sábado, 30 de octubre de 2010

... PABLO MUÑOZ-CHÁPULI. (Noviembre 2009)



Juan Diego Martín, Ricardo Castella y Pablo Muñoz-Chápuli han vuelto a unirse para llevar a escena un espectáculo que es más que dos monólogos y que incluso es más que un musical. “Cómico Bueno, Cómico Muerto” es la comedia que actualmente podemos ver en el Teatro Alfil y que ha dirigido el también actor granadino; con quien hemos charlado de monólogos, playbacks, musicales y proyectos...

Pregunta: ¿Si el Cómico bueno es el que está muerto, cuántos se salvan?


Pablo Muñoz-Chápuli: Muy poquitos... ya sabes que los cómicos cuanto más muertos mejor...

Pregunta: ¿Sí?

Pablo Muñoz-Chápuli: Sí (risas)

Pregunta: ¿Si se salvan muy poquitos, cuáles son los requisitos para la supervivencia y quiénes los cumplen?


Pablo Muñoz-Chápuli: Los cumplimos nosotros y muy poquitos más... se salvan aquellos que hacen cosas realmente buenas, con lo que quedan pocos... y sobre todo los que copiamos a los que hacen cosas buenas... Así pues quedamos nosotros, los buenos y a los demás nos los cargamos sin rastro...

Pregunta: Yo lo preguntaba en serio...


Pablo Muñoz-Chápuli: (risas) yo también... (risas)... Nosotros nos tomamos muy en serio el hecho de hacer comedia y buscamos sobre todo que no sea humor fácil; normalmente tramas complejas, que tenga un trabajo más de actor, más teatral... ése es el humor que nos gusta ver y por eso, es el humor que intentamos hacer.

Pregunta: ¿Se hace buena comedia hoy en día? Se suele decir que sí, aunque yo no lo tengo tan seguro...

Pablo Muñoz-Chápuli: Depende del medio... si hablamos de la televisión, del teatro... he visto cosas muy buenas y también cosas muy malas... se sabe hacer, pero son poquitos... no se sabe apenas escribir; hay realmente pocos escritores y guionistas buenos que se dediquen al humor... pero hay cosas buenas, no muchas, pero las hay.

Pregunta: Diferencias televisión y teatro... últimamente se dice que se está haciendo un teatro que se asemeja demasiado a lo que se hace en la televisión...


Pablo Muñoz-Chápuli: Esto es, sobre todo por los actores... que es una cosa que a mí no me acaba de convencer del todo, que es que como se da por hecho que no hay público para el teatro o muchas veces se da eso por hecho, que creo que es un error... se piensa que la única manera de llevar público nuevo al teatro es con el traslado de los actores de televisión al escenario... a mí no me acaba de convencer porque no creo que sea ésa la motivación que ha de tener la gente para ir al teatro... la gente ha de ir al teatro para ver cosas buenas, no para ver caras conocidas... y porque no siempre los actores de televisión son buenos actores de teatro... de hecho eso mismo lo hemos visto muchas veces...

Pregunta: ¿Cuál es la motivación que ha de tener el público y qué podemos hacer para acrecentarla?

Pablo Muñoz-Chápuli: El teatro siempre es más complicado. La televisión es un medio gratis, de consumo fácil... te sientas y lo ves... El cine, es barato, es algo de lo que estamos muy informados... todos sabemos qué películas hay, si son buenas o no... y es fácil ir al cine... El teatro es más complicado porque hay muchísima oferta, muchas cosas para ver y poca información sobre si lo que hay es bueno o no... y además es algo más caro que el cine... entonces, es un medio en el que es difícil entrar, no sabes bien qué ver... cuando ves cosas muchas veces no te convencen y se te quitan las ganas de volver, porque te has gastado un dinero... es un medio complicado...

Pregunta: Dices que no se sabe apenas, escribir...


