Tras encarnar al emperador Claudio, Héctor Alterio, fiel cumplidor de todos sus compromisos contractuales, se ha metido en la piel del protagonista de una de las grandes obras de Ernesto Sábato. El experimentado actor argentino, afirma que el teatro le rejuvenece, que es una fiesta que puede vivir cualquier actor... al fin y al cabo, la vive quien la vive. Héctor Alterio, en su trabajo, busca la complicidad del público, ése que le regala dos horas de su vida para entrar en un apasionante juego de tiempos, de palabras y matices. Juan Pablo Castel es su reto actual. Un personaje complejo que despertó su curiosidad, al que dijo sí de inmediato... la curiosidad sigue siendo una constante en la trayectoria de este gran actor:
Pregunta: “El Túnel” llega a Madrid, tras una extensa gira que comenzaba en Segovia; han visitado localidades como Barcelona, San Sebastián, Las Palmas... Ahora llega a Madrid...
Héctor Alterio: Sí, llegamos a Madrid con más de sesenta funciones hechas desde el diez de marzo que estrenamos; Recalamos en Madrid, es una plaza más, con todo lo que conlleva, claro. Estaremos un mes y medio.
Pregunta: ¿Cómo ha transcurrido esta gira?
Héctor Alterio: Profesionalmente y sin entrar en ninguna carga vanidosa, esta gira ha sido óptima. El resultado ha sido que hemos tenido funciones a teatro lleno en numerosas ocasiones, algo que te sorprende porque no siempre puedes decir esto mismo. Esto conforma una gratificación no muy continuada pero cuando se da es para que uno la recuerde durante mucho tiempo.
Pregunta: Ha comentado que la gratificación de tener un teatro lleno, no es muy continuada...
Héctor Alterio: Es difícil obtenerla en cualquier manifestación, más o menos, de este estilo... en un cine, también las butacas vacías constituyen una propuesta bastante desoladora. El hecho de que se aúnan “El Túnel” con Ernesto Sábato, que ha tenido una trascendencia, la novela digo, mundial; ha sido traducida a una infinidad de idiomas... ha tenido una repercusión grandísima, no creo que se haya repetido, al menos en Sábato, una trascendencia de esa naturaleza... más allá de que ha escrito cosas maravillosas... eso hace que, de pronto, con un apoyo publicitario importante... conlleve, en cierta medida, a despertar la curiosidad de aquel lector... y en esa curiosidad también está el riesgo de que ese lector tenga su imagen propia de los personajes que trasciendan de la novela de Sábato, pero bueno, eso también forma parte de una propuesta que está viva. Estamos presentando una propuesta distinta, pero dada la respuesta del público, todo indica que estamos en el buen camino.
Pregunta: ¿Qué ha significado para un actor de su categoría encarnar a un personaje tan complejo, como el ideado por Ernesto Sábato, en “El Túnel”?
Héctor Alterio: Juan Pablo Castel, el nombre de este personaje, tiene muchas características que, como bien dices, lo configuran como un ser muy complejo, pero además, tiene rasgos esquizoides, neuróticos, contradictorios... eso conlleva a que el actor al que le toca en suerte un personaje de tal naturaleza, diga que sí. Es lo que me ocurrió a mí. Un personaje así, me posibilita una gama de matices que difícilmente se dan en otro tipo de personajes... que son unilaterales. En este caso hay una serie de vicisitudes, a partir de esos celos enfermizos que le provoca la mujer que amó, a la única mujer que amó, y que mató, después... Todo eso está contado desde una perspectiva de un hombre de treinta años, evidentemente yo no tengo esa edad, pero la adaptación hizo que, de pronto, surgiera ese mismo señor ya maduro, recordando su pasado y concretamente esta situación. Lo cuenta con la complicidad de público, eso hace que surjan momentos nada convencionales y en esto hace mucho hincapié Veronese, el director del montaje; un director argentino muy creativo y de mucho éxito en Buenos Aires, que surge del underground de Buenos Aires y que en la actualidad tiene infinidad de obras escritas y dirigidas por él... Esas vicisitudes que tiene este personaje hace que, de pronto, posibilite para el creador, en este caso Veronese, una cantidad de propuestas nada convencionales. El personaje, como te dije, tiene todas estas contradicciones, y es lo que me llevó a aceptar de inmediato, la propuesta, a sabiendas de que después vinieron tres o cuatro versiones distintas; dentro de la primera propuesta se hicieron tres más, y fue la tercera la que quedó y la que estamos haciendo. El personaje me obliga a estar permanentemente alerta, porque entro y salgo desde el presente al pasado, al momento en el que ocurrieron los hechos; en cuanto yo, en complicidad con el público, comienzo a narrar secuencias de esa historia, entran en esas secuencias los personajes que yo elegí para que interpreten a María Iribarne, mi mujer, que interpreta Rosa Manteiga, Allende, el marido de María, que interpreta Paco Casares y una prima de Allende, que interpreta Pilar Bayona; estos personajes entran en el juego recordatorio que tiene Juan Pablo Castel, ya adulto, y revive junto a ellos esas situaciones que se produjeron cuarenta años atrás. En todo momento se mantiene la complicidad con el público, porque cuando sale de ese juego, él le habla al público, le comenta esa situación y otras que van a venir. De esta manera, es una oferta bastante entretenida, no exenta de humor, y eso lo convierte en un entretenimiento que es, en definitiva, nuestra función. El actor está obligado a entretener a público, a movilizarlo, a divertirlo e incluso a fastidiarlo... el señor que recibe nuestra propuesta es un señor anónimo que paga un dinero, por el cual vivimos, dispone de dos horas de su vida, se sienta en una butaca, para que nosotros le ofrezcamos todo esto que te estoy contando... y el teatro tiene la magia de que podamos repetir con otro señor, con la misma actitud, esta acción, e incluso mejor. Esta es nuestra función como actores.
Pregunta: Nos comentabas, anteriormente, que ha habido tres proyectos, tres bocetos, adaptaciones de la novela de Sábato y que, finalmente, habéis llevado adelante la tercera, ¿por qué habéis escogido ésta...?
Héctor Alterio: ... Se fueron mejorando... Lo que ocurre es que la primera versión me llegó hace más de tres años y por distintas razones profesionales y de agenda, no la concretamos; a medida que se confirmaba la posibilidad para llevarla adelante, y coincidiendo con que la primera oferta que venía de otra producción, no fue concretada y casualmente, la retomó la misma empresa con la que yo estaba trabajando, Pentación, estas coincidencias hicieron que el traductor, que es una persona que trabaja muy próximo a Sábato, fuese añadiendo y eliminando aspectos, enriqueciendo esta primera adaptación... en definitiva, fuimos limando, acortando y agregando cosas para que, a nuestro criterio, estuviera más enriquecida la oferta.
Pregunta: Entonces, ¿desde un principio Héctor Alterio, fue Juan Pablo Castel?
Héctor Alterio: Sí, cuando llegaron aquí Diego Curatella y Daniel Veronese, venían con la idea de que esta propuesta se llevara adelante conmigo como protagonista, pero esto desde el principio. Ya tenían en mente, que fuera un señor mayor quien interpretase este personaje que, originariamente, tiene treinta y cinco o cuarenta años... obviamente yo no podía hacerlo, pero al hacer la adaptación, con un personaje ya adulto, contando lo que le ocurrió en un tiempo pasado, me convenció de la posibilidad de hacerlo.
Pregunta: Ernesto Sábato, en la construcción del protagonista de esta novela, ahora propuesta teatral, realiza un trabajo muy minucioso, muy meticuloso... no sé si este hombre, al recordar, intenta, también, comprender la acción que ha llevado a cabo, y hacer comprender al público esa misma acción... el asesinato de la mujer a la que amó. ¿Una tarea complicada y más en los tiempos que corren?
Héctor Alterio: Date cuenta que estamos ante una novela que tiene muchísimas páginas, muchísimas situaciones, un desarrollo de acciones que es imposible escenificar en su totalidad. Evidentemente, se necesita una síntesis. Esta versión entra dentro de otras dos versiones cinematográficas que se hicieron, que difieren de lo que es el teatro, naturalmente. La versión cinematográfica y la que estamos haciendo nosotros, las dos, hacen una síntesis de lo que es la obra literaria... con lo que nunca desarrollaremos con exactitud, todos los vericuetos que escribe Sábato magistralmente, porque es imposible. Tratamos de resumir y abarcar todas esas sensaciones dentro de los límites que pone el teatro.
Pregunta: Sin duda, “El Túnel” es fruto de un gran texto. ¿Es difícil hoy en día encontrar un buen texto teatral?
