domingo, 26 de diciembre de 2010

... MAITE MERINO (Junio 2010)



Regresan “Los Monólogos de la vagina” y lo hacen en el Teatro Maravillas. Leemos el dossier, los diferentes reportajes de distintos medios de comunicación y en todos leemos el nombre del director actual, de las actrices actuales y también un pequeño comentario donde reza “estos monólogos han sido interpretados por numerosas actrices”. Pero si “regresan” es que una vez llegaron a España y no debemos olvidar que lo hicieron de la mano de Maite Merino. ¿Por qué esa omisión? Nos ha extrañado, de hecho en el número anterior de esta revista (www.noticiasteatrales.es) podían leer un comunicado que la productora de la actriz emitió ante el estreno de este nuevo espectáculo. En la labor periodística la curiosidad es un elemento muy importante y como es debido la hemos saciado hablando con la artífice de que hace más de nueve años, viésemos en Madrid por vez primera el espectáculo escrito por Eva Ensler:


Pregunta: Regresa “Los monólogos de la vagina” y te echamos en falta, periodísticamente hablando. Resulta extraño que en los medios de comunicación, incluso en el dossier de prensa se diga tan sólo que este texto ha sido representado por “numerosas actrices”. Al fin y al cabo la primera, y es más, quien arriesgó su patrimonio por este texto en nuestro país, fuiste tú ¿qué ocurre, Maite?


Maite Merino: Sí... es curioso que se hable de todas las actrices que los han interpretado y no se me mencione... y como este comportamiento es reiterativo, podríamos pensar que se trata de un objetivo en la nueva producción. Un objetivo que se centra en “el ninguneo” a Maite Merino, eso sí, recogiendo sus frutos. Es triste, pero es así. Yo traje esta obra a España. La primera traducción que se hizo del texto en castellano y en todo el mundo fue la que le encargué a Víctor Cremer, que es un traductor magnífico; traduce principalmente a David Mamet en nuestro país; personalmente le encargué una traducción de un espectáculo que hice de Christopher Durang cuyas críticas fueron excelentes, al igual que en el texto de Eva Ensler.

Pregunta: Si no me equivoco, descubres este texto en 1999, adquiriste los derechos en ese mismo año y en 2000 lo estrenas, hace diez años...

Maite Merino: Sí. En Febrero de 1999, yo estaba en Londres viendo teatro para buscar un texto. “Los monólogos de la vagina” me llamó la atención y fui a verlo. Se representaba en una salita “off”, un Pub, donde la misma autora los interpretaba. Me pareció un texto fantástico por el mismo y por la reacción del público. Casualmente enfermé y tuve que prolongar mi estancia en la capital británica; con lo que aproveché para leer el libro de la obra que compré y que me dedicó Eva Ensler y ya mi primera impresión se reafirmó. Cuando mejoré, volví a ver el espectáculo!! (risas) Ya de regreso en España, hablé con Víctor, le dejé el libro, me hizo una traducción primera para que la viese y comencé los trámites de petición de derechos. Esta obra ya se había hecho en catalán, aunque en una versión muy física, como teatro-danza; habían sacrificado casi todo el texto; habían cogido las historias y las interpretaban con música, con danza y se hablaba muy poco. Personalmente, creo que este texto tiene una fuerza inmensa, que es de una gran calidad y me dio mucha pena ver cómo se había sacrificado...
Por otro lado, me parecía también muy arriesgado llevar a cabo la puesta en escena, porque en 1999 la palabra “vagina” no estaba tan... de hecho, me costó más de un año estrenarlo... porque ningún teatro lo quería... También me pareció que tenía una parte muy reivindicativa que quizá podría tener cierto peligro de cara al público... A parte, los monólogos en España los hacía Rosa María Sardá o Charo López, que ya había hecho alguno... alguna figura del teatro, José Luis Gómez... Yo casi veía que era más problemático el hecho de que fuese monólogo, o sea, la palabra “monólogo” en el título que incluso la palabra “vagina”...

Pregunta: Creo también que tu montaje fue un montaje eminentemente femenino...

Maite Merino: Sí, le encargué la dirección a Antonia García e hizo una adaptación muy bonita; no se sacrificó el texto. Se le añadió música de Jazz que separaba un monólogo de otro; cada personaje tenía una música, cambiábamos los personajes por medio de los zapatos y la verdad es que lo estrenamos al final con muchos problemas en el Teatro Alfil y a partir de ahí fue todo lo contrario. Obtuvimos un éxito enorme... Se destacó muchísimo el montaje... El texto es muy bueno y tuvimos la suerte de que la dirección fue muy acertada y... era un espectáculo, bueno “es” porque ha estado hasta hace muy poco, muy bonito. El texto sigue siendo actual, a pesar de que me gustaría que fuese antiguo, porque el día que esto sea un texto pasado será la señal de que la mujer ha encontrado su sitio y tiene toda la igualdad que merece... Así, que aún las historias de los monólogos son actuales porque aún hay muchos tabúes en torno a la sexualidad femenina.
Como te comento, esto comenzó en el Teatro Alfil, hice una gira y volví a Madrid; he estado cuatro temporadas...

Pregunta: Cuatro temporadas, nada más y nada menos, casi un récord...


Maite Merino: Sí. Cuatro temporadas en Madrid, dos en Barcelona, nueve en total; estuve dos años en dos teatros en el Alfil y en el Arlequín, después fui a Barcelona para un mes, y estuve dos temporadas; regresé a Madrid, volví a ir de gira y de vuelta a Madrid, donde permanecí hasta junio de 2007; posteriormente seguimos con la gira y he estado hasta el verano pasado, hasta julio de 2009.... Durante este tiempo ha habido momentos en los que se ha parado un poco, porque se ha puesto un poquito difícil el tema de los bolos, la distribución es complicada; he hecho muchas taquillas, mucho arriesgar mi dinero, porque he repetido en muchas ciudades, pero me quedaba Andalucía, porque allí sólo puedes ir por medio de ayuntamientos y es un follón... Sí que he estado tres veces en Málaga, en Valencia dos veces, Donosti también dos veces y tres en Bilbao... y siempre llenando... La idea que tenía era hacer los diez años, como fecha bonita, teníamos hasta un teatro, que no te voy a decir por razones obvias, para entrar nuevamente y llevar a cabo un acto conmemorativo, con personalidades, mujeres de distintas organizaciones y ayuntamientos, ministerios... Lo que es conmemorar el décimo aniversario y permanecer un par de meses en cartel en Madrid para volver a Barcelona...

Pregunta: Pero no ha podido ser, ¿por qué?


Maite Merino: ... Hubo unos problemas con la renovación de los derechos... aún no te puedo decir mucho porque quiero ver de dónde nacen las complicaciones, cómo surgen... ha habido una especie de boicot hacia nuestro espectáculo, ha habido un cambio de representante y aprovechando “que el Pisuerga pasa por Valladolid”... uno de ellos ha tenido interés en no comentarle al “recién llegado” toda nuestra trayectoria...

Pregunta: Pero el “nuevo representante” debe haber estado fuera del mundo para no conocer tu trayectoria, que no es un año ni dos, que son diez prácticamente...


Maite Merino: No ha querido saber, más bien...

Pregunta: Eso me parece a mí...

Maite Merino: Claro... ahora mismo estamos investigando para saber a ciencia cierta qué ha pasado. Estamos trabajando con unos asesores legales. Parece ser que a la autora no le ha llegado nada de todo esto, no estaba informada. Algo muy extraño, después de nueve años, después de las críticas tan favorables que hemos recibido... porque no hay un medio que haya hablado ni un poquito mal de nuestro trabajo...

Pregunta: No tenéis ni una crítica negativa...

Maite Merino: Al contrario, siempre han ensalzado el texto, nuestro trabajo... y eso que es un texto peligroso, pues se puede llevar a lo soez, a lo vulgar y no se ha llevado a ese terreno... Incluso, han venido a verlo dos ministras de cultura feministas, Carmen Alborch y Carmen Calvo y me animaron para que fuese por toda España... El texto y nuestro montaje que siempre ha servido al espíritu de la autora, ensalzaba la dignidad de la mujer y su libertad... y ahora me dicen que a la autora no le ha llegado nada de esto... nada de lo que yo le he estado enviando durante todos estos años... Así pues estamos averiguando qué ha podido ocurrir y cuando lo tengamos claro, sí que voy a dar información a la prensa porque es un asunto triste, feo... porque bueno, cuando no te prorrogan los derechos, vale, mala suerte; yo no soy la dueña de la obra... pero es que aquí no hubo carta alguna, ni de agradecimiento al trabajo, ni siquiera por escrito diciéndome que no me iban a prorrogar los derechos por tal o cual causa... Ha habido una serie de presiones que parece ser han llevado a cabo los nuevos agentes... Quiero decir que en este momento sé lo que ha pasado pero no puedo decirlo abiertamente, con nombres y apellidos, porque he de tener las cosas más claras, aunque lo tengo muy claro... Y es muy simple, había personas muy interesadas en que yo perdiese los derechos de este espectáculo desde hace ocho años...

Pregunta: ¿Tanto tiempo?

Maite Merino: Sí, mira, desde que tuve el éxito con la obra, desde la primera prórroga de derechos ya tuve problemas... ya me iban poniendo trabas que parecía que iba a ser imposible, pero al final no pasaba nada... los agentes de la autora, los antiguos agentes, estaban encantados, me daban los contratos...

Pregunta: ¿Pero, si durante estos años tú has hablado con los agentes de la autora, cómo pueden decirte ahora que ella no sabe nada de tu trabajo?

Maite Merino: Ya, pero es que hay “agentes” y también “subagentes”... Están los agentes americanos de la autora, los que estaban encantados; pero luego estos tienen un “subagente” en Madrid que parece que siempre estaba muy enfadado con mi productora... Era el que decía que había problemas, aunque no los había... Ahora mismo tengo prevista una fecha, en la que hablaré personalmente con la autora y entonces sabré realmente qué ha pasado. Cuando hable con Eva Ensler quizá todo se solucione o quizá me diga que realmente ella quería que la obra siguiese con otras personas... no lo sé, tengo que hablar con ella.

Pregunta: Los derechos de una obra se adquieren durante un tiempo determinado ¿no?


Maite Merino: Sí. Los derechos se adquieren por un tiempo (en este caso por tres años) y se van prorrogando. Es un contrato, como un alquiler por ejemplo...

Pregunta: Con lo que si te hubieran prorrogado los derechos, estos monólogos que se han estrenado en el Maravillas, no podrían haber sido ¿no?


Maite Merino: Exacto, son derechos en exclusiva. Cuando yo hice esta petición de derechos se me estuvo entreteniendo seis meses, durante los que me decían que sí me los iban a dar... y quince días antes de que el contrato expirase, me dijeron que no me los daban porque habían cambiado de representante... y cuando me pongo en contacto con éste, no me contesta, no atiende a mis cartas, me llegan comunicados diciendo que no les interesa y me dejan con las manos vacías... me hicieron la cama, vamos... Ahora, este agente se ha disculpado y ahora parece que está de nuevas, que somos los mismos que lo hemos tenido durante nueve años... algo extraño... simplemente supongo que estos nuevos productores están detrás de esto, pero no lo sé, porque me pueden decir que como estaban libres lo cogieron... pero mi idea es que llevaban tiempo persiguiéndolo, han boicoteado las negociaciones y tampoco puedo hacer gran cosa si a mí se me acaba un contrato... pero una persona de la que no quiero dar el nombre, me tuvo entretenida cuatro meses dándome largas... y el nuevo agente no está por la labor pero tampoco me escribe educadamente diciéndome “no te damos la prórroga”... fue como una especie de portazo...

Pregunta: Sí, quizá todo se podía haber hecho de un modo más limpio...


Maite Merino: Exacto... y luego ves que en la nueva producción no mencionan nada, de que este montaje vino a España por vez primera por mí... pero sí dicen “vuelven Los monólogos...” entonces, si vuelven es que antes estuvieron... por qué entonces no dicen que la primera vez los hice yo... Es muy cutre, porque igual que se dice que “Arte” lo trajo Flotats... es una cosa como muy sucia, pero... no puedo decir nombres hasta que no tenga pruebas claras que es con lo que ellos juegan...

Pregunta: Pero tú ya estás en marcha para poner esto en claro...

Maite Merino: Sí, desde luego... tengo que tomar una serie de decisiones que tendré que valorar si me compensan o no... pero si me compensan las voy a tomar... ha sido algo muy sucio y me da rabia no poder decir nada porque yo soy muy valiente... y no quiero meter la pata... quiero saber de quién viene todo... Lo que sé es que el “subagente” anterior estaba muy interesado en que yo perdiese todos los derechos, eso sí lo sé.

Pregunta: ¿Has visto este nuevo montaje?


Maite Merino: No, no lo he visto, pero amigos y compañeros sí lo han hecho y lo que todos me han dicho es que no se ha respetado el espíritu del texto; la intención original de la autora. No reivindican, se ha cruzado esa línea tan delicada y frágil... Lo que sí he visto es el cartel... y no me parece... Han vestido a las actrices como mujeres objeto y eso sobra absolutamente. El texto ya es provocativo y muy bueno, no es necesario provocar y de esa manera, mucho menos.

Pregunta: Vamos a ser un poquito positivos. En medio de todo esto, seguro que tienes algún proyecto entre manos...

Maite Merino: Sí (risas) estoy escribiendo con una persona algo que tiene que ver con todo esto... cómo funciona el mundo del teatro (no sé si saldrá bien, si sale, desde luego lo llevaremos adelante)... Esta experiencia tan triste ha de servirme para algo, y por lo pronto me está sugiriendo un argumento interesante... No sé si saldrá bien, como productora soy muy exigente y quiero gente buena y profesional, no me muevo por el amiguismo o los rostros mediáticos... Estoy trabajando con un escritor, para ver qué puede salir de todo esto, del mundo del teatro...

Pregunta: ¿Un mundo turbio, donde el interés tiene mucho que decir?...


Maite Merino: Sí... hay mucho enfermo... (risas) es que hace poco leí una entrevista que le hicieron a Juan Luis Galiardo donde decía “Hay mucho enfermo en esta profesión”... y sí, es cierto... De todas formas mi experiencia sobre este tema es que hay ahora una corriente en el teatro que piensa que esto del teatro es como el “Burguer King”... y el teatro no es una cadena de hamburguesas... a mí me llegaron a decir que hiciera “Los monólogos de la vagina” en distintas ciudades a un tiempo. Eso se puede hacer con un show televisivo y cambiar a los actores y haciendo varios montajes de la misma obra... entonces unos están en Valencia, otros en Sevilla... pero la esencia del teatro es la artesanía, el grupo, los actores, la profundidad de trabajar en mesa, hasta una sustitución es complicadísima... pero ahora hay una corriente que ignora todo eso y que cree que el teatro es una cadena de hamburguesas... “Arte” por ejemplo, hala, como ha tenido mucho éxito, lo hacemos en varios sitios a la vez, ponemos a fulano, mengano, zutano... un famosillo de la tele... y ahora cogemos “Los monólogos de la vagina” y hacemos lo mismo... vamos a ver, seamos serios... no me refiero ni a los directores ni a las actrices... hablo de los productores, que quede muy claro y estoy hablando como productora. Esto no es así y si lo piensas, dedícate a formar una cadena de droguerías o una franquicia de hamburguesas y ya está... Además, una función no dura más tiempo porque se cultive el morbo y pongas una cosa light o desenfadada... no dura nueve años ni cuatro meses en cartel... Es muy difícil acertar... y yo tuve la suerte de contar con Antonia García.

Pregunta: ¿Crees que no se respeta el teatro hoy en día?


Maite Merino: Yo creo que lo que no es respetado es el público. Menospreciamos al público español, y en el público hay gente muy culta, hay gente con mucha sensibilidad aunque no tenga una cultura... y llenar es complicado y cuando un espectáculo cuelga el cartel de no hay billetes durante días seguidos es por algo, y ese algo es que es bueno... Sí es cierto que hay cosas fáciles que funcionan pero tampoco duran mucho... por ejemplo “Arte” con Flotats, Pou y Carlos Hipólito; magnífica dirección, magnífico montaje. Cuatro años. Se han hecho muchas versiones de esta obra y ninguna ha llegado a esto. “El graduado” en Londres ha durado años, creo cuatro años. Llega a Madrid y ¿qué pasó? Una dirección desacertada, un reparto desacertado... y el texto es magnífico, la obra es magnífica. “Los productores” lo mismo. Y ves este musical en otro país y qué pasa; muy buenos cantantes, muy buenos actores y muy buenos bailarines... Y te digo esto porque he hecho 1.800 representaciones y hay días en los que yo bajaba la guardia porque estaba cansada y demás, y sí la gente se ríe, pero no es lo mismo... pero haces la función al 200%, que es como se debe trabajar, y es lo que yo he aprendido tras estar sobre las tablas, porque estuve muchos años estudiando teatro y cuando más he aprendido ha sido sobre el escenario, te repito, trabajas al 200% y la respuesta del público es absoluta y es impagable... La mayoría de la gente, el público, tiene sensibilidad y es lo que cuenta... Quizá no tenga una cultura teatral, no haya leído a Shakespeare, pero tiene sensibilidad, eso no debemos olvidarlo. Es que también, la gente del medio, nos creemos los más cultos y es que en el público hay profesores de universidad, médicos, fontaneros y puede resultar que ese fontanero escucha ópera... y a lo mejor el actor que está sobre el escenario no ha escuchado ópera en su vida y se ha leído los cuatro libros que le ha tocado en su guión... no somos los más cultos, y ahora sí incluyo a los actores además de a los productores. No hablo de los periodistas (risas)

Pregunta: (risas) Tú hablas de tus colegas, y yo, de mis colegas, diría que a muchos de ellos lo que les mueve no es ni la sensibilidad ni la cultura... yo diría que les mueve el interés y el amiguismo... y no sé si eso es peor...


Maite Merino: Yo me incluyo en lo que digo (risas)

Pregunta: Yo... con respecto a lo que he dicho de mis colegas... no (risas) Y no sé qué es más grave si la falta de cultura o acceder a ciertas prestaciones a sabiendas...


Maite Merino: Uyyyy... es que si entramos de lleno en el amiguismo... hemos de decir que en este país todo funciona así... y es un desastre... sólo hay que ver qué políticos son los que lideran los partidos... no son los más preparados... ya el sistema de partidos que hay en este país... para que suba una persona y llegue a ser líder de un partido (nuestro presidente y el líder de la oposición) no son los mejores de su partido... seguro no conocemos a los mejores, seguro que están ahí en las filas de un partido y por el amiguismo no les han dejado subir... Pues como eso, es todo, en todos los ámbitos...

Pregunta: Tú has comentado antes que eres muy valiente y que vas con la verdad por delante... y eso es muy peligroso...


Maite Merino: (risas) Claro que sí... Sí el problema es ser tan independiente... Nuestro equipo de “Los monólogos de la vagina” iba por libre... Antonia García no pertenecía a ningún clan, ni es amiga de nadie, ni está en los foros, ni la productora, ni las actrices, ni el traductor con lo bueno que es tampoco está en los foros, está en causas perdidas, con todo lo que conlleva. Víctor Cremer está muy comprometido, pero no está en el poder, ni manejando nada en IU ni nada... es decir, todos somos tan independientes que... nos pasan estas cosas... Pero tiene también su contrapartida y es que nunca nos damos por vencidos. A veces digo que soy como el Ave Fénix, que renace de sus cenizas... nos crecemos y volvemos a la lucha, siempre...

Sofía Basalo.

sábado, 4 de diciembre de 2010

... JUAN ANTONIO QUINTANA (Abril 2010)



Afirma que su obsesión es trabajar diariamente y que donde mejor se siente es sobre los escenarios, quizá por ello, nuevamente podamos leer su nombre en la cartelera teatral madrileña. La temporada pasada formaba parte del elenco que, con la producción de Tomás Gayo, ponía en pie “La noche de la Iguana” de Tennessee Williams; actualmente lo vemos en el Teatro Lara, en la adaptación de la novela de Elvira Lindo “Algo más inesperado que la muerte”. Es Juan Antonio Quintana, un veterano hombre de teatro, cuyo leitmotiv ha sido siempre la integridad. Hemos tenido la oportunidad de hablar con él:


Pregunta: ¿Qué busca Samuel en Tere?

Juan Antonio Quintana: Yo creo que, por encima de todo, busca recuperarse, recobrarse... recobrar en definitiva su propia identidad. Parece muy trascendente, pero quizá sea la verdad, porque él tiene continuamente una especie de presentimiento de que su muerte está cercana, entonces, sometido a esa premonición de que se acerca la muerte, lo lógico es que sea más potente... en definitiva, ése es el gran objetivo... aunque en medio hay otros matices...

Pregunta: ¿Quizá también busca la autenticidad?


Juan Antonio Quintana: Sí, es eso mismo: Su propia identidad. Al entrar en toda esa vorágine que es la vida de la fama, del triunfo, del éxito... de ese mundo un tanto artificial, si uno se descuida y no tiene las alarmas encendidas... esa identidad se diluye en el espacio y en el tiempo y en un momento dado la ilusión de que a los ochenta años una mujer pueda quererlo, admitirlo como amante, es muy importante...

Pregunta: En “Algo más inesperado que la muerte” se enfrentan dos mundos, el de la intelectualidad, el de la fama y el mundo más cotidiano, el de los barrios, no sé si el barriobajero...

Juan Antonio Quintana: No necesariamente barriobajero...

Pregunta: Mejor entonces, el de la cotidianidad. Normalmente al hablar de enfrentamiento, uno ha de resultar vencedor. Pero aquí, es difícil decir qué mundo vence ¿no? Pues tenemos la impresión de que la fama acaba borrando la autenticidad...

Juan Antonio Quintana: La obra no es intrascendente, aunque pueda parecerlo por el tono de comedia. En absoluto es intrascendente, es una comedia muy divertida, siempre en clave de humor, pero con su mordacidad, su acidez, su crítica social, un poco camuflada y que permite un final, yo diría, justo.

Pregunta: Con lo que, en cierto modo, todos podemos caer en la tentación de la frivolidad, de caer en las redes de ese mundo superficial...

Juan Antonio Quintana: Sí, claro que sí. Es muy fácil sucumbir. De hecho gran parte de la juventud española está un poco dominada por eso, en estos momentos, es una lástima que mucha gente valiosa como hay en la juventud en lugar de luchar por una sociedad más justa, en lugar de prepararse a fondo para su vida futura, busca un éxito inmediato. La sociedad de alguna manera les está engatusando con ese éxito inmediato que muchas veces es mortal... Me preocupa... porque hay gente muy valiosa y creo mucho en la juventud... y me temo que éste es uno de los males que padecemos, el de presentarles un mundo un tanto ficticio, muy tentador, muy sugestivo...

Pregunta: ¿Qué tiene ese mundo que aún sabiendo lo que es y cómo es... sigue atrapándonos...?

Juan Antonio Quintana: Caemos hasta el fondo... lo que ocurre es que es más grave que caiga un joven que una persona madura o mayor ¿no? Efectivamente tiene muchos atractivos, el disfrute de la vida, al que todos tenemos derecho... y eso, no cabe duda, nos aleja de causas más importantes, generosas, comprometidas en todos los sentidos... en el sentido social... creo que está muy claro que los tentáculos son muchos y poderosos, entonces... esa facultad primordial de la juventud que es la rebeldía, es la que se va esfumando lenta y tristemente...

Pregunta: Nos hemos conformado ¿no?


Juan Antonio Quintana: Sí, claro... pero quizá estemos filosofando demasiado (risas) porque por encima de todo, la gente lo pasa muy bien viendo la obra... Elvira Lindo tiene el poder del lenguaje directo, sencillo y valiente al mismo tiempo y creo que eso es un gran atractivo para este espectáculo y si me pongo a hablar de mis compañeros, no pararía... hay unas interpretaciones estupendas y merece la pena ir a verlo.

Pregunta: Usted es un veterano hombre de teatro, comenzó su carrera en 1966, cuando dirigió su primera obra de teatro...

Juan Antonio Quintana: Sí, en 1966, comencé mi carrera como director, pero como actor, comencé en 1960, incluso un poquito antes... A partir de 1959, empecé a subirme a los escenarios como actor y a partir de 1966, también como director... y he optado siempre por hacer un teatro libre, que nadie me impusiera y eso tiene su precio que es el sacrificio... eso que hablábamos antes, la búsqueda de la fama inmediata... Lo que a mí me ha importado ha sido, con toda humildad, el prestigio, mantener mi prestigio... La fama me ha llegado en la madurez, porque opté por un camino de espinas, no de rosas...

Pregunta: Por el camino más arriesgado, quizá...

Juan Antonio Quintana: Claro, todo tiene su precio, pero la recompensa es la mejor de todas: La libertad. Entonces, he podido presumir a lo largo de mi vida, de haber sido libre y a eso, como Cyrano de Bergerac, no renuncio (risas)

Pregunta: Otra faceta muy importante para usted ha sido su faceta de profesor...


Juan Antonio Quintana: Es que, coherentemente, de lo que estoy presumiendo de haber hecho con mi vida, es la necesidad de transmitir lo que iba aprendiendo, lo que yo iba sabiendo, transmitirlo lo más rápidamente posible a la gente y a la gente joven, sobretodo... entonces, me he dedicado a iniciar a enseñar en el aula de teatro de la Universidad de Valladolid, ciudad donde he desarrollado la mayor parte de mi trabajo.

Pregunta: Afirma que esta faceta le amplió mucho su visión del teatro ¿Cuál es esta visión?


Juan Antonio Quintana: Sí, me la amplió sobre todo por la aportación de los jóvenes, esa sabia renovada continuamente ha sido muy importante también para mí. Por eso, es por lo que defiendo tanto a la juventud... Mi visión de teatro es que no morirá nunca porque es consustancial al ser humano, por eso, los grandes monumentos del teatro universal datan del principio de las civilizaciones; quiero decir que creo que la crisis teatral es positiva, no negativa, y afortunadamente el teatro ha estado en crisis y ojalá siga estándolo, pero creo que no puede morir jamás... y como he dicho, entre las grandes conquistas ideológicas y estéticas del género humano, están hechas y expresadas en teatro... esa es una de las bases que demuestran lo que estoy diciendo, y creo que es un momento estimulante, parece ser que la libertad que se consiguió en un momento dado, cuando recuperamos la democracia, digamos que ha sido lento y tímido, tenemos libertad y parece que no la estamos aprovechando suficientemente bien... eso está empezando a dejar de ser así, y creo que hay que recobrar la confianza en que esa libertad va a permitir, y debe permitir, espectáculos en plena evolución, espectáculos muy libres desde el punto de vista temático, ideológico y demás... y espectáculos que cada vez van siendo mejores... ha habido una etapa de conformismo vergonzante, puesto que teníamos la libertad en nuestra mano y parecía que no sabíamos utilizarla, pero eso parece ser que está dejando de ser, ya...

Pregunta: ¿Qué debería obviar nuestro teatro y qué deberíamos añadirle?


Juan Antonio Quintana: Quizá el valor de no necesitar tanto a la administración tanto, porque eso siempre es una forma de esclavitud, entonces pensar sobre todo en el público receptor del teatro; eso es una de las primeras cosas que debemos intentar, que el teatro actual en España, aún necesita, pero en definitiva, creo que un poquito de sentido del riesgo y ser muy consecuentes con nuestra identidad, debemos ser fieles a nosotros mismos, en todos los aspectos del oficio teatral.

Pregunta: Ser fieles a nosotros mismos...

Juan Antonio Quintana: Sí, suena un poco a acusación...

Pregunta: ... Como que quizá no lo hemos sido o hemos intentado ser otros...


Juan Antonio Quintana: Si, eso. Creo que es muy importante que cada cual sea fiel a sí mismo y defienda su bandera personal.

Pregunta: Nos falta valentía para defender nuestra personal bandera...


Juan Antonio Quintana: Siempre para defender... no sé si el término bandera... me ha salido espontáneamente, pero no quisiera que se confundiera en ningún momento con cuestiones de patriotismo a ultranza, ni muchísimo menos, más bien todo lo contrario... quiero decir el estandarte de nuestra identidad, de nuestra personalidad, de ser sinceros, abiertos, libres en definitiva, eso es lo que creo...

Pregunta: Creo que ésta es una de las asignaturas pendientes del ser humano, como ser humano...


Juan Antonio Quintana: Eso siempre, siempre... y eso nos puede hacer más felices porque nos reconocemos al mirarnos al espejo; nos reconocemos y nos miramos sin vergüenza... creo que a partir de ahí todo empieza a ser mejor... disfrutamos de la vida, del amor, de todo aquello a lo que tenemos derecho y que tenemos que, vuelvo a repetir, defender a ultranza (risas)

Pregunta: Su Currículum es admirable, muchísimos premios, obras importantes, compañeros con los que ha trabajado de los más grandes... ¿qué le queda por hacer, qué le gustaría hacer o qué se le ha quedado en el camino?

Juan Antonio Quintana: Dirigiendo o actuando, mi obsesión es trabajar diariamente... donde me siento más feliz es sobre un escenario y por tanto, poder ser yo mismo cada día, supone subirme cada día al escenario... que no me falte trabajo, que siga hasta que me muera y en cuanto apetencias, citaba antes a un personaje no gratuitamente, sino porque para mí es maravilloso, Cyrano... es éste un personaje que no he podido hacer por la edad que tengo, aunque tengo también mi idea ahí guardada de una adaptación, pero en cualquier caso, dirigirlo, siempre podré... la verdad es que es una obra admirable que me gusta muchísimo.

Pregunta: Personalmente, creo que uno de los fragmentos más hermosos “Cyrano de Bergerac” es “No, gracias”... ¿A qué diría y ha dicho alguna vez “No, gracias”?

Juan Antonio Quintana: Sí, es precioso. A todo lo que signifique privación de libertad, a todo lo que implique una renuncia a lo que somos cada uno... y por tanto, creo que es a eso a lo que se refiere fundamentalmente Cyrano en ese fragmento...

Sofía Basalo.

domingo, 14 de noviembre de 2010

... ANDRÉS ROEMER (Junio 2010)



¿Quién vivía tras el nombre y la imagen del gran científico Albert Einstein. Quién era el hombre ordinario que respiraba tras este cerebro extraordinario? Esa respuesta nos la ha ofrecido Andrés Roemer en una ardua labor de investigación que ha fructificado en un texto inteligente y poliédrico que nos abre la puerta al universo de un hombre que iba a llamarse Abraham.
Andrés Roemer es un hombre inteligente e inquieto, que ha desarrollado una prolífica actividad en distintos ámbitos, aunque siempre con algo en común, la ciencia y el ser humano. El conocimiento pasado por el tamiz de la referencia con el otro.
Una nueva edición del festival de “La ciudad de las ideas” es el proyecto más inmediato de este hombre que aún hoy se extraña del gran éxito de “El otro Einstein”. Hemos hablado con Andrés Roemer:

Pregunta: ¿Cómo surge esta reflexión sobre el lado más humano de un personaje con un cerebro tan privilegiado como Albert Einstein?


Andrés Roemer: Lo dice bien, es un cerebro privilegiado y es lo que más conocemos de Albert Einstein, lo es, lo fue; sin embargo, me tropiezo con un libro, en una librería de Nueva York, que trataba de la búsqueda de Eliécer, una hija que Einstein tuvo fuera del matrimonio, antes de casarse con Mileva, su primera esposa y que dieron en adopción y que, parece, murió de escarlatina a los 18 meses de edad. Yo siempre muy provocado por la ciencia, de hecho trabajando en un proyecto llamado “La ciudad de las ideas” con Eduard Punset, he fomentado mi interés por estos temas al igual que mi amor por el teatro; con lo que, cuando comencé a leer lo de Eliécer, pensé que era muy interesante y comencé a indagar para conocer toda la historia de Einstein; así descubrí que tuvo dos hijos, uno de ellos sufrió esquizofrenia y lo dejó de ver cuando cumplió los 22 años. El investigador se casa en segundas nupcias con su prima, de la que fue amante durante unos meses, pero antes de la boda, pretende a su sobrina hija de la que sería su mujer. De igual modo, tendrá una amante espía soviética, tuvo otra hija con una bailarina en Nueva York (eso se supone) que se casaría con otro hijo... Es una cantidad de historias tan interesantes, tratándose de Albert Einstein que de alguna u otra manera, las conjugo con tres mujeres que se tienen que reunir unas horas antes de que el jurado de la revista Time, las evalúe, con base en el criterio de definir quién será la portada del hombre del siglo XX. En la final como se sabe, estuvo Ghandi, Hitler, Stalin, Freud... pero llegaron a la final Ghandi, Roosvelt y Einstein. La obra sitúa a tres mujeres, la tríada siempre hace una cosa dramática, es un elemento emocional muy fuerte donde Ellas convivieron con Einstein. Una es la primera mujer del investigador, la segunda es la secretaria, la que guarda los secretos, la cómplice, la confidente, la que tiene que defender su nombre hasta la muerte y así fue; y la tercera es la segunda esposa y prima de Einstein. Las tres hablan del hombre de carne y hueso: Del marido, del padre, del amante, del que odia, del que siente, del que se acuerda, del que se olvida... Y se va haciendo, obviamente, una defensa de cada uno de estos personajes, es decir cada una de las mujeres salva su cara, como se dice en el anglicismo, pero también revela y proyecta quiénes son y qué significaba vivir con la marca y el nombre de Einstein, que no sólo era una celebridad, lo es, de hecho, por genial... algo increíble, porque no hablamos de Messi y el Fútbol o de Música y Luis Miguel cuyos rostros están en las playeras, en las camisetas, sino que un científico que muy poca gente, realmente, comprende sus teorías, sobre todo la teoría de la relatividad, sea alguien tan popular y que hoy en día sea un icono, como símbolo del siglo XX y de la inteligencia humana y de la aspiración a lo que uno quiere llegar a ser.

Pregunta: ¿Qué vamos a descubrir tras esta reunión a tres bandas?

Andrés Roemer: Vamos a descubrir su vida privada, sus emociones, sus sensaciones interpersonales, sus prejuicios... Es una obra de teatro que no toca en lo más mínimo la parte científica, ya bien conocida... Aquí ponemos sobre el escenario la parte dramática, su historia con su primera mujer, su segunda mujer, sus hijos. En esta obra conoceremos al Einstein padre, al Einstein amante, esposo... al ser humano.

Pregunta: Ha comentado, igualmente, que veremos el rostro de un hombre ordinario con un cerebro extraordinario... ¿Qué influye más en la vida de este ser humano en concreto y del ser humano en general, al vida ordinaria en el cerebro extraordinario o a la inversa?

Andrés Roemer: Yo creo que es un poco de todo, las dos cosas interfieren. No sé cuál es la causa y cuál es la consecuencia o cuál es la variable exógena y la endógena... Un hombre tan deseoso de comerse el mundo, un hombre tan preocupado por trascender, un hombre cuestionado, un hombre fértil en todos los sentidos de la palabra, un hombre seductor, también en todos los sentidos... se transfiere y se transmite y se manifiesta su parte creativa, su parte incansable de descubrir siempre nuevas cosas, pero también se transfiere a una vida emocional llena de intensidad, de pasión, de fuerza y también muchos hombres y muchas mujeres se van a ver reflejados en la obra, porque el ser la primera y la segunda esposa de alguien, son implicaciones de lo que busca un hombre en la primera y en la segunda esposa y una mujer con un hombre que primero es un desconocido y un Don Nadie, que posteriormente se convertirá en una personalidad reconocida, lo que es vivir un divorcio, lo que es tener un hijo esquizofrénico siendo (entre comillas) uno de los hombres más geniales de la humanidad... tener un hijo con discapacidad, lo que eso implica... también las rivalidades, por ejemplo con Freud, de quien ese hijo es profundo admirador... lo que es el contexto, lo que significa ser judío, estoy seguro de que esto le influyó mucho para ser el hombre científico, el hombre que buscara una manera de sobresalir, de trascender. Albert Einstein, se iba a llamar “Abraham”, pero sus padres pensaron que éste era un nombre muy judío, por lo que le pusieron otro nombre que empezara con “A”, por esto fue “Albert”... la relación con su madre... No sería el público si no fuese el privado y a la inversa, no sería lo privado, lo secreto si no hubiera sido el público... No hubiera tenido esa atracción con tantas mujeres, ni hubiera tenido esa manera de relacionarse con el mundo si no hubiera sido quien fue intelectualmente tan joven... porque después de 1920, las aportaciones científicas de Einstein son menores, más bien fue la búsqueda de la teoría de la unificación, pero hasta 1919 año en el que se aprobó la teoría de la relatividad, todo fue muy prolífico y muy importante. Realmente, para responder a su pregunta, tendría que decir que se trata de un camino de doble vía... Lo de ordinario, que lo menciono, también lo digo entre comillas, porque cuando uno pregunta si alguien conoce a alguna persona “normal” y responde “sí”... yo creo que no lo conoce muy bien (risas) Todos tenemos familias disfuncionales y nuestras partes “extra-ordinarias”, a eso me refiero; sin embargo, la vida de Einstein dada la publicidad del nombre, el reconocimiento que tuvo, tuvo mayor acceso a estas extraordinarias circunstancias de un hombre ordinario.

Pregunta: Escuchándolo, podemos afirmar que esta obra está escrita con absoluto rigor, la investigación para ello, habrá sido enorme...


Andrés Roemer: Enorme, exacto... desafortunadamente encontré tarde un proyecto que se está haciendo en Boston sobre sus papeles, al principio me ayudé con la documentación, a través de internet, de la Universidad Hebrea de Jerusalén y de la universidad de Princeton; sin embargo ahora en Boston hay todo un proyecto de documentos, de cartas privadas, pero sobre todo, mi fuente original es un libro que me costó mucho trabajo conseguir, donde se incluían muchas cartas que recibió la mejor amiga de la primera esposa de Einstein, a cuya muerte su hijo las hizo públicas. Allí apareció una gran correspondencia que tuvo el propio Einstein con su primera esposa y luego ésta con su amiga... Toda la obra está documentada en aspectos reales, no hay nada de ficción. Sin embargo, el encuentro entre las tres y el cobijar, diría yo, toda esta historia con respecto al premio de Time y qué significa ser el hombre más impactante del siglo XX, más influyente del Siglo XX, sí es ficción. Aunque el concurso de la revista fue real ¿eh? De hecho fue nombrado Einstein y esta revista dedicó casi el sesenta por ciento del número correspondiente a explicar porqué no se eligió a Hitler, porque mucha gente afirmaba que éste era el hombre que más había influenciado en el devenir histórico de este siglo. Coyunturalmente sí, pero en cuatrocientos o quinientos años, así como hoy Galileo o Copérnico o Newton, Einstein sobre todo por su segunda teoría de la relatividad se hablará de cómo nos hizo cambiar la concepción del mundo y de la humanidad.

Pregunta: Esta obra ha sido estrenada en México, ha tenido un éxito enorme ¿lo esperaban. Esperaban llegar hasta España, por ejemplo?

Andrés Roemer: Te voy a ser franco, yo no esperaba ni llegar a la tercera representación de la obra... fui, de alguna manera, secretario técnico de cultura, subsecretario de cultura, mi penúltimo viaje a Madrid fue, de hecho, ya como titular de ese puesto, para departir con la gente de cultura, tengo grandes amigos dramaturgos... cuando escribí el texto, un gran amigo, que en paz descanse, el dramaturgo Víctor Hugo Rascón Banda quedó tan fascinado que me dijo que tenía que publicarlo... agradezco muchísimo su insistencia, pero no es un teatro cómico, no es el típico teatro del doble sentido que en México es el más popular, entonces, es un teatro pensante, Einstein no tiene nacionalidad, cruza fronteras, es un personaje de la humanidad y tiene muchísimas implicaciones, pero obviamente es una obra psicológica... me dio mucho gusto que llegó a las cien representaciones, inmediatamente fue invitado al Festival Cervantino y que venga a España, al Teatro Lara, para mí es un honor... hay una frase... “Hay hijos que te traen muy buena suerte y que ni te esperas; hay libros que te llevan años y que luego nadie los lee”... y también hay una palabra “Nages” que significa fortuna...

Pregunta: Ha comentado que tenía cierto temor porque en México el teatro con más éxito es la comedia intrascendente...


Andrés Roemer: Sin duda, sin duda... Así como hay que formar lectores, hay que formar público para el teatro... hay que formar público para la televisión, donde la complejidad de los argumentos te permitan reconocer y descubrir nuevas cosas a través de diálogos... y la obra está llena de referencias, la gente del sector científico que ha ido, sobre todo en México, le ha fascinado el proyecto porque se refiere a muchos temas; la gente que entiende cuál fue el caso Rosenberg por ejemplo de los judíos norteamericanos que fueron acusados de traición, por pasar mensajes a la Unión Soviética... Hay muchas referencias donde por supuesto se intenta enriquecer... pero también tiene su humor, un humor negro... porque creo que es parte vital y que lo entretenido no está peleado con lo inteligente, de hecho, he realizado varios proyectos culturales y siempre trabajo en la televisión haciendo lo mismo, en un programa llamado “Pensar sobre pensar”, sin embargo como dices, las expectativas, al principio, de este tipo de teatro han sido sorprendentes porque... aunque no me sorprende que al ser humano le interese el ser humano... A fin de cuentas no hablamos sólo de Einstein, estamos hablando de todos los seres humanos... pero, finalmente, es éste el tema...

Pregunta: Leyendo su currículum encontramos capítulos muy interesantes, ha hablado de “El festival de la ciudad de las ideas” que lleva a cabo con la colaboración de Eduard Punset...

Andrés Roemer: Eduard Punset ha sido un gran colaborador, ha venido los dos años y volverá el próximo; estamos escribiendo un libro conjuntamente y espero que pronto se publique. Le tengo un gran cariño, lo admiro enormemente y es muy querido en México. Tenemos un festival al que lo invitamos, se llama “La Ciudad de las ideas”. En él, invitamos a más de cuarenta mentes provocadoras, mentes brillantes. Cada una habla durante unos veinte minutos, sobre temas humanos, desde la perspectiva científica; por qué amamos, por qué mentimos, por qué los celos son importantes, por qué nos inventamos enemigos, el cerebro del hombre, el cerebro de la mujer... Han venido a este festival premios noveles; este año, por ejemplo vendrá el inventor de Internet... Intentamos conjugar ciencia, arte, diseño, tecnología de una manera única. El buen amigo Eduard Punset ha hecho ya dos programas de televisión en “Redes”, dos especiales, sobre “La ciudad de las ideas”... y la gente que esté interesada, puede ver un poquito más a través de nuestra página web: www.ciudaddelasideas.com

Pregunta: De igual modo, es un ferviente defensor de los derechos civiles en México...

Andrés Roemer: Usted hizo su investigación, se lo agradezco... Tengo una organización ciudadana y soy miembro del consejo consultivo de la comisión nacional de derechos humanos. Me he dedicado mucho a estudiar, a investigar y a defender y con algunos colegas españoles, por supuesto, los temas y la defensa de aquellas voces que no tienen voz... y de aquellos invisibles que hay que hacer visibles...

Pregunta: Hay un largo camino por recorrer todavía ¿verdad?


Andrés Roemer: Esperemos... de eso se trata el libro que ha publicado Punset sobre el movimiento, sobre moverse, porque lo que no se mueve se muere, estamos ahorita escribiendo una nueva obra que esperemos le vaya también como a “El otro Einstein”...

Pregunta: ¿Nos puede adelantar un poquito cuál es el argumento?


Andrés Roemer: También tiene que ver con la psicología, pero aquí tenemos la referencia del otro. A finales de 1920, un señor decide dejar a su padre en Rumanía, un judío. Se va a América Latina, la idea era irse a Venezuela con su hermana, pero en el barco se enamora de una Alemana católica y se quedan en Trinidad Tobago... allí tienen tres hijos, Sonia y dos gemelos idénticos, Óscar y Jack; cuando nacen estos niños, se pelean los padres de los mismos y la mujer se lleva a uno de los gemelos y a su hija a Alemania. Este muchacho en Alemania entra a formar parte de las fuerzas de Hitler y el otro se queda en Trinidad Tobago con su padre, quien se casa con la ministra del lugar, van a Israel y vive como judío. Ambos hermanos se juntan cuarenta años después, hecho que sale publicado en el Washington Post. Me he basado en un experimento muy famoso, que llamaron “El experimento de los gemelos idénticos de Minessotta” donde a gemelos que nacieron idénticos, fueron separados, criados y adoptados en casas distintas, se reúnen tras cuarenta años y hay casos increíblemente interesantes, pero aquí la idea es juntar a Óscar y a Jack; de hecho hace dos semanas estuve hablando con Jack, que viene a “La ciudad de las ideas”, tiene casi 77 años, es el único superviviente, Óscar ya murió y es la referencia... quién eres, qué hiciste con tu vida, cuál es tu propósito... todo tiene que ver con la referencia de con quién tratas, con quién te llevas... casi siempre las reuniones de antiguos alumnos, cuando han pasado más de veinte años, nos descubre quiénes somos, tan diferentes de quiénes fuimos... Ése es pues el tema esencial de la obra, la ansiedad del status, del estado del ser, y esperemos que le vaya tan bien como a Einstein...

Pregunta: Ojalá tengamos el lujo de poder ver esta obra en España, es necesario el teatro que nos hace pensar, reflexionar...

Andrés Roemer: Decía un gran dramaturgo: “Un pueblo sin teatro es como un pueblo sin espejos” pero yo iría más allá, el teatro es un espejo del ser humano... Esta obra está llena de la complejidad humana... tras verla no podemos decir si Einstein fue bueno o malo. Yo mismo, no soy lineal y no creo que podamos hablar así, cuando alguien te pregunta ¿por qué terminaste una relación? Esperamos del mundo una respuesta lineal... pero somos orgánicos y complejos y estamos llenos de tantos “otros”... y ése es el espejo que espero proyecte “Einstein” porque mucha gente que vea la obra, se verá reflejada en uno o dos o tres personajes, o en aquel fantasma llamado Albert Einstein, que no aparece en carne y hueso, pero que siempre está presente entre las tres... tres extraordinarias actrices excepcionalmente dirigidas por Raúl Quintanilla, porque es un texto complejo para llevar a escena...

Sofía Basalo.

sábado, 30 de octubre de 2010

... PABLO MUÑOZ-CHÁPULI. (Noviembre 2009)



Juan Diego Martín, Ricardo Castella y Pablo Muñoz-Chápuli han vuelto a unirse para llevar a escena un espectáculo que es más que dos monólogos y que incluso es más que un musical. “Cómico Bueno, Cómico Muerto” es la comedia que actualmente podemos ver en el Teatro Alfil y que ha dirigido el también actor granadino; con quien hemos charlado de monólogos, playbacks, musicales y proyectos...

Pregunta: ¿Si el Cómico bueno es el que está muerto, cuántos se salvan?


Pablo Muñoz-Chápuli: Muy poquitos... ya sabes que los cómicos cuanto más muertos mejor...

Pregunta: ¿Sí?

Pablo Muñoz-Chápuli: Sí (risas)

Pregunta: ¿Si se salvan muy poquitos, cuáles son los requisitos para la supervivencia y quiénes los cumplen?


Pablo Muñoz-Chápuli: Los cumplimos nosotros y muy poquitos más... se salvan aquellos que hacen cosas realmente buenas, con lo que quedan pocos... y sobre todo los que copiamos a los que hacen cosas buenas... Así pues quedamos nosotros, los buenos y a los demás nos los cargamos sin rastro...

Pregunta: Yo lo preguntaba en serio...


Pablo Muñoz-Chápuli: (risas) yo también... (risas)... Nosotros nos tomamos muy en serio el hecho de hacer comedia y buscamos sobre todo que no sea humor fácil; normalmente tramas complejas, que tenga un trabajo más de actor, más teatral... ése es el humor que nos gusta ver y por eso, es el humor que intentamos hacer.

Pregunta: ¿Se hace buena comedia hoy en día? Se suele decir que sí, aunque yo no lo tengo tan seguro...

Pablo Muñoz-Chápuli: Depende del medio... si hablamos de la televisión, del teatro... he visto cosas muy buenas y también cosas muy malas... se sabe hacer, pero son poquitos... no se sabe apenas escribir; hay realmente pocos escritores y guionistas buenos que se dediquen al humor... pero hay cosas buenas, no muchas, pero las hay.

Pregunta: Diferencias televisión y teatro... últimamente se dice que se está haciendo un teatro que se asemeja demasiado a lo que se hace en la televisión...


Pablo Muñoz-Chápuli: Esto es, sobre todo por los actores... que es una cosa que a mí no me acaba de convencer del todo, que es que como se da por hecho que no hay público para el teatro o muchas veces se da eso por hecho, que creo que es un error... se piensa que la única manera de llevar público nuevo al teatro es con el traslado de los actores de televisión al escenario... a mí no me acaba de convencer porque no creo que sea ésa la motivación que ha de tener la gente para ir al teatro... la gente ha de ir al teatro para ver cosas buenas, no para ver caras conocidas... y porque no siempre los actores de televisión son buenos actores de teatro... de hecho eso mismo lo hemos visto muchas veces...

Pregunta: ¿Cuál es la motivación que ha de tener el público y qué podemos hacer para acrecentarla?

Pablo Muñoz-Chápuli: El teatro siempre es más complicado. La televisión es un medio gratis, de consumo fácil... te sientas y lo ves... El cine, es barato, es algo de lo que estamos muy informados... todos sabemos qué películas hay, si son buenas o no... y es fácil ir al cine... El teatro es más complicado porque hay muchísima oferta, muchas cosas para ver y poca información sobre si lo que hay es bueno o no... y además es algo más caro que el cine... entonces, es un medio en el que es difícil entrar, no sabes bien qué ver... cuando ves cosas muchas veces no te convencen y se te quitan las ganas de volver, porque te has gastado un dinero... es un medio complicado...

Pregunta: Dices que no se sabe apenas, escribir...


Pablo Muñoz-Chápuli: Personalmente, pocas veces encuentro cosas escritas que me convenzan... tanto en cine, en televisión y en el teatro cosas bien escritas veo pocas... así como cuando me voy al medio americano, dices “Caramba, los guiones de cine son buenos, los programas de televisión son buenos, el teatro americano funciona...” Son textos escritos con un nivel de complejidad... sabiendo muy bien lo que hacen. Aquí caemos en cosas muy sencillas, no hay complejidad, no hay profundidad en los textos; las series de televisión son muy básicas, de comedia de situación y para de contar... echo de menos a escritores realmente buenos, que de vez en cuando los ves... pero son las menos, porque escribir bien es muy complicado, no lo hace cualquiera.

Pregunta: y nuestros escritores no son ni “cualquiera”...

Pablo Muñoz-Chápuli: (risas)... Hombre, estamos ahí, poco a poco va saliendo gente nueva y buena... Pero es que en España no se favorece al buen escritor; por ejemplo, cuando una serie de televisión es buena, tú sabes quién la interpreta, pero no sabes quién la ha escrito... no se fomenta al guionista ni en el cine tampoco... No les valoramos ni les pagamos bien, ni les tenemos en cuenta...

Pregunta: De este modo, es difícil sobrevivir en este mundo y más con una compañía privada como la tuya, “Tela-Katola”...

Pablo Muñoz-Chápuli: Sí la verdad es que va siendo complicado... todo depende de cuánto te quieras ganar la vida con ello. Yo tengo la ventaja de no tener que ganarme la vida con ello, con lo que seleccionas mucho más y haces realmente lo que te apetece, puedes emplear más tiempo en buscar buenos textos... tengo la ventaja de que he tirado mucho de los textos que me han escrito Ricardo o Juan Diego, que para mí son dos muy buenos guionistas y por suerte he ido adelante... pero si no... es complicado encontrar un buen guionista que te escriba aquello que quieres hacer...

Pregunta: Eres actor, director, productor, cantas... de todo ello ¿qué es lo más complicado, lo que más te cuesta llevar a cabo?


Pablo Muñoz-Chápuli: Para mí lo más complicado es encontrar la sala donde representar. Hay muchas compañías haciendo cosas, es muy difícil entrar en un circuito comercial, incluso cuando logras entrar no siempre te tratan demasiado bien... las condiciones económicas no suelen ser muy buenas... es bastante duro conseguir ser rentable... Simplemente el hecho de llegar a la sala es bastante complejo si no tienes un rodaje muy amplio o nombres conocidos, porque al fin y al cabo lo que le importa al dueño de la sala es la rentabilidad... y ésa no es nuestra filosofía... nosotros apostamos por la calidad... a mí no me importa contratar actores de televisión siempre que sea bueno... pero tiene que ser muy bueno y esto no siempre ocurre.

Pregunta: ¿Cómo se encuentra el teatro actualmente. Cuáles son sus puntos débiles...?

Pablo Muñoz-Chápuli: En el teatro hay de todo... puedes ver desde musicales de Broadway que es lo que tenemos ahora y lo que se supone más público se está llevando, que más éxito está teniendo, desde producciones propias, como “Hoy no me puedo levantar” que son musicales hechos a un formato de muy fácil consumo, de gran éxito... desde ahí hasta cosas muy arriesgadas, innovadoras... en salas pequeñas he visto cosas tremendamente buenas y de ahí... hay cualquier cosa... desde producción propia a producción extranjera, humor... hay mucho de todo, ahora bien bien hecho... no hay tanto... pero bueno...

Pregunta: Comentas que en salas pequeñas has visto cosas muy buenas... ¿Nos mueve el prejuicio. Al público a parte del público le mueve el prejuicio?


Pablo Muñoz-Chápuli: Yo creo que más que prejuicio... el problema creo que es económico... las salas pequeñas tienen la ventaja de lo barato, pero también muchas veces, creo que nos gusta ir a lo grande... yo creo que un problema que tenemos aquí y que también se da en Broadway es que como ir al teatro es caro, una familia determinada, dice “nos gastamos una pasta, vemos un gran musical y no volvemos a ir al teatro en todo el año”... entonces eso va en perjuicio con respecto al resto de las obras más pequeñas... que no hay un público que prefiera ver diez obras pequeñas en lugar de ver una grande y muy cara... y eso es muy duro.

Pregunta: ¿Cómo surge la oportunidad de engancharte a este “Cómico bueno, cómico muerto”?

Pablo Muñoz-Chápuli: “Tela-Katola”· en realidad lo fundamos Ricardo Castella, Juan Diego Martín y yo... junto a otros dos chicos de la universidad y tenemos muy buena relación desde entonces, aunque hubo un momento en que la compañía me la quedé yo y ellos fundaron otra productora, aunque hemos seguido trabajando mucho juntos. Esta comedia la empezaron ellos... es una cosa que llevábamos tiempo hablando Ricardo y yo. Él quería que hiciéramos un musical propio. Ricardo escribe también música y yo tenía muchas ganas de que me escribiera un musical... y al final se decidieron e hicieron un musical ellos dos. El proceso lo empezaron ellos aunque posteriormente me pidieron ayuda al tener experiencia en los musicales... con lo que entré en el proyecto cuando éste ya había comenzado.

Pregunta: Un musical pero también un espectáculo de monólogos... ¿Y si a alguien no le van mucho los monólogos o está saturado de ellos, cómo los defiendes?

Pablo Muñoz-Chápuli: Precisamente es parte de la gracia; a raíz de la saturación de monólogos se ha querido hacer algo diferente. Ambos vienen del mundo de los monólogos, llevan mucho tiempo en ello y por esa saturación decidieron hacer algo diferente pero sin dejarlo del todo... con lo que tenemos un espectáculo aparentemente de monólogos donde hay algo más... aunque los monólogos siguen funcionando muy bien, de hecho esa parte es la que más está funcionando, porque a la gente le sigue gustando, es consumo fácil... ideas muy sencillas, muy divertidas, muy conseguidas... un consumo más seguro que una obra de teatro algo más compleja.

Pregunta: Un consumo más fácil pero quizá es más complicado llevarlo a escena. Un actor solo frente al público...

Pablo Muñoz-Chápuli: Sin duda... también pasé por eso... y la verdad es que es de las peores cosas que existen... porque al fin y al cabo cuando interpretas un texto ajeno... lo haces como puedes, aunque lo intentas hacer bien, pero tienes la tranquilidad de que no es tuyo y la responsabilidad es tuya sólo en parte, pero un monólogo que has escrito tú mismo, tiene que ser divertido nada más que eso, divertido al cien por cien, sin parar... y además no es un texto que estés defendiendo de memoria, es algo que se va haciendo con el público, en parte estás improvisando... con lo que es muy difícil... tienes que hacer reír, no hay más... así, si no funciona es terriblemente incómodo... es muy duro...

Pregunta: En este espectáculo somos testigos de la lucha por la supervivencia de dos monologuistas... pero en la vida real, se dan estas situaciones... ¿Hay mucho trepa en el teatro, en la interpretación en general?

Pablo Muñoz Chápuli: Como en todas partes... todo el mundo lucha por su parcela y hay gente que da gusto estar con ellas y hay gente que va a lo suyo... Sí hay mucho trepa pero también hay mucha buena gente y he conocido a mucha...

Pregunta: ¿Tienes algún proyecto entre manos?


Pablo Muñoz-Chápuli: Sí, estoy intentando sacar adelante un musical americano, poco conocido, de pequeño formato... a ver si hay suerte y para el año que viene, dentro de esta temporada consigo estrenarlo... y ahí andamos buscando sala, que es lo más difícil... Estoy entre dos... y no te puedo decir más...

Pregunta: Centrándonos en el musical, ¿se hacen buenos musicales en nuestro país?


Pablo Muñoz-Chápuli: ¿Te refieres a la hora de escribirlos o de representarlos?

Pregunta: Las dos cosas.

Pablo Muñoz-Chápuli: Yo creo que ninguna de las dos. (risas) Buenos musicales españoles a la hora de escribir, el libreto... no he visto ninguno. Ninguno de los musicales que se han escrito aquí me han convencido.

Pregunta: ¿Ni Dagoll Dagom, con “Mar i Cel”?


Pablo Muñoz-Chápuli: “Mar i Cel” estaba bien, estaba bastante bien, para lo que es un musical español o catalán... pero incluso ése cuando lo vi por tercera vez, pensaba “tampoco me cuenta tanto” No deja de ser un texto muy antiguo, es una especie de historia de amor... lo que está es muy bien ambientado, muy bien montado y lograba llegar por el montaje, pero la historia en sí tampoco era muy interesante. Al concluir el primer acto veías que no había pasado nada... es cierto que de los españoles, los catalanes son los mejores... pero dentro de Dagoll Dagom que para mí es un referente y creo que es la mejor compañía... tampoco me ha convencido ninguno mucho... realmente original, porque en “Cómeme el Coco, negro” de La Cubana, la música no era de ellos, han ido seleccionando músicas ajenas, pero la idea era magnífica. Pero lo que es un musical con la idea de escribir el texto y la música de principio a fin de eso no he visto nada que me haya convencido totalmente... y representando musicales ajenos, o bien hacemos franquicias que es lo típico... cosa que me parece poco interesante y suele quedar bastante frío... y los montajes que hacemos originales tampoco me acaban de convencer. Son pocos los que me han convencido.

Pregunta: Pocos te han convencido. ¿Cuáles?

Pablo Muñoz-Chápuli: De los que se han hecho aquí, “Mamma Mía” no estaba mal aunque sí era el típico musical con canciones de un grupo, pero no estaba mal montado... al menos tenía energía, estaba hecho con ganas, claro que venía con dirección de fuera... Uno que curiosamente no tuvo demasiado éxito pero a mí sí me gustó fue “El rey de bodas” también porque la dirección era foránea... no me convenció al cien por cien, pero sí era muy interesante para luego el poco éxito que tuvo... seguro que estoy dejándome a algunos que he visto bastante buenos...

Pregunta: No sé si uno de los fallos está en la búsqueda de cantantes sin más, y no actores...

Pablo Muñoz-Chápuli: Sí claro... ése es el gran error... no sé si es que sólo se buscan cantantes o que en las escuelas de música no enseñan a actuar, o se les enseña a actuar sólo cuando cantan... yo siempre que veo a alguien con buena voz, le digo que estudie teatro, pero teatro de texto... no teatro musical... aprende a ser actor, para luego aplicarlo cantando... pero esa especie de escena cantada que te enseñan en las escuelas, no me parece que les haga actores... hace que sepas cantar moviéndote... pero no es la idea... yo creo que sí, que hay una gran falta de actores que canten enorme... y claro la primera prueba que te hacen para entrar en un musical es “cantar”; la segunda es la de actuar... entonces, efectivamente tenemos muy buenas voces en España pero no muchos de ellos saben actuar...

Pregunta: Quizá también es porque al público eso en el fondo le da igual... Alguna vez me han dicho que el público de “teatro musical” va a una fiesta, con lo que sólo se queda con las canciones...

Pablo Muñoz-Chápuli: Eso es entre comillas... es cierto que si al público le haces una fiesta, se anima y se divierte... pero también he visto al público darle cosas muy buenas y éstas le han gustado mucho más que las otras... es decir, es cierto que el público puede tragar con cosas muy vacías, simplemente por el envoltorio y parece que eso vale, pero también he visto al público agradecer mucho más cosas más llenas y mejor hechas... el público no es tonto y sabe cuándo una cosa le llega y le emociona y le gusta... tienen que ser cosas de calidad...

Pregunta: Nos queda por hablar de las “trampas del musical”...

Pablo Muñoz-Chápuli: Hombre... “el playback” se usa poco... bueno, en “El fantasma de la ópera” se usaba en alguna escena...

Pregunta: En “Grease” también...


Pablo Muñoz-Chápuli: Sí, en los coros... me refiero a que se usa poco en los personajes principales, en las primeras voces... eso se hacía en “El fantasma de la ópera” pero no se suele hacer... es cierto que en los coros se hace mucho y me parece indignante. Con las orquestas también se hace mucho y también me parece indignante...

Pregunta: En cuanto a las orquestas... mi impresión es que ya no hay orquestas propiamente dichas...

Pablo Muñoz.-Chápuli: Sí, los sintetizadores... pero es que además se engaña, porque si fuera el sintetizador, bueno... pero es que meten música grabada... y en el momento en el que hay música grabada... ya no tiene sentido que haya un director porque ya el ritmo está fijado y ya es un karaoke... el cantante no puede pedir a la orquesta que se adapte a él, sino que el cantante ha de seguir a la música... en el momento en el que hay un instrumento grabado es así... y eso pasa muchísimo, mucho más de lo que debería...

Pregunta: A mí hay una cosa que no me gusta y es la falta de coherencia. Intérpretes, buenos intérpretes, que reivindican el directo y que se “enrolen” en aventuras así... o que se les otorguen premios a proyectos en los que se hace trampa...

Pablo Muñoz-Chápuli: También quienes dan los premios no sé cuánto conocimiento tienen del género, muchas veces... porque si me dices en los Premios Gran Vía... pues sí, ahí se sabe de musicales... pero los premios Max de Teatro... da la impresión de que muchos no saben nada de lo que es un musical o cómo debería ser un musical... entonces, claro, se premia a los musicales grandes y los musicales grandes son los que más tienden a hacer eso... el problema muchas veces es económico... un reparto es muy caro... los musicales grandes necesitan una gran orquesta, un gran reparto... y se tiende a reducir... reducir la orquesta, reducir el reparto... pero como no puedes reducir el sonido de la orquesta, metes grabación... y se reduce el reparto y metes voces grabadas... suelen decir que no pueden cantar y bailar a la vez... y se supone que deberían saber o poder... Eso me parece terrible y no se debería permitir, de hecho se debería saber y tener en cuenta a la hora de ir a ver un musical... pero bueno, se acepta... cada vez es más extendido... pero sigo pensado que cuando haces una cosa en directo y cercano... cuando la gente ve a la orquesta... el público lo agradece, lo nota y lo sabe...

Pregunta: El problema es que realmente no importa, nada importa...

Pablo Muñoz-Chápuli: Parece que importa, pero cuando la gente va a ver un musical, un gran musical, con sus playbacks... sí le puede gustar pero ¿le entusiasma? Cuando esa misma gente va a ver un musical más pequeño, con la orquesta mucho más cerca, con la sensación de verdad al máximo... ¿no va a notar la diferencia? Yo creo que sí.

Pregunta: ¿Cuánta gente iría a los dos espectáculos, si a veces el público del gran musical es el que va una vez al año? Creo que el problema radica en que no todo el mundo iría a los dos espectáculos y para luego hacer la valoración final...

Pablo Muñoz-Chápuli: Hombre... yo creo que el público es diferente, el de los dos espectáculos, porque sencillamente aquel que se gasta el dinero en el grande... ya no tiene más para ir al más pequeño (risas)

Sofía Basalo.

sábado, 16 de octubre de 2010

... JACOBO DICENTA (Diciembre 2009)



Es muy gratificante hablar con alguien que siente absoluta pasión por su “oficio”. Es muy gratificante notar el amor que se experimenta por la labor bien hecha, por hacer realidad un sueño, por poner en pie la palabra. Esa satisfacción la he sentido al hablar con Jacobo Dicenta, “cómico” como le gusta denominarse, que cada vez se parece más a su padre “sin pretenderlo”.
Él es el Don Juan de “Angelina o el honor de un brigadier” comedia escrita en verso por Jardiel Poncela que actualmente podemos ver en los Teatros del Canal, dirigida por Juan Carlos Pérez de la Fuente e interpretada seriamente por un elenco realmente bueno de actores, o cómicos... que se han entregado al máximo, sin ninguna concesión como el mismo Dicenta, comenta.
Es lunes, Jacobo Dicenta, descansa y aún así, charla de teatro con una servidora:

Pregunta: ¿Qué tal sienta reírse de Don Juan, un personaje al que has interpretado en más de una ocasión?


Jacobo Dicenta: Sienta muy bien. Creo que reírse de las cosas serias siempre sienta muy bien. Bastante mal está la cosa para que encima nos regodeemos en la situación... siempre que se pueda reírse está muy muy bien.

Pregunta: La puesta en escena que ha dirigido Juan Carlos Pérez de la Fuente, parece un juego, de hecho puede ser un juego y así la contemplamos. Pero tengo la impresión de que ese juego es muy difícil. Pues jugáis muy en serio...

Jacobo Dicenta: Hacer reír es muy difícil y lo es más que hacer llorar. En esta propuesta de Juan Carlos que ha ido a muerte con que lo hiciéramos muy en serio... Aunque siempre la comedia ha de ser afrontada en serio; lo que tiene gracia es la situación en sí, el texto... pero el personaje está sufriendo de verdad, lo que ocurre es que hacia fuera produce risa, es como cuando alguien se da contra una farola... el dolor real de la persona que se ha dado el golpe existe, lo que ocurre es que tú estás tirado en el suelo muriéndote de risa... pues esto es igual... y en esta ocasión con “Angelina o el honor de un brigadier” estamos al límite, con lo que mantener esa tensión, no perder el ritmo, la energía, la concentración y seguir sufriendo, seguir en serio cuando el público está desternillándose de risa, es complicado... hay que estar muy concentrado.

Pregunta: Quizá ésa es la delgada línea que en comedia cuesta tanto mantener, no sobrepasar, si bien vosotros lo habéis conseguido de todas, todas...


Jacobo Dicenta: A día de hoy llevamos poco más de una semana de función y lo estamos logrando... estamos manteniendo el ritmo y esa línea... es que no nos permitimos ni media concesión a la galería, eso que se llama vender pescado. Aquí estamos para hacerlo en serio y sabemos perfectamente que en ocasiones sacrificamos gags o chistes que hay en el propio texto; quiero decir que mientras ríen el anterior, el siguiente no lo oyen bien porque se están riendo, pero si nosotros entramos ahí y lo vamos retrasando se nos pierde la función, se nos va de las manos y no nos lo podemos permitir; entonces, lo único que queda es que si el espectador se ha perdido algo...

Pregunta: Que vuelva a verla ¿no?


Jacobo Dicenta: Claro (risas)

Pregunta: ¿Cómo ha sido el proceso de ensayos, el origen de esta aventura?

Jacobo Dicenta: El proceso ha sido duro, han sido muchas horas; cuarenta y cinco días nada más, pero a razón de seis horas diarias como poco, porque había días que le echábamos más pero con gusto. Ha sido uno de los procesos más divertidos y gratificantes es el proceso de ensayos, proceso que nunca se acaba porque una vez que empiezan las representaciones con el público uno sigue ahí, investigando, centrado... y va encontrando cosas... pero el proceso de ensayos siempre es lo más mágico, es donde empiezas a dar cuerpo a aquello que has leído... y ha sido duro, porque han sido muchas horas y con un Juan Carlos pendiente constantemente de que no nos fuéramos por otros derroteros, él tenía muy clara la función que quería contar y ahí está el resultado.

Pregunta: ¿Crees que Jardiel Poncela en el fondo es un autor relativamente poco conocido, a pesar de que a menudo se representan sus obras, siempre las mismas, por otra parte...?


Jacobo Dicenta: No tanto... de hecho, la respuesta del público está ahí, llenando el teatro prácticamente en esta primera semana y eso quiere decir que había ganas de un Jardiel, el problema es que hacía mucho que no se representaba uno... y lo más curioso es que está viniendo mucha gente joven, eso está muy bien...

Pregunta: Vienes de una familia de grandes intérpretes, ¿alguna vez pensaste en dedicarte a otra cosa. Esta profesión fue algo inevitable?


Jacobo Dicenta: Nunca. Mi oficio, esto es un oficio, esto es artesanía pura... yo soy un cómico, me gusta denominarme cómico, más que actor... un comicastro (risas) No lo cuestioné nunca, es cierto que no lo tuve claro o no lo decidí hasta los 17 años, pero no lo cuestioné nunca... es una profesión, un oficio duro, es una carrera de fondo; esto que les enseñan ahora a los jovencitos con las operaciones triunfo, etc, etc... que los tienen engañados porque el éxito fácil y rápido se va aún más rápido... es una carrera de fondo que dura, si Dios y el público y los productores quieren, toda la vida... Se han pasado épocas mejores, épocas peores... pero en ningún momento me he cuestionado... si no sé hacer otra cosa... y además no quiero saber hacer otra cosa...

Pregunta: ¿El actor, cómico mejor, nace o se hace... la vocación es algo indispensable en su carrera?

Jacobo Dicenta: Tiene que tener vocación, mucha vocación... porque si no... las épocas duras son muy difíciles de aguantar... esto es vocacional cien por cien... si no de qué te subes ahí, te vistes de otro, te dejas un bigote, te afeitas la cabeza, según los casos... y te plantas delante de un público ¿a qué? A contarles una historia, a engañarles, a mentirles y a hacer que ellos se lo crean, a que entren en tu juego... esto es pura vocación, sino, no tiene ningún sentido.

Pregunta: ¿Cuánto cuesta engañar al público y que éste entre en tu juego?


Jacobo Dicenta: No sabría decirte... depende, porque hay ocasiones en las que notas que el público está a favor de dejarse engañar, de entrar en el juego y hay otras ocasiones en las que no... te hablo dentro de la misma función... hay días en las que arrancas y dices “¡Ay Dios mío, han venido, no? O quizá soy yo el que no ha comenzado bien la historia...” y hay otros días en los que abres la boca y sabes que eso va a fluir como la seda... es la magia del teatro, por eso es tan bonito, porque cada día es diferente, aunque hagamos la misma función, con el mismo texto... cada día es diferente...

Pregunta: Has comentado que el oficio del actor, del cómico es artesanía pura. ¿Con el paso del tiempo ha perdido parte de esa artesanía
?

Jacobo Dicenta: Hay veces que noto cierto funcionariado... y me da pena... este oficio merece un respeto y una dedicación que hay veces que se pierde... pero bueno... esto lo practico cada día, sobre todo el respeto a las tablas y a la gente que está ahí abajo... empezando por el respeto a mí mismo. Si yo no me respetase en el sentido de estar al cien por cien para salir ahí, malo. Creo que es un oficio sumamente bonito y maravilloso como para que no se convierta, el salir a un escenario, en un funcionariado... hay que estar siempre con la cabeza fresca y reinventándose a sí mismo para que cada día sea diferente y sea mágico... y yo, te puedo decir que particularmente, hoy por ejemplo, lunes que es mi día de descanso, evidentemente estoy a gusto, en casa descansando, pero estoy deseando que llegue mañana a las ocho y media de la tarde, sí... es donde más cómodo estoy, sobre el escenario...

Pregunta: Es una forma de vida, entonces...

Jacobo Dicenta: Sí, por supuesto. Una forma de vida, una forma de entender el mundo, lo que ocurre a tu alrededor... y sobre todo, al ser una vocación es una forma de vida, es como el sacerdote o no sé... no sabría qué otro ejemplo darte de algo más vocacional y que exija tanta entrega...

Pregunta: ¿Entonces, en algo tan vocacional, la técnica juega un papel secundario?

Jacobo Dicenta: Es importante, muy importante... has visto el nivel de volumen de voz que empleamos en algunas escenas... la técnica tiene que estar, aparte de que esté tu corazón y que estés creyendo en lo que estás haciendo, también tienes que ser consciente de que los gritos que estés dando han de estar bien colocados, en el diafragma, más que nada para no quedarte mudo y hacer sólo dos funciones... y luego ya además, esta función es en verso... el verso tiene su técnica, sus reglas que hay que respetar... pero es que además, yo que he hecho bastante verso, he descubierto que donde algunos ven sólo un corsé, realmente ese corsé no existe... al contrario, respetar y cumplir las reglas del verso me ha ayudando a comprender lo que estoy diciendo, a que las emociones surjan... el verso facilita mucho más el trabajo...

Pregunta: ¿No crees que hoy en día el verso sigue siendo una asignatura pendiente para el actor?

Jacobo Dicenta: La pondría la primera asignatura pendiente... la pondría la primera... No hay una uniformidad a la hora de decir el verso en este país... y en muchas ocasiones se le pegan bastantes coces al verso... Nos falta una buena base versal, pero bueno... no sé cómo puede solucionarse... el verso es muy difícil y creo que estamos todos muy dispersos en eso... hay gente que lo dice muy bien... que lo han dicho y que lo dicen muy bien; en este momento tenemos a Joaquín Notario, Arturo Querejeta... por ponerte dos ejemplos, dos personas con las que he trabajado en la Compañía Nacional de Teatro Clásico y con las que he aprendido muchísimo... Karmele Aramburu, con la que hice “Don Juan Tenorio” este pasado mes de noviembre, que es una gran sabedora del verso... pero creo que en general nos falta un estilo; ya desde las escuelas se nota que la gente... lo menosprecia y habla de él como de una manera antigua de decir... y dices, vale... pero ojo, sin ir más lejos y aunque quede feo, pero mi padre, que decían era el número uno, lo era precisamente porque entre otras cosas en su época era hípermoderno, nadie había dicho el verso como él, en aquellos años... y aún hoy lo escucho y aunque puede haber momentos en los que sí, se ha quedado antiguo, pero de repente hay formas de decir y de enlazar los versos y de hacer unas pausas inverosímiles... que dices “Madre mía, qué moderno”... y han pasado años... pero hay una especie de desechar lo pasado que no le está haciendo ningún bien al teatro, por eso me alegró tanto la noticia que salió hace unos días en el periódico, en la que decía que el Centro de Documentación Teatral había encontrado unos archivos sonoros y audiovisuales impresionantes que los han editado en CD-rom y que saldrá en breve, desde los años sesenta en adelante... para que vayamos aprendiendo todos de nuestros ancestros, que son la base, como otros lo fueron de ellos y nosotros lo seremos de las generaciones futuras... que ésa es otra... nos faltan muchos referentes... no hay ahora mismo grandes referentes... está todo muy disperso...

Pregunta: Me parece interesante lo que dices, sobre todo porque con relación a la obra con la que se retira Juan José Otegui y debuta Amaia Salamanca, “La Marquesa de O”, yo me preguntaba si los jóvenes que comienzan están recogiendo aquello que dejan los que se retiran...

Jacobo Dicenta: Si te hablo por mí, yo sí intento recoger aquello que dejan los que se van... a mí me da una enorme tristeza que Juanjo anuncie su retirada, entiendo que un actor, cualquier persona, diga “hasta aquí he llegado”... siempre te da como... “No te vayas aún, es pronto...”... Concha Velasco, otra que anuncia su retirada ¿por qué?... me acuerdo cuando Fernando Fernán-Gómez, decidió dejar de hacer teatro, él tendría sus razones, quiso hacer sólo cine y no quiso volver a pisar las tablas... y piensas ¿por qué?... es pura cuestión egoísta ¿eh?... por qué no tengo yo derecho a ver a Fernán-Gómez sobre los escenarios, aunque yo sí lo vi... me acuerdo que cuando era muy pequeño, mi padre me llevó a ver “Un enemigo del pueblo”... en el desaparecido Teatro Espronceda... impresionante... ver a Fernán-Gómez sobre las tablas... uno de mis grandes referentes... Otro de mis grandes maestros y a quien admiro muchísimo y quiero muchísimo es Pepe Sacristán... Eso... yo veo Estudios 1, veo a Bódalo, a Rodero... y son actuaciones tan modernas... ahora con el tan manido tema del método... del no método... en aquella época esos señores ni sabían qué era el método... y te hacen unas interpretaciones... porque lo de Bódalo, Rodero... no tiene nombre... aquello es de sentarte en una butaca y quedarte completamente extasiado... Hay una anécdota de Bódalo, no recuerdo con qué director, en la que éste le empezaba a contar que debía recordar, pensar en no sé qué... y él respondió “O sea, hago una pausa y sigo”... y fíjate qué pausas hacía Bódalo y cómo continuaba después de esas pausas... ellos no entendían de métodos ni de nada, ellos entendían de salir ahí... y ... como me dijo una vez Pedro Mari Sánchez, cuando yo empezaba, una vez que le pregunté “¿Esto como se hace?”, él me dijo, lee el texto y actúa en consecuencia... tan sencillo y tan difícil como eso...

Pregunta: Sí... es cierto... y lo que comentas de Bódalo... todo eso, mientras según cuentan las malas lenguas escuchaba los partidos de fútbol con un pinganillo en la oreja...

Jacobo Dicenta: Sí eso dicen las malas lenguas, que las famosas pausas de Bódalo, era porque estaba esperando que tirasen un penalti... pero, si eso es verdad, bendito sea... yo oigo los partidos, pero en el camerino, sobre el escenario, no. Creo que Bódalo tampoco... creo que eso no era verdad, pero sí es probable que lo mantuvieran informado en la función como a mí... en esta todavía no ha pasado, pero a veces pido que me mantengan informado... porque además pasa una cosa, el Madrid empieza a jugar bien cuando estoy trabajando y no puedo verlo... hemos estado jugando fatal, y el otro día le mete seis goles al zaragoza y nosotros haciendo la función... es broma... bueno, no lo es... (risas)

Pregunta: Has comentado que tu padre en el verso era el número uno, y hace algunos años te comentaron que cada vez te parecías más a él... supongo que será un auténtico orgullo para ti...

Jacobo Dicenta: Sí, me sigue produciendo mucho orgullo, cada vez me parezco más... y no es algo estudiado, pero es cierto que de repente estoy sobre el escenario y suelto una tirada de verso y hago una pausa y sigo... y pienso “Dios, cómo me ha sonado a mi padre”... lo hago inconscientemente, supongo que son los genes, está ahí... y estoy muy orgulloso... el otro día leí una crítica que decía eso mismo, que tanto en físico como en voz, me voy acercando cada vez más... y es lo más bonito que me pueden decir...

Pregunta: Teatro clásico, comedia, y no podemos olvidar los musicales, un estilo teatral que también te ha dado muchas alegrías...

Jacobo Dicenta: Por suerte nací con buen oído, con buena voz, con buen sentido del ritmo... y... hombre un musical, exige muchas horas de trabajo... lo que ocurre es que me lo paso tan bien... que realmente no sé si me resulta complicado o no... yo creo que no, me da tanto esto, que la dificultad no la noto... cuando hay algo que se me cruza, lo único que digo es “venga, a luchar para que esto vaya hacia delante” pero en esa pelea me lo paso bomba... por ejemplo, con “Mortadelo y Filemón” hace dos años o así, yo sólo sabía bailar claqué y me hice un máster en diversos estilos de baile, era una función de tres horas en las que no paraba, fueron duros los ensayos, muchas horas, mucho baile, lesiones de por medio, agujetas... pero, qué gusto salir ahí, ponerte a bailar y a cantar, hacer disfrutar a la gente... y además que tu cuerpo responda a todo ello... y ahora haciendo comedia... a un ritmo descerebrado y pasándolo bomba, para que al público le pase lo mismo...

Pregunta: También comentabas que una de las cosas importantes es creer en lo que haces ¿Hoy en día es fácil encontrar algo, algún proyecto, en el que creer?

Jacobo Dicenta: ¿Dentro del teatro o en la vida en general?

Pregunta: Ya que me lo preguntas, en los dos ámbitos...


Jacobo Dicenta: Dentro del teatro, cuando me sumo a un proyecto, voy a muerte. Creo en él ciegamente y en el director, y en la propuesta... también he tenido la suerte de que todo lo que he hecho ha sido fantástico... he tenido la suerte de no tener que coger una función por necesidad... a ver, las he cogido todas por necesidad, porque en mi mesa no hay cinco proyectos y digo “hala a ver cuál elijo”... las cosas han venido paulatinamente pero todas esas cosas que han venido, de todas estoy muy orgulloso y ninguna quitaría del currículum... He tenido suerte, todo me ha gustado. Fuera del teatro, creer en proyectos... no sé, ahora que hablamos de la crisis y tal, yo sigo todavía dándole un voto de confianza a nuestro presidente, pero debe ponerse las pilas... y le salgan bien las cosas porque la situación está al límite y hay mucho que currar, tiene que lidiar con muchas cosas también... también le diría a la oposición que hiciese una oposición sana, saludable, que no la está haciendo... y al presidente que se ponga las pilas... porque aún tiene mi confianza...pero tiene que trabajar, tiene que sacarnos de esto...

Pregunta: ¿En qué aventuras teatrales te gustaría participar tras “Angelina o el honor de un brigadier?


Jacobo Dicenta: Cuando me muera me gustaría saber que he vivido toda la vida de esto... eso, nada más y nada menos... que me he dedicado a lo que más he querido y que he resistido...

Pregunta: Eso me recuerda a “La Gaviota” de Chejov...


Jacobo Dicenta: Con amigos lo comentamos a veces. Este es un oficio de supervivientes, de héroes... entonces, evidentemente cuando empiezas, tienes unos sueños, sueños de grandeza, que está bien que no se pierda, pero hay que pisar el suelo, y hay papeles que quiero hacer y el tiempo dirá si puedo hacerlos o no... pero lo más importante es que cuando seas viejecito y estés a punto de tal... eches la vista atrás y digas... “he vivido toda mi vida de esto... lo he conseguido.” Ése es el objetivo.

Sofía Basalo.

domingo, 10 de octubre de 2010

... MARIANO ALAMEDA (2006)



“Al Salir de Clase” fue su gran oportunidad para aprender a ser actor y ver cómo funciona este loco mundo por dentro... También le enseñó que la felicidad no se halla tras la siguiente puerta que se abre.
Su primera experiencia teatral fue “El retrato de Dorian Gray”, afirma que ésta es la aventura que más le ha enseñado de sus propios defectos... los personajes son terapéuticos para los actores...
Hablamos de Mariano Alameda. Afirma de sí mismo que cualquier autodefinición está equivocada por principio. Lo que uno piensa de sí mismo es sólo uno pensando. Lo que yo diga de mí –afirma- no tiene que ver conmigo... menos aún tendrá que ver lo que diga yo... con lo que, veamos qué nos cuenta este actor de su segunda, por el momento, aventura teatral: “De repente el último verano”, en la sala Francisco Nieva de la segunda sede del CDN, el Teatro Valle Inclán:


Pregunta: El director de esta obra, ha manifestado que “De repente, el último verano” es un proyecto de muy difícil lectura e interpretación. ¿Ha sido un reto para ti, en un personaje de una apariencia simple, y un significado tan complejo?


Mariano Alameda: Cualquier trabajo es un reto a la vez que un placer, ya que la felicidad y el aprendizaje son hermanos. Cuanto más sencilla suele ser una apariencia, más profundidad esconde.

Pregunta: El doctor Cukrowick, tu personaje (Azúcar en su traducción), busca la verdad en las palabras de Violeta y Catalina... pero, ¿no crees que es al final, cuando lee uno de los poemas de verano de Sebastián, cuando desvela “La Verdad”?

Mariano Alameda: La verdad es lo que es útil, como dice Jodorowski. La verdad cura a los personajes al final, puesto que semejante secreto de familia puede llevar a la locura.

Pregunta: Una de las obsesiones de Violeta es que el último verano, Sebastián no escribiera ningún poema. Catalina no pudo ser su musa... ¿Quizá ese verano la vida y la libertad, antes vedadas por su madre, fueron unas musas demasiado grandes para él?


Mariano Alameda: Hay muchas cosas negativas que una madre puede hacer a su hijo, inconscientemente; una de ellas y de las peores, es no querer soltarlo. Ese verano, Sebastián conoció su sombra.

Pregunta: Catalina en su confesión, nos dice que a medida que pasaba el tiempo el cuaderno azul, en cuya portada, de forma agorera, había dibujado un cuervo, se hacía más grande. En el poema que nos lees al final de la obra descubrimos qué se esconde tras los versos de Sebastián... ¿ Ese cuervo puede ser la imagen de la muerte, de la que trata de huir a través de la poesía... Es quizá ese cuervo la madre sobreprotectora y castrante?


Mariano Alameda: Los símbolos en el arte son libres de interpretación y es cierto que en esta obra –posiblemente la más simbólica de Williams- todos los arquetipos están presentes.

Pregunta: Es una obra llena de símbolos. ¿Es también un símbolo la escenografía. Un jardín, El Jardín al que Sebastián ha dedicado su vida. Un jardín convertido en mármol, con un aspecto frío e impersonal... Tal vez la madre le ha robado la belleza y la vida a ese jardín, que es a un tiempo Sebastián?

Mariano Alameda: Es un sepulcro, una iglesia, un altar de sacrificio, un mausoleo, una tumba... Es todo eso y más.

Pregunta: ¿Es también esta obra, una crítica a una sociedad alimentada por la apariencia, por la hipocresía, que no es capaz de aceptar la realidad, la autenticidad?


Mariano Alameda: Sin ninguna duda. Lo cierto es que la hipocresía nace para huir del sufrimiento y, sin embargo, lo genera, lo multiplica... lo hace infernal.

Pregunta: ¿Cuál es el precio de la Verdad?


Mariano Alameda: El equilibrio entre la maravilla y el horror.

Pregunta: ¿Cómo ha sido el proceso de ensayos; cómo ha sido el camino de acercamiento a tu personaje y por ende, al mundo creado por Tennesse Williams?

Mariano Alameda: Dos meses da tiempo para preparar muy bien la obra. José lo tenía muy claro y después de dos semanas de juegos escénicos para ver a los actores, empezó a montarlo con mucha claridad de ideas.

Pregunta: Hoy en día tenemos una cantera de actores y actrices jóvenes interesante, ¿Es difícil hacerse un huequito? Tú comenzaste en televisión, ¿crees que esa popularidad te ha favorecido, o quizá, en cierta medida y al ser un medio diferente, puede perjudicar?


Mariano Alameda: Todo tiene un lado bueno y un lado malo. La cuestión es no pensar en el fruto de la obra, sino en la obra misma. Lo que los demás piensan de mí, nada tiene que ver conmigo, sólo son ellos pensando.

Pregunta: ¿Qué te aporta más profesionalmente, la televisión ( si no me equivoco tu paso más reciente por este medio fue en “Aquí no hay quién viva”) o el teatro, ésta es tu segunda aventura?

Mariano Alameda: El teatro afina el instrumento artístico y es alimento para el alma. La televisión da poder.

Pregunta: Hoy en día el público es un poquito cómodo, ¿Es ésta una obra difícil?


Mariano Alameda: Sí, pero compensa el esfuerzo. La gente que no va al teatro, en este mundo cibernético multipantalla, se pierde el arte real, en directo, con respiración y sudores reales. No es comparable, en absoluto.

Pregunta: Eres un actor joven. Has tenido la oportunidad de ver que uno de los posibles contras del teatro es el sacrificio, ¿Te está compensando?


Mariano Alameda: Lo que sacrificas, el universo te lo compensa por diez.

Pregunta: “De repente, el último verano” es tu presente, ¿cuál es el futuro artístico de Mariano Alameda?

Mariano Alameda: El pasado y el futuro son subconjuntos del presente. Libérate de ellos y todo estará siempre bien. Mi futuro no lo decido yo. Sólo elijo el camino por el que voy. La paradoja del libre albedrío es que no tienes y sí tiene, simultáneamente, la total responsabilidad de tu vida.

Sofía Basalo.