“Veinte años no es nada” dice la letra de uno de los tangos más universales. Y es cierto. Verónica Forqué vuelve a ponerse en la piel de la mujer sensible y pasional; la mujer incapaz de humillar a unos espectadores especiales... en una noche tristemente especial... Verónica Forqué vuelve a encontrarse cara a cara ante esa mujer, de la que ha extraído más matices con el tiempo, a la que ha vuelto a conocer más humana, más entrañable, más conmovedora... Es muy fácil hablar con esta mujer, con Verónica. Hace unos meses conversábamos con ella. Junto a Santiago Ramos (Paulino) viajaban por todo nuestro país, regalándonos los ecos de uno de los mejores textos teatrales contemporáneos. Acaban de llegar a Madrid. Al Teatro Fígaro. Recinto en el que veinte años atrás, comenzaba a ser Carmela:
Pregunta: Esta nueva aventura teatral, supone tu reencuentro con “Carmela” después de veinte años. ¿Cómo ha cambiado tu mirada hacia este personaje en todo ese tiempo?
Verónica Forqué: Ha sido un reencuentro muy bueno, muy dulce, emocionante, muy divertido, muy estimulante... Estamos muy contentos Santiago Ramos, mi compañero, y yo. Ahora, mira, nos pillas de camino de Écija a Cartagena... hacemos, un poco, la vida que hacían Paulino y Carmela, en plena guerra, en su carro... nosotros lo hacemos en coche y en hoteles más cómodos, por supuesto... tenemos mucha suerte... pero hay cosas parecidas como ésta, no parar de viajar... Ayer (por el día 25 de abril) tuvimos actuación en Écija, hoy viajamos, y mañana (por el 27 de abril) actuaremos en Cartagena y al otro en Orihuela...
Pregunta: Una pregunta que puede surgir tras ver esta obra es, con la aparente inocencia que despliega tu personaje, ¿es consciente de a lo que se expone, cuando en plena actuación, empuja a ese doctor llamado “Tocametoda” y canta, con ese público tan especial la canción “¡Ay Carmela!”... es consciente de que hay otras personas viendo esa función, es consciente de que eso le puede costar la vida?
Verónica Forqué: Has visto la función hace poco ¿no? (le respondo que sí, que la vi el 23 de abril en Getafe)... ¡Ah, claro!... es que veo que tienes muy presente todo lo que pasa... yo creo que Carmela tiene un gesto de rabia; ella ya le ha dicho a Paulino que no quiere hacer el número de la bandera republicana, porque es un número que, evidentemente, ha montado el teniente fascista para burlarse de los milicianos, de las brigadas internacionales... y no sólo eso... porque los fascistas hacían burla de todo lo que era... en fin... los rojos, la república formaba parte de eso... era por lo que ellos estaban combatiendo... lo que estaban matando era la república... entonces, Carmela, no quiere hacer ese sketch que ha montado ese militar italiano, porque se entera de que los milicianos están ahí y no quiere hacer eso, humillarlos y además, esos pobres van a ser fusilados al día siguiente... ella no quiere, no quiere, no quiere... pero Paulino la obliga... ella cede porque no tiene fuerzas para salir corriendo y lo hace, pero de mala gana, con mucho dolor, mucha vergüenza, mucha angustia... y es un gesto del corazón, un gesto completamente emocional de generosidad, de amor hacia esos chicos que van a ser fusilados y, desde luego, su corazón está de parte de ellos, mucho más que de parte de los fascistas... ella, por temperamento y por manera de ser; a ella no le gusta lo que está pasando, no le gusta la guerra provocada por el fascismo ¿no? Aunque no tiene una ideología definida, no pertenece a un partido político... pero como tanta gente que sufrió la guerra, su corazón estaba de ese lado.
Pregunta: Miguel Narros escribe en el programa de mano que Paulino es un perdedor... realmente pierden los dos, pero, en cierta medida, ¿puede ser que él pierda más al someterse de lleno a las directrices de ese teniente...? Ella, Carmela, muestra su dignidad al cuestionarse, al rebelarse de alguna manera ante ese sketch humillante y doloroso...
