domingo, 15 de marzo de 2009

...JOAN CROSAS (Noviembre 2005)






Fue “Sweeney Todd”, Billy Flinn en “Chicago”, El narrador en “Germans de Sang” (Hermanos de Sangre), Thenardier en “Los Miserables”, el pirata Hassén en “Mar i Cel” (Mar y cielo)... Más recientemente ha encarnado a Alfred P. Doolittle en “My Fair Lady” con el que obtuvo el premio Max, al mejor actor de reparto en 2002, nos dejó uno de los maravillosos y desgarrados poemas de Federico García Lorca en el montaje de Rafael Amargo “Poeta en Nueva York”... Y recaló en el Centro Dramático Nacional, siendo Juan en “Los Verdes Campos del Edén” de Antonio Gala.
Joan Crosas es hoy, Santiago, Dueño de la tabacalera que se resiste a abandonar a su lector, que se resiste a adentrarse en una nueva etapa, la de un nuevo mundo, más rápido, más eficaz y menos humano.
Llega una hora antes del comienzo de la función. Habla pausadamente, sin prisa... Como un lector... Es fácil, sumamente fácil, rendirse a la calidez que transmite nuestro interlocutor...



Pregunta: “Ana en el Trópico” es, aparentemente, una obra sencilla; aunque en el fondo, cuando examinamos los personajes, psicológicamente, observamos en ellos cierta complejidad. Por ejemplo, el suyo. Santiago. Dueño de la tabacalera, quizá el más sensible y a un tiempo, el más fuerte ¿Cómo lo está viviendo?

Joan Crosas: Sí... Yo creo que a todos los personajes, les va influyendo la novela. Todos ellos se identifican con algún personaje y a través de él se autoanalizan ellos mismos y se produce una especie de redención o cambio. En el caso de Santiago, este cambio, creo que es mucho más fuerte, porque además de la familia y la fábrica, él tiene el agravante de que es un jugador empedernido. A través de “Levin”, creo que descubre en sí mismo lo que realmente es Santiago y el amor que tiene por su familia, por su mujer y por el trabajo... Así, defenderá con uñas y dientes el negocio, la seguridad familiar, la tradición del lector, de seguir liando manualmente los puros... Que en realidad, después se demuestra que es un error, porque la historia nos dice que entran las máquinas, desaparecen los lectores... Pero el romanticismo del personaje es esto. Él mismo renace de las cenizas y por eso, del más tierno pasa a ser en un momento determinado el más duro, porque tiene que defender delante de su hermano del alma, a quien quiere con locura, su negocio.

Pregunta: Entendemos, entonces, que la novela de Leon Tolstoi, no ha estado elegida por casualidad. Ambas obras discurren, en cierta medida, paralelamente.

Joan Crosas: Sí. Se ha utilizado parte de la novela; pasajes concretos, hechos y personajes determinados para que se produzca ese paralelismo maravilloso. Esto es lo bonito y, actualmente, es como cuando relees un libro ¿no? He releído “Rebeca” o novelas que había leído de joven y es otra historia... Te llegan de otra forma los personajes, te influyeron en ese momento y te influyen en la actualidad... Poner esto en situación dramática creo que es maravilloso. Creo que ha sido el revulsivo, el porqué estamos todos los que estamos aquí dentro, implicados en esta historia.

Pregunta: Es una historia de pasiones, de amor, desamor, aunque con un trasfondo histórico. La transición de dos épocas. La llegada de la revolución industrial, las máquinas, el capitalismo y el fin de la época de los lectores. ¿Esa conjunción de “tiempos” se corresponde también con la actitud y la psicología de los personajes, según se sitúen en una u otra época?

Joan Crosas: Sí, por supuesto. El más visionario es el hermano, Cheché (José Pedro Carrión). Él es el que descubre que el futuro está en eso. Los más románticos son el lector y el resto de la familia. Yo creo que se produce esto en todas las historias. Creo que a todos nos cuesta dar este paso, reconocer cómo evoluciona la vida... Pero, por otro lado, nos damos cuenta de que, por ejemplo, los niños, mientras son muy niños, escuchan muy bien las historias, los cuentos y se imaginan esos cuentos, entrando en los personajes... Con lo que también te preguntas: ¿Qué hemos perdido con toda esta prisa? Incluso, es teatro dentro del teatro. La gente joven va cada vez menos al teatro, le gusta escuchar menos, porque la gente joven tiene acceso, si quiere, a toda la información exterior... Pero ¿Y la información interior?... La que creamos nosotros mismos a través de nuestra imaginación, a través de... Yo, cuando era pequeño me fabricaba mis juguetes. Mi sobrino, ya nunca se fabricó sus juguetes. Ésta es la gran diferencia. Esto es lo que les pasa a los personajes de la novela. Son románticos y no se dan cuenta de que viene un cambio; el único que lo ve es Cheché, el más visionario; pero en la realidad, a nosotros, también nos ocurre. En eso vemos la trascendencia del teatro y la trascendencia de esta historia.

Pregunta: ¿El final de esta obra es, también, el final de una época?

Joan Crosas: Sí, pero con una pequeña excepción y es que la imaginación sigue allí...

Pregunta: ... Sigue nevando en el trópico...

Joan Crosas: Eso mismo. Él (Nilo Cruz) ha querido mostrar esa imagen como un rayo de esperanza... El resto de la familia está destrozada; el padre es el único que continúa liando puros... Conchita descubre que aún puede soñar... Que aún hay un futuro...

Pregunta: El único que no sueña es Cheché, entonces.

Joan Crosas: Cheché desaparece del todo. No se sabe qué ha pasado con él... Supongo que es la representación de lo que va a venir...

Pregunta: La obra está dirigida por su autor. ¿Cómo ha sido ese proceso, supongo, que sumamente especial?

Joan Crosas: Sí, es muy distinto. Con las ventajas e inconvenientes que esto puede producir, porque el mismo escritor mima la historia, el texto y no quiere arriesgar demasiado. Quizá otro director arriesgaría más pero perderíamos esta parte lírica que tiene en muchos momentos. Para mí ha sido un placer, porque él lo escribió en inglés. La adaptación que leí de Nacho Artime era maravillosa, estupenda y trabajar, estudiar y ver tu propio personaje y a los demás y relacionarte con un eje central que es Nilo, quien ha escrito toda esta historia, ha sido maravilloso, una experiencia brutal. Es la segunda que tengo, aunque la primera no era tan implicada. Fue con “Los verdes campos del Edén”, con Antonio Gala. Lo conocí y él nos leyó la obra entera. Todos los personajes él mismo. Eso fue una experiencia maravillosa y ahora Nilo Cruz, que tendrá treinta y pocos años, una energía y una sensibilidad enorme, un Pulitzer, no sé cuántos estrenos en el mundo... Tenerlo aquí, hablar con él sobre el texto, sobre los personajes, sobre qué buscan, por qué dicen eso, por qué en este momento pasamos del lenguaje básico, natural al lenguaje lírico y regresamos nuevamente... Él te cuenta los porqués de este juego. Un juego apasionante.


Pregunta: Hablamos de un escritor joven con una extensa trayectoria, cubano... Llega a nuestro país... Y ya aquí... ¿Dónde están los jóvenes escritores, autores de teatro... Optan por otro género porque no pueden estrenar o directamente, no hay jóvenes dramaturgos?

Joan Crosas: No lo sé... Si conociese este proceso sería el actor más feliz del mundo. Me encantaría que se estrenaran más obras de autores jóvenes, como me encantaría que se hicieran musicales con obras españolas, no importar musicales extranjeros. Yo animo siempre a los jóvenes que escriban, pero tengo terror al futuro, porque hay pocos espectadores jóvenes en el teatro... Yo recuerdo en mi pueblo, en Barcelona, que había un teatro de aficionados. Yo era espectador y de allí nació mi amor al teatro; de ver teatro hecho por aficionados y en todos los pueblos sigue habiendo teatros... Normalmente cerrados pero en mi época estaban abiertos. Esto ha creado autores, actores y espectadores... Yo creo que este proceso, tendría que pasar por la gente responsable de la cultura. Tendrían que prestarle mucho apoyo, porque aquí está el futuro... Y el futuro para a través del teatro. No podemos competir con la televisión, con las máquinas o con los móviles.

Pregunta: Hablabas de los musicales. Se ha dicho que el teatro está degenerando en los musicales... Pero, en cierto modo, ¿No es un verdadero reto para el actor, que en el musical no sólo ha de interpretar dramáticamente, sino también cantar, bailar... Y a ser posible, hacerlo bien?

Joan Crosas: Yo creo que es distinto... Es un problema de técnica. Técnica musical... Has de saber leer una partitura, saber llevar un compás, bailar, etc. Es cuestión de técnica, pero creo y lo digo sinceramente, que el teatro musical ha de llamarse primero, Teatro y después, Musical; pues no tiene que dejar de ser teatro. En el teatro de texto y en el teatro de verso hay música... Y en verso muchísimo más. El teatro musical se convierte en un espectáculo en el que en un momento dado, la música suena, pero como continuidad del teatro, ha de seguir el personaje ahí dentro, metido cuando está cantando. No tiene por qué producirse esta historia de que paras de hablar o de tener la tensión dramática, se para todo y empieza una canción; termina la canción y continúa la acción dramática. No. Para mi gusto el mejor musical ha de ser el que enlace, sin que te des cuenta, una cosa con la otra. Para mí, ésa es la obra de arte dentro del Teatro Musical... Podría poner muchos ejemplos; de hecho yo rompo una lanza a favor del proyecto que se ha hecho con “Maribel y la extraña familia”... Creo que hay mucho teatro escrito y habría que arriesgarse... Tuve la gran suerte de estrenar “Mar i Cel” en Cataluña y me encanta este tipo de teatro... Si se importa musical, estimo que hay que primar a los buenos creadores que tenemos aquí, directores, escenógrafos, cantantes... No lo que últimamente he estado viendo que es “clonar”. Coger un musical, exactamente igual que lo puedes ver en Londres o en Nueva York, traerlo aquí y hacer una adaptación mejor o peor hecha... Pero ha de haber una creación, un desarrollo, unos personajes... Por ejemplo lo que se hizo con “Sweeney Todd” fue maravilloso o con “My Fair Lady”. Cuando me plantearon hacer el padre, Alfred Doolittle, yo que había visto la película, pensé: ”Yo no soy ese señor bajito”. Me dijeron, entonces, que no querían a ese señor, que querían crear otro personaje. Y creamos otro personaje. Eso para los actores y para los creadores es lo más hermoso del Teatro Musical.

Pregunta: En “Ana y el Trópico” actores españoles, como usted y José Pedro Carrión, trabajan con actores cubanos. Supongo que ambas técnicas son distintas, ¿Cómo se han conjugado y entendido profesionalmente?

Joan Crosas: Ha sido muy fácil y muy rápido. Casi no nos hemos dado cuenta. Sí hay diferencias, me imagino. Trabajar, en el caso de Pablo en los Ángeles; en el caso de Teresa en Florida... Pero Teresa en profesora de teatro, entonces conoce, tiene muchos alumnos y conoce las técnicas teatrales como el que más y Pablo es alumno de Teresa y Nilo había sido alumno de Teresa, también... Los tres se conocían perfectamente... Con lo que son tres personas que se conocen y nosotros que entramos, ya sabes cómo somos nosotros que tenemos los brazos abiertos, inmediatamente en la primera lectura. Fue un placer. Nos cambió algunas cosas a nivel de expresión, porque ellos a través del inglés pueden expresar de una forma o de otra... Ese tipo de detalles que forman parte del trabajo diario, de pulir el texto.

Pregunta: ¿Qué sería necesario para que en la actualidad volviese a nevar en el Trópico?

Joan Crosas: Aplicarse a uno mismo la necesidad de volar sobre tejados, pero sabiendo poner los pies sobre la tierra. Jugar a arriesgarse en la propia vida, a decir en un momento determinado: “No seamos tan realistas, tan materialistas. Seamos un poco más soñadores...” Y quizá veamos qué hay detrás del horizonte... Si levantamos el vuelo, si no lo hacemos, no podremos ver nada.

Pregunta: ... ¿Pero el ser humano es hoy tan valiente como para atreverse a volar...?

Joan Crosas: Yo creo que sí. El ser humano en su esencia, tiene muchos valores. Lo que necesita, lo que necesitamos es despertarlo y decirle “ Ánimo, adelante.”


...En realidad, escuchando a Joan Crosas una se despierta fácilmente, se protege de una feroz y agradecida nevada tropical, se siente capaz de agrandar la luz que en esa media hora nos ha dejado... Y el cruel olvido de la noche me saluda, amable, repleto de estrellas que me ayudan a recordar. En menos de media hora, el telón del Teatro Alcázar volverá nuevamente a alzarse. Joan Crosas será Santiago. Una tarde más, todo volverá a ser posible, si nos sentimos capaces de volar.

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