Héctor Alterio: Es difícil... y no difícil... A veces, ocurre que te llegan muchas ofertas y en esas “muchas ofertas” encuentras algún texto que otro... A mí me tocó ésta... ¿por qué no va a haber otra?... no es fácil, evidentemente... en este caso, uno llega con la seguridad de la gran repercusión que tuvo la novela de Sábato, pero esto es un riesgo también, como antes te comenté. El lector tiene su propia imagen y se va a encontrar con que, de pronto, todos esos vericuetos que leyó, esos matices, están ahora, reducidos... él con su capacidad de lector, quizá los agrandó, los extendió... porque el lector es otro creador, porque imagina y fantasea con todo ello... después, ahora mismo, será espectador; se sentará, para ver si aquello que leyó puede coincidir con una oferta distinta, que es la oferta del teatro... a sabiendas de que no se puede plasmar la totalidad de la obra literaria... porque podríamos estar tres días con una función... que surjan ofertas de esta naturaleza... si ésta surgió... por qué no van a surgir otras... es difícil y no difícil... nosotros coincidimos, y el resultado está en que es lo que esperábamos y es gratificante.
Pregunta: ¿Cómo ha sido el proceso de ensayos, el proceso de construcción de personajes?
Héctor Alterio: En lo que a mí respecta y con mi experiencia, partiendo de las órdenes de nuestro director, por supuesto, que intenta enriquecernos con lo que ha pergeñado, el teatro me rejuvenece y la construcción de este personaje tan complejo me ha divertido, ciertamente, aunque en todo momento tenga que estar alerta, despierto a esos cambios de tiempo que se producen en toda la obra. Como actor, trato de que se me crea, de creerme yo y así, hacer creer al público, todo lo que le ocurre a Juan Pablo Castel; éste es en fin, mi trabajo... y los resultados, por el momento son buenos.
Pregunta: Usted llegó a España en 1974. Todas las propuestas que llegan hasta nuestra ciudad procedentes de Argentina, son garantía de calidad. ¿Qué diferencia el teatro argentino del español. Qué tiene el primero; de qué carece el segundo?
Héctor Alterio: En este caso somos cuatro argentinos: Ernesto Sábato, Daniel Veronese, Diego Curatella y yo... pero esto es una coincidencia. Yo te puedo remitir a lo que está ocurriendo en estos momentos en Buenos Aires; allí cada fin de semana, abres el periódico y encuentras entre ciento cincuenta y doscientos espectáculos de todo tipo; para cincuenta espectadores, para veinte espectadores, para trescientos espectadores... lo extraordinario es que el público va... y tiene ofertas que llevan en cartel más de cinco años y continúan llenando el teatro todos los fines de semana. Son riesgos que se han de correr. En Argentina, estos espectáculos carecen de toda subvención, si van bien, van bien, si van mal... pues, hacen otra cosa, porque no tienen la seguridad económica de tener una producción que goce de una subvención. El Estado argentino se desocupa bastante de la cultura, la productividad cultural la sustenta el espectador con su avidez para ver cosas y para acudir a los teatros. Este movimiento deviene como secuela de otro movimiento, en el cual yo participé en los años cincuenta, sesenta o setenta, que fue el movimiento de teatro independiente, y marcó la línea de esto que te estoy contando y el resultado es que no sólo nos enriquecíamos nosotros, quienes lo hacíamos, sino que se enriquecía el público. No debemos olvidar que en ese momento, había un acontecimiento sociopolítico que no posibilitaba nada todo esto que te cuento, porque era el renacer del peronismo, y esto era una propuesta política masiva, a la que no le preocupaba mucho que pudiéramos hacer autores como Máximo Gorki, en cualquier otro momento esa obra hubiera sido prohibida... pero no le importaba... eso obligó, en cierta medida, a que se nucleara alrededor de ese movimiento una corriente de público que buscaba otras cosas distintas de las que ofertaba el teatro comercial, en esa época; esto fue el origen de todo un movimiento que está llevando a cabo lo que ocurre en Buenos Aires en la actualidad. Yo no digo qué diferencias hay o que no hay... sólo te cuento lo que ocurre ahora mismo en Buenos Aires. En Madrid se hace tan buen teatro como se hace en Buenos Aires, si me preguntas por las diferencias, ahí están, eso es lo que yo te puedo decir.
Pregunta: Las diferencias saltan a la vista, ¿Quizá al público español le falta la avidez de la que hablabas al referirte al público argentino?
Héctor Alterio: Son desarrollos sociopolíticos distintos los que han sufrido ambos países. Primero aquí la guerra civil, luego los cuarenta años del franquismo... esto difiere bastante de lo que ocurrió en Argentina... y eso tiene incidencia en la cultura, de manera tal que hace que, de pronto, todo sea distinto... yo no sé, tengo mucho respeto por el público, tanto el español, como el argentino y creo que tienen ambos, la misma capacidad, pero lo que posibilitó lo que está sucediendo fueron los problemas sociopolíticos que tuvo Argentina.
Pregunta: Lleva toda una vida en la interpretación, ¿le queda algo por hacer, tiene alguna asignatura pendiente?
Héctor Alterio: Lo que me queda por hacer es lo que me queda por desear. Deseo tener la misma curiosidad que siento por mi trabajo, tener la misma salud, la misma capacidad mental que me permite desarrollarme, la misma independencia... y ésa es mi asignatura pendiente.
Pregunta: Continuar...
Héctor Alterio: Sí, continuar, no tengo otra posibilidad, ya sea por necesidad anímica, física, económica...
Pregunta: ¿Tiene algún proyecto entre manos o está inmerso en “El Túnel”?
Héctor Alterio: Tengo compromiso contractual con Pentación hasta mediados del año que viene... está muy lejos para mí, pensar en otra cosa...
Pregunta: He leído que quizá, esta propuesta llegue a Argentina... ¿Será posible?
Héctor Alterio: Yo también lo he leído y me lo han dicho (risas)... pero como está tan lejos, esto todavía... la idea es hacerla en versión argentina, porque aquí, no te olvides, estamos con la gramática española, y mis compañeros son españoles, así que es una oferta española... dentro de la posibilidad que yo tengo de imitar el acento español, pero de cualquier manera, gramaticalmente, estamos ante una oferta española. Con toda la carga que conlleva el texto de Sábato, han estimado que si llega a Argentina, habrá de ser con la gramática argentina, pero yo hasta ahí, te puedo contar... yo tendría que cambiar el chip... pero es mi trabajo... está muy lejos, de todas maneras... no me puedo arriesgar a decirte cuándo se va a hacer o si se va a hacer con seguridad. También hay que hilar muy fino económicamente, porque hay una diferencia económica bastante notable al cambio y al poder adquisitivo y al valor del dinero.... es distinto, todo eso hace que, de pronto, no sea fácil.
Pregunta: Ha hecho cine, televisión, teatro... ¿El teatro es la cuna del actor?
Héctor Alterio: Sin lugar a dudas, a mí personalmente, es lo único que me permite estar vivo, mejorar en mi trabajo, sentir la responsabilidad frente al espectador que, como te dije antes, dispone de dos horas de su vida y de su dinero, me entretiene mucho e incluso mucho más en las giras, me encanta visitar otros lugares... en fin, para mí es una fiesta y el teatro me hace sentir fundamentalmente, patrón de mi trabajo, dueño de lo que estoy haciendo; yo manejo los tiempos, los silencios... hay un salir al ring y no hay vuelta atrás... hasta que no llega el final estoy peleándole al espectador y no puedo decir, vuelvo atrás y repito, no... eso está bien en el cine que tiene otras propuestas, posibilidades, otras trascendencias... la televisión lo mismo... pero no me da la posibilidad de sentirme dueño absoluto de mi trabajo... respetando las órdenes del director, por supuesto.... pero es una situación que es irrepetible, y eso es lo mágico... Ese juego con el público, ese contar algo que ha de creer... todo eso es una fiesta que no quiero perderme.
Pregunta: Volvemos a la obra “El Túnel”, para concluir, ¿La Soledad es quizá el tema de fondo de esta obra de teatro, quizá por ello el mismo director afirma que cada uno de nosotros tenemos un túnel particular?
Héctor Alterio: Sí... un túnel oscuro y solitario... todo tenemos algo de eso, cada uno lo desarrolla según las situaciones que le da la vida. Este personaje termina diciendo “Quizá hubo un solo túnel oscuro y solitario, y no esos dos túneles paralelos” el de María y Juan Pablo Castel, que caminaban sin saber que existían, hasta que, de pronto, se abrió una grieta y la vio. Él todavía duda, esto es lo extraordinario de este personaje creado por Sábato. Ha hecho creer al público que ha matado a su mujer por celos, y al final dice que quizá todo eso no sea cierto, que quizá sea un sueño, un túnel... los dos túneles no existieron... esa ambigüedad hace muy rica la propuesta...
Una propuesta que permanecerá en la cartelera del Teatro Bellas Artes un mes y medio, como el mismo Héctor Alterio nos comentaba. Una propuesta, que ha envuelto en una mezcla interesante de ironía e histrionismo, un tema realmente serio, oscuro y tenebroso... como ese túnel... tal vez sólo hubo uno... quizá sólo Pablo Castel caminó a través de ese túnel, tal vez sólo él fue un ser solitario, oscuro y tenebroso... ella siempre fue una mujer libre, sin necesidad de túneles... pero eso es pertenece a otro apartado.
Sofía Basalo.
Pregunta: “El Túnel” llega a Madrid, tras una extensa gira que comenzaba en Segovia; han visitado localidades como Barcelona, San Sebastián, Las Palmas... Ahora llega a Madrid...
Héctor Alterio: Sí, llegamos a Madrid con más de sesenta funciones hechas desde el diez de marzo que estrenamos; Recalamos en Madrid, es una plaza más, con todo lo que conlleva, claro. Estaremos un mes y medio.
Pregunta: ¿Cómo ha transcurrido esta gira?
Héctor Alterio: Profesionalmente y sin entrar en ninguna carga vanidosa, esta gira ha sido óptima. El resultado ha sido que hemos tenido funciones a teatro lleno en numerosas ocasiones, algo que te sorprende porque no siempre puedes decir esto mismo. Esto conforma una gratificación no muy continuada pero cuando se da es para que uno la recuerde durante mucho tiempo.
Pregunta: Ha comentado que la gratificación de tener un teatro lleno, no es muy continuada...
Héctor Alterio: Es difícil obtenerla en cualquier manifestación, más o menos, de este estilo... en un cine, también las butacas vacías constituyen una propuesta bastante desoladora. El hecho de que se aúnan “El Túnel” con Ernesto Sábato, que ha tenido una trascendencia, la novela digo, mundial; ha sido traducida a una infinidad de idiomas... ha tenido una repercusión grandísima, no creo que se haya repetido, al menos en Sábato, una trascendencia de esa naturaleza... más allá de que ha escrito cosas maravillosas... eso hace que, de pronto, con un apoyo publicitario importante... conlleve, en cierta medida, a despertar la curiosidad de aquel lector... y en esa curiosidad también está el riesgo de que ese lector tenga su imagen propia de los personajes que trasciendan de la novela de Sábato, pero bueno, eso también forma parte de una propuesta que está viva. Estamos presentando una propuesta distinta, pero dada la respuesta del público, todo indica que estamos en el buen camino.
Pregunta: ¿Qué ha significado para un actor de su categoría encarnar a un personaje tan complejo, como el ideado por Ernesto Sábato, en “El Túnel”?
Héctor Alterio: Juan Pablo Castel, el nombre de este personaje, tiene muchas características que, como bien dices, lo configuran como un ser muy complejo, pero además, tiene rasgos esquizoides, neuróticos, contradictorios... eso conlleva a que el actor al que le toca en suerte un personaje de tal naturaleza, diga que sí. Es lo que me ocurrió a mí. Un personaje así, me posibilita una gama de matices que difícilmente se dan en otro tipo de personajes... que son unilaterales. En este caso hay una serie de vicisitudes, a partir de esos celos enfermizos que le provoca la mujer que amó, a la única mujer que amó, y que mató, después... Todo eso está contado desde una perspectiva de un hombre de treinta años, evidentemente yo no tengo esa edad, pero la adaptación hizo que, de pronto, surgiera ese mismo señor ya maduro, recordando su pasado y concretamente esta situación. Lo cuenta con la complicidad de público, eso hace que surjan momentos nada convencionales y en esto hace mucho hincapié Veronese, el director del montaje; un director argentino muy creativo y de mucho éxito en Buenos Aires, que surge del underground de Buenos Aires y que en la actualidad tiene infinidad de obras escritas y dirigidas por él... Esas vicisitudes que tiene este personaje hace que, de pronto, posibilite para el creador, en este caso Veronese, una cantidad de propuestas nada convencionales. El personaje, como te dije, tiene todas estas contradicciones, y es lo que me llevó a aceptar de inmediato, la propuesta, a sabiendas de que después vinieron tres o cuatro versiones distintas; dentro de la primera propuesta se hicieron tres más, y fue la tercera la que quedó y la que estamos haciendo. El personaje me obliga a estar permanentemente alerta, porque entro y salgo desde el presente al pasado, al momento en el que ocurrieron los hechos; en cuanto yo, en complicidad con el público, comienzo a narrar secuencias de esa historia, entran en esas secuencias los personajes que yo elegí para que interpreten a María Iribarne, mi mujer, que interpreta Rosa Manteiga, Allende, el marido de María, que interpreta Paco Casares y una prima de Allende, que interpreta Pilar Bayona; estos personajes entran en el juego recordatorio que tiene Juan Pablo Castel, ya adulto, y revive junto a ellos esas situaciones que se produjeron cuarenta años atrás. En todo momento se mantiene la complicidad con el público, porque cuando sale de ese juego, él le habla al público, le comenta esa situación y otras que van a venir. De esta manera, es una oferta bastante entretenida, no exenta de humor, y eso lo convierte en un entretenimiento que es, en definitiva, nuestra función. El actor está obligado a entretener a público, a movilizarlo, a divertirlo e incluso a fastidiarlo... el señor que recibe nuestra propuesta es un señor anónimo que paga un dinero, por el cual vivimos, dispone de dos horas de su vida, se sienta en una butaca, para que nosotros le ofrezcamos todo esto que te estoy contando... y el teatro tiene la magia de que podamos repetir con otro señor, con la misma actitud, esta acción, e incluso mejor. Esta es nuestra función como actores.
Pregunta: Nos comentabas, anteriormente, que ha habido tres proyectos, tres bocetos, adaptaciones de la novela de Sábato y que, finalmente, habéis llevado adelante la tercera, ¿por qué habéis escogido ésta...?
Héctor Alterio: ... Se fueron mejorando... Lo que ocurre es que la primera versión me llegó hace más de tres años y por distintas razones profesionales y de agenda, no la concretamos; a medida que se confirmaba la posibilidad para llevarla adelante, y coincidiendo con que la primera oferta que venía de otra producción, no fue concretada y casualmente, la retomó la misma empresa con la que yo estaba trabajando, Pentación, estas coincidencias hicieron que el traductor, que es una persona que trabaja muy próximo a Sábato, fuese añadiendo y eliminando aspectos, enriqueciendo esta primera adaptación... en definitiva, fuimos limando, acortando y agregando cosas para que, a nuestro criterio, estuviera más enriquecida la oferta.
Pregunta: Entonces, ¿desde un principio Héctor Alterio, fue Juan Pablo Castel?
Héctor Alterio: Sí, cuando llegaron aquí Diego Curatella y Daniel Veronese, venían con la idea de que esta propuesta se llevara adelante conmigo como protagonista, pero esto desde el principio. Ya tenían en mente, que fuera un señor mayor quien interpretase este personaje que, originariamente, tiene treinta y cinco o cuarenta años... obviamente yo no podía hacerlo, pero al hacer la adaptación, con un personaje ya adulto, contando lo que le ocurrió en un tiempo pasado, me convenció de la posibilidad de hacerlo.
Pregunta: Ernesto Sábato, en la construcción del protagonista de esta novela, ahora propuesta teatral, realiza un trabajo muy minucioso, muy meticuloso... no sé si este hombre, al recordar, intenta, también, comprender la acción que ha llevado a cabo, y hacer comprender al público esa misma acción... el asesinato de la mujer a la que amó. ¿Una tarea complicada y más en los tiempos que corren?
Héctor Alterio: Date cuenta que estamos ante una novela que tiene muchísimas páginas, muchísimas situaciones, un desarrollo de acciones que es imposible escenificar en su totalidad. Evidentemente, se necesita una síntesis. Esta versión entra dentro de otras dos versiones cinematográficas que se hicieron, que difieren de lo que es el teatro, naturalmente. La versión cinematográfica y la que estamos haciendo nosotros, las dos, hacen una síntesis de lo que es la obra literaria... con lo que nunca desarrollaremos con exactitud, todos los vericuetos que escribe Sábato magistralmente, porque es imposible. Tratamos de resumir y abarcar todas esas sensaciones dentro de los límites que pone el teatro.
Pregunta: Sin duda, “El Túnel” es fruto de un gran texto. ¿Es difícil hoy en día encontrar un buen texto teatral?
Héctor Alterio: Es difícil... y no difícil... A veces, ocurre que te llegan muchas ofertas y en esas “muchas ofertas” encuentras algún texto que otro... A mí me tocó ésta... ¿por qué no va a haber otra?... no es fácil, evidentemente... en este caso, uno llega con la seguridad de la gran repercusión que tuvo la novela de Sábato, pero esto es un riesgo también, como antes te comenté. El lector tiene su propia imagen y se va a encontrar con que, de pronto, todos esos vericuetos que leyó, esos matices, están ahora, reducidos... él con su capacidad de lector, quizá los agrandó, los extendió... porque el lector es otro creador, porque imagina y fantasea con todo ello... después, ahora mismo, será espectador; se sentará, para ver si aquello que leyó puede coincidir con una oferta distinta, que es la oferta del teatro... a sabiendas de que no se puede plasmar la totalidad de la obra literaria... porque podríamos estar tres días con una función... que surjan ofertas de esta naturaleza... si ésta surgió... por qué no van a surgir otras... es difícil y no difícil... nosotros coincidimos, y el resultado está en que es lo que esperábamos y es gratificante.
Pregunta: ¿Cómo ha sido el proceso de ensayos, el proceso de construcción de personajes?
Héctor Alterio: En lo que a mí respecta y con mi experiencia, partiendo de las órdenes de nuestro director, por supuesto, que intenta enriquecernos con lo que ha pergeñado, el teatro me rejuvenece y la construcción de este personaje tan complejo me ha divertido, ciertamente, aunque en todo momento tenga que estar alerta, despierto a esos cambios de tiempo que se producen en toda la obra. Como actor, trato de que se me crea, de creerme yo y así, hacer creer al público, todo lo que le ocurre a Juan Pablo Castel; éste es en fin, mi trabajo... y los resultados, por el momento son buenos.
Pregunta: Usted llegó a España en 1974. Todas las propuestas que llegan hasta nuestra ciudad procedentes de Argentina, son garantía de calidad. ¿Qué diferencia el teatro argentino del español. Qué tiene el primero; de qué carece el segundo?
Héctor Alterio: En este caso somos cuatro argentinos: Ernesto Sábato, Daniel Veronese, Diego Curatella y yo... pero esto es una coincidencia. Yo te puedo remitir a lo que está ocurriendo en estos momentos en Buenos Aires; allí cada fin de semana, abres el periódico y encuentras entre ciento cincuenta y doscientos espectáculos de todo tipo; para cincuenta espectadores, para veinte espectadores, para trescientos espectadores... lo extraordinario es que el público va... y tiene ofertas que llevan en cartel más de cinco años y continúan llenando el teatro todos los fines de semana. Son riesgos que se han de correr. En Argentina, estos espectáculos carecen de toda subvención, si van bien, van bien, si van mal... pues, hacen otra cosa, porque no tienen la seguridad económica de tener una producción que goce de una subvención. El Estado argentino se desocupa bastante de la cultura, la productividad cultural la sustenta el espectador con su avidez para ver cosas y para acudir a los teatros. Este movimiento deviene como secuela de otro movimiento, en el cual yo participé en los años cincuenta, sesenta o setenta, que fue el movimiento de teatro independiente, y marcó la línea de esto que te estoy contando y el resultado es que no sólo nos enriquecíamos nosotros, quienes lo hacíamos, sino que se enriquecía el público. No debemos olvidar que en ese momento, había un acontecimiento sociopolítico que no posibilitaba nada todo esto que te cuento, porque era el renacer del peronismo, y esto era una propuesta política masiva, a la que no le preocupaba mucho que pudiéramos hacer autores como Máximo Gorki, en cualquier otro momento esa obra hubiera sido prohibida... pero no le importaba... eso obligó, en cierta medida, a que se nucleara alrededor de ese movimiento una corriente de público que buscaba otras cosas distintas de las que ofertaba el teatro comercial, en esa época; esto fue el origen de todo un movimiento que está llevando a cabo lo que ocurre en Buenos Aires en la actualidad. Yo no digo qué diferencias hay o que no hay... sólo te cuento lo que ocurre ahora mismo en Buenos Aires. En Madrid se hace tan buen teatro como se hace en Buenos Aires, si me preguntas por las diferencias, ahí están, eso es lo que yo te puedo decir.
Pregunta: Las diferencias saltan a la vista, ¿Quizá al público español le falta la avidez de la que hablabas al referirte al público argentino?
Héctor Alterio: Son desarrollos sociopolíticos distintos los que han sufrido ambos países. Primero aquí la guerra civil, luego los cuarenta años del franquismo... esto difiere bastante de lo que ocurrió en Argentina... y eso tiene incidencia en la cultura, de manera tal que hace que, de pronto, todo sea distinto... yo no sé, tengo mucho respeto por el público, tanto el español, como el argentino y creo que tienen ambos, la misma capacidad, pero lo que posibilitó lo que está sucediendo fueron los problemas sociopolíticos que tuvo Argentina.
Pregunta: Lleva toda una vida en la interpretación, ¿le queda algo por hacer, tiene alguna asignatura pendiente?
Héctor Alterio: Lo que me queda por hacer es lo que me queda por desear. Deseo tener la misma curiosidad que siento por mi trabajo, tener la misma salud, la misma capacidad mental que me permite desarrollarme, la misma independencia... y ésa es mi asignatura pendiente.
Pregunta: Continuar...
Héctor Alterio: Sí, continuar, no tengo otra posibilidad, ya sea por necesidad anímica, física, económica...
Pregunta: ¿Tiene algún proyecto entre manos o está inmerso en “El Túnel”?
Héctor Alterio: Tengo compromiso contractual con Pentación hasta mediados del año que viene... está muy lejos para mí, pensar en otra cosa...
Pregunta: He leído que quizá, esta propuesta llegue a Argentina... ¿Será posible?
Héctor Alterio: Yo también lo he leído y me lo han dicho (risas)... pero como está tan lejos, esto todavía... la idea es hacerla en versión argentina, porque aquí, no te olvides, estamos con la gramática española, y mis compañeros son españoles, así que es una oferta española... dentro de la posibilidad que yo tengo de imitar el acento español, pero de cualquier manera, gramaticalmente, estamos ante una oferta española. Con toda la carga que conlleva el texto de Sábato, han estimado que si llega a Argentina, habrá de ser con la gramática argentina, pero yo hasta ahí, te puedo contar... yo tendría que cambiar el chip... pero es mi trabajo... está muy lejos, de todas maneras... no me puedo arriesgar a decirte cuándo se va a hacer o si se va a hacer con seguridad. También hay que hilar muy fino económicamente, porque hay una diferencia económica bastante notable al cambio y al poder adquisitivo y al valor del dinero.... es distinto, todo eso hace que, de pronto, no sea fácil.
Pregunta: Ha hecho cine, televisión, teatro... ¿El teatro es la cuna del actor?
Héctor Alterio: Sin lugar a dudas, a mí personalmente, es lo único que me permite estar vivo, mejorar en mi trabajo, sentir la responsabilidad frente al espectador que, como te dije antes, dispone de dos horas de su vida y de su dinero, me entretiene mucho e incluso mucho más en las giras, me encanta visitar otros lugares... en fin, para mí es una fiesta y el teatro me hace sentir fundamentalmente, patrón de mi trabajo, dueño de lo que estoy haciendo; yo manejo los tiempos, los silencios... hay un salir al ring y no hay vuelta atrás... hasta que no llega el final estoy peleándole al espectador y no puedo decir, vuelvo atrás y repito, no... eso está bien en el cine que tiene otras propuestas, posibilidades, otras trascendencias... la televisión lo mismo... pero no me da la posibilidad de sentirme dueño absoluto de mi trabajo... respetando las órdenes del director, por supuesto.... pero es una situación que es irrepetible, y eso es lo mágico... Ese juego con el público, ese contar algo que ha de creer... todo eso es una fiesta que no quiero perderme.
Pregunta: Volvemos a la obra “El Túnel”, para concluir, ¿La Soledad es quizá el tema de fondo de esta obra de teatro, quizá por ello el mismo director afirma que cada uno de nosotros tenemos un túnel particular?
Héctor Alterio: Sí... un túnel oscuro y solitario... todo tenemos algo de eso, cada uno lo desarrolla según las situaciones que le da la vida. Este personaje termina diciendo “Quizá hubo un solo túnel oscuro y solitario, y no esos dos túneles paralelos” el de María y Juan Pablo Castel, que caminaban sin saber que existían, hasta que, de pronto, se abrió una grieta y la vio. Él todavía duda, esto es lo extraordinario de este personaje creado por Sábato. Ha hecho creer al público que ha matado a su mujer por celos, y al final dice que quizá todo eso no sea cierto, que quizá sea un sueño, un túnel... los dos túneles no existieron... esa ambigüedad hace muy rica la propuesta...
Una propuesta que permanecerá en la cartelera del Teatro Bellas Artes un mes y medio, como el mismo Héctor Alterio nos comentaba. Una propuesta, que ha envuelto en una mezcla interesante de ironía e histrionismo, un tema realmente serio, oscuro y tenebroso... como ese túnel... tal vez sólo hubo uno... quizá sólo Pablo Castel caminó a través de ese túnel, tal vez sólo él fue un ser solitario, oscuro y tenebroso... ella siempre fue una mujer libre, sin necesidad de túneles... pero eso es pertenece a otro apartado.
Sofía Basalo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario