lunes, 8 de diciembre de 2008

... ÁNGEL FACIO. (Julio 2008)




Tras trece intentos en cincuenta años, Ángel Facio, ha hecho realidad su sueño de poner en pie “Los cuernos de Don Friolera” de Valle-Inclán. Como él mismo afirma es “aries” y no resulta extraño que hasta el final lo haya seguido intentando. Tiene una visión “esperpéntica” de la realidad teatral... pero lo expone con filosofía “qué se le va a hacer”, nos dice una y otra vez entre risas, risas sinceras y espontáneas... Ésta es la conversación que hemos mantenido con el director y fundador a su vez de “Los Goliardos”... allá, en la década de los sesenta, en la edad de oro del teatro español...:

Pregunta: ¿Podemos decir que estos “Cuernos de Don Friolera” son la constatación de que “Quien la sigue, la consigue”?

Ángel Facio: Pues sí, más o menos en mi caso sí (risas)

Pregunta: Creo que en numerosas ocasiones intentó llevarlo a escena y en numerosas ocasiones no fue posible...

Ángel Facio: ¡Trece!... a lo largo de cincuenta años... Y es que me gustó mucho la función desde el principio, desde que la conocí, en los tiempos del TEU de políticas, en el año 1958 ó 1959 como muy tarde. Empecé a ensayarla, incluso, se iba a representar en el Teatro María Guerrero, un día que se librase en el teatro... entonces a los TEU se les concedía esa posibilidad y en principio el jefe de aquello, el comisario como se llamaba, el comisario del teatro, nos dijo que sí, pero luego debió leer la función y nos dijo que no, que el teatro estaba ocupado, que nos lo podía ceder en julio... y claro en el mes de julio... para un grupo universitario es imposible... están todos de veraneo o estudiando... y luego, en múltiples ocasiones, con Goliardos, en Colombia, en Polonia... siempre proponía lo primero, “Los cuernos...” y por una razón o por otra, no podía ser y al final ya, parece ser que sí, que lo he podido llevar hacia delante... al final, puse el huevo... Después de medio siglo ¿eh?

Pregunta: Nos comenta que le pusieron algunas trabas en Colombia, Polonia... En España fue la censura, ¿en esos países cuál fue la razón?

Ángel Facio: No creas que había censura sólo en España... en Portugal, por ejemplo, también fue la censura, estaba sin traducir y al hacerlo se tenía miedo... era el Portugal de Caetano... tenían miedo a que una vez estuviera traducida no se concediera el permiso correspondiente, entonces ya, nos salíamos de tiempo. En Polonia, les parecía que era un tema, un estilo con el que no encajaban, porque era con una compañía polaca, claro. En Colombia, tampoco les pareció una función adecuada por lo mismo, por tipo censura... unos era censura, otros era... es una función cara, compleja, con muchos personajes y entonces claro, no se puede acometer desde una perspectiva privada... es muy difícil acometerla...

Pregunta: Hemos hablado de la censura... ¿inexistente en la actualidad o no?

Ángel Facio: Hoy día hay muchas censuras. Para mí, existen por un lado el hecho de que todos los teatros sean de titularidad pública, ésa es la más cruel de las censuras, porque sencillamente con no contratarte, ya lo tienen ¿no? Es decir si no les gusta una función, pues no entra. A mí ya me ha pasado esto con algún espectáculo. “Ella”, por ejemplo, de Genet, me llegaron a decir en la red de Castilla-La Mancha que estaba controlada por los socialistas “no, no porque había elecciones a los tres meses y no se podían aventurar a programar una obra así”... yo aluciné, pero bueno... La censura sigue existiendo, no de una forma oficial, no a través de un control de que tú puedas presentar un texto y te digan sí o no, pero indirectamente con no contratarte, es muy claro. No hay una pluralidad, digamos, en el control de las salas de exhibición... son todas, prácticamente, públicas, hay poquísimas salas que tengan ese carácter privado.

Pregunta: ¿La censura es y quizá ha sido siempre política, según quién gobierne así se actúa...?

Ángel Facio: Claro, pero también hay otros criterios... por ejemplo, cosas que no se pueden hacer, que te dicen que no se puede hacer por los llamados riesgos laborales... o te pueden poner una serie de pegas... ahora mismo, con la función que tenemos, por riesgos laborales aplican las normas como si fuesen de la construcción civil, entonces a tres metros de altura tienes que poner una especie de cables para evitar que el actor se caiga... como si el actor fuese imbécil... pero bueno, son como dicen, riesgos laborales... riesgos laborales... entonces, si se descuidan salimos al escenario con cascos... quiero decir, que hay una serie de estupideces planeando por ahí que... bueno, a mí me parece muy bien que se controlen los riesgos, pero es que no tienen nada que ver los riesgos que puede sufrir un señor construyendo un edificio de treinta pisos... porque aplican las mismas normas, es absolutamente demencial y hay no hay nada que rascar... es decir, hay una serie de cortapisas o valladares o elementos que impiden que la obra salga como debería salir... no es la censura oficial... no te están tachando una palabra, pero te están tachando otra cosa... no es un mundo en el que se puedan hacer las cosas de una forma razonable...

Pregunta: ¿Crear, hacer arte, hoy en día, es pues una labor heroica?

Ángel Facio: Bueno, siempre lo ha sido... hacer teatro, teatro, siempre lo ha sido... porque cada vez, la profesión está más desprestigiada... y además las políticas culturales que se han desarrollado para favorecer el teatro han sido siempre bastante absurdas... entonces estamos ante una actividad en franca recesión...

Pregunta: Una visión un poquito pesimista ¿no?

Ángel Facio: Sí, claro, qué le vamos a hacer... como la globalización... también es pesimista, qué le vamos a hacer... pero las cosas son como son, tampoco podemos ignorarlas...

Pregunta: Ha nombrado, de pasada, “Goliardos”. Usted fundó este grupo teatral en los años sesenta...

Ángel Facio: Sí, en 1963 ò 1964... fueron los años dorados del teatro independiente. Suponía otra forma de trabajar, absolutamente profesional pero dentro de otros circuitos, otra red de distribución... otras formas creativas... fue otra forma de trabajo que no fue aprovechada por la democracia, ya que se trataba de importar modelos europeos, teatros estables que no podían ser porque suponían la creación de un público, suponían unas inversiones que no se estaba dispuesto a hacer... y sin embargo no se aprovechó algo que se había creado desde una sociedad, porque nunca tuvo un apoyo institucional, más bien fue al revés. Fue siempre una forma de trabajo, primero perseguida por la autoridad política y luego también incluso por los mismos grupos “profesionales” que nos exigían y así lo hicimos... nos exigían examinarnos en diversos centros de enseñanza para poder tener carnet profesional... eso fue curioso... fue un sistema que realmente pudieron resolver los mismos grupos independientes... pero bueno, ya digo que yo creo que habría sido la base sobre la que tendría que haber actuado la renovación teatral al llegar la democracia, en los años setenta y ochenta, sobre todo en los ochenta... y tampoco lo hicieron... fue una especie de actitud estúpida e ignorante, tratar de copiar el modelo de los europeos...

Pregunta: Comenta que los años sesenta fueron los años dorados del teatro. Un teatro en el que se trabajaba sin apoyo institucional, quizá incluso con las instituciones en contra... ¿Se hace mejor teatro sin ese apoyo, que como se hace ahora, con subvenciones y demás... es más fructífero y serio el trabajo en solitario...?

Ángel Facio: Pues sí, había menos compañías, menos grupos... aquello era aún más heroico en el plano económico, puesto que por ejemplo en “Goliardos”, en la primera época, los primeros diez años, nunca percibimos un sueldo, jamás... pagaban los gastos, las funciones... pagaban los gastos y las dietas de los desplazamientos, pero jamás percibimos un sueldo... y entonces, quien se dedicaba a ello era porque lo amaba y le gustaba y estaba dispuesto a sacarlo adelante a toda costa. De esa forma había menos compañías, menos grupos, pero la calidad era bastante mayor que la que podemos encontrar ahora... ahora se distribuyen trescientas o cuatrocientas compañías con salarios públicos, cosa que me resulta completamente estúpida, porque ni el país necesita cuatrocientas compañías, ni hay actores para hacer cuatrocientas compañías, ni hay espacios para representar los trabajos de cuatrocientas compañías... es decir, es el café para todos... en lugar de invertir como se hace en cualquier actividad social o cualquier industria en cuestión, en lugar de invertir fuertemente y dejar funcionando las pocas unidades productivas que valgan la pena, pues entonces es una especie de dispersión del dinero público... porque al final quien sale perdiendo es el público, el espectador porque se le ofrecen productos de bajísima calidad y además generalmente ha ocurrido una cosa y es que antes había un público de teatro que ya prácticamente no existe, es decir, la gente joven que va al teatro, va por primera vez, ve una mierda de espectáculo y dice “no, yo ya al teatro no vuelvo”, como si el teatro fuera siempre lo mismo, como si todo estuviera dentro del mismo saco, mientras que en el cine no es así, ve una mala película y dice, “bueno, ésta es mala, pero la próxima será mejor”... yo conozco a mucha gente que ha dicho “yo al teatro fui una vez y no vuelvo”... y digo, vale (risas) me parece razonable... dado el nivel general de las producciones...

Pregunta: Me da la impresión de que se ha acomodado la profesión teatral con esas subvenciones...

Ángel Facio: Bueno, Prácticamente, la profesión teatral, lo que era la profesión teatral está viviendo a través de la televisión y gracias a la televisión, sin ella, sin las series no podría mantenerse... con lo que es la producción teatral propiamente dicha, no creo que haya más de media docena de compañías que funcionen en todo el país...

Pregunta: ¿Y qué me dice del camino a la inversa que están recorriendo muchos personajes. Rostros más que conocidos que son “la apuesta segura” para el éxito de una producción?

Ángel Facio: Claro, claro... y no sólo los que comienzan sino los antiguos, los que tenían una cierta calidad viven de la televisión... Desde Imanol Arias... te podría hacer una lista infinita... diríamos como forma de vida, como medio que les da de comer... y luego también es verdad que hay un camino de vuelta, gente que comienza en televisión y luego se les contrata para que puedan exhibir, para que puedan girar por el país funciones de escaso interés pero que como llevan figuritas de televisión pues entonces sí son contratados... y muchos de ellos no saben ni hablar... actores que provienen del cine o la televisión y que no saben ni hablar... o sea que no le veo mucha solución al tema...

Pregunta: Algo que también me ha sorprendido de lo que me ha comentado es la falta de generosidad del espectador teatral con respecto al del cine...

Ángel Facio: Es que el teatro se entiende como una cosa antigua... y no es cuestión de cantidad de público sino de calidad... es decir, puedes ver la obra más espantosa y al final es igual... bravos, aplausos... y te preguntas “¿Pero como no patean esta función, si es de patear?” y el actor lo agradecería porque si de repente ve que una función no anda, que no queda bien, pues entonces hay un acuerdo con el hecho de que hagan pocas funciones, pero es lo mismo... se le aplaude por el trabajo, es que pobrecito, cómo sudan... pero bueno, a este paso aplaudimos al fontanero cuando nos arregle un grifo... y es que no tiene nada que ver, yo envidio al público de los toros que de pronto un día a un torero lo sacan a hombros y al mismo torero un mes después lo sacan a almohadillazos por malo, porque ha hecho una mala faena... eso no quita que un buen espectáculo sea un buen espectáculo y un mal espectáculo sea un mal espectáculo, lo ideal es aplaudir el bueno y patear el malo... y eso está muy mal visto, ya, si a alguien se le ocurre patear si se descuida lo echan del teatro...

Pregunta: Quizá se ha instalado una distancia casi insalvable entre lo que se hace en el escenario y lo que se vive desde el patio de butacas...

Ángel Facio: El teatro se ha convertido en un fenómeno social enorme, es decir que la gente va al teatro porque es más “pijo”, más “chic”, porque ahí se puede encontrar con otra gente que es también “chic”... es como la ópera y el pobre... la ópera es todavía más clasista, a la ópera van los ricos, a la ópera generalmente no va la gente para ver o escuchar, va para que la vean... pues algo parecido...

Pregunta: Vemos entonces que la realidad que está viviendo el teatro es propicia para que la coja por banda Valle-Inclán... es un poquito esperpéntica ¿no?

Ángel Facio: Pues sí es bastante esperpéntica (risas)

Pregunta: Ha comentado que el esperpento es el mayor desafío escénico...

Ángel Facio: Es un género bastante difícil, y hasta el momento poco transitado y es que hay que crear un hálito de esperpento... es un sainete violento, como se dijo en su momento, es una tragedia para reír y una comedia para llorar. Es una especie de género híbrido que va ahí en el “bordevil”, en el “bordevil”, es una tragedia grotesca.

Pregunta: ¿Cómo ha sido la tarea de llevar a escena estos cuernos “sin afeitar”?

Ángel Facio: He tratado de darles ese tono que estoy diciendo, de sainete, de obra costumbrista, en el cual no se presenta un problema de muñecos, ni un problema de máscaras como generalmente se suele interpretar, sino una historia trágica, interpretada por personajes que no son tan grandes como los trágicos, es decir, eso lo explica Valle diciendo que las cosas que le pasan a Edipo, por ejemplo, son muy grandes pero ellos también son muy grandes, que si eso le ocurriese a un teniente de carabineros normalito, el resultado sería muy diferente... sería a través del ridículo que la tragedia es engendrada...

Pregunta: Me ha impactado el final, esa escultura humana, esos guardias civiles, esa bandera, el romance que justifica el crimen...

Ángel Facio: Eso es lo que hace el ciego y es lo que han comentado los intelectuales al principio. El romance de ciego es la versión popular del honor calderoniano, de ese mismo concepto africano que tiene un poco el teatro español y por eso dicen los personajes “éste es el contagio, el vil contagio, que baja de la literatura al pueblo” Es decir, lo que es la historia que hemos visto, luego llega el arte, digamos, o ciertas formas teatrales y lo desfigura para bien, lo hace heroico... cuando hemos visto que los personajes en su realidad son grotescos, son ridículos... todo esto no es más que la historia de un pobre hombre, no es la historia de un héroe que está ahí matando moros en tierras africanas, volviendo a las imágenes del imperio (entre comillas)...

Pregunta: Con lo que el dilema o la discusión que hay sobre si Calderón de la Barca estaba o no a favor de las leyes que justificaban y premiaban incluso al marido que mataba a la mujer por la simple sospecha de una infidelidad, como en la obra “El pintor de su deshonra”, sobran, porque está claro que apoyaba ese orden jurídico al convertir en héroe a su protagonista ¿no?

Ángel Facio: Claro y también en “El médico de su honra”, porque el rey después de que el marido mata a la mujer y reconoce su culpa, porque lo es, le da otra mujer como recompensa, como si fuera de recambio y le dice bueno, y en caso de que volviese a encontrarse en esa situación qué haría usted y él responde “sangrarla”... ¡¡otra vez haría lo mismo!!... al final como si fuese un hecho médico... no es lo mismo Lope, Lope todavía junto a la honra y el honor, está “Fuenteovejuna” que es una obra colectiva y se intenta salvar la dignidad de todo un pueblo... pero Calderón es implacable, en cuanto están unidos por el sacramento del matrimonio, en cuanto haya una sospecha, a la menor duda de la actitud de la señora... lo que hay que hacer es cargársela, no tiene otra... y lo volvería a hacer una y mil veces más... porque se está violando ahí un vínculo sacramental, que no se nos olvide que el bueno de Calderón era cura y es el máximo representante de la contrarreforma.

Pregunta: La literatura pues, fomenta ese “carácter español” y es Valle-Inclán quien lo denuncia...

Ángel Facio: Sí, y lo tiene muy claro Valle, hay una novela que se llama “Viva mi dueño” que es la inscripción que solían poner los chulos en las navajas y entonces dice, la espada del XVII, la espada del honor se ha vuelto casi cuerna, se ha rebajado y ha bajado al pueblo... y el sentido del honor, que es un sentido de una clase aristocrática y militar ha bajado a las capas inferiores de la sociedad y lo ha trascendido, entonces todo el mundo tiene esa especie de sentido de “a la mujer que engaña, pena capital”... y claro esto es curioso porque se nos mezcla con dos temas de brutal actualidad que es la violencia de género y la corrupción; son las dos columnas sobre las que se articula esta función y realmente cuando me preguntan si pienso que están todavía de actualidad que si el hombre de hoy en día lo puede entender... joder, si es lo que está ocurriendo ahora mismo... dos de los temas más al día... y más conectados, la corrupción policial y la violencia de género...

Pregunta: ¿Y se entendió en su momento a Valle-Inclán?

Ángel Facio: Yo creo que hoy en día se le entiende mejor. Era un hombre que se anticipó a su época. Entonces el teatro de moda era el de Benavente; con lo que tenemos que coger Benavente a un lado y Valle-Inclán a otro, no sólo por los temas, sino por la forma de escribir, por la calidad de la escritura, por la escritura absolutamente vanguardista... Valle era un hombre totalmente anticipado a su época...

Pregunta: Después de “Los cuernos de Don Friolera” ¿qué tiene entre manos?

Ángel Facio: Yo querría hacer un Genet, “El Balcón” de Genet, también tengo entre manos “La enrríada”, que es una versión de “los Enriques” de Shakespeare (Ricardo II, Enrique IV, las dos partes, y un pedacito de Enrique V) que está articulada en dos funciones... estos son los proyectos más atractivos que ahora mismo puedo tener...

Pregunta: ¿Fáciles de llevar a cabo?

Ángel Facio: Pues no son fáciles, son también bastante complejos... caros y complejos... tendrían que hacerse también en un teatro oficial, porque sino sería imposible...

Sofía Basalo.

No hay comentarios: