Al habla con...
viernes, 1 de junio de 2012
... MIGUEL MOLINA (2008)
Miguel Molina o Miki Molina produce su primera obra teatral. “Tío Bob” de Austin Pendleton. Está orgulloso de esta aventura, saborea el riesgo con cierta prudencia, defiende con energía y pasión esta historia de amor... diferente. Hablo con él un martes, dos días después recibe la noticia de que su proyecto no entra en la red de teatros de la Comunidad de Madrid. La reacción de el actor ahora productor es rotunda, no puedo ni quiero ocultar que me cae bien y que no estaría mal saber cuáles son los criterios que la responsable del “asunto” tiene en cuenta...
En fin, esta fue mi conversación con Miguel Molina, “Tío Bob”:
Pregunta: Creo que es la primera vez que produces, que te arriesgas con una obra de teatro y ésta ha sido “Tío Bob”...
Miguel Molina: Efectivamente, es la primera vez que me he atrevido a dar el paso de la producción. Era una función difícil de tener ayuda de ningún lado, porque no las hemos tenido, no porque no hayamos cumplido con todos los requisitos, sino porque no nos ha tocado... cosa que nos deja un poco impávidos, pero bueno... con lo que nosotros lo hemos producido y ahí estamos, en Madrid... produciendo y subiendo a la tabla cosa que es complicadísima.
Pregunta: ¿A qué sabe el riesgo?
Miguel Molina: Pues mira, siempre se ha dicho o por lo menos yo lo he oído, que en el riesgo está el placer... claro cuando a través del riesgo te viene el éxito... con lo que esto tiene que funcionar, porque si no, este placer se va a convertir en una tortura...
Pregunta: Creo también que llevabas tiempo intentando hacer esta obra, intentando producirla...
Miguel Molina: Sí, la primera vez que la leí, lo hice en inglés, me gustó muchísimo. Mandé hacer una traducción para tratarla aquí y fue hace diez años, quizá once... y después de ese tiempo cayó en mis manos, por medio de magia... había hecho la traducción la había dejado dentro de un libro, en mi biblioteca, un libro que no había leído... y en ese momento en que nuevamente cayó en mis manos, me dije “bueno, esto es una... pista de lo que estamos buscando para producir algo”... volví a leerla, volví a repasar el guión y me di cuenta que era una función que había que terminar de parirla, que estaba ahí, que eso había ocurrido por algo y eso hemos hecho... y aquí estamos... es ésta una función diferente donde tratamos temas importantísimos como todos esos contrastes que están habiendo ahora mismo en el ser humano tan terribles y ese desencanto social que está a la orden del día... se tratan desde el punto de vista de Bob, Tío Bob... es una persona desencantada con el mundo y encerrado en su casa, cascarrabias... y con su sentido del humor que es lo importante... dentro de toda esas cosas malas que tiene o que le ha ocurrido en su vida tiene ese punto vibrante y brillante que te da el humor...
Pregunta: Como bien dices los dos son personajes complejos, difíciles... la relación tío, sobrino, es una relación muy rica, muy tierna aunque aparentemente es muy áspera...pero detrás de todo eso se ve un amor inmenso... ¿habrá sido también compleja la labor interpretativa, no?
Miguel Molina: Sí, eso es lo que ocurre. Yo creo que, no en todas, gracias a Dios, porque no todas las relaciones son así, pero creo que sí quizá tengan un punto todas las relaciones en las que uno pueda perder los estribos en un momento determinado a la hora de discutir... no perder los estribos de llegar a las manos, bueno en este caso sí ser llega a las manos porque hay un instante en el que mi sobrino en escena me zurra... pero que sí se llega a ese lenguaje en el que están tan cercano el uno del otro y tienen tanto tratamiento durante toda una vida... se conocen tanto... que llegan a utilizar ese lenguaje que a veces hace, sobre todo en los primeros compases de la función, hace un poco de daño porque no se entienden muy bien... lo que ocurre es que conforme va avanzando la función te das cuenta de que todo ese lenguaje más ácido está lleno de cariño por todos los lados... hay en fin un contraste de ideas muy rico, muy enriquecedor, muy bello en todos los sentidos...
Pregunta: ¿Necesitamos hoy en día en el teatro obras como ésta?
Miguel Molina: Yo creo que sí. Es un momento crítico para esto, precisamente. Yo creo que hay que volver un poquito al humanismo, a recurrir a las artes para plantear soluciones conforme a lo que está pasando para volver a enfrentarnos a códigos del ser humano que estamos perdiendo... porque hay cantidad de códigos como el respeto que se están perdiendo... como la solidaridad, también... hay una serie de cosas que antes eran mucho más normal que sucediesen y no sé porqué ahora están de moda otras cosas completamente diferentes de las que no soy partidario... y por eso yo creo que esta función está ahí, para recordarnos que la vida es preciosa, que la vida es preciosa y que no hay que malgastarlo, que hay que aprovecharlo, que hay que hacer el bien, pero no porque sea lo correcto, sino porque sólo así nos sentimos bien. Al hacer el bien a los demás nos lo hacemos a nosotros mismos... hay que mirar lo bueno de la vida... e intentar cuidarlo y mimarlo... yo creo que eso es lo que se plasma en esta función... y lo que hacemos cada día... somos el vehículo del amor que llega a estos dos personajes, aunque sea a través del dolor...
Pregunta: ¿Cuáles crees que son las razones de que hayamos perdido esa humanidad?
Miguel Molina: Yo creo que quizá es el egoísmo. Somos cada día más ególatras, estamos más mirándonos a nosotros mismos y no vemos más allá de nuestras narices cuando hay cosas que suceden mucho más graves y con las que tendríamos que ser más solidarios... entonces, creo que basándonos en ese punto, si eso es la semilla, el germen, imagínate pues como son las ramificaciones que tenemos... el hacer el mal... no digo que sólo exista esto, porque también hay gente maravillosa que está haciendo cosas cojonudas... pero hoy por hoy, el sistema está más a favor o parece que ayuda más a la gente que quizá esté manejando las cosas negativas... parece que la trampa funciona más que la verdad... o la mentira que la verdad y la trampa frente a la sinceridad... y así, suma y sigue, suma y sigue... con lo que esto se convierte en una merienda de negros en la que yo, por ejemplo, no me siento a gusto... y procuro denunciar.
Pregunta: ¿Quizá estamos acostumbrados a convivir con la mentira, con la trampa y llegamos a pensar que el precio de la verdad puede ser demasiado alto?
Miguel Molina: Sí... pero no es cierto... el precio de la verdad no es ni alto ni bajo, es el que es... y una de las cosas que me gusta de Bob, es cómo afronta su muerte... cómo afronta el sentir que se está muriendo, porque hoy en día, en esta enfermedad (sida) se han superado un montón de cosas... pero él sí siente eso... ésa es su verdadera enfermedad, sentir que se está muriendo, pero ¿por qué?... por el desencantamiento social que él tiene y que él siente, por el rechazo social que tiene no sólo por su enfermedad sino por su manera de ser, de decir las cosas, porque es un hombre que aunque duela, la verdad la tiene ahí delante... salga el sol por donde salga, esto molesta mucho al pueblo o a nosotros en general, que nos digan la verdad, enfrentarnos a las cosas realmente... entonces eso es algo que él afronta y dentro de esa locura que él tiene... posee un sentido del humor interesante... porque él se ríe de las cosas que al fin y al cabo son inevitables, porque nosotros, al fin y al cabo todos llevamos un muerto encima, por decirlo de alguna manera... yo no creo que esto sea todo, creo que todos tenemos un alma maravillosa que va a continuar, cuando no esté en mi cuerpo... mi alma continuará su camino... y siempre lo he pensado y lo voy a seguir pensando... pero que vamos todos a esa hecatombe, obviamente, unos de una manera otros de otra, tenemos que afrontar que estamos aquí de paso y qué es lo que vamos a dejar... hay unas frases fantásticas que dice Bob a veces por ejemplo, que su manera de ser no encaja en un mundo en el que se han arrancado de cuajo todas las cosas bellas que existían... y es cierto, parece que es como muy tremendo pero si no todas, muchísimas de ellas... es decir, las cosas más hermosas que existían, no sé, tener... había otra manera de asumir el tiempo que estábamos aquí... ahora vamos acelerados... a un teatro corriendo, a cenar corriendo, al día siguiente veinte entrevistas... todo eso se va acumulando... y va en deterioro del ser humano... si tú vas metiendo estrés en tu cuerpo y no vas disfrutando y vas poniendo cada tiempo... en fin, si no aprovechas las cosas que haces... al final acabas en una hecatombe en la que no sabes ni dónde estás... debemos empezar a valorar el tiempo y a saber que el tiempo es precioso, que la vida es muy bonita y que tenemos muchas cosas que hacer...
Pregunta: ¿Cómo ves el teatro en la actualidad?
Miguel Molina: Lo que sé es que yo cada vez soy más exquisito a la hora de ver cosas... me cuesta... me gusta ver cosas nuevas, pero cuando no me gustan me levanto y me voy... y no es una cuestión de falta de respeto hacia los compañeros, mira que aguanto todo lo que puedo... siempre voy con la misma predisposición... en otras, me quedo y me engancho... y me parecen fantásticas... por eso, por tener más ojo... estoy viendo cosas muy buenas. Me fascina la nueva generación de directores, de actores, proyectos... me parecen fascinantes... ellos y sus trabajos... y así con muchas cosas... el teatro me parece que igual que hace falta público no estamos faltos de ideas... veo todo quizá desde un punto de vista más tranquilo... quizá no estamos tan revolucionarios como en otras épocas... y eso se echa en falta... yo siempre que he dicho algo últimamente, cuando he dicho mirad estoy produciendo un drama diferente... y la gente me dice ¡¡un drama, los dramas... tendrías que haber hecho una comedia...!!! pues mira qué quieres que te diga, me parece mucho más cómico el punto de vista que tengo con Bob... sobre lo que hablo, sobre el sistema que no la risa fácil...
Pregunta: ¿Falta pues un poquito de inteligencia?
Miguel Molina: No sé si inteligencia... lo que falta es respeto y a todos los niveles... lo que sí creo es que se necesitan éticas sanas, buenas y respeto de los unos con los otros... y saber incluir en nuestras vidas un poquito de seriedad a veces a la hora de decir las cosas...
Sofía Basalo.
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Tío Bob
miércoles, 23 de mayo de 2012
... ANA R. COSTA. (Febrero 2012)
Casi sin duda alguna, podríamos afirmar que hoy en día ninguna mujer aspira a ser única y exclusivamente una buena esposa. Sin embargo, hubo un tiempo en el que ser mujer significaba sumisión y servidumbre. A ese tiempo nos traslada “El manual de la buena esposa”, comedia que interpretan Llum Barrera, Mariola Fuentes y Natalia Hernández, bajo la dirección de Quino Falero y cuyos textos han escrito Miguel del Arco, Verónica Fernández, Yolanda García Serrano, Juan Carlos Rubio, Alfredo Sanzol y Ana R. Costa, con quien pudimos charlar hace unas fechas. Hemos de decir que esta propuesta se trata de una comedia, una estupenda comedia, formada por una suma de situaciones que vivieron todas las mujeres... No hace demasiado tiempo:
Pregunta: ¿Qué tal ha sido tu particular viaje hacia esos años, hacia la época de 1934 a 1977?
Ana R. Costa: Sobre todo ha sido una sorpresa; ver que todo eso que contaban y que habías oído a través de tu madre y tus abuelas, al documentarte, confirmar que era una verdad muy contundente y sobretodo después de hacer todo el trabajo de documentación, al ponerte a escribir y poner en boca de los personajes cosas bastantes terribles, ver que eso fue la realidad de las mujeres durante muchísimos años... Y también resulta sorprendente cómo pudieron ser tan sumisas... Y la suerte es que como el espectáculo es un recorrido cronológico a lo largo de todos los años que duró la sección femenina, al final la cosa cayó por su propio pie y la mujer se liberó, y en esas estamos todavía.
Pregunta: Comentas “verdades terribles”, “hechos que sorprenden”... Ante esto no sé si vuestra labor como autores es aún más destacada, al darle el tono de comedia que esta propuesta tiene, sin duda...
Ana R. Costa: Sí, el otro día lo comentábamos en la rueda de prensa que hubo previa a las previas, y nos sorprendíamos al preguntarnos cómo era que no se había tocado ese tema antes... Y lo decíamos, quizá es que necesitaba su tiempo... Lo que es la comedia que es tragedia más tiempo, quizá a esa tragedia que han vivido las mujeres durante tanto tiempo, lo que les faltaba era ese tiempo para poder hacer comedia de eso y poder tocar esos temas, en algunos casos como en el mío, que me tocó el tema de la sexualidad, que era muy represora hasta con ellas mismas... Eran reprimidas porque te enseñaban a ser así y reprimidas desde ti misma porque la iglesia, la sociedad, tu marido, tu madre... todo tu entorno era muy represor especialmente con la sexualidad...
Pregunta: Quizá, como bien dices, ha sido un descubrimiento y lo que más sorprende es la sumisión, la firme creencia en esos dogmas, el convencimiento ¿no? Porque aún hoy encontramos mujeres para las que “la liberación femenina” está ya siendo demasiada...
Ana R. Costa: Es que lo que pasaba es que tenían una estructura muy sólida, lo hemos visto en toda la documentación, no era una estructura que viniera del hombre, te venía a través de la mujer, cosa que convence todavía más... Porque la sección femenina estaba compuesta por unos grupos que se extendían por toda España, donde te convencían de que te estaban enseñando cosas muy buenas para ti y en parte lo eran... Porque si no sabes nada y te enseñan a leer, a escribir, a coser, a cocinar... Son cosas que dices: “Malas no son”... Lo que pasa es que eres la sombra de tu marido, tu marido es el que piensa, tú sólo hablas cuando él te deja... Pero dicho así ¿eh? O sea, era una cosa... Y lo curioso es que la mujer era feliz con ese papel... Luego estaba la cosa del desastre que fue la guerra y de la cantidad de muertos que hubo, entonces, claro, la mujer tenía ahí un papel reproductor importantísimo y sobretodo reproducir hijos que fueran continuadores de la raza, del espíritu de la dictadura... Y en ésas, la mujer tuvo como el papel ése de “vosotras sois las que vais a hacer la nueva España” y en esas estuvieron durante mucho tiempo.
Pregunta: Has comentado que nunca se había tocado en el teatro este tema. ¿Estimas que quizá no se sabe aún lo que pasaba, que se cree que todo eso es una especie de leyenda irreal o por lo menos algo que tenía lugar en la edad media y no hace más o menos cuarenta o cincuenta años...?
Ana R. Costa: Totalmente. Nosotras mismas hemos tenido esa sensación... En los ensayos no nos hemos podido reír más de que todo parece una caricatura... Incluso vino una chica muy jovencita, de veinte años, a uno de los primeros ensayos que hicimos con público y decía: “Pero tenéis que poner en el programa de mano que todo esto era verdad”... Porque ella no daba crédito... Porque es que es como muy sorprendente, lo vuelvo a decir... Pero así era, está claro. Pregunta: ¿Cómo llega a ti la oportunidad de formar parte de la creación de este “manual”?
Ana R. Costa: Me llamaron de la productora, primero me propusieron ser ayudante de dirección, les dije que sí y luego me encargaron una de las historias y al final me encargaron otra... con lo que tengo dos textos. Uno de ellos es el prólogo con el que empieza la función; se situaría antes de la guerra, incluso. Se llama “Amiguitas” y son las tres niñas hablando de sus cosas y el segundo, “Deslices de flecha” que es el de la ginecóloga... Todos tienen su momento ¿eh?... Pregunta: Uno de los que se me ha quedado grabado es el del consultorio radiofónico...
Ana R. Costa: Sí, ése es a mediados de los setenta, lo ha escrito Miguel del Arco y ése es el momento en el que la mujer comienza a decir “basta”, está entrando cultura de fuera, música de fuera, literatura... y se pregunta “¿Qué estamos haciendo aquí?... Tenemos que hacer algo porque nos estamos perdiendo muchas cosas... Y ya es el momento donde la mujer da un golpe sobre la mesa y dice “¡Hasta aquí!”... Pero hasta que llega este texto... hemos tenido un recorrido bastante... entre risas y lágrimas...
Pregunta: Acentuáis que no queréis juzgar, que no queréis entrar en si esa época fue mejor o peor... Puede ser que en casos como éste no hace falta juzgar, pues son los hechos mismos los que se ponen manifiesto...
Ana R. Costa: No juzgamos porque el punto de vista está en cada autor y el punto de vista en teatro quien lo tiene es el espectador; el espectador va a llegar allí, va a ver... Y que juzgue él... Con lo cual, nosotros tenemos ahí una serie de cosas, cada autor tiene su visión sobre el tema; porque repartimos temas y entonces, cada autor bajo su criterio, su gusto, su poética ha expuesto que le tocó, pero yo creo que aunque no hay un veredicto, sí que se expone desde un punto de vista que no deja de ser crítico filtrado por la comedia que siempre es muy agradecida, y que siempre suaviza las cosas, pero las cosas que están...
Pregunta: Sí es como escribe Yolanda García Serrano que decía Mark Twain: “La raza humana tiene un arma verdaderamente eficaz: La risa”...
Ana R. Costa: Claro, yo creo que en este caso queda bastante claro, bastante patente.
Pregunta: Eres ayudante de dirección, guionista de televisión y cine, no es la primera vez que escribes para teatro...
Ana R. Costa: No, lo que pasa es que soy nueva en la ciudad... Me vine aquí (a Madrid) por cuestiones familiares y hace un año que estoy en Madrid, pero vengo de Barcelona y allí he estado trabajando en teatro muchos años, he escrito, he dirigido, he hecho alguna cosita para cine... Llevo tiempo en esto... Pero en Madrid sí es lo primero que hago.
Pregunta: ¿Has visto diferencias entre la forma de vivir el teatro en Madrid y en Barcelona?
Ana R. Costa: Sí, no es un tópico ¿eh?. Yo creo que la diferencia está en que Barcelona tuvo una cuestión con el lenguaje, con el idioma... Y nace de otro sitio, la revolución teatral en Barcelona vino a partir del Teatre Lliure, que fue una especie de escuela, un sitio muy crítico con el régimen; el régimen fue también muy crítico con ellos, fue una especie de pelea donde eso hizo escuela para el teatro catalán; mientras que aquí se estaba todavía con la revista, todavía con lo que allí, visto desde allí, nos sonaba un poco un teatro (ahora me van a machacar) pero nos sonaba un poco a teatro casposo... Yo desde aquí también tengo que decir que todo influye, y que creo que ahora mismo está mejor el teatro en Madrid que en Barcelona... Porque tal como pasó en aquella época con el Lliure, creo que ha pasado aquí.. Han salido grupos como Animalario, grupos muy independientes que han ido creciendo, que se han rebelado contra ese teatro casposo madrileño y que entonces, ahora tiene una voz propia, por eso han salido estos autores como Miguel del Arco, Alfredo Sanzol, Animalario, La Abadía... todo esto tiene un recorrido en contra de ese teatro madrileño entre comillas...
Pregunta: Teatro Burgués...
Ana R. Costa: Sí, que ahora mismo está muy interesante, en cambio en Cataluña, si me oyen me van a matar, pero me da igual, está un poco instalado en esa cosa cómoda... y entonces está mejor ahora en Madrid... En fin, lo hablé ayer con amigos catalanes, o sea que no es nada que diga yo sola...
Pregunta: Quizá Sanzol, Miguel del Arco, Animalario, han removido un poco el panorama, han hecho una pequeña revolución ¿no?
Ana R. Costa: Yo creo que sí, son voces muy particulares que han surgido de la necesidad también porque esto que hemos hecho, siempre lo comentamos con Quino y las actrices, no deja de ser que éramos un grupo de personas que estábamos en el paro, entonces esto a veces te lleva a inventarte a agudizar el ingenio y a decir “¿Qué falta, qué no se ha tocado, qué podemos hacer con poca gente, sin dinero?”... porque al final los de “La Zona” (la productora) han apostado por el proyecto pero al principio éramos gente que estábamos en el paro, con lo que te espabilas y parece que no pero agudizas el ingenio, las nuevas voces de Miguel del Arco y Sanzol son casos de lo mismo...
Pregunta: Al final va a ser verdad que la palabra “crisis” implica “oportunidad” y “renovación”...
Ana R. Costa: Yo creo que sí... Creo que ahí los grandes maestros son los argentinos que siguen yendo a Buenos Aires y no puedes creer la gran cantidad de teatro que hay y que actores que están por la mañana en televisión, están haciendo un “off off” de teatro maravillosísimo... Y creo que vamos a tener que ir por ahí para salir de ésta ¿eh?
Pregunta: Creo también que tenemos que cambiar la mentalidad no sé si del profesional del teatro pero sí del público que cree que ver teatro es ver un gran decorado, un montón de actores y si son televisivos mejor... No, teatro es un buen texto y un actor, con eso basta ¿no?
Ana R. Costa: Claro que sí... Eso está clarísimo, el hecho teatral es que haya alguien diciendo y alguien escuchando... ése es el hecho teatral... Todo lo demás son accesorios y si tienes dinero y tienes una buena producción, pues muy bien y si está bien hecho, pues mucho mejor, pero si no lo hay, con una buena palabra y un espectador para que lo oiga es suficiente, y en nuestro caso, hemos hecho las previas con el teatro lleno y la gente sale contentísima.. pero que sepa todo el mundo, que esto nace de seis parados... O sea, que tiene que ser esperanzador para todo el mundo...
Pregunta: Aparte de ser una de las autoras de “El manual de la buena esposa” qué más tienes entre manos...
Ana R. Costa: Pues ahí estamos, escribiendo cosas, lo que pasa es que... Esta mañana hablábamos con Quino de todo el tiempo que llevamos con esto, que es un año y medio y entre medias... vamos haciendo otros proyectos, y en ésas estamos, pero ahora mismo no te puedo contestar así con una seguridad de fechas, de títulos... Sólo te digo que estamos en proyectos y que ojalá salga alguno pronto...
Sofía Basalo.
Pregunta: ¿Qué tal ha sido tu particular viaje hacia esos años, hacia la época de 1934 a 1977?
Ana R. Costa: Sobre todo ha sido una sorpresa; ver que todo eso que contaban y que habías oído a través de tu madre y tus abuelas, al documentarte, confirmar que era una verdad muy contundente y sobretodo después de hacer todo el trabajo de documentación, al ponerte a escribir y poner en boca de los personajes cosas bastantes terribles, ver que eso fue la realidad de las mujeres durante muchísimos años... Y también resulta sorprendente cómo pudieron ser tan sumisas... Y la suerte es que como el espectáculo es un recorrido cronológico a lo largo de todos los años que duró la sección femenina, al final la cosa cayó por su propio pie y la mujer se liberó, y en esas estamos todavía.
Pregunta: Comentas “verdades terribles”, “hechos que sorprenden”... Ante esto no sé si vuestra labor como autores es aún más destacada, al darle el tono de comedia que esta propuesta tiene, sin duda...
Ana R. Costa: Sí, el otro día lo comentábamos en la rueda de prensa que hubo previa a las previas, y nos sorprendíamos al preguntarnos cómo era que no se había tocado ese tema antes... Y lo decíamos, quizá es que necesitaba su tiempo... Lo que es la comedia que es tragedia más tiempo, quizá a esa tragedia que han vivido las mujeres durante tanto tiempo, lo que les faltaba era ese tiempo para poder hacer comedia de eso y poder tocar esos temas, en algunos casos como en el mío, que me tocó el tema de la sexualidad, que era muy represora hasta con ellas mismas... Eran reprimidas porque te enseñaban a ser así y reprimidas desde ti misma porque la iglesia, la sociedad, tu marido, tu madre... todo tu entorno era muy represor especialmente con la sexualidad...
Pregunta: Quizá, como bien dices, ha sido un descubrimiento y lo que más sorprende es la sumisión, la firme creencia en esos dogmas, el convencimiento ¿no? Porque aún hoy encontramos mujeres para las que “la liberación femenina” está ya siendo demasiada...
Ana R. Costa: Es que lo que pasaba es que tenían una estructura muy sólida, lo hemos visto en toda la documentación, no era una estructura que viniera del hombre, te venía a través de la mujer, cosa que convence todavía más... Porque la sección femenina estaba compuesta por unos grupos que se extendían por toda España, donde te convencían de que te estaban enseñando cosas muy buenas para ti y en parte lo eran... Porque si no sabes nada y te enseñan a leer, a escribir, a coser, a cocinar... Son cosas que dices: “Malas no son”... Lo que pasa es que eres la sombra de tu marido, tu marido es el que piensa, tú sólo hablas cuando él te deja... Pero dicho así ¿eh? O sea, era una cosa... Y lo curioso es que la mujer era feliz con ese papel... Luego estaba la cosa del desastre que fue la guerra y de la cantidad de muertos que hubo, entonces, claro, la mujer tenía ahí un papel reproductor importantísimo y sobretodo reproducir hijos que fueran continuadores de la raza, del espíritu de la dictadura... Y en ésas, la mujer tuvo como el papel ése de “vosotras sois las que vais a hacer la nueva España” y en esas estuvieron durante mucho tiempo.
Pregunta: Has comentado que nunca se había tocado en el teatro este tema. ¿Estimas que quizá no se sabe aún lo que pasaba, que se cree que todo eso es una especie de leyenda irreal o por lo menos algo que tenía lugar en la edad media y no hace más o menos cuarenta o cincuenta años...?
Ana R. Costa: Totalmente. Nosotras mismas hemos tenido esa sensación... En los ensayos no nos hemos podido reír más de que todo parece una caricatura... Incluso vino una chica muy jovencita, de veinte años, a uno de los primeros ensayos que hicimos con público y decía: “Pero tenéis que poner en el programa de mano que todo esto era verdad”... Porque ella no daba crédito... Porque es que es como muy sorprendente, lo vuelvo a decir... Pero así era, está claro. Pregunta: ¿Cómo llega a ti la oportunidad de formar parte de la creación de este “manual”?
Ana R. Costa: Me llamaron de la productora, primero me propusieron ser ayudante de dirección, les dije que sí y luego me encargaron una de las historias y al final me encargaron otra... con lo que tengo dos textos. Uno de ellos es el prólogo con el que empieza la función; se situaría antes de la guerra, incluso. Se llama “Amiguitas” y son las tres niñas hablando de sus cosas y el segundo, “Deslices de flecha” que es el de la ginecóloga... Todos tienen su momento ¿eh?... Pregunta: Uno de los que se me ha quedado grabado es el del consultorio radiofónico...
Ana R. Costa: Sí, ése es a mediados de los setenta, lo ha escrito Miguel del Arco y ése es el momento en el que la mujer comienza a decir “basta”, está entrando cultura de fuera, música de fuera, literatura... y se pregunta “¿Qué estamos haciendo aquí?... Tenemos que hacer algo porque nos estamos perdiendo muchas cosas... Y ya es el momento donde la mujer da un golpe sobre la mesa y dice “¡Hasta aquí!”... Pero hasta que llega este texto... hemos tenido un recorrido bastante... entre risas y lágrimas...
Pregunta: Acentuáis que no queréis juzgar, que no queréis entrar en si esa época fue mejor o peor... Puede ser que en casos como éste no hace falta juzgar, pues son los hechos mismos los que se ponen manifiesto...
Ana R. Costa: No juzgamos porque el punto de vista está en cada autor y el punto de vista en teatro quien lo tiene es el espectador; el espectador va a llegar allí, va a ver... Y que juzgue él... Con lo cual, nosotros tenemos ahí una serie de cosas, cada autor tiene su visión sobre el tema; porque repartimos temas y entonces, cada autor bajo su criterio, su gusto, su poética ha expuesto que le tocó, pero yo creo que aunque no hay un veredicto, sí que se expone desde un punto de vista que no deja de ser crítico filtrado por la comedia que siempre es muy agradecida, y que siempre suaviza las cosas, pero las cosas que están...
Pregunta: Sí es como escribe Yolanda García Serrano que decía Mark Twain: “La raza humana tiene un arma verdaderamente eficaz: La risa”...
Ana R. Costa: Claro, yo creo que en este caso queda bastante claro, bastante patente.
Pregunta: Eres ayudante de dirección, guionista de televisión y cine, no es la primera vez que escribes para teatro...
Ana R. Costa: No, lo que pasa es que soy nueva en la ciudad... Me vine aquí (a Madrid) por cuestiones familiares y hace un año que estoy en Madrid, pero vengo de Barcelona y allí he estado trabajando en teatro muchos años, he escrito, he dirigido, he hecho alguna cosita para cine... Llevo tiempo en esto... Pero en Madrid sí es lo primero que hago.
Pregunta: ¿Has visto diferencias entre la forma de vivir el teatro en Madrid y en Barcelona?
Ana R. Costa: Sí, no es un tópico ¿eh?. Yo creo que la diferencia está en que Barcelona tuvo una cuestión con el lenguaje, con el idioma... Y nace de otro sitio, la revolución teatral en Barcelona vino a partir del Teatre Lliure, que fue una especie de escuela, un sitio muy crítico con el régimen; el régimen fue también muy crítico con ellos, fue una especie de pelea donde eso hizo escuela para el teatro catalán; mientras que aquí se estaba todavía con la revista, todavía con lo que allí, visto desde allí, nos sonaba un poco un teatro (ahora me van a machacar) pero nos sonaba un poco a teatro casposo... Yo desde aquí también tengo que decir que todo influye, y que creo que ahora mismo está mejor el teatro en Madrid que en Barcelona... Porque tal como pasó en aquella época con el Lliure, creo que ha pasado aquí.. Han salido grupos como Animalario, grupos muy independientes que han ido creciendo, que se han rebelado contra ese teatro casposo madrileño y que entonces, ahora tiene una voz propia, por eso han salido estos autores como Miguel del Arco, Alfredo Sanzol, Animalario, La Abadía... todo esto tiene un recorrido en contra de ese teatro madrileño entre comillas...
Pregunta: Teatro Burgués...
Ana R. Costa: Sí, que ahora mismo está muy interesante, en cambio en Cataluña, si me oyen me van a matar, pero me da igual, está un poco instalado en esa cosa cómoda... y entonces está mejor ahora en Madrid... En fin, lo hablé ayer con amigos catalanes, o sea que no es nada que diga yo sola...
Pregunta: Quizá Sanzol, Miguel del Arco, Animalario, han removido un poco el panorama, han hecho una pequeña revolución ¿no?
Ana R. Costa: Yo creo que sí, son voces muy particulares que han surgido de la necesidad también porque esto que hemos hecho, siempre lo comentamos con Quino y las actrices, no deja de ser que éramos un grupo de personas que estábamos en el paro, entonces esto a veces te lleva a inventarte a agudizar el ingenio y a decir “¿Qué falta, qué no se ha tocado, qué podemos hacer con poca gente, sin dinero?”... porque al final los de “La Zona” (la productora) han apostado por el proyecto pero al principio éramos gente que estábamos en el paro, con lo que te espabilas y parece que no pero agudizas el ingenio, las nuevas voces de Miguel del Arco y Sanzol son casos de lo mismo...
Pregunta: Al final va a ser verdad que la palabra “crisis” implica “oportunidad” y “renovación”...
Ana R. Costa: Yo creo que sí... Creo que ahí los grandes maestros son los argentinos que siguen yendo a Buenos Aires y no puedes creer la gran cantidad de teatro que hay y que actores que están por la mañana en televisión, están haciendo un “off off” de teatro maravillosísimo... Y creo que vamos a tener que ir por ahí para salir de ésta ¿eh?
Pregunta: Creo también que tenemos que cambiar la mentalidad no sé si del profesional del teatro pero sí del público que cree que ver teatro es ver un gran decorado, un montón de actores y si son televisivos mejor... No, teatro es un buen texto y un actor, con eso basta ¿no?
Ana R. Costa: Claro que sí... Eso está clarísimo, el hecho teatral es que haya alguien diciendo y alguien escuchando... ése es el hecho teatral... Todo lo demás son accesorios y si tienes dinero y tienes una buena producción, pues muy bien y si está bien hecho, pues mucho mejor, pero si no lo hay, con una buena palabra y un espectador para que lo oiga es suficiente, y en nuestro caso, hemos hecho las previas con el teatro lleno y la gente sale contentísima.. pero que sepa todo el mundo, que esto nace de seis parados... O sea, que tiene que ser esperanzador para todo el mundo...
Pregunta: Aparte de ser una de las autoras de “El manual de la buena esposa” qué más tienes entre manos...
Ana R. Costa: Pues ahí estamos, escribiendo cosas, lo que pasa es que... Esta mañana hablábamos con Quino de todo el tiempo que llevamos con esto, que es un año y medio y entre medias... vamos haciendo otros proyectos, y en ésas estamos, pero ahora mismo no te puedo contestar así con una seguridad de fechas, de títulos... Sólo te digo que estamos en proyectos y que ojalá salga alguno pronto...
Sofía Basalo.
martes, 1 de mayo de 2012
...LUIS MIGUEL GONZALEZ CRUZ. (Enero 2009)
Tras elaborar “Escenas de Noviembre”, la compañía Teatro del Astillero ha recalado en el Teatro Galileo con la obra de Jean Luc Lagarce “Music hall”. En esta propuesta tres artistas deambulan en una gira sin sentido, huyen de sí mismos, de la muerte, del fin inexorable, de enfrentarse a un espacio ocupado por la muerte... Luis Miguel González Cruz ha dirigido esta propuesta que supone el segundo paso hacia la búsqueda de un nuevo camino teatral que no es más que el regreso a la esencia del arte de Talía. Hemos hablado con él:
Pregunta: ¿Tal vez lo más duro para un actor, para un artista en general, es enfrentarse a un patio de butacas vacío?
Luis Miguel González Cruz: Lo más duro puede ser enfrentarse a un espacio vacío. Aunque sí la ilusión o la satisfacción del ego está en llenar el patio de butacas y que aplaudan... eso simplemente es la justificación del ego... del deseo... lo difícil es enfrentarse al espacio vacío, al teatro...
Pregunta: Quizá la grandeza de un artista se demuestra cuando se enfrenta a ese espacio vacío y aún así, consigue ser el personaje...
Luis Miguel González Cruz: Sí, yo creo que no sé si es la grandeza, pero sí es la verdad. La verdad está en hacer algo que merezca la pena y si merece la pena, es que hay pena por medio, hay dolor... hacer algo que no importe que no lo vea nadie... eso creo que es lo principal en un artista, muchas veces hacemos obras, tienen mucho éxito, son muy interesantes, conseguimos buenas críticas, viene público, se ríe, aplaude pero eso no quiere decir que esos espectáculos no sean buenos... pero no es ése el fin último... el fin último es que lo que se haya hecho ahí en la escena haya merecido la pena...
Pregunta: Comentas que ése es el fin último... Pero en estos tiempos, esa afirmación podría calificarse como demagógica... pues con lo bien hecho y sin éxito... no se come...
Luis Miguel González Cruz: Sí, lo que pasa es que por fortuna o por desgracia, del teatro no se come... entonces, lo bueno es que si nos va a ver tanta gente, pues ya que venimos al teatro vamos a intentar hacerlo bien... si total, nadie nos va a ver... Sí, yo creo que, de alguna manera, necesitamos... el teatro, dentro de los medios, de las disciplinas dramáticas, creo que es el que más futuro tiene, mientras la televisión y el cine están entrando en crisis, el teatro tiene aún mucho futuro por delante, pero sí que convendría hacer una reflexión sobre una revolución tanto estética como industrial del teatro... seguimos anclados en estructuras del siglo XIX, el teatro nunca fue así, antes del siglo XIX...
Pregunta: ¿Nunca fue así?
Luis Miguel González Cruz: ... O no se pagaba para entrar... sí, el teatro ha evolucionado mucho con los tiempos, incluso llegó a desaparecer durante la Edad Media y no ha pasado nada... luego se volvió a recuperar... es decir, a lo mejor estamos pensando en el teatro como un medio industrial y no lo es... en el caso de que yo llenara el patio de butacas de un teatro, no reuniría suficiente dinero como para pagar a los actores y a los técnicos...
Pregunta: Con lo que dices que el teatro no es un negocio, aunque los productores así lo contemplan...
Luis Miguel González Cruz: No lo es... a pesar de todo no lo es... es imposible...yo estudié economía y entonces estaba la oferta y la demanda, estaban los gastos de producción, las inversiones de capital y la recuperación de ventas y la resta daba los beneficios... pues aquí la resta (risas) sale en negativo siempre... no es un negocio o no es un negocio que merezca la pena tal y como está planteado desde el punto de vista capitalista y del siglo XIX... probablemente los teatros deben financiarse de otra manera...
Pregunta: Cómo sería esa otra manera o la revolución que planteas...
Luis Miguel González Cruz: Con las instituciones públicas, con los teatros públicos, con los teatros de la ciudad, existe una tradición que puede que haya sido de inicio burgués en Alemania que es el teatro de la ciudad... y tanto la ciudad, el ayuntamiento, el público, tiene a ese teatro dentro de su corazón, como el teatro de mi ciudad... pero claro el teatro de su ciudad está tan interesado en la tradición como en lo contemporáneo, tan interesado en la música como en el teatro... tan interesado en los clásicos, como en el teatro extranjero y lo que se le exige al teatro en países como Alemania es que cada vez que un espectador entre en el teatro le dé un vuelco el corazón... a lo mejor es una exigencia burguesa, no lo sé, pero esa exigencia es lo que mantiene vivo al teatro... y además muy dinámico... así lo es el teatro en Alemania o en Francia, o en los países del este...
Pregunta: Eso de “la exigencia burguesa” me ha sonado a cierto escepticismo... pero, realmente, encontrar algo con lo que el corazón te dé un vuelco es difícil...
Luis Miguel González Cruz: Claro... la verdad es que se intenta, pero no siempre se consigue... el problema es que si organizamos un teatro enfocado en la taquilla, lo que intentamos es no darle un vuelco al corazón al espectador, no vaya a ser que no pague (risas)... cuando el fin último es conmover... por medio de la risa, del temor, por medio del vuelco al corazón de un trabajo intelectual único en ese momento, entonces, el teatro está obligado a eso sino dejaría de... como decía Peter Brook, el teatro últimamente ni da placer... es como las prostitutas, no da placer y además acorta el tiempo...
Pregunta: Hablaba de que el teatro no es un negocio, decías que con el teatro no se come... y ahora su último proyecto teatral es una de las obras más incomprendidas, tanto por el público como por la crítica, de Jean Luc Lagarce...
Luis Miguel González Cruz: ... Sí, aunque ahora es de las obras más montadas... y Lagarce es, hoy día, el autor contemporáneo más difundido en Francia y fuera de su país... de hecho creo que en enero se estrena esta misma obra en París y ocurre como con todo, hay ciertas obras que no han encontrado su momento y tiempo después, el público encuentra el sentido a ese texto...
Pregunta: ¿Cuál es el sentido de Music hall. Hacia dónde huyen los personajes de este texto. De qué huyen, quizá de sí mismos...?
Luis Miguel González Cruz: Es curioso porque Music hall, me gusta mucho porque casi en todas las obras de Lagarce el “patos” de la muerte, la idea de muerte está impregnándolo todo, pero en Music hall lo impregna todo, excepto una cosa, el argumento... hay un cruce muy bonito, casi único, en el que el argumento parece banal y sin embargo se está cruzando constantemente con la realidad, la certeza de la muerte... yo creo que sí, que de lo que a lo mejor huyen es de la muerte, de su muerte... de una muerte más... no sólo la muerte del individuo, sino en Lagarce se está respirando también la muerte del teatro... la imposibilidad de hacer un teatro que ilusione...
Pregunta: ¿Cuesta ilusionar al público hoy en día?
Luis Miguel González Cruz: No cuesta ilusionar al público... lo que cuesta es ilusionarse uno mismo... podemos construir relatos exactamente igual que hace un siglo o veinte siglos... esos relatos más o menos bien construidos... realmente lo que falta es querer ilusionarse, que el público quiera creerse las cosas... después de mayo del 68 y de las etapas de la postmodernidad, creo que muchos o muchos de nosotros cuando nos colocamos en la posición de espectadores no queremos creernos lo que nos cuentan... y contra ese escepticismo casi casi intelectual primario que llevamos casi veinte años utilizando, es una primera traba pero bueno, es cuestión de modas... todo volverá a otro sitio, no digo a su sitio... pero volverá a otro sitio... cambiará...
Pregunta: ¿Cuál es su sitio?
Luis Miguel González Cruz: Eso lo veremos... dentro de veinte años... probablemente de lo que habla Music hall es de un intento desesperado por escribir una historia, por transcribir un mito y no poder hacerlo... yo creo que el futuro o la tendencia de muchos escritores contemporáneos es a volver a escribir ese mito, claro no escrito como se ha escrito siglos atrás, pero sí volver frente a ese escepticismo o de no querer escribir una historia y sí contar la realidad, reflejarla tal y como está... supongo que eso cambiará a una vuelta a construir mitos...
Pregunta: Lo que me quiere decir es que es complicado escribir una historia que no sea la real...
Luis Miguel González Cruz: El público, cuando hablo de público hablo también del escritor que también es espectador, la cultura contemporánea tiende a no creer en historias y a creer que la realidad es lo único representable en plan documental, porque es más real... claro, eso está muy bien, porque el mito, la historia, la narración nunca será real, en todo caso, será verdad o será mentira... tocará lo verdadero o tocará lo falso, mientras que la realidad no es ni verdadera ni falsa...
Pregunta: Es la que es...
Luis Miguel González Cruz: Y punto... y no tiene ningún sentido por ser... entonces, sin embargo, la sensibilidad posmoderna sí ha dicho que lo que es, era mucho más creíble que lo que me cuentan... que puede ser verdad o mentira y que en todo caso puede ser deconstruible... yo creo que desde mediados del siglo pasado hasta hoy, esa idea impera pero creo que está entrando también en crisis y que de alguna manera vueltas a repensar las historias y a contarlas es lo que el público y los escritores contemporáneos demandan... o demandarán en un futuro... creo.
Pregunta: Habla mucho del futuro, pero con absoluta inseguridad y escepticismo...
Luis Miguel González Cruz: Sí, claro... aunque de lo que sí estoy seguro es que el teatro es una disciplina cargada de futuro... seguro, frente a otras disciplinas en las que también trabajo, cine o televisión... El teatro tiene mucho por delante y sin embargo, la crisis en el cine es bastante inquietante... Pregunta: Crisis... en cuanto a ideas, producción...
Luis Miguel González Cruz: Sí, en cuanto a mecanismos... la ficción cinematográfica que ha encontrado la misma salida en la ficción televisiva está afrontando una crisis económica grande y además estética, de relatos... Pregunta: ¿No hay historias que contar...?
Luis Miguel González Cruz: Sí la hay, lo que pasa es que no las cuentan en cine... no las quieren contar, sin embargo en teatro sí se cuentan... y esa misma gente las podrían contar en cine... el otro día estuve viendo una maravillosa película de Raúl Hernández que no ha encontrado ni distribuidor, ni festival, ni nada... y es maravillosa... está basada en una obra anterior de teatro.
Pregunta: ¿Cuál es el título de la película?
Luis Miguel González Cruz: Se llama “Antes de morir piensa en mí”, está basada en “Los engranajes” una obra que tuvo el Premio Lope de Vega y la ha dirigido y escrito el propio Raúl Hernández... en el Centro Cultural El Torito y en Escenas de Noviembre, hicimos un preview, un pase privado, para el público que estaba allí y es una película maravillosa... una película que sería una pena que no se pudiese ver...
Pregunta: Entonces, no es que no se quieran contar las historias, sino que pocos pueden permitirse el lujo de contar ciertas historias porque nadie va a verlas, porque nadie las va a saber, porque nadie les va a dar cabida, porque nadie las va a distribuir...
Luis Miguel González Cruz: Eso es lo que se supone... pero lo importante es que si se hace teatro o cine es que se exhiba... y luego que el público digiera esa oferta que la aplauda, la critique... lo que quiera... y por eso creo que el teatro es mucho más dúctil, más flexible y además el lugar donde se puede hacer mejor todo tipo de experimentos narrativos y con más libertad... se puede hacer teatro en cualquier sitio, para cinco o para cinco mil espectadores... no hay problema... el jueves estábamos con “treinta grados de frío” en Oviedo, en el Teatro Filarmónica y luego el equipo volvía rápido, al estreno de Music hall porque la mitad del equipo es el mismo y se puede hacer un día una comedia y al día siguiente un drama con casi tintes de tragedia y ésa es la magia del teatro, estar en las tablas embrujando... sí, la muerte que nos afecta a todos....
Pregunta: Teatro del Astillero tiene una larga trayectoria, en la que la característica siempre ha sido el riesgo, las apuestas fuertes y la calidad... ¿Ha merecido la pena ese recorrido?
Luis Miguel González Cruz: Sí, por supuesto... lo que no merece la pena es ir a pasar un mal rato al teatro... a contar una historia que ya se sabe o que no sorprende... sí merece la pena y para eso estamos en el teatro, para investigar y para descubrir qué sentido tiene la pena y el dolor y eso lo pudimos descubrir el año pasado con una comedia que yo en un principio, eso fue lo más arriesgado que hicimos... que Teatro del Astillero hiciera una comedia o una supuesta comedia o Music hall que es una apuesta por contar la muerte casi en primera línea, qué es lo que hay en ese lugar oscuro en el que no hay público... probablemente lo que hay ahí, en lugar del espectador es la muerte... y eso es lo que estamos siempre tratando de embrujar o de dar vueltas, mirar a la muerte a la cara, porque todo el rato los actores la están mirando... pero la muerte está situada, habitada, en el lugar donde están los espectadores reales... entonces, es un juego duro pero muy interesante que conforme avanza la obra, muchos espectadores ayer me lo comentaban, conforme avanza la obra estamos notando que la muerte está entre nosotros, pero que empieza a tener un sentido que venga la muerte....
Pregunta: ¿Cuál es ese sentido?
Luis Miguel González Cruz: Que es inevitable... (risas)... y que hay que aceptarla, cosa que los personajes de la obra no hacen... o se aferran a ese pequeño teatro, a esa obra de la que no se acuerdan... a esa única canción que les queda de una antigua obra musical o a ese taburete que es lo único que queda de un decorado suntuoso...
Pregunta: Sí, escuché un comentario hace algún tiempo, según el cual cuando nacemos no sabemos nada, absolutamente... lo único que conocemos es que hemos de morir... es lo primero que sabemos y es lo último o lo único que logramos aceptar a lo largo de los años, de la vida misma...
Luis Miguel González Cruz: Claro, el “yo” se encandila rápidamente, pero el inconsciente es el que sabe más de la muerte que el “yo”... había una peliculita maravillosa de John Ford “El hombre que mató a Liberty Balance” ... en la que todo el mundo decía que el hombre que mató a Liberty Balance era el protagonista que interpretaba James Stewart... aunque había sido John Wayne... y nadie lo sabía excepto el propio James Stewart... entonces, el plano final es maravilloso porque ya es senador... ha ido a enterrar a John Wayne y rápidamente toma la postura de senador, de los oropeles... todo el mundo lo respeta y entonces el revisor del tren le trae un puro, le da fuego y James Stewart le dice “gracias chico” y el chico le responde... “hombre todo esto lo hacemos por el hombre que mató a Liberty Balance”... entonces la cara de James Stewart cambia porque claro, él no es el hombre que mató a Liberty Balance... entonces, rápidamente nos encandilamos con el placer... pero no nos preocupemos... la muerte está detrás de todo... ser consciente de ello... o mejor, ser inconsciente de ello está muy bien... Pregunta: Sí, quizá no nos permitiríamos vivir o ser felices si fuéramos conscientes todo el tiempo de ello... Luis Miguel González Cruz: Sí, pero para eso está el arte, porque el arte moviliza el consciente y el inconsciente... sobre todo éste último...
Pregunta: Has comentado que también trabajas en el cine, en televisión... qué los une al teatro... hay más nexos de unión que de desunión...
Luis Miguel González Cruz: Sí, yo creo que tienen casi todo en común... el arte dramático... los escritores escriben diálogos, los actores interpretan papeles que no son ellos y los directores mueven a los actores... lo único que los diferencia es la técnica... técnica narrativa, técnica de escritura, de interpretación... es la única diferencia... pero son técnicas, se pueden aprender...
Pregunta: Habéis pasado por el Teatro Galileo, ¿Hacia dónde se dirige Music hall?
Luis Miguel González Cruz: No sabemos si el inicio fue Music Hall o 30 grados de frío... ahora lo vamos a hacer conscientemente... vamos a organizar unos laboratorios, aprovechando que estamos residiendo en el Centro Cultural El Torito, unos laboratorios de escritura de texto que los hemos llamado “los encargos” nosotros hemos organizado muchos talleres, hemos impartido muchos cursos pero ahora queríamos hacer, darle la vuelta a la propia idea del taller, convertirlo en un laboratorio y en el cual los profesores y los alumnos escribamos nuestros propios textos y lo que vamos a tener en vez de textos interesantes que utilizábamos y se cruzaban en la escritura... lo que vamos a tener es un decálogo, un manifiesto, una especie de dogma que nos hemos autoimpuesto, para buscar trabajar en la esencialidad teatral, entonces, entre muchas de esas prohibiciones, nos hemos prohibido trabajar con decorados, trabajamos sobre un espacio vacío, no trabajar nunca con vestuario de época, no contar con más de tres actores... hemos hecho una especie de voto de castidad en el que si echamos la vista atrás “30 grados de frío” ya era así y “Music hall” por eso lo hemos denominado un encargo de El Astillero a Jean Luc Lagarce ya muerto... y vamos a trabajar por lo menos en los próximos cuatro años elaborando textos siguiendo ese decálogo, luego ya veremos...
Pregunta: Un decálogo a través del cual volvéis a la esencia teatral, quizá...
Luis Miguel González Cruz: Sí, yo creo que sí, el teatro es algo que como decía Peter Brook “es alguien haciendo algo y otro mirando”... entonces... sí... y a lo mejor volviendo a esa esencia encontramos nuevos caminos...
Pregunta: Nuevos caminos que no dejan de ser los originarios...
Luis Miguel González Cruz: Sí, los que siempre hemos trillado pero que parece que hay que volver a caminarlos para volver a aprenderlos...
Pregunta: Quizá nos hemos perdido entre escenografías grandiosas...
Luis Miguel González Cruz: Sí... aunque yo no tengo nada en contra de ello... ayer bromeábamos con Silvia de Marta, la escenógrafa y diseñadora del vestuario; yo le decía “qué bien construyes espacios vacíos”... y ella se reía...
Pregunta: Realmente lo complicado y lo que pocas veces se logra es encontrar un actor que pueda llenar un espacio vacío...
Luis Miguel González Cruz: Exacto... es muy duro para los actores... y creo que en España no están nuestros actores acostumbrados a hacerlo... hay actores maravillosos... muy buenos... pero no están acostumbrados a no necesitar nada más que sus gestos para construir no sólo un personajes sino un decorado... y no están acostumbrados... ha sido un placer para mí trabajar con Francisco Vidal, con Chema Ruiz, con Marina Andina... pero todo lo que habían hecho últimamente no iba por esos derroteros y ha costado empezar a trabajar por otros derroteros diferentes pero son maravillosos y tienen la madera...
Pregunta: Quizá en el teatro lo importante es sugerir...
Luis Miguel González Cruz: Sí... el juego de la verdad y la mentira... frente a lo real que el cine y la televisión y el documental nos lleva y que han empujado durante mucho tiempo al teatro a jugar también al juego de lo real... así sabemos que es mentira que no es real... que el taburete de ahí arriba no es un taburete, pero ese taburete de ahí arriba sí puede ser una mesa para doce comensales, si un actor me lo dice, me lo cuenta y yo me lo creo... o ese taburete puede ser el Big Ben... se ha expulsado un poco al teatro del terreno de la verdad para llevarlo al terreno de la realidad...
Pregunta: Me parece interesante la diferenciación que haces entre verdad y realidad...
Luis Miguel González Cruz: La verdad es una cosa que nos hemos inventado nosotros... lo que yo te digo es verdad, no, lo que tú me dices es mentira... y nos podemos tirar toda la vida discutiendo eso... de la realidad no vamos a discutir... es así y ya está. Esa mesa está ahí. Esa silla está ahí... esta fotografía la hemos tomado en tal sitio y lo que había delante ha salido en la fotografía... era la realidad... luego también la fotografía tiene maneras de intervenir en la realidad... pero, en principio lo interesante de la fotografía es el rastro que queda de realidad... es muy curioso porque en la fotografía el rastro que queda es la muerte... la verdad de la muerte... la muerte... que es la verdad... la verdad inexorable de la muerte
Pregunta: (silencio valorativo)
Luis Miguel González Cruz: Para eso se hace el teatro para embrujarte esa verdad inexorable...
Pregunta: Has dicho que lo que vemos en una fotografía es el rastro de una realidad que fue... por lo tanto ya no es...
Luis Miguel González Cruz: Sí, en teoría se ha hecho una foto sobre la realidad, pero lo que queda sobre el fotograma es ese rastro, es un rastro físico, como si la realidad hubiera rasgado ese fotograma... pero esa realidad que estaba ahí ya desapareció... cinco minutos o cinco años después...
Pregunta: Claro, por esa razón es la muerte... no somos los que fuimos y por tanto tampoco somos hoy el reflejo de una fotografía hecha hace cinco años o cinco minutos... fuimos el reflejo, pero ya no lo somos...
Luis Miguel González Cruz: Las fotos son todas de muertos...
Pregunta: Sí claro... es difícil comprenderlo... mejor aún asimilarlo... quizá también por doloroso...
Luis Miguel González Cruz: Y el “Yo” no lo quiere comprender, se rebela... lógico, no quiere comprenderlo... sino estaríamos ya suicidándonos todos...
Pregunta: ¿Qué tenéis entre manos, de una forma más concreta para el futuro?
Luis Miguel González Cruz: Tenemos dos obras para los próximos dos años. Una se llama “Inseparables” la escribió Ángel Solo... también habla sobre el mundo del cabaret, pero realmente es una búsqueda del padre... y para el siguiente año, también hay una búsqueda del origen del padre, del nombre, es una obra que estamos escribiendo en el laboratorio, se llama “Flotando en el espacio” y espero escribirla yo... transcurre en el espacio... vamos a ir al espacio vacío, pero al espacio en las galaxias... es un poco divertido, nos atrae mucho contar una obra en el espacio exterior... no sabemos cómo lo vamos a hacer pero estamos buscando formas... si el cine lo logró... el teatro lo puede hacer mucho más fácil...
Sofía Basalo.
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Teatro Galileo
viernes, 20 de abril de 2012
...RAFAEL HERRERO. (Noviembre 2011)
“Tal vez cien mil hombre, sólo hombres, nada más que hombres manifestándose en las calles, mientras las mujeres, en las aceras, les lanzan flores, podría ser la señal que la sociedad necesita para combatir, desde su seno y sin demora, esta vergüenza insoportable. Y para que la violencia de género, con resultado de muerte o no, pase a ser uno de los primeros dolores y preocupaciones de los ciudadanos. Es un sueño, es un deber. Puede no ser una utopía.”
Con este texto escrito por José Saramago, concluye “No me hagas daño”. Una obra escrita por Rafael Herrero, quien tras documentarse de forma exhaustiva ha colocado sobre el escenario una realidad poliédrica que nos hiere a todos y a todas.
De esta obra, de esta realidad dolorosa hemos podido charlar con Rafael Herrero. No creo en las casualidades... Pero las circunstancias nos han conducido a realizar esta entrevista el 25 de noviembre... Cuando todavía eran 54 las mujeres muertas. Hoy ya son 55:
Pregunta: ¿Realmente, como escribes, este tema no interesa?
Rafael Herrero: Yo creo que nos cansamos muy pronto de las cosas y creemos que ya está todo dicho y que ocurre en un sitio muy lejano, que no nos atañe directamente. A mí eso es lo que más me duele... Porque pienso que cuando vemos que hay 54 muertes de mujeres por sus maltratadores, más miles de personas que han recibido agresiones psicológicas, físicas o de otro tipo... Mujeres que lo pasan muy mal... Se habla de que seis de cada diez mujeres han sufrido algún tipo de agresión, me parece que es justo que un escritor como yo escriba una obra de teatro y me parece espléndido que una compañía de teatro la lleve al Teatro Español y que cinco actores cuenten a los espectadores que se acercan allí esa historia que desgraciadamente se repite cada día con muerte o sin muerte, pero se repite cada día en cada rincón de nuestro país y de muchos países, claro.
Pregunta: “No me hagas daño” aborda el tema del maltrato desde una perspectiva muy amplia. Has profundizado mucho, pues no sólo nos muestras el dolor directo de la mujer, esposa de un maltratador, sino de su hija, espectadora de cada episodio... Quizá uno de los valores de tu texto es precisamente esa profundidad, ese “escarbar” en las profundidades del ser humano...
Rafael Herrero: Yo he querido contar una historia, no soy sociólogo ni experto en temas de malos tratos ni violencia de género, soy un escritor y he querido contar una historia desde los puntos de vista que me parecían interesantes, dramáticamente interesantes, que era la mujer maltratada, su pareja y maltratador que la quiere y la destruye, la hija que sufre las consecuencias de esa relación terrible y luego la perspectiva de un terapeuta, de alguien que trata de entender y poner remedio a la situación... Y de una posible nueva víctima que aparece frágil, vulnerable y que puede caer, como así ocurre, en las redes de un maltratador y que tiene todos las posibilidades de sufrirlo muy profundamente... He querido dar esa perspectiva de cinco puntos de vista para contar una historia llena de emoción, de momentos de ternura, de melancolía, de añoranza, de un puntito de alegría, de una especie de ventanita abierta donde quizá nuestra protagonista encuentre una salvación que el tiempo dirá...
Pregunta:... Con frases realmente estremecedoras, como el momento en el que Raúl, el maltratador, le dice a Lucía, serenamente (quizá ahí está lo sobrecogedor del momento) “Si te vas, te busco y te mato...”...
Rafael Herrero: Sí, es un momento duro y el equipo de actores, el actor, lo hace con tanta suavidad, sin ningún tipo de aparente violencia... es como si le dijera “Si te vas, te busco y nos vamos a cenar”... pues no, le dice “Si te vas, te busco y te mato...” y yo lo que más me emociona de todo esto, aparte de que escribir el libro me resultó fascinante y que la gente lo pueda leer también es una forma de comunicarte, porque la gente en casa sola, de repente lo lee y está muy bien, pero claro en la sala pequeña del Teatro Español, se produce algo mágico, y es que es una sala pequeña y el espectador, como tú sabes, está a pocos metros de los actores y hay una carga de emoción, de tensión... que va de los actores al espectador, que hace que yo crea que se transforma en una tarde-noche, difícil de olvidar...
Pregunta: Escribes que este libro, esta obra, nació de la mirada, de los ojos de Luisa, de tantas Luisas...
Rafael Herrero: Sí, lo primero que ocurrió es que yo dirigía La Mandrágora, un programa de televisión, de la 2, y terminábamos el programa con un cuentecito corto, de minuto y medio o así... Y leyendo una noticia terrible, de éstas que te dejan huella sobre los malos tratos, escribí un pequeño cuento que aparece transformado en la obra de teatro; al cabo de dos o tres meses volví a chocar, porque era un choque, con otra noticia espeluznante y volví a escribir otro cuento y luego encima conocí a alguna mujer maltratada que había salido ya del agujero, pero aún sus ojos y su mirada y la forma de inclinar la cabeza hacia abajo... me miraba de frente pero a veces inclinaba la cabeza... Aún le quedaban restos de vergüenza por no haber sido capaz de librarse, porque claro ellas piensan que quizá también es culpa de ellas por no ser valientes y decir “hasta aquí hemos llegado”, pero yo lo que digo es que nadie sabemos nuestro valor, nuestra capacidad de sometimiento, nadie lo sabemos hasta que no nos toca un torturador, un maltratador, alguien violento, alguien fuerte que abusa de un débil... Entonces, si eres débil y te cruzas con alguien así no sabes si vas a reaccionar bien o vas a someterte... No lo sabes....
Pregunta: Sí, exactamente, hoy en la Cadena Ser, escuchaba el testimonio de una mujer maltratada, que también había salido del agujero y comentaba que lo que más daño le hacía y le hace en la actualidad son los comentarios de quienes le dicen o le preguntan incrédulos cómo aguantó, por qué no se rebeló... Y es que el miedo te paraliza, te deja sin capacidad para reaccionar...
Rafael Herrero: Claro, es que yo pienso que los fuertes pueden pensar que cómo alguien es capaz de no darse cuenta cuando tu maltratador te dice “cállate, pareces tonta, vete a la cocina... O eres imbécil y te empuja...” bueno, muchísimas mujeres reaccionan, es verdad que pueden decir “hasta aquí hemos llegado, ni se te ocurra volver a tocarme”... Pero no todas las mujeres son iguales, como no todos los niños son iguales, claro que hay niños que reaccionan si notan que alguien quiere abusar de ellos, o si otro compañero, incluso, en el recreo, les pueden atacar... Pero sabemos que hay niños, mujeres, hombres... Sobre todo mujeres, más frágiles, más vulnerables y son diferentes a las que son capaces de reaccionar... Claro, éstas no tienen ese problema en principio, pero hay muchas otras que por lo que sea, por un amor equivocado, por un amor-odio... Hay una imagen en la obra de teatro que a mí me gusta especialmente, es cuando la maltratada Luisa, dice que es como una polilla, que se acerca a una bombilla y sabe que esa bombilla la va a quemar, pero se acerca, porque siente atracción por la bombilla... Es que hay amor-odio... es que denuncian y a los diez días quitan la denuncia... Por miedo y por amor... Y dices, bueno, eso ocurre... Podemos explicarnos por qué ocurre... Pero ocurre...
Pregunta: El personaje del Mediador, del terapeuta que intenta explicar qué ocurre, intenta buscar respuestas... Se hace preguntas, nos las hace para que nosotros reflexionemos... Un mediador que tiene que tomar un orfidal para olvidar los ojos de Luisa... No sé, si en cierto modo, a través de ese personaje hablas tú...
Rafael Herrero: Sí, yo siempre digo que el personaje que me representa, si es que me representa alguno, aunque me representan los cinco ¿no? ... Pero en el que me identifico es en el mediador, en el sentido de porqué ocurre, qué perfil tiene un maltratador, por qué las mujeres maltratadas no escapan a tiempo, por qué no piden ayuda, por qué no las ayudamos, por qué no las comprendemos muchas veces, por qué pensamos que es que son raritas, por qué empezamos con la coartada de las denuncias falsas... Claro, hay denuncias falsas y hay denuncias verdaderas... Pero hay muchas más verdaderas que falsas... Claro que siempre hay algún sitio por dónde escapar... Entonces el mediador, para mí, eres tú, soy yo, es el espectador de la fila tres, el de la fila siete... Los que nos preguntamos si es que queremos preguntarnos, si no queremos pasar página, si no queremos olvidarnos o ir a ver una comedia de risa, que también está muy bien... Pero la nuestra, “No me hagas daño” es otra cosa... Preguntémonos esto, porque ocurrir, ocurre... En España, en Suecia, en Finlandia, en Noruega, en Francia... En América Latina... En todos los sitios. El poderoso golpea al débil y el más débil, generalmente es la mujer.
Pregunta: No sé si podemos respondernos a un estudio que ha publicado hoy (25 de noviembre) la Federación de Asociación de Mujeres Progresista, según el cual, los adolescentes entre catorce y dieciocho años creen, piensan que la mujer está para complacer al hombre y éste para proteger a la mujer... Eso es verdaderamente duro ¿no?
Rafael Herrero: Hombre, duele ¿eh? Porque mi esperanza es que la educación haga que todos nos demos cuenta, los que tenemos hijos en nuestros hijos, los propios hijos que se den cuenta de que todos somos iguales y que nunca el más poderoso debe aprovecharse del más débil... Pero sí es verdad que en algún artículo he leído que la gente joven, eso que decíamos que el machismo (hablo de España) viene de las generaciones más mayores... Desgraciadamente lo estamos viendo, gente de veinte años que muere o es golpeada por alguien que también tiene veintitantos... Y es cierto que dentro de la juventud, por lo que me dices del estudio y cosas que yo mismo he detectado, aunque no he hecho ningún estudio, sí es cierto que se produce como una repetición de los roles... Otra vez vuelve a aparecer el hombre como el salvador y el héroe, y la mujer como la sumisa y complaciente... Ojalá sea un error de los sociólogos y no sea verdad, y la educación esté consiguiendo que chicos, chicas, jóvenes... se den cuenta de que el que es más poderoso tiene que ser todavía más generoso con el que es más débil... Pero la noticia que me dices, es dolorosa.
Pregunta: ... Y preocupante...
Rafael Herrero: Desde luego, muy preocupante... Ya lo creo, es inquietante, porque si con todo el proceso de información que hay en los medios, vosotros la dedicación que le dais, la proximidad que tratamos todos en el mundo del espectáculo, del teatro, de la literatura... que intentamos acercarnos a ese mundo... Si eso al final va a servir para poco, es terrible...
Pregunta: ¿Qué estamos haciendo mal?
Rafael Herrero: Yo soy un escritor, lo que sí es cierto es que cuando he escrito esta obra, cuando he escrito este libro, es porque sentía la sensación de que algo no estábamos haciendo bien del todo y sobre todo de que había un cierto escepticismo de la sociedad, es decir, como cuando decimos “vale, pero esto ocurre en la zona baja de la sociedad... la gente sin cultura, los inmigrantes... la gente que no tiene preparación...” Por eso mis personajes son cultos. Él es un escritor y Ella es una mujer que trabaja en una biblioteca, porque los expertos del maltrato dicen que el perfil del maltratador no está cerrado; puede ser alguien culto, educado; alguien no culto y no educado; alguien que trabaja en una profesión liberal; alguien que trabaja en una profesión totalmente física... Yo siempre pongo un recuerdo de una imagen terrible que leí hace un tiempo, una noticia; La muerte de la hija de Jean-Louis Trintignant, que murió apaleada, nunca mejor dicho, por su pareja que era un músico culto y educado y que le dio tal paliza que la mató a golpes cuando hacía ella “Colette” con su madre que es realizadora de televisión y ni la madre realizadora de televisión que estaba dirigiendo a su hija, ni el padre, ni nadie, se dio cuenta de que su hija, mujer culta y preparada y socializada y con amigos, estaba sufriendo este padecimiento... De forma que incluso la hija envió un mensaje a su madre diciéndole no sé cuántas cosas y de repente acababa diciendo “Mamá ayúdame”... Y la madre entendió que le pedía ayuda para preparar el personaje... Y luego la madre se decía “¿Por qué no me di cuenta de su mirada tan triste. Por qué no me di cuenta de que me estaba gritando sin decírmelo –ayúdame?” Y esta es la historia, le puede ocurrir a cualquiera... Y la sociedad debe estar alerta, debemos estar alerta, no cansarnos de la noticia... La noticia existe no nos podemos cansar de ella.
Pregunta: ... Ni tampoco recurrir a los argumentos demagógicos, como oímos, cuando se dice que ahora la mujer odia al hombre y no lo necesita...
Rafael Herrero: Es que, vamos a ver, hay un tema de fortaleza física y psíquica o psicológica... Y el más fuerte a veces por su frustración, por su concepción de la vida, por lo que queramos, abusa del débil y éste, nos guste o no, físicamente sobre todo es la mujer, psicológicamente quizá no, somos todos iguales, ahí habría que escuchar a los expertos, hombres y mujeres en principio tenemos la misma capacidad intelectual, cultural, etc... Pero sí es verdad que la mujer es más vulnerable aunque sólo sea físicamente y algunas lo son también psicológicamente; hay otras que no lo son... Claro, no todos los hombres son maltratadores, ni todas las mujeres son maltratadas, ni todos los niños son abusados... Claro que hay niños que paran al profesor o al amigo mayor... Pero cuántas noticias leemos de otros niños que no dicen nada, y ahora estamos escuchando noticias de gente, de niños que han sido abusados y han pasado veinte años y no se han atrevido a decirlo jamás... Entonces, existir existen, entonces debemos ser conscientes de que existe y de que a veces el débil es víctima del fuerte y eso es así.
Pregunta: No sé si el origen de estos maltratos, son esas conductas que aceptamos socialmente, que se han instalado en la cotidianidad como uso y costumbre, que se han denominado micromachismos...
Rafael Herrero: A mí lo único que me tranquiliza a pesar de la noticia que has comentado, es que hace veinte años, en nuestras películas de comedia, era habitual o podía ser habitual que alguien dijera “Bueno, yo pego a mi mujer lo normal” y eso nos hacía gracia... Y si el protagonista amenazaba a la protagonista con un golpe, nos hacía gracia... Ahora yo creo que ningún machista es aplaudido públicamente si hace algún acto de machismo, pero bien es verdad que ocurre; yo aún tengo la imagen, ya sé que es anecdótica, de hace un par de años, de ese metro donde hay una chica inmigrante, sentada... Y entra un chico joven hablando por el móvil... Y sin mediar palabra le pega, ¿por qué? Le da una paliza porque es inmigrante y porque es mujer... Ese chico probablemente no represente a todos los chicos jóvenes ni esa chica represente a todas las chicas jóvenes, pero había un testigo y ese testigo no hizo nada ¿por qué? Por miedo, y no digo que hiciera bien ni que hiciera mal, porque no sabemos dónde puede llevarnos el miedo... A la chica ni a moverse, al testigo ni a moverse... ¿Eso quiere decir que actuaron mal los dos? No, quiere decir que ante la agresión de uno más fuerte o más violento, no sabemos cómo reaccionamos.
Pregunta: Comentas que no eres un experto en la materia, que no eres un sociólogo ni un psicólogo, pero estamos viendo que has profundizado enormemente en el tema...
Rafael Herrero: Yo sobre todo me he documentado muchísimo, me he tirado casi un año leyendo todos los libros, entrando en internet, hablando con mujeres maltratadas, artículos... Y vuelvo a retomar la idea de la obra de teatro, he tenido la suerte de que una compañía de teatro haya hecho una representación tan fiel, tan llena de emoción, tan sincera, sin ningún tipo de frivolidad, donde los actores cuentan su personaje, lo viven, lo sienten... Y claro, resulta que ese pequeño milagro que a veces se produce, se ha producido... Quizá yo haya escrito un texto que esté bien, pues sí quizá no esté mal, pero he tenido la suerte de que cinco actores dirigidos por Fernando Bernués, cuentan la historia como yo la soñé; es que cada vez que voy al teatro y me siento, me digo “Dios mío, qué suerte he tenido. Es que están contando mi historia tal cual”... Y luego veo a los espectadores que tras la obra aplauden y aplauden... A pesar de que la historia es durísima y se van comentando... Pues bueno, he tenido suerte... Desgraciadamente un tema terrible me ha permitido escribir una historia que quizá interese al espectador y al espectador.
Pregunta: Dirigiste “La Mandrágora” un programa que nació con un espíritu minoritario o se hizo minoritario. Esta obra, también escribes, no es comercial... por tanto también puede ser minoritaria... ¿Esa característica puede ser variable?
Rafael Herrero: Yo creo que la historia que he escrito “No me hagas daño” es una historia para todo el mundo, lo que pasa es que (y hay excepciones como tú) los medios en general, están más inclinados a hablar de los espectáculos más potentes con actores y directores más estrellas donde los temas son más fáciles y de repente ese tipo de producciones encuentra un eco en los medios que me parece perfecto, e historias más pequeñas con compañías menos conocida, aunque muy prestigiosa como la compañía Tanttaka, y con un autor como yo que sí es conocido dentro del mundo de la cultura por haber dirigido La Mandrágora, recibe menos eco, y eso qué quiere decir, que al espectador le va llegando por el boca a boca, más que por los medios, aunque muchos de vosotros me contradecís, porque os habéis interesado por lo que hemos hecho... Pero hay veces que retroalimentamos lo minoritario. Es decir, La Mandrágora apenas aparecía recogida en los periódicos, apenas se hacía nada sobre ese programa ¿por qué? Porque La Mandrágora no era popular en el sentido de que no era un programa de cotilleo... Entonces, se retroalimenta la marginalidad, pero esta historia “No me hagas daño” como tú la conoces y la has visto, le llega a un joven de 16 años, a una persona de 85 y a gente con estudios, sin estudios... Le llega a todo el mundo que es sensible y que no está dispuesto a pasar página del dolor que hay a su alrededor, y dicho esto, la historia yo creo que acaba con un pequeñísimo, punto de decir, vamos a ver si hay suerte y al final no pasa lo que podría parecer que va a pasar...
Pregunta: Sí, porque al final, aunque acaba con el maravilloso texto de José Saramago... Algo nos dice que no será así...
Rafael Herrero: Sí eso ha sido idea también del director, aunque yo lo ponía en el libro como un elemento que me ayudó mucho a pensar que estaba haciendo bien el escribir esta historia; porque si Saramago también estaba preocupado por el tema, quiere decir que hacemos bien los escritores y los artistas y todo el mundo en centrarnos en este tema y en otros... Y el final es muy contundente, y aunque la imagen es ambigua, el texto es muy prometedor... Ojalá, efectivamente los hombres demos un paso al frente...
Pregunta: ¿La cultura sigue siendo en nuestro país una asignatura pendiente?
Rafael Herrero: Sí, efectivamente; pero vuelvo a decir que hay cultura aburrida y cultura entretenida y divertida en el sentido más positivo de la palabra; es decir, hay cultura que probablemente está dirigida a una elite que tiene una capacidad de análisis, de búsqueda, de planteamientos que no tenemos todos; pero hay otra cultura donde yo incluyo “No me hagas daño”, incluyo el teatro, que hace un planteamiento con distintos niveles, de forma que la historia está ahí, es una historia sencilla que entiende todo el mundo, la estructura narrativa es un poco más compleja, pero lo que no cabe duda es que este tipo de cultura está al alcance, le llega a todo tipo de espectadores, ahora sí es verdad es que hay un tipo de cultura que necesita de espectadores, de lectores, de personas que tengan unos códigos para poder descifrar, no es el caso de “No me hagas daño”, que es una historia sencilla, yo creo que muy estudiada en cuanto a que la documentación que hice fue muy exhaustiva y vuelvo a repetir, contada de tal forma, con tal sencillez que ahí demuestra que la cultura es para todos.
Pregunta: Escribe Saramago “Es un sueño, es un deber. Puede no ser una utopía” ¿Tú crees, Rafael que puede no ser una utopía?
Rafael Herrero: Yo suscribo lo que decía Saramago... No es fácil que desaparezca la cantidad de injusticias y problemas que tiene el mundo. Lo que sí es cierto es que el primer elemento que tenemos que tener en cuenta todos es No Olvidar. Lo que no podemos hacer es olvidar, no digo que estemos todo el día sufriendo y machacándonos con todas las desgracias que ocurren a nuestro alrededor porque seríamos una sociedad triste y terrible; yo creo que hay momentos para la expansión, para divertirte, para gritar, para pasarlo bien y hay momentos para pasarlo bien reflexionando, viviendo historias emocionantes, empatizando con personajes y con personas que están a nuestro alrededor y entre todos nunca creo yo que erradiquemos fácilmente esta lacra, pero quizá consigamos que ellas, las mujeres maltratadas se sientan menos olvidadas...
Pregunta: Menos solas...
Rafael Herrero: Sí, menos solas... Es lo que creo, que hay esa especie, tú lo has comentado también, de boomerang, de decir “no es que las mujeres maltratadas... uy, uy, uy, uy...” pues vale, lo que queráis pero ahí están.
Sofía Basalo.
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Teatro Español
sábado, 7 de abril de 2012
... REMEDIOS CERVANTES. (Julio 2010)
Hace casi medio año que Remedios Cervantes inició una nueva aventura teatral como productora; “Confidencias muy íntimas” una obra francesa, que nos habla del placer de escuchar, de la necesidad de ser escuchado, de la urgencia por liberarnos de nuestros fantasmas, de los lastres que nos impiden avanzar. Todo ello, tiene lugar a partir de un texto inteligente, lleno de dobles significados, de simbolismos que el público ha de descubrir y, también, con un reparto interesante. Junto a nuestra interlocutora trabajan Sole Palmero, coproductora del proyecto, Manuel Tejada y Jesús Cabrero, sustituyendo a Juan Fernández, en el papel de un psiquiatra un tanto deshumanizado.
Hemos tenido la oportunidad de charlar con Remedios Cervantes, y nos ha contagiado la necesidad de mantener la sorpresa en una vida cuyo día a día no tiene que dejar de ser algo extraordinario:
Pregunta: Confidencialmente, dicen que el verano no es un buen tiempo para entrar en Madrid, ¿cómo lo ves tú?
Remedios Cervantes: Pues mira, yo creo que va a ser un verano diferente, agradable... además, a mí siempre me ha hecho ilusión poder trabajar dentro de los veranos de la villa, porque siempre me ha parecido que es algo que suena muy bien... Cuando nos propusieron entrar en Madrid en el Teatro Bellas Artes, en estas fechas, a sabiendas de su complicación, decidimos hacerlo, por qué no; creímos que había que apoyar la causa y que había que arrimar el hombro con el teatro en esta época estival en la que todo el mundo se quiere ir a la playa... también hay mucha gente que quiere venir a Madrid y también hay demanda de teatro en Madrid, en esta época...
Pregunta: “Confidencias muy íntimas” comienza con una casualidad, un error que comete tu personaje, Ana. ¿Crees en las casualidades o más bien en la causalidad?
Remedios Cervantes: Yo quiero que mi vida tenga ambas cosas. Lo que sí tengo muy claro es que me gusta que la vida me sorprenda todos los días. No me gusta tener las cosas programadas, salvo el trabajo, en eso sí soy rigurosa... pero en el resto no, me gusta que la vida me sorprenda y además me gusta que me pasen cosas cada día y no tener una vida programada. Por ejemplo, no me gusta tener unas vacaciones programadas... siempre lo he detestado... porque qué pasa luego cuando no lo consigues o si por alguna causa no te puedes ir... te vienen las frustraciones...
Pregunta: Algo que desde luego no existe en tu nueva trayectoria profesional. Esta obra es tu segundo proyecto como productora, una empresa que tiene un nombre muy original y con un significado especial, Alikindoi.
Remedios Cervantes: Sí, ésta es una palabra que se dice mucho en Málaga. Hay bares en Málaga que tienen ese nombre. Es un término que procede del inglés y en esta ciudad se utiliza como para decir “estad al loro. Estad pendiente. Ojo avizor” tiene muchos significados. Es una palabra que mi madre, concretamente, utiliza mucho y forma parte de mis raíces... por eso la llamé así.
Pregunta: ¿Cómo se ve la vida y el trabajo desde esta nueva perspectiva?
Remedios Cervantes: No sé... a mí me encantaría estar siempre trabajando y dentro de este ámbito, con el tema de la producción, lo que ocurre es que es muy complicado. En esta ocasión, comparto la producción con la otra actriz, Sole Palmero y en la anterior, “Buenas noches, madre” lo hice con Carmen de la Maza; creo que es bueno que los actores estemos metidos en este tema, primero para compartir los dolores de cabeza y segundo, porque cuando estamos contratados, no nos damos cuenta y lo queremos todo, y un productor tiene muchísimos problemas, muchas complicaciones... por esto creo que es bueno meterse en la producción, aunque sea con una pequeña partida, para poder ver la otra parte. A mí, me encantaría estar siempre aquí y de hecho voy a tratar de seguir estando, lo que ocurre es que es muy complicado... por eso soy tan rigurosa y me gusta que las cosas estén tan bien hechas, si me meto en una producción; por supuesto mi trabajo como actriz ha de ser impecable, al menos para mí ha de ser así, otra cosa es lo que piense el público... pero desde luego en el tema de la producción trato que todo esté muy bien hecho.
Pregunta: ¿Con lo que las perspectivas son distintas desde la producción y desde el trabajo interpretativo. Si es así, cómo logran unirse?
Remedios Cervantes: Es difícil. Trato de separarlo. Cuando me dan primera en el camerino, ya me he olvidado del tema de la producción. Mi socia y yo, nos pasamos las mañanas ante el ordenador, conectándonos, enviando correos y viendo mil cosas, aunque Pentación nos lleve la producción ejecutiva, que además lo hace muy bien, pero nosotras llevamos todo el peso de nuestros patrocinios... es un trabajo de oficina y es muy complicado... este tema es muy complejo, personalmente lo veía antes más fácil, pero no es así... sin embargo, cuando me dan “primera” me olvido absolutamente y no pienso en los números ni en nada... entre otras cosas, porque si hago este trabajo es porque me gusta y quiero disfrutarlo, lo que no quiero es pasarlo mal, porque si esto ocurre, me dedico a otra cosa... pero si estoy aquí es para disfrutarlo y ser feliz.
Pregunta: ¿Habéis notado la crisis en las tareas de producción?
Remedios Cervantes: Mira, el teatro no va mal del todo; por lo menos eso es lo que me han comentado otros productores y lo que he visto en la gira que llevamos hecha... La gente sigue viniendo al teatro, se gasta el dinero en una entrada... también tenemos nuestras ofertas... Precisamente, sobre todo encaminada hacia un público más joven, para que también vayan cogiendo cultura teatral... Pero, particularmente, no creo que el teatro esté sufriendo la crisis; en este caso creo que va funcionando muy bien...
Pregunta: La primera obra en la que participaste como productora fue “Buenas noches, madre” ahora “Confidencias muy íntimas”... abordas una temática muy centrada en el ser humano, en los sentimientos, no fácil, con cierto riesgo... Eres muy selectiva...
Remedios Cervantes: Sí, la primera, “Buenas noches, madre” era un drama y me apetecía mucho hacerla porque era un reto muy importante. La había visto en su día con Concha Velasco y Mary Carrillo y me atraparon sus interpretaciones así como la historia que contaba y cuando surgió la oportunidad de trabajar con Carmen de la Maza pensamos que era la función idónea para las dos. “Confidencias muy íntimas” es una comedia que vi en Francia, con la que me reí mucho, lo pasé genial y el público era muy receptivo con la función, pero tenía un fondo... como dices, no son fáciles, no son triviales... A mí me gusta hacer un tipo de teatro en el que se pase bien y se digan cosas, que tenga un fondo escondido, un mensaje... Repito, independientemente de que lo pases bien que es lo que la gente quiere hoy en día... y está en su derecho, los tiempos que corren no invitan a otra cosa... Pero, hemos tratado de buscar una función en la que sonrías, y que también tenga un punto de realidad, de análisis de lo que ocurre hoy en día en la sociedad, de la soledad que todos tenemos a pesar de lo comunicados que podemos estar con todos los medios tecnológicos que tenemos a nuestra disposición, internet, bluckberry, móviles... mil cosas... y sin embargo, percibo que realmente todo eso, lo que nos hace es retroceder en los pilares importantes del ser humano y luego, como vivimos en una sociedad en la que no hay valores... me gusta hacer algo que al menos pueda transmitir ciertas cosas que para mí son primordiales en una persona... ¿que puede ser un teatro más o menos comercial? Sí, bueno, no sé... de momento, en la gira nos ha ido muy bien, en Madrid, ya veremos... pero creo que tienes que apostar por lo que crees y has de hacer eso mismo... porque si no, no valdría la pena abordar una aventura tan complicada...
Pregunta: Comentas que los valores hoy en día son nulos y que en cada proyecto intentas ahondar en aspectos que son primordiales para el ser humano...
Remedios Cervantes: La palabra... ¿te parece poco?... el texto lo dice, hoy en día nadie escucha a nadie, ni los camareros, ni las peluqueras escuchan como antes... la gente vive muy deprisa, vivimos muy deprisa... oímos ruido, pero ni tan siquiera cuando estamos hablando con la gente... si te fijas, los ojos de mucha gente están como inquietos, mirando de un lado al otro, como que no le está interesando lo que les cuentas... entonces eso te aísla y de algún modo provoca que no cuentes lo que piensas, lo que te ocurre... Lo de internet está muy bien, yo estoy todo el día pegada a un ordenador, me comunico todo el tiempo... y está fenomenal, eso es un avance fantástico para tenernos comunicados con el mundo y con un montón de gente que quizá no esté aquí, bien; pero hay ciertas cosas que no podemos olvidar y que forman parte de nuestro código de barras... con el que nacemos... y es la comunicación entre las personas... la comunicación oral, la comunicación visual, la comunicación a través del tacto... ser humanos que es lo que somos... Eso para mí es uno de los valores más importantes, a partir de ahí, todo lo que viene después, todo... miles de cosas... no se le da importancia a las cosas que tienen importancia, hoy en día vivimos en una sociedad donde todo vale, lo que quieras vale todo... y creo que eso está muy bien, pero que los fundamentos y los pilares no pueden ser olvidados...
Pregunta: Tal vez nos hemos acomodado y nos hemos quedado en la superficie, nos da pereza ahondar y cuando alguien intenta hacerlo, huimos en cierta forma...
Remedios Cervantes: Claro, porque salen nuestras miserias... en “Confidencias muy íntimas” cuando Ana empieza a contarle sus historias a Miguel Cuadrado (Manuel Tejada), él en primera instancia se queda fascinado porque hay una señora que le está contando cosas muy personales, pero este señor tiene una vida muy triste; vive en un despacho del que nunca ha salido, mantiene una relación con una chica joven porque en lo único que debe ser bueno este hombre es en la cama, pero nada más... tiene una vida triste, aburrida y gris... entonces en cuanto alguien tira un poquito de ese hilo, comienzan a salir sus cosas... por eso al final, decide coger una maleta que le regala, con absoluta doble intención, Ana... e ir a buscarla, por eso también tenemos miedo... los miedos a los cambios... el miedo a no saber qué va a pasar... forma parte de nosotros mismos, yo soy de la opinión de que los cambios siempre son para mejor... sea cual sea el cambio, siempre es para algo mejor...
Pregunta: ¿Por qué ese placer de contarle algo extraño a alguien extraño, tal vez porque no nos juzga, porque nos ve con total objetividad...?
Remedios Cervantes: Yo creo que es por el respeto... yo creo que si tienes un amigo muy íntimo, le puedes contar cosas, pero hay ciertos aspectos de tu vida que por respeto no se los cuentas... por respeto y por pudor... entonces, creo que contárselo a un extraño, de algún modo, no te implica nada, no tienes que explicarle nada más... simplemente te va a escuchar y punto. Es como un confesor, como si vas confesarte, con la diferencia de que si te confiesas te recriminan lo que has hecho... es una cosa parecida y por otro lado, piensa que si estás escuchando a alguien que tiene ese tipo de problema, siempre nos enamoramos de la vulnerabilidad de los demás... Una persona vulnerable, débil, en un momento dado, es una presa fácil... y es muy atractivo ver a una persona que llora y que además llora porque otro la hace sufrir... eso siempre ha sido, al menos para mí, muy atractivo, porque si veo a una persona que sufre de ese modo, por amor a otra, siempre pienso “qué maravilla, que alguien te pueda querer de esta manera”... yo quiero esto para mi vida... entonces, creo que ése es el problema, como nos da tanto miedo, pues no hablamos, no contamos y sobre todo, no escuchamos... que creo que es mucho más interesante, escuchar...
Pregunta: Es más interesante escuchar que hablar... ¿también más difícil, quizá?
Remedios Cervantes: Sí claro... hay que poner buena oreja... Hablar podemos hablar con cualquiera que esté dispuesto a escuchar... y ése es el problema, encontrar a alguien que nos quiera escuchar, porque no lo hacemos...
Pregunta: Hablabas de las dobles intenciones del texto de esta obra, del simbolismo que rodea la puesta en escena y que llega incluso al vestuario, cómo tu personaje a medida que va hablando, que va contándole su vida a ese hombre aparece ante el público más ligera, sin el abrigo inicial, sin las botas, con el pelo suelto...
Remedios Cervantes: Sí, claro... en la función francesa eso quedaba muy claro y cuando Juan Luis lo adaptó, pensó que debíamos hacerlo igual. Esta mujer, al principio va cerrada y poco a poco se va abriendo, pero no sólo lo hace con su cabeza, con su mente, también se abre con su cuerpo, con sus ropas, con su pelo... se va liberando de ese tipo de vida al que está sometida y que de alguna manera es su marido..
Pregunta: Pero también se libera Miguel Cuadrado, abandonando no sólo su despacho sino la corbata firmemente aferrada a su cuello...
Remedios Cervantes: Claro, son pequeñas cosas que no todo el mundo capta...
Pregunta: ¿Cuándo decidiste abrir la caja del teatro y entrar de lleno en ella?
Remedios Cervantes: Me hubiera gustado abrirla hace muchos más años, en el tema de la producción... pero puedo decir que la abrí en 1992, la primera vez que me subí a un escenario, con un papel pequeño que me dio Arturo Fernández, con el que estuve año y medio de gira por toda España... aprendí mucho de él, y sobre todo aprendí lo que era una gira, algo que ya no existe, hoy en día lo que hay son bolos, pero lo he tenido claro siempre... quien me conoce, sabe que el teatro siempre ha sido mi finalidad y donde quería llegar, lo que ocurre es que no siempre lo puedes hacer, no siempre puedes estar preparada para entrar y yo tenía claro que el día que diera el paso lo tendría que hacer con todas las consecuencias y que no podía estar tonteando con otras cosas...
Pregunta: ¿Te resultó complicado que te tomasen en serio, tras ser Miss España, las pasarelas...?
Remedios Cervantes: En España es difícil que te tomen en serio en algo... Siempre es difícil... Mira, Halle Berry que tiene un Óscar, fue Miss Estados Unidos, compitió conmigo para el certamen de Miss Mundo, estuvimos juntas en el mismo concurso y ninguna conseguimos ganarlo y casualmente tenemos muchas fotos juntas, hicimos buenas migas... ¿por qué te cuento esto?... Porque para ella, me imagino que le habrá sido complicado hasta un límite, pero indudablemente no como es aquí... porque aquí solemos etiquetar y pensamos que el ser guapa, tener un título oficial, como dicen los periodistas, que no vale para nada... ya tienes que ser tonta o que lo pretendes en la vida es casarte con un millonario... pues, no es así, todo el mundo no piensa de la misma manera ni pretende lo mismo... es más, el 99% no piensa de la misma manera... cada una tiene su vida, su trabajo y sus historias... y son mujeres muy preparadas, la mayoría... el único tema es que cada uno utiliza un camino para llegar. A mí me tocó éste, por casualidades de la vida, porque ni siquiera lo busqué, no lo busqué nunca... aunque jamás me arrepentí de ello, porque lo pasé muy bien, me dio la posibilidad de recorrer el mundo, prácticamente lo he recorrido entero y de conocer a mucha gente y aprender mucho... Y todas esas experiencias las he atesorado y las tengo muy presentes en mi día a día...
Pregunta: ¿Esa “costumbre” de etiquetar puede ser debida a cierta falta de cultura?
Remedios Cervantes: Posiblemente, en algún sentido, puede que sea una falta... no te voy a decir de cultura, pero... quizá sea una falta de... o quizá sea porque no demasiadas “Misses” se han dedicado a esto... no lo sé. En Estados Unidos, grandes actrices, muchas de las grandes actrices americanas han sido “Misses”... claro, allí hay una industria del cine que aquí no hay, que no tiene nada que ver... y muchas han hecho teatro, y muchas han hecho musicales en Broadway, porque yo las he visto... quizás aquí siendo un país más viejo y con toda la historia que tenemos, ellos al ser más jóvenes son también más progresistas, van por delante en otra serie de cosas, de hecho es así... entonces, no creo que sea una falta de cultura, porque creo que nosotros tenemos más cultura, pero quizá seamos un poco más... castrantes... no sé si ésa es la palabra acertada... por otra parte, también tenemos el hándicap de criticar a los demás... demasiado... Se critica siempre al que consigue hacer lo que quiere... Allí al que crece se le aplaude, se le anima y se le apoya... Aquí todo el que crece se el objeto de las críticas, de los golpes... nos cuesta mucho aceptar que los demás sean felices y consigan lo que quieren...
Pregunta: Sí, es lo que se dice habitualmente “El deporte nacional es la envidia”...
Remedios Cervantes: Sí, yo creo que tenemos un punto de envidia o hay mucha gente que puede tener es punto... yo no me voy a meter porque no soy envidiosa... si lo fuese, no me dedicaría a esto (risas) pero quizá, haya un puntito... aunque no se puede meter a todo el mundo, porque luego generalizamos y no es justo.
Pregunta: Creo que “Cinco horas con Mario” y Lola Herrera han sido muy importantes para ti y para tu carrera profesional...
Remedios Cervantes: Sí... ahora por ejemplo tengo la suerte de estar en el Bellas Artes, que son las tablas que ha pisado ella hace nada más que dos semanas... Fui al camerino a decírselo: “Déjame el teatro caliente, que voy a pisar tu suelo”... Eso para mí es un honor... Hay ciertas cosas en el teatro que para mí forman parte del espectáculo, que tenga un telón... hay ciertas cosas que son muy importantes y básicas....
La primera vez que pisé un teatro fue para verla a ella en el primer montaje del texto de Delibes y aquello me impactó... su trabajo, el olor del teatro que es especial... la ilusión de una chiquilla que pensó algún día me encantaría hacer esto... lo mismo me pasó con “Buenas noches, madre”, la vi con 18 ó 19 años; eran Mary Carrillo y Concha Velasco, y les pedí un autógrafo a ambas cuando acabó la función... hoy en día puedo decir que Concha Velasco es amiga mía... me gusta que me siga sorprendiendo todo esto cada día, no lo quiero ver como algo normal en mi vida... no quiero que sea algo normal que yo pueda llamar a Concha Velasco y se me ponga al teléfono; sé que se va a poner y que voy a poder ir con ella a cenar, pero quiero que me siga sorprendiendo e ilusionando... y con el tema de Lola Herrera es algo muy grande mirarme en el espejo en el que ella se ha estado mirando estos días... una persona a la que admiro tanto... A mí, eso, todavía me da mucha más responsabilidad...
Pregunta: Sinceramente creo que eso es lo que da aliento a una vida ¿no? Hacer que cada día, cada instante, cada minuto pueda ser algo extraordinario... y creo además que mantener eso es realmente difícil...
Remedios Cervantes: Yo quiero que me siga pasando (risas)... Tengo muchos amigos, conozco a todo el mundo pero que un director francés, me mande un correo electrónico para confirmarme que viene el próximo jueves y que vamos a comer juntos... qué quieres que te diga... a mí, aunque me ha mandado veinte... me sigue sorprendiendo y sigo diciendo “Soy una privilegiada” qué suerte tengo de poder hacer esto, que me haga feliz y disfrutarlo cada día... soy una privilegiada... por eso a veces, pienso que no nos podemos quejar... si de verdad estamos haciendo este trabajo porque es lo que nos gusta, señores cuando tengamos el trabajo no nos quejemos... vamos a hacerlo y punto, porque es muy difícil.
Sofía Basalo.
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sábado, 17 de marzo de 2012
... IRINA KOUBERSKAYA (Junio 2010)
Irina Kouberskaya es, sin duda, una mujer apasionada. Una mujer valiente que considera la vida como un continuo reto. Así, ha emprendido una aventura arriesgada y llena de alma. No nos cabe duda que la suya está en cada palabra, en cada foco, en cada entrada y salida de un personaje que estaba destinada a interpretar. “El jardín de los cerezos” es una gran empresa y el Teatro Tribueñe la ha acometido con honradez. Hemos podido charlar con la actriz y directora rusa. Éste ha sido el resultado de nuestra charla:
Pregunta: “El jardín de los cerezos” Un gran reto para una modesta compañía ¿no es así?
Irina Kouberskaya: Sí. Somos terceros en opinión de la crítica y público en la Guía del Ocio; delante de nosotros están grandes compañías, así que, imagínate...
Pregunta: ¿Cómo nace este proyecto?
Irina Kouberskaya: Yo creo que “El jardín de los cerezos” es el deber de cada director, porque es una dramaturgia muy difícil, si la quieres hacer viva y vibrante, con sentido del humor, como lo soñaba Chéjov y que rara vez se ha conseguido. A medida que crecía y cumplía años, aumentaba mi deuda con Chéjov y de pronto pensé que lo debía abordar porque el gran maestro William Leyton que anteriormente puso en pie esta obra en el Teatro María Guerrero, se quedaron muchas deudas por solucionar, entre los personajes y sobre todo la deuda del mensaje trascendental que tiene Chéjov. Curiosamente ha coincidido con la celebración del 150 aniversario del nacimiento de Chéjov... También lo he hecho porque mi madurez me dijo: “Arriésgate y hazlo”... Ha sido un viaje que nunca pensaba, porque durante toda mi vida este “jardín” ha estado presente, pero éste ha sido un viaje profundo, me rodeé de compañeros absolutamente adecuados para esta travesía... y así, poco a poco, Chéjov nos brindó su alma y de pronto pudimos mantener un diálogo con él y hablar de tú a tú... y hemos salido vivos, cada vez más vivos. El espectáculo crece vertiginosamente, porque ha nacido bien, ya que hemos sembrado bien...
Pregunta: Sí, una siembra en la que tengo la impresión, hay mucho de ti como artista y como persona; mucho simbolismo y mucha alma...
Irina Kouberskaya: Sí. Tanto García Lorca como Valle-Inclán me han enseñado a entender toda la dramaturgia desde su fondo altamente poético; y yo lo he adaptado al texto de Chéjov, pues es también altamente poético y por eso me he permitido estas metáforas, estas salidas poéticas tanto en cada personaje como en la puesta en escena y cómo hemos abordado la idea de la escenografía. He contando con un escenógrafo maravilloso, un joven que vino de San Petersburgo... Yo diría que todos llevamos más o menos la misma escuela, pues la escenografía debe reflejar la filosofía y la psicología de la obra, que debe estar hecha con unos componentes que después adquiere la vida, es decorado que habla. También, a su lado, llevé por vez primera a San Petersburgo a Valle-Inclán, momento en el que surgió una gran amistad, por eso quise contar con él. Lo mismo podría hablarte del coreógrafo, nos dicen que somos “tres almas rusas” para un autor ruso; y es verdad. He encontrado hermandad espiritual y también este deseo de romper el efecto somnífero que producía Chéjov y la falsa intocabilidad, este mantenimiento de una pose de nobleza dentro de las obras de este autor; con lo que sí existe nobleza espiritual en algunos personajes, pero todos somos humanos y esto lo queríamos dejar patente. Hemos sido conscientes de que hemos roto un hielo, que somos este barco que rompe el hielo y después pasan muchos barcos... pero hemos hecho un Chéjov absolutamente fiel a sí mismo, con toda la dimensión que representa, pero muy vivo, muy humano, compasivo, erótico y también futurista, pues con el monólogo de Trofímov, Chéjov anunciaba ya un futuro nuevo. No era revolucionario, no anunciaba la revolución soviética, pues él escribió la obra en 1905... pero todo el siglo XX ha interpretado que él presentía la revolución, no es así. Él presentía mucho más el siglo XXI, con su mensaje de hombre que está en desarrollo con sus mapas genéticos, por los que estamos unidos, con un terrestre que es responsable de su vida en la tierra y que tiene la obligación de redimir a todos los muertos que no han sabido interpretar el porqué de la vida humana y que tienen esa oportunidad hoy, gracias a los descubrimientos de los científicos, entonces, claro cuando ves este monólogo con otros ojos, sientes una flecha en el corazón... y piensas (como yo pensé): “El siglo XX no lo ha entendido, porque bajo la cotidianidad vivía un gran mensaje de un ser de futuro que somos todos, un ser en evolución, es una gran idea que importantes biólogos comparten y han descubierto”. Me alegra muchísimo la vanguardia de nuestro teatro.
Pregunta: Has destacado la humanidad de esos personajes, una humanidad que en algún caso (tu personaje) pide compasión y el “no prejuicio” de sus semejantes...
Irina Kouberskaya: Efectivamente. El gran descubrimiento en esta puesta en escena, es también que no existen personajes secundarios, como tampoco los hay en la vida misma. Todos somos protagonistas de todas nuestras decisiones. Con respecto al personaje, yo creo que después de esta lectura, muchas actrices querrán hacer y probar esta aventura... Siempre se ha hablado de la dignidad, de “saber perder”... saber perder un jardín, la memoria de los antepasados, pero nadie y de esto hablamos nosotros, quiere perder el aire fresco de un amor; todos deseamos ser amados y amar, y por un momento de frescura, de encuentro de dos cuerpos, de dos miradas, se pierde todo; porque el ser humano presiente que es grande en su capacidad de expresión y constantemente persigue esto y en este caso es amor físico, pero tal y como el personaje lo vive, parece que es un amor espiritual... entonces, cada ser humano percibe que el amor verdadero con creces va por encima de esta tendencia de dependencia que tenemos... De esto hablan los grandes poetas...
Pregunta: ¿Hablar de Chéjov es hablar de amor?
Irina Kouberskaya: Sí, por supuesto. Algunos personajes, los masculinos, viven este amor como un sacrificio total, sin pedir opinión a la mujer... la mujer siempre es más frívola en las obras de Chéjov; el hombre siempre se sacrifican a favor de la mujer... y también en esto hay un gran resentimiento hacia la importancia de cuidar esta energía femenina... La mujer es la responsable de ejercer en el mundo su feminidad adecuadamente, por lo menos no ha de permitir que muera un solo niño en el mundo de hambre, de maltrato, o cuestionar muchísimo toda la teoría y práctica del aborto... porque cada semilla tiene memoria de su fruto... El trigo plantado sabe que será trigo, el ser humano plantado también lleva su futuro grabado y nosotros, supongo, somos superiores a las plantas, con lo que en esta semilla hay un futuro ser... y hay que cuidarlo... entonces, Chéjov cuida y al mismo tiempo, pone en evidencia tímidos mariposeos de la mujer... como que debe ser valiente, la madre de la tierra, debe tener otro empuje energético en la vida y no tomar la energía del hombre como su meta, es lo que está sucediendo ahora, que las mujeres están en todos los sitios hablando como hombres y no puede ser, deben tener su mensaje, con una altísima sensibilidad y esto es lo que provoca Chéjov, porque es lo que quiere para la mujer.
Pregunta: ¿Estimas que hoy en día, la mujer está entendiendo de manera errónea el feminismo?
Irina Kouberskaya: Yo creo que no queremos la última responsabilidad de cada ser que nace. Tenemos capacidad de reproducción y condenamos la vida humana antes de conocer su misterio. Entonces, obramos con toda la buena voluntad, pero también con mucha ignorancia... Si el misterio de la vida existe ¿Cómo puedes operar con unas tijeras que hierro en un misterio? Creo que es un acto de muchísima reflexión, que no se puede calificar de acto vanguardista, cuando parte de la ignorancia... y como se dice, la ignorancia es muy atrevida... estoy de acuerdo.
Pregunta: ¿Quieres decir que el aborto es un acto ignorante?
Irina Kouberskaya: Yo creo que el aborto es un crimen de esta sociedad criminal en la que vivimos. Hablo de la sociedad en general. Creo que la ignorancia, en este siglo recién estrenado, comenzó a ser alabada, empezó a ser la reina... y es una sorpresa grandísima... Creo que si ahora viniese un Sócrates a hablar al Bernabéu, no tendría un solo espectador... Y esto es una vergüenza.
Pregunta: Comentabas que “El jardín de los cerezos” es un deber para cualquier director. Un deber que tú has asumido doblemente, pues también interpretas a la Gran Dama de esta obra.
Irina Kouberskaya: Sí, ha sido algo un poquito complicado... Tengo dos grandes maestros y durante esta aventura han venido a mi mente sus consejos, sus palabras... En una ocasión le pregunté a mi maestro, el director que trajo a España “Historia de un caballo” y “Tío Vania”, concretamente al Teatro Español, que por qué él no hacía “El jardín de los cerezos”. Él me respondió que no lo hacía porque no tenía a Ranévskaia (la protagonista). Éste es un personaje muy especial... Después, él hizo una pausa y me dijo “cuando cumplas unos cuantos años tú serás una perfecta Ranévskaia”... Esto también me marcó tanto que pensé “si él cree que soy capaz de hacerlo, debe ser cierto” Pero fue difícil, porque la profesión de actor es de una gran generosidad; debes estar con ellos, volcarte en ellos... y la profesión de director es más lógica, más precisa... con lo que, claro, siendo actriz es otra manera de enfocar el trabajo... dejar que siembres en ti... entonces, yo sembrando en mí misma, era muy difícil, hasta que en un momento dado, me dije “Tienes todo para hacer este papel. Hazlo sin más” Así fue. Cuando empecé me preocupaba mucho por mi acento, hasta que otro compañero me dijo que el alma no tenía acento... Esto me dio la confianza que necesitaba... y ahora disfruto muchísimo... Y curiosamente ahora, intuitivamente, cuando terminamos una función sé dónde hemos fallado, dónde hemos de incidir para la próxima vez; la obra es un ser vivo y cada día nos permitimos grandes improvisaciones...
Pregunta: En algún medio de comunicación has comentado algo que considero interesante: “Necesitamos saber pensar”... y precisamente, esto no se enseña en los colegios...
Irina Kouberskaya: No... El hombre es creador, si un niño nace y desde el principio le dicen que el mundo es de una manera determinada, ya estamos sembrando el conformismo. No conocemos cómo nace el mundo, el fenómeno en sí, cómo funciona... Utilizamos parcialmente la fenomenología del mundo, si lo hiciésemos de esa manera el niño se sentiría creador y querría saber más... pero lo que le enseñan es que los mayores lo saben todo y ésa es la mayor mentira que se dice... Con lo que el niño en lugar de tener fascinación, lo que tiene es miedo ante su responsabilidad. Cada uno de nosotros participamos como elemento absolutamente activo en la creación de un modelo de vida. No somos inocentes, vivimos lo que merecemos por lo que pensamos, por cómo actuamos... No tenemos, pues, alma de creadores... no tenemos un alma artística desarrollada, nos asustan antes con unas cuantas fórmulas, diciéndonos que son totales y no es así; son una pizca muy pequeña de otras fórmulas, como dicen los científicos “La verdad de hoy será la mentira de mañana”... y no enseñan que esto es fascinante... Yo lo descubrí un poquito tarde, pero cuando lo haces ya nada puede pararte. Cada uno es responsable del tiempo que tarda en descubrir esta gran verdad.
Pregunta: Lorca y Valle-Inclán están muy presentes en tu carrera profesional y en tu vida... De hecho por primera vez Valle-Inclán llegó a Rusia de tu mano.
Irina Kouberskaya: Sí, hicimos “La rosa de papel y Ligazón”... Ambos autores son inspiradores para mí. Con ellos siempre crezco muchísimo, cuando profundizo a su través. En causó una expectación tan grande, la crítica fue enormemente generosa...
Pregunta: Te has formado en Rusia, has crecido como actriz y directora en Rusia, ¿cómo decides venir a España?
Irina Kouberskaya: Vine porque me casé, así de sencillo... hace muchos años, más de treinta...
Pregunta: ¿Qué diferencias encontraste entre ambos países y ambas formas de entender el teatro?
Irina Kouberskaya: Cuando llegué, vivía cerca de Bilbao... los teatros sólo se abrían en agosto, al mismo tiempo que la temporada taurina... en esa época tuve la suerte de ver a Lola Flores y descubrí a un genio. Posteriormente vi en Barcelona a Els Joglars y me impresionó totalmente... tanto es así, que ingenuamente, pensé que todo en España todo el teatro era de aquella manera. Después descubrí que no era así... sin embargo tuve la suerte de ver todas las puestas en escena de Marsillach, de Miguel Narros, de William Layton... he visto grandes proezas del teatro español... auténticas joyas... Ahora me gustan las nuevas tendencias que aparecen, cómo buscan los jóvenes, cómo hacen su performance... Este temperamento es el motor de Europa, un motor espiritual, cultural... debería serlo, debería ejercer este tipo de servicios... España es un gran país, cuando se avergüenzan de las raíces españolas, no sé por qué sólo se recuerda a Franco, él no es nada, es un tiempo muy pequeño para una historia tan larga como la de este país... España ha abierto caminos por el mar hacia el mundo entero... hay tantas cosas por las que sentirse orgullosos de España, pero orgullosos en activo, no sólo comiendo tortilla de patatas. Amo a este país, porque amo su cultura; entonces me duele que haya tanto rechazo a la raíz española... Por ejemplo cuando hacemos “Por los ojos de Raquel Meller” homenajeando a esta figura española, lo vemos claramente. Ella tuvo unos orígenes muy humildes y con voluntad se sobrepuso a todo. El público acaba en pie, aplaudiéndonos... Raquel Meller cantó y bailó en todas las lenguas españolas, fue una gran mensajera de este gran país que es España. No se hereda bien, no se abren tantos baúles con tanta historia... me duele, que no se entienda bien la modernidad. Hace cien años, quienes vivían también pensaban que eran modernos... Tenemos un tiempo muy escaso, que debemos saber heredar y saber avanzar...
Pregunta: Eso quizá es lo más difícil, saber heredar y tomar el testigo, para transmitirlo, claro.
Irina Kouberskaya: Fíjate, “Instituto Cervantes” Sólo con decir Cervantes la gente acude en masa. Eso es el Márketing. Una empresa se hace rica utilizando el nombre de una persona que casi no tenía para comer. Fíjate en esa paradoja... Utilizar de esta manera el nombre de un autor, me parece curioso... alguien debe ser responsable de esto también. Nadie es responsable, esto es triste. Chéjov, Lorca, Valle-Inclán, eran responsables... y debemos serlo también, de lo que decimos, de lo que hacemos...
Pregunta: Eso hoy en día quizá es pedir mucho...
Irina Kouberskaya: No, es dignidad para vivir, para llamarse ser humano... poquito a poco debemos ir siéndolo... así es como podemos salvar a un niño y de este modo a toda la infancia... Me alegra muchísimo que se haga teatro para bebés y que los recintos se llenen... Ahí vemos que los padres se ocupan y quieren salvar a sus hijos de la banalidad de pensamiento, a la que se aplaude en coro... Hemos de aceptar nuestra ignorancia (yo lo hago también) ése es el punto de partida para cambiarlo todo. No importa si no entiendes un poema, un texto determinado, ámalo, vibra con él... tarde o temprano lo acabarás comprendiendo...
Pregunta: Tu granito de arena para hacer posible este cambio, ha sido la creación de este teatro y esta compañía ¿no es así?
Irina Kouberskaya: Sí. Encontramos un semisótano infumable que era la alcantarilla de la casa, o un antiguo almacén de ferretería... y aunque estaba muy mal, supe ver en él la sala que es hoy... Me rodeé de grandes amigos que han colaborado de una manera constante y lo hemos revitalizado con nuestras propias manos. Es un teatro precioso, toda una pared está llena de fotos de personas que entregaron su vida por la creación... Los políticos administran la economía bastante mal, pero los que crean caminos en el mundo son de verdad artistas, poetas de la vida, gente que cree en el ser humano y que lo empuja hacia todas sus posibilidades, porque sólo esta gente ha dado los pasos para que este ser evolucione y no por obedecer simplemente somos buenos... no, somos buenos, cuando vivimos nuestra vida con creatividad, cada día, en cada despertar... Hablas con una directora muy apasionada...
Pregunta: Sin esa pasión es complicado hacer teatro ¿no?
Irina Kouberskaya: Imposible... me alegra muchísimo que en 2003 fuese valiente y aceptase este reto, sino... seguiría andando con los dossieres bajo el brazo de sitio en sitio... esperando meses, años... Antes te daban con la puerta en las narices, ahora te reciben... pero es lo mismo... No se mueve, es un mundo muy inamovible el que estamos viviendo en España, mucho más que en Rusia... Rusia ahora es un volcán... No le corresponde a este país la inmovilidad que está padeciendo, porque su temperamento es activo, gracioso, impulsivo... no sé qué falta... quizá falte la fe en las propias raíces, el español se ha querido despegar de sus raíces y las ramas salen y florecen cuando bebes de tu propia raíz, es el árbol de la vida...
Sofía Basalo.
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Teatro Tribueñe
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