Verónica Forqué: Hombre, pierde más Carmela porque la matan y el que muere, siempre es el que más pierde, para qué nos vamos a engañar. Lo único que tenemos es la vida... lo que pasa es que sí tienes razón en lo que dices, es mejor morir con dignidad y morir por una causa de amor que vivir como vive, luego, Paulino, medio borracho, con la camisa azul, muerto de miedo ¿no?... pero, al fin y al cabo, Paulino sigue vivo y ella... no.
Pregunta: En el epílogo de esta obra, tu personaje le habla a Paulino y le dice, le manifiesta la necesidad de la memoria, del recuerdo, del saber, conocer qué paso y por qué paso... Es importante la memoria para saber quiénes somos, ¿verdad?
Verónica Forqué: Yo creo que es fundamental. La memoria, en este caso, entendida como no sólo recordar lo que pasó, por el ejercicio de recordar, meramente... sino hacer examen de conciencia, mirarse dentro, mirarnos dentro cada uno de nosotros, los que estamos sobre el escenario y quienes están en el patio de butacas... hacer lo que nunca hacemos, lo que nunca hace el ser humano, las personas... cada vez menos... hacer un poco de introspección... ver qué vida estamos viviendo, si estamos viviendo la vida que queremos vivir, si estamos siendo honestos, buenos... y yo creo que, en este momento y en cualquier momento, pero en este momento de proceso especial en nuestro país, es muy importante recordar el horror de la guerra... no hay nada más horrible que una guerra entre hermanos, paisanos, vecinos... lo horrible que fue, para que no se vuelva a repetir y que las derechas son derechas, pero tenemos una democracia que nos ha costado mucho conseguir, recuperar y que para eso sirve la memoria, para acordarnos de lo maol que es perder un estado democrático.
Pregunta: ... Quizá ese pasar página, olvidar, partir de cero, como si nada hubiera pasado, puede resultar un tanto peligroso...
Verónica Forqué: Sí... hay que recordar que tuvimos una república votada democráticamente que, de forma violenta, nos fue arrebatada por unos fascistas que decidieron que “tenían que salvar al país” en esa “cruzada”... fíjate, los millones de personas que murieron y lo horrible que fue... eso no se tiene que volver a repetir. Recordar que la violencia, siempre, en nombre de lo que sea, es un error tremendo... el mayor error que puede cometer el ser humano.
Pregunta: El personaje de Carmela es enormemente rico, inocente, lleno de humor, tierno, repleto de humanidad, conmovedor... es quizá de esos personajes que enriquecen, que tras una función te deja llena...
Le cambia la voz a Verónica, en este momento, adivinamos que “quiere” a Carmela... de fondo escuchamos a Santiago Ramos preguntar a algún viandante que “pasaba por ahí” por dónde se va a Granada...
Verónica Forqué: Sí, sin duda... no sólo el personaje que me gusta mucho... me gusta mucho hacerlo, me conmueve mucho hacerlo, me divierte mucho y todo a la vez... también, la obra en una belleza... Santiago y yo tenemos mucha suerte al poder hacerla... es muy difícil encontrar un texto, además escrito por un autor español, vivo, encantador, listísimo, que todavía no la ha visto, por cierto... estamos esperando que la vea, pero está en Italia, contratado por un teatro, para programarlo... tener la suerte de hacer una obra tan hermosa, tan conmovedora, tan emocionante, tan patética y divertida... la gente... ya viste en Getafe, siempre es así... entonces piensas “ haber elegido este oficio no ha sido una mala decisión...” hay veces que tienes dudas y dices qué oficio más tonto, tenía que hacer otra cosa más útil en la vida, y cuando haces cosas bonitas como ésta, te sientes muy agradecido de poder ser actriz, en mi caso ¿no?
Pregunta: ¿Por qué te invaden dudas de haber elegido este oficio... yo lo veo algo tan hermoso...?
Verónica Forqué: bueno, a mí me invaden dudas sobre esto y sobre todo... ¿A ti no?... (cómo no... soy la indecisión en persona...) la duda es lo que te hace pensar. He dudado muchas veces sobre si había llevado a cabo una buena elección o no... también las cosas vistas desde fuera, siempre se ven más hermosas, pero desde luego, sí es una profesión maravillosa... ahora mismo no la cambiaría, pero en otros momentos de mi vida, probablemente, sí la hubiera cambiado... en fin, no lo sé... soy muy dudosa, yo... (ríe)
Pregunta: lleváis, ahora mismo lo estáis haciendo, recorriendo muchos lugares de España y los que aún os quedan por visitar... viendo la reacción del público, ¿podemos decir como ese tango legendario que “veinte años no es nada...”?
Verónica Forqué: Sí... veinte años no es nada... porque la verdad, te digo, tengo una niña que cumple dieciséis años en septiembre y me parece que esto ha sido un sueño... cómo pasa el tiempo tan rápido... me da mucha rabia, me gustaría pararlo... y eso es imposible... y cuanto mayor te haces, creo que pasa más rápido... y desde luego, estos veinte años no han sido nada, se me han pasado volando... recuerdo exactamente el estreno en Zaragoza, recuerdo la ropa que llevaba... Ahora disfruto mucho más la función, tengo más años, más experiencia, más oficio... me siento más libre para hacer lo que quiero hacer... el oficio en un actor es algo fundamental y hacen falta veinte años o más para poder tener dominio del oficio y para que las decisiones que tomes puedas llevarlas a cabo hasta el final... Cuando hacía “¡Ay Carmela!” hace veinte años, había cosas que quería hacer y no me salían y ahora sí... ahora tengo, me siento más libre para ello... eso es una de las pocas cosas buenas que te dan los años, ¿no?
Pregunta: Cine, teatro, dentro de este ámbito, actriz, directora, profesora... ¿Cómo compatibilizas todas estas facetas?
Verónica Forqué: Un poco todo a la vez... ahora soy actriz, estoy de gira y llevo ya unos cuantos años así, desde que me encontré con Miguel Narros al que quiero, respeto y admiro muchísimo... fue en 2003, nos encontramos por casualidad, me ofreció trabajar en “El Sueño de Una noche de Verano” con el papel de la reina Titania, un papel precioso y luego hicimos “Doña Rosita la soltera” y por último a Celestino Aranda se le ocurrió hacer “¡Ay Carmela!” otra vez... y pensé, ¿por qué no? ¡Qué buena idea!, porque como decías, han pasado veinte años y hay toda una generación que no ha podido verla... y de hecho la respuesta del público no puede ser mejor... Ahora el teatro, ahora el teatro, desde luego... Aunque he hecho dos películas también, “Reinas” con Gómez Pereira y “La Dama boba” con Manuel Iborra, con mi compañero... pero sobre todo, el teatro.
Pregunta: Sobre todo el teatro... ¿Lo afirmas?
Verónica Forqué: Sí, lo afirmo... sin dudarlo, como actriz, el teatro... el placer, la alegría que te da el escenario, no te lo da ninguna otra cosa... pero luego, es más duro, se trabaja más, muchas horas de viaje... en la tele, todo es más fácil, si la serie tiene éxito, se gana mucho dinero, luego puedes ahorrar... en fin, todo tiene sus ventajas...
Pregunta: Como profesora y directora y desde esa experiencia y desde ese punto de vista, ¿Cómo ves al actor hoy en día, cómo ves el teatro en la actualidad?
Verónica Forqué: Creo que los actores jóvenes tienen ahora una formación, una preparación que ya hubiera querido tener yo cuando empecé... en ese sentido hemos avanzado muchísimo. La gente joven sale al mundo del trabajo con una base infinitamente superior a la que tenía la gente de mi generación... entonces aprendíamos como por casualidad... nadie te enseñaba nada... ahora tienes muchas más opciones... Hemos mejorado en general en ese aspecto.
Pregunta: ¿... Y con respecto a las oportunidades de esos jóvenes...?
Verónica Forqué: ... Eso ya no lo sé, como soy de otra generación, no estoy metida en ese ámbito y cuando uno está fuera... no puede opinar o no debe... Te puedo decir que son buenos porque los veo, ¿opciones?... no lo sé, hay más porque todo el mundo quiere ser actor, hoy en día, en mi época estaba incluso mal visto, en mi casa no, porque mi padre era director de cine, mi madre había sido actriz en su juventud, pero en esa época ser actriz era una cosa... en fin, entre el franquismo, las monjas y los curas siempre en medio de la vida de uno, no de la mía porque yo iba a un colegio laico, pero sí en la vida de todo el mundo... ser actriz era una cosa de dudosa honorabilidad... pero ahora no, afortunadamente, ahora hay muchas más puertas... y oportunidades de trabajo, pues pocas me imagino, porque siempre salen pocos adelante... difícil sigue siendo difícil, porque siempre hay más actores que producciones, no sé por qué...
Pregunta: Volviendo a la obra, ¿Con qué momento de la obra te quedarías, qué momento lo vives con más intensidad, con más emoción...?
Verónica Forqué: No sé, me gusta mucho toda la obra, todos sus momentos, me gusta mucho la primera escena... cuando aparece Carmela por primera vez, después de lo que ha pasado... ese primer reencuentro con Paulino... cuando se vuelven a ver los dos de nuevo... me gusta muchísimo esa escena... es la que más me gusta...
Pregunta: Al comienzo me comentabas que estabais de camino a Cartagena... Os queda mucho por recorrer... Llegaréis a Madrid, supongo...
Verónica Forqué: Sí, por supuesto, después iremos a Orihuela... Y claro que iremos a Madrid, en enero llegaremos al Teatro Fígaro, justo el teatro en el que estrenamos hace veinte años...
Pregunta: Será emocionante, volver al mismo lugar y con la misma obra...
Verónica Forqué: Sí, me hace mucha ilusión ir a ese teatro...
Esta conversación, la manteníamos con la actriz el pasado mes de abril. Le quedaban aún muchos teatros, muchas ciudades, muchos caminos por recorrer... le quedaban aún muchos lugares donde regalarnos uno de los textos mejor escritos en las últimas décadas, a través de los cuales dejarnos una historia y unas interpretaciones conmovedoras.
El 24 de Enero se estrenó oficialmente “¡Ay Carmela!” de José Sanchis Sinisterra en el Teatro Fígaro de Madrid.
Sofía Basalo.
Pregunta: Esta nueva aventura teatral, supone tu reencuentro con “Carmela” después de veinte años. ¿Cómo ha cambiado tu mirada hacia este personaje en todo ese tiempo?
Verónica Forqué: Ha sido un reencuentro muy bueno, muy dulce, emocionante, muy divertido, muy estimulante... Estamos muy contentos Santiago Ramos, mi compañero, y yo. Ahora, mira, nos pillas de camino de Écija a Cartagena... hacemos, un poco, la vida que hacían Paulino y Carmela, en plena guerra, en su carro... nosotros lo hacemos en coche y en hoteles más cómodos, por supuesto... tenemos mucha suerte... pero hay cosas parecidas como ésta, no parar de viajar... Ayer (por el día 25 de abril) tuvimos actuación en Écija, hoy viajamos, y mañana (por el 27 de abril) actuaremos en Cartagena y al otro en Orihuela...
Pregunta: Una pregunta que puede surgir tras ver esta obra es, con la aparente inocencia que despliega tu personaje, ¿es consciente de a lo que se expone, cuando en plena actuación, empuja a ese doctor llamado “Tocametoda” y canta, con ese público tan especial la canción “¡Ay Carmela!”... es consciente de que hay otras personas viendo esa función, es consciente de que eso le puede costar la vida?
Verónica Forqué: Has visto la función hace poco ¿no? (le respondo que sí, que la vi el 23 de abril en Getafe)... ¡Ah, claro!... es que veo que tienes muy presente todo lo que pasa... yo creo que Carmela tiene un gesto de rabia; ella ya le ha dicho a Paulino que no quiere hacer el número de la bandera republicana, porque es un número que, evidentemente, ha montado el teniente fascista para burlarse de los milicianos, de las brigadas internacionales... y no sólo eso... porque los fascistas hacían burla de todo lo que era... en fin... los rojos, la república formaba parte de eso... era por lo que ellos estaban combatiendo... lo que estaban matando era la república... entonces, Carmela, no quiere hacer ese sketch que ha montado ese militar italiano, porque se entera de que los milicianos están ahí y no quiere hacer eso, humillarlos y además, esos pobres van a ser fusilados al día siguiente... ella no quiere, no quiere, no quiere... pero Paulino la obliga... ella cede porque no tiene fuerzas para salir corriendo y lo hace, pero de mala gana, con mucho dolor, mucha vergüenza, mucha angustia... y es un gesto del corazón, un gesto completamente emocional de generosidad, de amor hacia esos chicos que van a ser fusilados y, desde luego, su corazón está de parte de ellos, mucho más que de parte de los fascistas... ella, por temperamento y por manera de ser; a ella no le gusta lo que está pasando, no le gusta la guerra provocada por el fascismo ¿no? Aunque no tiene una ideología definida, no pertenece a un partido político... pero como tanta gente que sufrió la guerra, su corazón estaba de ese lado.
Pregunta: Miguel Narros escribe en el programa de mano que Paulino es un perdedor... realmente pierden los dos, pero, en cierta medida, ¿puede ser que él pierda más al someterse de lleno a las directrices de ese teniente...? Ella, Carmela, muestra su dignidad al cuestionarse, al rebelarse de alguna manera ante ese sketch humillante y doloroso...
Verónica Forqué: Hombre, pierde más Carmela porque la matan y el que muere, siempre es el que más pierde, para qué nos vamos a engañar. Lo único que tenemos es la vida... lo que pasa es que sí tienes razón en lo que dices, es mejor morir con dignidad y morir por una causa de amor que vivir como vive, luego, Paulino, medio borracho, con la camisa azul, muerto de miedo ¿no?... pero, al fin y al cabo, Paulino sigue vivo y ella... no.
Pregunta: En el epílogo de esta obra, tu personaje le habla a Paulino y le dice, le manifiesta la necesidad de la memoria, del recuerdo, del saber, conocer qué paso y por qué paso... Es importante la memoria para saber quiénes somos, ¿verdad?
Verónica Forqué: Yo creo que es fundamental. La memoria, en este caso, entendida como no sólo recordar lo que pasó, por el ejercicio de recordar, meramente... sino hacer examen de conciencia, mirarse dentro, mirarnos dentro cada uno de nosotros, los que estamos sobre el escenario y quienes están en el patio de butacas... hacer lo que nunca hacemos, lo que nunca hace el ser humano, las personas... cada vez menos... hacer un poco de introspección... ver qué vida estamos viviendo, si estamos viviendo la vida que queremos vivir, si estamos siendo honestos, buenos... y yo creo que, en este momento y en cualquier momento, pero en este momento de proceso especial en nuestro país, es muy importante recordar el horror de la guerra... no hay nada más horrible que una guerra entre hermanos, paisanos, vecinos... lo horrible que fue, para que no se vuelva a repetir y que las derechas son derechas, pero tenemos una democracia que nos ha costado mucho conseguir, recuperar y que para eso sirve la memoria, para acordarnos de lo maol que es perder un estado democrático.
Pregunta: ... Quizá ese pasar página, olvidar, partir de cero, como si nada hubiera pasado, puede resultar un tanto peligroso...
Verónica Forqué: Sí... hay que recordar que tuvimos una república votada democráticamente que, de forma violenta, nos fue arrebatada por unos fascistas que decidieron que “tenían que salvar al país” en esa “cruzada”... fíjate, los millones de personas que murieron y lo horrible que fue... eso no se tiene que volver a repetir. Recordar que la violencia, siempre, en nombre de lo que sea, es un error tremendo... el mayor error que puede cometer el ser humano.
Pregunta: El personaje de Carmela es enormemente rico, inocente, lleno de humor, tierno, repleto de humanidad, conmovedor... es quizá de esos personajes que enriquecen, que tras una función te deja llena...
Le cambia la voz a Verónica, en este momento, adivinamos que “quiere” a Carmela... de fondo escuchamos a Santiago Ramos preguntar a algún viandante que “pasaba por ahí” por dónde se va a Granada...
Verónica Forqué: Sí, sin duda... no sólo el personaje que me gusta mucho... me gusta mucho hacerlo, me conmueve mucho hacerlo, me divierte mucho y todo a la vez... también, la obra en una belleza... Santiago y yo tenemos mucha suerte al poder hacerla... es muy difícil encontrar un texto, además escrito por un autor español, vivo, encantador, listísimo, que todavía no la ha visto, por cierto... estamos esperando que la vea, pero está en Italia, contratado por un teatro, para programarlo... tener la suerte de hacer una obra tan hermosa, tan conmovedora, tan emocionante, tan patética y divertida... la gente... ya viste en Getafe, siempre es así... entonces piensas “ haber elegido este oficio no ha sido una mala decisión...” hay veces que tienes dudas y dices qué oficio más tonto, tenía que hacer otra cosa más útil en la vida, y cuando haces cosas bonitas como ésta, te sientes muy agradecido de poder ser actriz, en mi caso ¿no?
Pregunta: ¿Por qué te invaden dudas de haber elegido este oficio... yo lo veo algo tan hermoso...?
Verónica Forqué: bueno, a mí me invaden dudas sobre esto y sobre todo... ¿A ti no?... (cómo no... soy la indecisión en persona...) la duda es lo que te hace pensar. He dudado muchas veces sobre si había llevado a cabo una buena elección o no... también las cosas vistas desde fuera, siempre se ven más hermosas, pero desde luego, sí es una profesión maravillosa... ahora mismo no la cambiaría, pero en otros momentos de mi vida, probablemente, sí la hubiera cambiado... en fin, no lo sé... soy muy dudosa, yo... (ríe)
Pregunta: lleváis, ahora mismo lo estáis haciendo, recorriendo muchos lugares de España y los que aún os quedan por visitar... viendo la reacción del público, ¿podemos decir como ese tango legendario que “veinte años no es nada...”?
Verónica Forqué: Sí... veinte años no es nada... porque la verdad, te digo, tengo una niña que cumple dieciséis años en septiembre y me parece que esto ha sido un sueño... cómo pasa el tiempo tan rápido... me da mucha rabia, me gustaría pararlo... y eso es imposible... y cuanto mayor te haces, creo que pasa más rápido... y desde luego, estos veinte años no han sido nada, se me han pasado volando... recuerdo exactamente el estreno en Zaragoza, recuerdo la ropa que llevaba... Ahora disfruto mucho más la función, tengo más años, más experiencia, más oficio... me siento más libre para hacer lo que quiero hacer... el oficio en un actor es algo fundamental y hacen falta veinte años o más para poder tener dominio del oficio y para que las decisiones que tomes puedas llevarlas a cabo hasta el final... Cuando hacía “¡Ay Carmela!” hace veinte años, había cosas que quería hacer y no me salían y ahora sí... ahora tengo, me siento más libre para ello... eso es una de las pocas cosas buenas que te dan los años, ¿no?
Pregunta: Cine, teatro, dentro de este ámbito, actriz, directora, profesora... ¿Cómo compatibilizas todas estas facetas?
Verónica Forqué: Un poco todo a la vez... ahora soy actriz, estoy de gira y llevo ya unos cuantos años así, desde que me encontré con Miguel Narros al que quiero, respeto y admiro muchísimo... fue en 2003, nos encontramos por casualidad, me ofreció trabajar en “El Sueño de Una noche de Verano” con el papel de la reina Titania, un papel precioso y luego hicimos “Doña Rosita la soltera” y por último a Celestino Aranda se le ocurrió hacer “¡Ay Carmela!” otra vez... y pensé, ¿por qué no? ¡Qué buena idea!, porque como decías, han pasado veinte años y hay toda una generación que no ha podido verla... y de hecho la respuesta del público no puede ser mejor... Ahora el teatro, ahora el teatro, desde luego... Aunque he hecho dos películas también, “Reinas” con Gómez Pereira y “La Dama boba” con Manuel Iborra, con mi compañero... pero sobre todo, el teatro.
Pregunta: Sobre todo el teatro... ¿Lo afirmas?
Verónica Forqué: Sí, lo afirmo... sin dudarlo, como actriz, el teatro... el placer, la alegría que te da el escenario, no te lo da ninguna otra cosa... pero luego, es más duro, se trabaja más, muchas horas de viaje... en la tele, todo es más fácil, si la serie tiene éxito, se gana mucho dinero, luego puedes ahorrar... en fin, todo tiene sus ventajas...
Pregunta: Como profesora y directora y desde esa experiencia y desde ese punto de vista, ¿Cómo ves al actor hoy en día, cómo ves el teatro en la actualidad?
Verónica Forqué: Creo que los actores jóvenes tienen ahora una formación, una preparación que ya hubiera querido tener yo cuando empecé... en ese sentido hemos avanzado muchísimo. La gente joven sale al mundo del trabajo con una base infinitamente superior a la que tenía la gente de mi generación... entonces aprendíamos como por casualidad... nadie te enseñaba nada... ahora tienes muchas más opciones... Hemos mejorado en general en ese aspecto.
Pregunta: ¿... Y con respecto a las oportunidades de esos jóvenes...?
Verónica Forqué: ... Eso ya no lo sé, como soy de otra generación, no estoy metida en ese ámbito y cuando uno está fuera... no puede opinar o no debe... Te puedo decir que son buenos porque los veo, ¿opciones?... no lo sé, hay más porque todo el mundo quiere ser actor, hoy en día, en mi época estaba incluso mal visto, en mi casa no, porque mi padre era director de cine, mi madre había sido actriz en su juventud, pero en esa época ser actriz era una cosa... en fin, entre el franquismo, las monjas y los curas siempre en medio de la vida de uno, no de la mía porque yo iba a un colegio laico, pero sí en la vida de todo el mundo... ser actriz era una cosa de dudosa honorabilidad... pero ahora no, afortunadamente, ahora hay muchas más puertas... y oportunidades de trabajo, pues pocas me imagino, porque siempre salen pocos adelante... difícil sigue siendo difícil, porque siempre hay más actores que producciones, no sé por qué...
Pregunta: Volviendo a la obra, ¿Con qué momento de la obra te quedarías, qué momento lo vives con más intensidad, con más emoción...?
Verónica Forqué: No sé, me gusta mucho toda la obra, todos sus momentos, me gusta mucho la primera escena... cuando aparece Carmela por primera vez, después de lo que ha pasado... ese primer reencuentro con Paulino... cuando se vuelven a ver los dos de nuevo... me gusta muchísimo esa escena... es la que más me gusta...
Pregunta: Al comienzo me comentabas que estabais de camino a Cartagena... Os queda mucho por recorrer... Llegaréis a Madrid, supongo...
Verónica Forqué: Sí, por supuesto, después iremos a Orihuela... Y claro que iremos a Madrid, en enero llegaremos al Teatro Fígaro, justo el teatro en el que estrenamos hace veinte años...
Pregunta: Será emocionante, volver al mismo lugar y con la misma obra...
Verónica Forqué: Sí, me hace mucha ilusión ir a ese teatro...
Esta conversación, la manteníamos con la actriz el pasado mes de abril. Le quedaban aún muchos teatros, muchas ciudades, muchos caminos por recorrer... le quedaban aún muchos lugares donde regalarnos uno de los textos mejor escritos en las últimas décadas, a través de los cuales dejarnos una historia y unas interpretaciones conmovedoras.
El 24 de Enero se estrenó oficialmente “¡Ay Carmela!” de José Sanchis Sinisterra en el Teatro Fígaro de Madrid.
Sofía Basalo.
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