sábado, 29 de octubre de 2011

... JORGE MURIEL (Enero 2011)



Siempre resulta gratificante charlar con alguien repleto de pasión, que contagia ilusión y fuerza en cada palabra. Jorge Muriel rebosa energía. Energía y constancia es lo que ha necesitado para ver sobre las tablas “El proyecto Laramie”. Una propuesta que va más allá del teatro. Un teatro necesario en el que este actor, guionista y director se ha comprometido con el fin de recordarnos que este arte tiene una función la de cambiar el mundo, cambiando nuestras conciencias.
Hemos charlado con Jorge Muriel, traductor del texto original de este proyecto y antes de leer el resultado de esta entrevista, no podemos por menos que felicitarlo por su trabajo, por su nominación a los Premios Goya y por concebir de esta manera el teatro y la vida:

Pregunta: Creo que has sido tú el artífice del estreno de “El proyecto Laramie” en España, ¿no es así?

Jorge Muriel: Así es. “El proyecto Laramie” habla de un caso real de homofobia que ocurrió en Estados Unidos en 1998 y yo tenía una beca en EEUU en 1999; entonces allí, a través de una amiga que conocía Tectonic Teatre, supe que este grupo teatral estaba inmerso en la elaboración de una obra de teatro sobre el caso, y tuve la suerte de verlo en 2000, en Nueva York, cuando se estrenó. Desde ahí, tenía la idea del texto en la cabeza y no fue hasta 2005, que estaba de gira con el Teatro de la Abadía por Granada, cuando leí que un chico había sido apaleado en las afueras de un pueblo de la ciudad andaluza... y dije, “como Matthew Shepard, como en Laramie”... y entonces, pensé que era el momento de contar esta historia. Se había aprobado la ley del matrimonio homosexual, pero también a nivel social había mucho revulsivo... Soy un enamorado del texto y pensé que me encantaría contar esta historia, me puse a traducirla y desde 2005 hasta la actualidad ha sido el proceso...

Pregunta: ¿Y cómo es el camino a partir de esa traducción que haces... Cómo es el proceso de buscar a alguien que se arriesgue contigo, porque es un texto muy comprometido... Un texto que nos recuerda que el teatro aún no ha perdido su función principal?...

Jorge Muriel: Así es. Sí, eso mismo fue lo que me enganchó del texto y ha sido difícil; ha sido arduo, ha habido mucho trabajo y se han ido sumando cosas. Lo primero que hice fue traducir el texto, lo empecé a mover y la mayor dificultad que encontré es que en realidad nadie se lo terminaba de leer; nadie se lo leía y entonces no había un apoyo en firme, desafortunadamente yo no tenía el dinero para sacarlo adelante y lo que fue crucial fue presentarlo a las ayudas del Matadero, en Madrid; entonces, a través de Fernanda Andura que es la que lo lleva, lo leyó, le gustó y me dio una ayuda para sacarlo adelante. Con eso compré los derechos de autor y una vez que tenía los derechos, lo pude mover más en firme y encontré a Julián Fuentes, el director del proyecto, que es un chico joven de Aragón, de Zaragoza. Había visto algún trabajo suyo, sabía que se había formado más internacionalmente y se añadió al grupo como director y a través de él, conocimos al Proyecto Kieu, que es una ONG, una asociación que promueve proyectos culturales y nos ayudaron en la producción y se fueron añadiendo granitos de arena. Hicimos el elenco, gracias a la ayuda del Matadero, el Teatro Español empezó a interesarse en el proyecto, nos cedieron un espacio de ensayos, la productora La Zona empezó a interesarse y nos va a distribuir... Ha sido un proceso muy bonito... Largo, pero sumando siempre...

Pregunta: Me ha parecido interesante lo que has dicho; que te fue un poco difícil, porque no conseguías que terminasen de leer el texto ¿Cómo se puede decidir sin saber el contenido, sin leer una propuesta...?

Jorge Muriel: No lo sé, pero...

Pregunta: Resulta muy extraño...

Jorge Muriel: Sí... Yo también soy de los que creen que todo ocurre cuando tiene que ocurrir, pero durante mucho tiempo intenté, aunque ahora me alegro de que no fuese así, que grandes nombres o que productoras o que incluso grandes teatros nacionales, intentaran leerlo... porque yo pensaba que el texto en sí, es muy interesante, y pensé que tenía un interés social y teatral, pero no... hubo respuesta... y a mí también me sorprende, es un poco como, tristemente, delata el panorama teatral en el que nos movemos, que cosas nuevas no interesan cuando lo de siempre y los de siempre, que tienen un lugar muy merecido no quiero tampoco quitar importancia, pero... que es difícil alzar la voz cuando no estás dentro del círculo. Al mismo tiempo, quiero comentarte que es muy bello que alguien como María Andura, gerente del Teatro Español, Mario Gas... a quienes les mandamos el texto, estuvieran alerta y nos hayan apoyado tanto, nos hayan brindado un lugar de ensayo gratuito; también el Teatro de la Abadía nos ha cedido parte de la escenografía y del vestuario... Una vez que el proyecto arranca, hay mucha respuesta y en este caso en particular, el Teatro Español con la acción tan bonita que está haciendo... con la gerencia, con el servicio de cedernos la sala pequeña... No habíamos estrenado el texto y vamos a estar cinco semanas en cartel... Eso también demuestra la apuesta por un teatro joven, por un director joven, por un elenco sin cabezas de cartel... Al mismo tiempo, tantos meses esperando... Y la recompensa es muy gratificante, poder mostrarlo donde se muestra...

Pregunta: Sois ocho actores, interpretando setenta personajes...

Jorge Muriel: Así es, lo bueno de esta obra es que llega un momento en el que no importan los personajes. Son testimonios de personas reales... Entonces como también tuve la suerte, este verano, de ir a Nueva York para encontrarme con los autores de la obra; ellos han escrito una segunda parte de la obra que llaman “El epílogo. El proyecto Laramie diez años después” (han vuelto al pueblo y han hecho nuevas entrevistas) Entonces, con ellos quise reafirmar el texto y la propuesta. Tectonic Teatre se fue durante dos años a Laramie para hacer entrevistas a la gente del pueblo; todo es testimonios reales de esa gente; entonces, llega un momento, en el que en esta obra, aunque somos setenta personas diferentes, lo que aparecen son setenta seres, setenta voces, setenta discursos... Así pues, llega un instante en el que como todo tiene un ritmo bastante ágil, lo que se pretende es no tanto hacer un personaje, sino empatizar con el discurso de esa persona y compartirlo con el público. Lo hacemos con cambios muy sutiles de elementos de vestuario; unas gafas, un gorro, un pañuelo... que luego se mantienen a lo largo de toda la función para que el público lo vaya relacionando y los reconozca.

Pregunta: Algo muy interesante que se incluye en el dossier de prensa y muy ambicioso es la afirmación de que “El proyecto Laramie” es más que una representación teatral. Es un acontecimiento humano y real que no debe olvidarse, quizá el ser humano es un tanto olvidadizo...

Jorge Muriel: Sí, mucho y más que eso, es reiterativo... Y además de una forma no consciente. De lo que habla esta obra que es la agresión al diferente; en este caso es un homosexual, pero lo vemos con la mujer demócrata que ha sido tiroteada en Arizona, que es el diferente... El diferente respecto a la `persona que tiene otras ideas políticas y entonces, se cree con el derecho de poder asesinarla; el diferente por la mujer de violencia machista, a la que el marido maltrata porque cree que la posee... Entonces, cuando afirmamos que es más que una representación teatral, es porque en realidad esta obra lo que denuncia es el porqué esas cosas siguen ocurriendo; porqué el germen de un odio social existe... Y lo bonito de esta obra es que creo que se eleva del hecho ocurrido, para profundizar en el contexto; por eso lo interesante es que van a entrevistar a la gente del pueblo, porque así se entiende porqué esas cosas ocurren donde ocurren... entonces, va un poco por ahí. La idea sería qué hacemos como sociedad para que esto ocurra o qué responsabilidad tenemos sobre ello...

Pregunta: Tras esta experiencia, ¿has encontrado alguna respuesta. Por qué ocurre lo que ocurre?

Jorge Muriel: Es difícil, pero también es muy interesante... porque en realidad son las reflexiones que nos deja la obra... Querría apuntar que la obra también es muy esperanzadora; nos dice que debe haber esperanza; la idea no es “qué fuerte, cómo somos, qué mierda de sociedad...” La idea es “esto pasa, podemos hacer algo para que no pase” y respecto a la pregunta, lo que diría es que la esperanza es la aceptación de lo diferente... ¿Cuál es la respuesta? Son muchas respuestas; la educación, por ejemplo... la hermandad, aunque la palabra tenga alguna connotación religiosa... Pero lo que quiere decir es que debemos hermanarnos como seres humanos, todos somos iguales... El cambio debe venir desde una concienciación social... A tu pregunta, diría, humildemente, que textos como éste son los que ayudan, es decir, algo que no simplemente haya en el teatro una cosa para reírte, para pasar dos horas y desconectar... que está bien, que todos lo necesitamos... pero es que obras como ésta son necesarias y sería necesario incluso poder hacer estas obras en universidades, en institutos... tener un compromiso social, un compromiso como seres humanos; pero ya no sólo por la violencia machista, es vergonzoso lo que está pasando en Haití, entonces piensas “cómo como sociedad nos venden esta mentira...”... luego están los medios de comunicación, los políticos... unos elementos de manipulación y de egoísmo intrínseco en el ser humano y en la sociedad que hemos construido... que claro, pasan estas cosas...

Pregunta: Una sociedad hipócrita, también... porque rechazamos al diferente que no tiene dónde caerse muerto, mientras que si su statu social es elevado lo aceptamos de buen grado... Saludamos y damos la bienvenida al chino, pero al cubano no, y en los dos países existe una dictadura...


Jorge Muriel: Exactamente... O hasta que no me molestes o no pongas la música tan alta, porque en tu país se pone así, pero aquí no... O no me estés quitando la guardería de mi hijo... encima si nos venden eso... qué creamos.. más odio.

Pregunta: ¿Puede que interese crear ese odio, esa mentira... Tal vez no interesa fomentar el hermanamiento bien entendido como explicabas anteriormente?

Jorge Muriel: Tristemente sí. Creo eso mismo, hay una parte de los que dirigen el mundo a los que no le interesa, porque el mundo funciona así, porque hay gente que se está enriqueciendo de ello... y como se está enriqueciendo, no interesa... Lo interesante es explotar a esos países, sacar tajada del llamado tercer mundo... pero al mismo tiempo poner en las noticias, por ejemplo “Haití no se recupera”... ¿Cómo que el ciudadano medio tiene que intentar ayudar a que esto mejore, cuando los gobiernos deberían unirse como seres de un mismo planeta y decir “ha habido una catástrofe, ayudémosles?... Y no que seguramente, hay empresas... como las farmacéuticas... en fin... te das cuenta que lo que mueve el mundo es el dinero, no el amor... y eso es muy triste... siempre que el dinero impere por encima del amor hacia el prójimo, pasará lo mismo...
También decirte, que en esta obra, un elemento fundamental de la agresión es la diferencia de clase, la diferencia social. Es un pueblo de 26.000 habitantes, en una zona bastante rural, con una universidad carísima... entonces, el chico asesinado es de buena familia, con dinero, que va a ese centro de estudios y es asesinado por dos chicos con una infancia difícil, con abusos, que limpian tejados... y se encuentran con un joven de su misma edad... y también hay esa cosa de envidia social... de pensar “¿por qué este chico tiene esto, yo no, y encima está en mi pueblo?”... entonces, ahí es donde dices... es que... no nos importa, hay mucho egoísmo...

Pregunta: Volviendo a la obra, aunque de alguna forma seguimos en ella, en su planteamiento, Algo importante de este “Proyecto Laramie” son los actores, en un tiempo en el que parece que lo accesorio les resta protagonismo...


Jorge Muriel: Eso ha sido un acierto y un regalo por parte de Julián, el director. El siempre dice algo muy bonito. Para él, el teatro es contar historias... entonces, vuelve a lo que también Peter Brook, el gran maestro, ha recuperado en sus últimos montajes: La idea del cuentacuentos. Entonces, Julián decía que para él, lo importante éramos nosotros, los actores y al mismo tiempo, el público. En el montaje hay una idea muy potente, la de la comunicación directa con el público y claro, el que cuenta es el actor. También nos ha exigido mucho, un compromiso personal con lo que contábamos, para tener la idea, que a mí siempre me ha enamorado, de que el actor sea un canal de lo que cuenta y el actor también se quite de en medio. En realidad en esta historia no importa Jorge Muriel, importa lo que Jorge Muriel pueda pensar de lo que está contando pero debe ser canal del mensaje, del cuento... Ésta es también la dificultad y la facilidad, a un tiempo, de la obra, de al no tener que construir un personaje ni una escena, se rompe la cuarta pared y ante eso, la escenografía tampoco es interesante. Todo debe estar al servicio de la historia.

Pregunta: ¿Hoy en día es complicado encontrar algo en lo que comprometerse de este modo. Es difícil encontrar compañeros que compartan ese compromiso. Es difícil encontrar a un público presto a ese compromiso?


Jorge Muriel: Es difícil, pero lo bonito es que lo hay. He encontrado compañeros tanto técnicos como actores... Lo que siempre me ha ilusionado mucho es que la gente que ha leído el texto ha dicho “yo quiero formar parte de este proyecto”... también hay gente a la que no le gusta... Pero esto mismo nos ha hecho fuertes, porque esto se podía haber contado de muchas formas, pero queríamos hacerlo así y así lo hemos hecho. Habrá gente a la que este teatro no le interese, no le guste, pero lo bueno es que hemos encontrado a un grupo que quiere contarlo desde ahí y está unido y esto es muy hermoso... Por otro lado el público que quiera ser partícipe de ello estará ahí, de hecho ya lo está.

Pregunta: Eres un actor con una formación muy exhaustiva; danza, canto, has trabajado en EEUU. Tienes una perspectiva muy amplia, contando con ello, ¿cómo ves el teatro en España?

Jorge Muriel: Afortunadamente creo que cada vez estamos más cercanos. Estudié en EEUU desde 1999 a 2001 y a la vuelta sí notaba diferencias... sobre todo en la idea de compromiso... ahí estaba la diferencia mayor... Lo que me alegra es que en los diez años que han pasado, creo que estamos en ello... No creo que haya mucha diferencia y también quiero apuntar que mi maestro que fue Antonio Malonda me enseñó muy bien, porque cuando fui a EEUU muchas de las cosas que aprendí allí, Malonda ya me las había apuntado... es también muy hermoso descubrir que la gente que ama el teatro y la cultura están conectados independientemente del lugar en el que vivan... que es no darle importancia al ego y darle la importancia al mensaje y a la parte catártica del teatro... pues este arte también surgió de los griegos como un servicio social... y un servicio social que también implica el compromiso total del actor y del artista... Eso es también, y volviendo al hermanamiento, importante. El mundo del teatro es un universo simbólico de lo que es la vida, todos estamos dentro... El hermanamiento es la respuesta siempre.

Pregunta: ¿Se puede hacer teatro sin compromiso?


Jorge Muriel: Se puede hacer, pero a mí no me interesa... Se puede hacer, se debe hacer y si hay público que lo quiere ver es necesario... Para mí es tan importante esto que hago, dedicar mi vida a esto, que si no tengo compromiso... no lo quiero hacer... Pero lo mismo te diría, por ejemplo, el año pasado he estado dando clases como profesor de teatro y es el mismo compromiso, o los viernes soy camarero en un restaurante y también lo hago con absoluto compromiso... Entonces, es casi el compromiso que hemos de tenernos con nosotros mismos como personas... Entonces en esta profesión, a veces te toca y lo pasas mal cuando no es así. El regalo de “El proyecto Laramie” es darme cuenta que lo que quiero hacer es posible y mejor hacer algo de lo que quieras hablar que no hacerlo por hacer.

Pregunta: No sólo te comprometes con el teatro, también lo haces con el cine, con los largos y los cortos... ¡¡Enhorabuena por la nominación a los Goya!! ¿Qué tal sabe ese “Zumo de limón”?

Jorge Muriel: Hoy sabe dulce, dulce, dulce... (risas) La nominación al Goya ha sido una guinda... “Zumo de limón” es también una historia muy personal que habla de la vejez, de los ancianos y de lo efímera que es la vida... El título surgió porque es la historia de una abuela que tiene raíces extremeñas, mis padres lo son, entonces, lo que cuento es que la vida se exprime rápidamente y como no la disfrutes se te va... y a veces es muy ácida, agridulce... pero hoy tras la nominación es una limonada estupenda (risas) Estoy muy contento con ello...

Pregunta: No sé si hacer un corto es más complicado que un largo, como un micro relato respecto a una novela... Condensar tanta información en tan poco tiempo...

Jorge Muriel: Sí, es así... Para mí ha sido un regalo. También estudié audiovisuales y lo he codirigido con un amigo, con Miguel Romero para sentirme más fuerte y lo bonito es que te das cuenta que hemos algo grande en siete días, sabemos que hacer un largo sería dedicar un mes o dos meses intensos de tu vida a crear a contar algo más extenso y con más medios... pero es un aprendizaje tremendo... Y sí es más complicado, además por ejemplo, yo que he escrito también el guión, el rodaje de todo nos duraba 25 minutos... Y claro, había que cortar... entonces, lo bueno del corto es que nos ayudó a ir a la esencia... la escena está muy bien, las actrices son estupendas... pero, no es un largo, tenemos que ir a la esencia, me ha ayudado mucho a saber qué quiero contar y cómo puedo hacerlo de la manera más sencilla, sin reiteraciones, sin diálogos... te ayuda a ir a lo que importa...

Sofía Basalo.

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