todo el trabajo... lo que significa hacer la producción... y esto he hecho. Estas tres obras en un acto, con las que estoy muy contento... a la mayoría de la gente le gusta... hay quien se va... porque aún Beckett sigue siendo vanguardia... al cabo de tantos años...
Pregunta: Dices que hay gente que se va, porque sigue siendo vanguardia, o tal vez, porque aún no estamos preparados para contemplarnos tal y como somos... porque habéis escogido tres fragmentos en los que el ser humano queda al desnudo...
Manuel de Blas: Sí... ahí has llegado... ésa es la propuesta de Samuel Beckett. Cuando este hombre empieza a estrenar, en los años cincuenta... pues, verdaderamente fue muy contestado y criticado... pero, también fue aceptado. Enseguida lo fue... Beckett, no fue un autor que no tuviera éxito; no tuvo grandes éxitos... nunca tuvo éxitos multitudinarios... pero, a Beckett siempre se le ha representado, y se siguen programando sus obras con mucha continuidad. Este año del centenario ha sido una verdadera explosión, en países como Japón, Argentina, EEUU... con la excepción... porque, España es diferente... de nuestro país... en el que Beckett nunca ha tenido aceptación... la verdad es ésa, ni por parte de la crítica, ni por parte del público... le ha costado mucho... tengo que hacer la salvedad de algunas compañías de teatro independiente que sí han hecho teatro de Beckett... pero lo que sería, digamos, una compañía profesional o un teatro público... la verdad es que no le han hecho ni caso... ni siquiera en su centenario...
Lo más válido de Beckett es lo que comentabas... en su momento se le puso la etiqueta de teatro del absurdo, como el de Ionesco... fue sólo un momento, la gente estaba desconcertada y recurrió a la etiqueta... con el tiempo, esa etiqueta creo que se superó... yo estoy convencido de que no hay nada más absurdo que la vida del ser humano... poner un telediario y ver lo que te cuenta... todo es un terrible absurdo... entonces, él retrata lo que es el ser humano, la condición humana... y va a la síntesis, a la raíz, y con lo que otros autores necesitan tres actos, veinte personajes, cuatro decorados... él, sin decorado, con un solo personaje y en quince minutos, o en veinte... te está contando lo que ocurre en el alma, en lo más profundo... lo que, a veces, cuesta mucho... a lo que a veces no puedes enfrentarte... pero, creo, que merece la pena pasar el mal rato, porque en la vida vale más mirar las cosas cara a cara, y tirar para adelante...
Pregunta: Supongo que también para el actor será complicado interiorizar estos personajes, sobre todo, como ocurre en vuestra función, en la que lo que es hablado está incluido en una grabación y el personaje, el actor, ha de responder con su reacción, con su expresividad a lo que esa voz dice...
Manuel de Blas: Sí, es cierto... por eso es muy difícil y al mismo tiempo, ese riesgo lo hace más interesante... y te atrae... es como un ejercicio al que también hay que arriesgarse, hay que probarlo, hay que experimentarlo... esas dos obras (La última cinta de Krapp y La Nana )las escogí, porque creo que son dos caras de la misma moneda, es la soledad... la soledad, en este caso en la vejez... lo que ocurre es que... creo que la soledad es algo que todos los seres humanos lo sentimos y no sólo en la vejez... porque forma parte de la vida... no vamos a criticar la soledad, vamos simplemente a aceptar que forma parte de la vida, igual que forman parte de la vida otras cosas que son mucho más gratificantes... Beckett es un autor que enseguida aceptó las nuevas tecnologías y las incorporó al teatro... él utiliza mucho las voces, las grabaciones... con una intención, por supuesto, siempre de focalizar... lo único que tiene que hacer el público es escuchar... y esto, hoy día es muy difícil... la gente no escucha demasiado... pero, tal vez, en su momento era más fácil, la gente estaba más acostumbrada, tenía el hábito de ir al teatro... y el teatro es fundamentalmente la palabra... pero él para que la síntesis sea más pura, prescinde de los matices de la actriz o el actor y utiliza, ve claro, que el hecho de la grabación puede ser muy teatral, y puede darle una dimensión a su pensamiento que es de lo que se trata, el autor cuando escribe quiere contar algo que tiene dentro de sí y necesita exteriorizar...
Pregunta: Has hablado de La Nana y de La Última Cinta de Krapp, pero entre estos dos fragmentos, has incluido el de un hombre joven, que va a suicidarse, mientras otros dos evalúan, implacables, lo que has sido su vida...
Manuel De Blas: Sí, lo he incluido tal vez, porque al ser el centenario, dar también un vistazo a lo que sí está más dentro del teatro del absurdo... con ese humor sarcástico... no es ni humor negro... es otra cosa, aunque lo roza... Es una situación límite... cuando un señor está al borde de una ventana para suicidarse, hay dos seres que de lo que están preocupados es de sus cosas de hacer una relación exhaustiva de lo que ha sido la vida de este señor y en el fondo... no les preocupa demasiado el hecho terrible de que este señor se va a tirar de un momento a otro por la ventana... esto que es absurdo, o lo parece... es como lo del telediario de antes... estamos viviendo verdaderos intentos de suicidio terribles... en la política, con los gobiernos, en las guerras... y qué vamos a hacer... pues preocuparnos de nuestras cosas... yo hago teatro y tú haces periodismo... porque tal vez, sea ésa, la única manera de tirar para adelante y de sobrevivir... Esta obra tiene ese punto de humor... dos personajes que en lugar de hacerse cargo de la situación, ellos hacen su trabajo y se preocupan de si se ha muerto un pajarito, y lloran por su muerte... y no gritan porque el otro se va a tirar por la ventana...
Pregunta: Es algo común en estos tres personajes, la soledad, la incomunicación, la deshumanización, en definitiva...
Manuel De Blas: Sí, ... pero mira, viendo y reflexionando sobre el teatro de Beckett, te das cuenta de que en el fondo, el mundo está deshumanizado, porque... no sé, todo es mentira... y es terrible, cuando la gente evoluciona, cuando te haces mayor... y estás viendo que desde pequeño, incluso con la buena idea, con el deseo de protegerte, lo único que te han dado es mentira... una mentira, tras otra... porque la vida es muy distinta y una de las mentiras, es eso también, sé bueno y haz las cosas bien y ya verás, como todo irá bien... Es mentira... eres bueno, haces las cosas bien y no te va bien, por eso mismo... y la persona, tal vez, por eso se aísla, se incomunica... y pierde todos esos elementos que son tan necesarios, como es el cariño, la ternura, la comunicación... todo esto se va quedando atrás y la gente se va endureciendo, se va deshumanizando...
Pregunta: Nos hacemos adultos, vivimos acompañados por las mentiras... pero, ¿podríamos vivir con la verdad?
Manuel De Blas: ... Todo esto lo encuentro en el teatro de Beckett, porque he oído y he leído y tal vez, incluso, en una época se le consideraba como una persona muy nihilista, muy negativa... pero cuando lo estudias a fondo, te das cuenta de que no es así... por ejemplo, él pone el dedo en la llaga en un aspecto del ser humano que es vital, la esperanza. Todos vivimos esperando algo, todos esperamos la felicidad, todos esperamos que lo que nos rodea cambie en algún momento para mejor, todos esperamos que todo vaya bien... con esa esperanza que, en el fondo, sabemos que no es más que una ilusión que tenemos... pero, Beckett no dice que no nos aferremos a ello... Beckett nos dice que sigamos esperando, que sigamos teniendo ilusiones... De acuerdo, serán mentiras, pero nos dice que no renunciemos a ello... no sé, yo creo que esas cosas, el enfrentarte a una verdad... pero sin que ello signifique... por ejemplo, las personas deprimidas o que piensan suicidarse... tal vez estén equivocadas... y lo hacen porque su mente se trastorna y cometen un error... Hay que ver la vida tal y como es, las cosas son como son y no pasa nada... también hay ratos buenos ¿no? Hay que vivirlos y aferrarse a todo lo que tenemos para sobrevivir... él fue un hombre que vivió hasta los ochenta y tantos años y lo lúcido que era ¿no? Hay que seguir... Beckett, creo que es muy positivo, hay una frase de él que te la voy a decir, que me parece muy reveladora de su actitud ante la vida: “ Siempre intentándolo, siempre fracasando. No importa, inténtalo otra vez. Fracasa otra vez. Fracasa mejor.” Creo que esto es duro, pero si lo piensas, es positivo. Es igual, fracasa, bueno, muy bien; que tu fracaso llegue a la perfección, lo que no puedes hacer es pararte... nunca...
Pregunta: Sí, porque quizá ése es el verdadero fracaso, parar y dejar de intentarlo...
Manuel De Blas: Exactamente. Es igual, no hay que tener miedo a nada... lo que hay que hacer es vivir... Además, estudiando a fondo a Bekett, he encontrado aspectos muy interesantes... es tremendamente romántico, si te fijas, por ejemplo en la última cinta de Krapp, en el fondo no es más que una historia de amor... no es más que una historia del amor que cuando se tuvo entre las manos no se supo valorar y que sin embargo, te ha quedado en el recuerdo para siempre... aunque este recuerdo llegue a través de ese interlocutor que es el magnetofón...
Pregunta: Pero, en el final de esa obra, ¿cabe la esperanza? Porque es demoledor...
Manuel De Blas: Sí, hay sí tienes razón... “Krapp” es muy dura... porque es la soledad extrema... y por eso, no es casual, que el protagonista sea un hombre muy mayor... es terrible, pero creo que existe y existe más de lo que nos damos cuenta... o tal vez, por supuesto, no existe llevado a ese extremo...
Pregunta: Sí... sobre todo en la frase final, cuando ese interlocutor se pregunta si querría volver a vivir esos años, esa época en la que tuvo la felicidad entre las manos, la última oportunidad para ser feliz... y afirma que nunca querrá volver a vivir esos años... y el rostro demudado de Krapp, al escuchar esa afirmación...
Manuel De Blas: Claro que querría... pero se da cuenta de que el tiempo se pasó... y hay cosas que ya es muy difícil que vuelvan... es muy duro... ese final es tremendo... porque se da cuenta de que no le queda nada... de que sólo cuenta con la compañía de esa máquina... y fíjate que es terrible, por eso te decía que esa soledad, no con la expresión dramática que supone el teatro, se está dando... hay tanta gente que vive sola... lo único que tienes es la televisión, el teléfono, la máquina, en definitiva... y luego, sin embargo no tienen posibilidades... hay gente que no tiene capacidad o la pierde... y hay gente que no tiene posibilidades... y menos mal que le queda la máquina... y... ¿qué me dices de internet?... porque... ahí también verás que hay una terrible soledad en el terreno sexual, del personaje... se da cuenta de que ha perdido todo aquello... y cuando piensas, hoy día, al cabo de cincuenta años, de que Beckett escribía esto... que existe todo esto de Internet, con el tema erótico-festivo que supone... y que sí, que es erótico-festivo en un aspecto, pero por otro lado, es la soledad terrible sexual que este hombre cuenta, en “la Última cinta de Krapp”... hay gente que toda su vida sexual es, o lo más interesante de su vida sexual es conectarse a internet para ver qué sale...
Pregunta: Comentabas que hoy en día es difícil hacer una obra de este tipo, porque el público no sabe escuchar... y ha perdido el hábito de ir al teatro...
Manuel De Blas: Sí, es verdad... claro, esto es un cambio que yo, precisamente, he vivido... desde que yo empezaba en el teatro, hace más de cuarenta años, hasta ahora... ha cambiado mucho el ocio, las costumbres... la gente, en ese sentido... porque, por ejemplo, aún el cine, lo pueden ver en el televisor, en el DVD... pero el teatro hay que verlo, y hay que ir allí para verlo... y como todo necesita un poco de hábito, de costumbre... no hay que entender en el sentido más profundo de la palabra... pero sí hay que estar habituado, entender un poco de teatro... y claro, el teatro te pide esa participación en la obra... si el teatro no tiene su público, si no hay esa conexión que se establece... una conexión invisible, pero en la que los actores representamos aquello, en vivo y en directo, pero el público está allí y esta comunicación existe... es un pacto, es un código... yo no podría hacer una función sin público... pero, es una pena que esto se haya perdido, porque yo siempre pienso que, en general, en la vida, hay muchas cosas a las que agarrarse para aprender, para vivir... y creo que es muy triste que la gente haya perdido algo que tenía y que ayuda a vivir, a distraerse, a que se te aclaren las ideas... o simplemente a entretenerse...porque no todo el teatro tiene que ser como el de Beckett... hay un teatro de entretenimiento que también está muy bien... porque te relaja y pasas un buen rato, y ya está... (Se detiene, piensa y me pregunta si habla mucho... y yo le digo que no... nunca es mucho cuando de lo que se escucha se aprende ¿no?)
Pregunta: Comentabas que comenzaste en el teatro hace bastante tiempo, desde tu perspectiva, ¿Cómo ha cambiado, cómo ha ido evolucionando?
Manuel De Blas: He visto un poco la pérdida del teatro de texto y también, lo que sí hay, particularmente en España... y en España hay cosas muy buenas... con lo que no todo es así... pero hay demasiada influencia del gran espectáculo... entró de pronto hace unos años, lo que llamábamos el teatro de festival, grandes decorados, gran espectáculo, muchos efectos luminosos... eso está bien, pero lo que no se puede pensar es que si no haces eso, lo que presentas es un aburrimiento... y no... una cosa puede ser muy espectacular, muy divertida y todo lo que tu quieras... y otra cosa es que un día, veas un buen texto, bien interpretado... y eso también forma parte del teatro... creo que sí, en España todavía... además yo, particularmente lo digo, porque cuando toca hacer una de éstas... tienes que dejar de lado la verdadera esencia de lo que es el actor que es interpretar el alma del personaje, buscar en ella, bucear en ella... para estar pendiente de no pegar un resbalón... te lo digo porque me ha pasado... sentir que me estaba resbalando... y tener que decir el texto y a un tiempo, tener cuidado porque tengo que subir por ahí, y bajar por allá... y cuando de pronto te echan humo a toneladas... esa manía del humo, que es odioso... todavía en España, raro es el montaje en el que no te echan humo... ¡hombre, no por Dios!... que es muy antiguo lo del humo... y para los actores os podéis imaginar lo que es... estar allí, respirando aquella porquería...Hay un poco de abuso en España... y esto, también, engaña al espectador... porque el teatro no es eso... no son efectos ni grandes decorados... el teatro es un texto... unas ideas... unos personajes...
Pregunta: ¿Podemos decir que al poner el acento en esos efectos, en lo accesorio, el actor queda en un segundo plano...?
Manuel De Blas: Exacto... tanto es así, que la gente no se entera de lo que el autor quería decir... sino que se le apabulla, con todo aquel tinglado que se forma...
Pregunta: ¿Quizá, con esto al actor se le puede exigir menos... “cualquiera” con esta forma de concebir el teatro, puede subirse a un escenario... puede parecer más fácil la labor del actor?
Manuel De Blas: Sí, claro. Parece más fácil porque como tiene menos responsabilidad, menos protagonismo... en definitiva, todo se disfraza... todo se disimula... todo se maquilla... Esto es así, también... también, ya sabes, hay influencias, está el mercado, la comercialidad... de pronto, un actor, una actriz que ha protagonizado una serie de televisión, tiene una popularidad, pues lo ves haciendo una cosa de teatro... y claro no está como debería estar... pero bueno, si aquello se adorna bien... traga y encima, el chico o la chica, venden entradas... se supone...
Pregunta: ¿Qué te queda por hacer?
Manuel De Blas: Pues, si te digo la verdad.... ¿ves? Hay que afrontar las cosas a las claras... los años te van limitando... has hecho tantas cosas, en su momento... y ahora ya, cuando llegas a una edad, los límites te van cercando, te van encerrando... entonces... evidentemente, claro que haré cosas, seguiré haciendo cosas... pero, aunque no es un ejercicio recomendable... a veces, sí, tengo que echar la vista atrás y decir, pues la verdad sí he hecho una buena carrera...sin embargo... el futuro, por un tema biológico, tampoco puede ser muy largo...
Pregunta: ¿Girará “Función Beckett”?
Manuel De Blas: Sí. Precisamente hemos terminado el Festival de Otoño, lo terminamos en Majadahonda, el 4 de noviembre... y el 15 iremos a Reus; el 22 viajaremos a Valencia, donde estaremos 12 días... También recalaremos en Alicante y en 2007 seguiremos con la obra... porque con todo lo difícil y lo duro que es el teatro de Beckett, sí he encontrado alguna respuesta puntual... hay personas que sí son conscientes de su importancia y sí me han apoyado, entre ellas El Festival de Otoño o los Teatres de la Generalitat Valenciana... a este Señor hay que ponerlo y está muy bien que alguien se atreva a ello.
Pregunta: ¿Tienes algún proyecto entre manos, a parte de la obra?
Manuel De Blas: Ahora ya que, afortunadamente, ha pasado todo lo que es el estreno y la preparación para ello... ahora que ya, la obra está en marcha, ya la cosa es más fácil y hay menos trabajo... y sí, empiezo una serie que además, pinta muy bien, es una serie que se llama “Quart” que está basada en la novela de Pérez-Reverte “La piel del Tambor” y se empieza a grabar, ahora, este mes de noviembre... tengo un personaje fijo... la produce Zepelin para Antena 3... hay un buen reparto, se van a cuidar muy bien las cosas... y mira, está muy bien, e interesante... claro, un actor es todo... es teatro, cine, televisión... esto también forma parte de la carrera del actor...
Con estos proyectos dejamos nuestra charla con Manuel de Blas... no sé, me suena a “justificación” la última frase... tal vez, no... pero, como en todo, en la televisión también hay calidad, sólo hay que saber verla y quedarse con ella... y doy por seguro, que nuestro interlocutor se ha quedado con ella.
Sofía Basalo.
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