Pablo Muñoz-Chápuli: Personalmente, pocas veces encuentro cosas escritas que me convenzan... tanto en cine, en televisión y en el teatro cosas bien escritas veo pocas... así como cuando me voy al medio americano, dices “Caramba, los guiones de cine son buenos, los programas de televisión son buenos, el teatro americano funciona...” Son textos escritos con un nivel de complejidad... sabiendo muy bien lo que hacen. Aquí caemos en cosas muy sencillas, no hay complejidad, no hay profundidad en los textos; las series de televisión son muy básicas, de comedia de situación y para de contar... echo de menos a escritores realmente buenos, que de vez en cuando los ves... pero son las menos, porque escribir bien es muy complicado, no lo hace cualquiera.

Pregunta: y nuestros escritores no son ni “cualquiera”...

Pablo Muñoz-Chápuli: (risas)... Hombre, estamos ahí, poco a poco va saliendo gente nueva y buena... Pero es que en España no se favorece al buen escritor; por ejemplo, cuando una serie de televisión es buena, tú sabes quién la interpreta, pero no sabes quién la ha escrito... no se fomenta al guionista ni en el cine tampoco... No les valoramos ni les pagamos bien, ni les tenemos en cuenta...

Pregunta: De este modo, es difícil sobrevivir en este mundo y más con una compañía privada como la tuya, “Tela-Katola”...

Pablo Muñoz-Chápuli: Sí la verdad es que va siendo complicado... todo depende de cuánto te quieras ganar la vida con ello. Yo tengo la ventaja de no tener que ganarme la vida con ello, con lo que seleccionas mucho más y haces realmente lo que te apetece, puedes emplear más tiempo en buscar buenos textos... tengo la ventaja de que he tirado mucho de los textos que me han escrito Ricardo o Juan Diego, que para mí son dos muy buenos guionistas y por suerte he ido adelante... pero si no... es complicado encontrar un buen guionista que te escriba aquello que quieres hacer...

Pregunta: Eres actor, director, productor, cantas... de todo ello ¿qué es lo más complicado, lo que más te cuesta llevar a cabo?


Pablo Muñoz-Chápuli: Para mí lo más complicado es encontrar la sala donde representar. Hay muchas compañías haciendo cosas, es muy difícil entrar en un circuito comercial, incluso cuando logras entrar no siempre te tratan demasiado bien... las condiciones económicas no suelen ser muy buenas... es bastante duro conseguir ser rentable... Simplemente el hecho de llegar a la sala es bastante complejo si no tienes un rodaje muy amplio o nombres conocidos, porque al fin y al cabo lo que le importa al dueño de la sala es la rentabilidad... y ésa no es nuestra filosofía... nosotros apostamos por la calidad... a mí no me importa contratar actores de televisión siempre que sea bueno... pero tiene que ser muy bueno y esto no siempre ocurre.

Pregunta: ¿Cómo se encuentra el teatro actualmente. Cuáles son sus puntos débiles...?

Pablo Muñoz-Chápuli: En el teatro hay de todo... puedes ver desde musicales de Broadway que es lo que tenemos ahora y lo que se supone más público se está llevando, que más éxito está teniendo, desde producciones propias, como “Hoy no me puedo levantar” que son musicales hechos a un formato de muy fácil consumo, de gran éxito... desde ahí hasta cosas muy arriesgadas, innovadoras... en salas pequeñas he visto cosas tremendamente buenas y de ahí... hay cualquier cosa... desde producción propia a producción extranjera, humor... hay mucho de todo, ahora bien bien hecho... no hay tanto... pero bueno...

Pregunta: Comentas que en salas pequeñas has visto cosas muy buenas... ¿Nos mueve el prejuicio. Al público a parte del público le mueve el prejuicio?


Pablo Muñoz-Chápuli: Yo creo que más que prejuicio... el problema creo que es económico... las salas pequeñas tienen la ventaja de lo barato, pero también muchas veces, creo que nos gusta ir a lo grande... yo creo que un problema que tenemos aquí y que también se da en Broadway es que como ir al teatro es caro, una familia determinada, dice “nos gastamos una pasta, vemos un gran musical y no volvemos a ir al teatro en todo el año”... entonces eso va en perjuicio con respecto al resto de las obras más pequeñas... que no hay un público que prefiera ver diez obras pequeñas en lugar de ver una grande y muy cara... y eso es muy duro.

Pregunta: ¿Cómo surge la oportunidad de engancharte a este “Cómico bueno, cómico muerto”?

Pablo Muñoz-Chápuli: “Tela-Katola”· en realidad lo fundamos Ricardo Castella, Juan Diego Martín y yo... junto a otros dos chicos de la universidad y tenemos muy buena relación desde entonces, aunque hubo un momento en que la compañía me la quedé yo y ellos fundaron otra productora, aunque hemos seguido trabajando mucho juntos. Esta comedia la empezaron ellos... es una cosa que llevábamos tiempo hablando Ricardo y yo. Él quería que hiciéramos un musical propio. Ricardo escribe también música y yo tenía muchas ganas de que me escribiera un musical... y al final se decidieron e hicieron un musical ellos dos. El proceso lo empezaron ellos aunque posteriormente me pidieron ayuda al tener experiencia en los musicales... con lo que entré en el proyecto cuando éste ya había comenzado.

Pregunta: Un musical pero también un espectáculo de monólogos... ¿Y si a alguien no le van mucho los monólogos o está saturado de ellos, cómo los defiendes?

Pablo Muñoz-Chápuli: Precisamente es parte de la gracia; a raíz de la saturación de monólogos se ha querido hacer algo diferente. Ambos vienen del mundo de los monólogos, llevan mucho tiempo en ello y por esa saturación decidieron hacer algo diferente pero sin dejarlo del todo... con lo que tenemos un espectáculo aparentemente de monólogos donde hay algo más... aunque los monólogos siguen funcionando muy bien, de hecho esa parte es la que más está funcionando, porque a la gente le sigue gustando, es consumo fácil... ideas muy sencillas, muy divertidas, muy conseguidas... un consumo más seguro que una obra de teatro algo más compleja.

Pregunta: Un consumo más fácil pero quizá es más complicado llevarlo a escena. Un actor solo frente al público...

Pablo Muñoz-Chápuli: Sin duda... también pasé por eso... y la verdad es que es de las peores cosas que existen... porque al fin y al cabo cuando interpretas un texto ajeno... lo haces como puedes, aunque lo intentas hacer bien, pero tienes la tranquilidad de que no es tuyo y la responsabilidad es tuya sólo en parte, pero un monólogo que has escrito tú mismo, tiene que ser divertido nada más que eso, divertido al cien por cien, sin parar... y además no es un texto que estés defendiendo de memoria, es algo que se va haciendo con el público, en parte estás improvisando... con lo que es muy difícil... tienes que hacer reír, no hay más... así, si no funciona es terriblemente incómodo... es muy duro...

Pregunta: En este espectáculo somos testigos de la lucha por la supervivencia de dos monologuistas... pero en la vida real, se dan estas situaciones... ¿Hay mucho trepa en el teatro, en la interpretación en general?

Pablo Muñoz Chápuli: Como en todas partes... todo el mundo lucha por su parcela y hay gente que da gusto estar con ellas y hay gente que va a lo suyo... Sí hay mucho trepa pero también hay mucha buena gente y he conocido a mucha...

Pregunta: ¿Tienes algún proyecto entre manos?


Pablo Muñoz-Chápuli: Sí, estoy intentando sacar adelante un musical americano, poco conocido, de pequeño formato... a ver si hay suerte y para el año que viene, dentro de esta temporada consigo estrenarlo... y ahí andamos buscando sala, que es lo más difícil... Estoy entre dos... y no te puedo decir más...

Pregunta: Centrándonos en el musical, ¿se hacen buenos musicales en nuestro país?


Pablo Muñoz-Chápuli: ¿Te refieres a la hora de escribirlos o de representarlos?

Pregunta: Las dos cosas.

Pablo Muñoz-Chápuli: Yo creo que ninguna de las dos. (risas) Buenos musicales españoles a la hora de escribir, el libreto... no he visto ninguno. Ninguno de los musicales que se han escrito aquí me han convencido.

Pregunta: ¿Ni Dagoll Dagom, con “Mar i Cel”?


Pablo Muñoz-Chápuli: “Mar i Cel” estaba bien, estaba bastante bien, para lo que es un musical español o catalán... pero incluso ése cuando lo vi por tercera vez, pensaba “tampoco me cuenta tanto” No deja de ser un texto muy antiguo, es una especie de historia de amor... lo que está es muy bien ambientado, muy bien montado y lograba llegar por el montaje, pero la historia en sí tampoco era muy interesante. Al concluir el primer acto veías que no había pasado nada... es cierto que de los españoles, los catalanes son los mejores... pero dentro de Dagoll Dagom que para mí es un referente y creo que es la mejor compañía... tampoco me ha convencido ninguno mucho... realmente original, porque en “Cómeme el Coco, negro” de La Cubana, la música no era de ellos, han ido seleccionando músicas ajenas, pero la idea era magnífica. Pero lo que es un musical con la idea de escribir el texto y la música de principio a fin de eso no he visto nada que me haya convencido totalmente... y representando musicales ajenos, o bien hacemos franquicias que es lo típico... cosa que me parece poco interesante y suele quedar bastante frío... y los montajes que hacemos originales tampoco me acaban de convencer. Son pocos los que me han convencido.

Pregunta: Pocos te han convencido. ¿Cuáles?

Pablo Muñoz-Chápuli: De los que se han hecho aquí, “Mamma Mía” no estaba mal aunque sí era el típico musical con canciones de un grupo, pero no estaba mal montado... al menos tenía energía, estaba hecho con ganas, claro que venía con dirección de fuera... Uno que curiosamente no tuvo demasiado éxito pero a mí sí me gustó fue “El rey de bodas” también porque la dirección era foránea... no me convenció al cien por cien, pero sí era muy interesante para luego el poco éxito que tuvo... seguro que estoy dejándome a algunos que he visto bastante buenos...

Pregunta: No sé si uno de los fallos está en la búsqueda de cantantes sin más, y no actores...

Pablo Muñoz-Chápuli: Sí claro... ése es el gran error... no sé si es que sólo se buscan cantantes o que en las escuelas de música no enseñan a actuar, o se les enseña a actuar sólo cuando cantan... yo siempre que veo a alguien con buena voz, le digo que estudie teatro, pero teatro de texto... no teatro musical... aprende a ser actor, para luego aplicarlo cantando... pero esa especie de escena cantada que te enseñan en las escuelas, no me parece que les haga actores... hace que sepas cantar moviéndote... pero no es la idea... yo creo que sí, que hay una gran falta de actores que canten enorme... y claro la primera prueba que te hacen para entrar en un musical es “cantar”; la segunda es la de actuar... entonces, efectivamente tenemos muy buenas voces en España pero no muchos de ellos saben actuar...

Pregunta: Quizá también es porque al público eso en el fondo le da igual... Alguna vez me han dicho que el público de “teatro musical” va a una fiesta, con lo que sólo se queda con las canciones...

Pablo Muñoz-Chápuli: Eso es entre comillas... es cierto que si al público le haces una fiesta, se anima y se divierte... pero también he visto al público darle cosas muy buenas y éstas le han gustado mucho más que las otras... es decir, es cierto que el público puede tragar con cosas muy vacías, simplemente por el envoltorio y parece que eso vale, pero también he visto al público agradecer mucho más cosas más llenas y mejor hechas... el público no es tonto y sabe cuándo una cosa le llega y le emociona y le gusta... tienen que ser cosas de calidad...

Pregunta: Nos queda por hablar de las “trampas del musical”...

Pablo Muñoz-Chápuli: Hombre... “el playback” se usa poco... bueno, en “El fantasma de la ópera” se usaba en alguna escena...

Pregunta: En “Grease” también...


Pablo Muñoz-Chápuli: Sí, en los coros... me refiero a que se usa poco en los personajes principales, en las primeras voces... eso se hacía en “El fantasma de la ópera” pero no se suele hacer... es cierto que en los coros se hace mucho y me parece indignante. Con las orquestas también se hace mucho y también me parece indignante...

Pregunta: En cuanto a las orquestas... mi impresión es que ya no hay orquestas propiamente dichas...

Pablo Muñoz.-Chápuli: Sí, los sintetizadores... pero es que además se engaña, porque si fuera el sintetizador, bueno... pero es que meten música grabada... y en el momento en el que hay música grabada... ya no tiene sentido que haya un director porque ya el ritmo está fijado y ya es un karaoke... el cantante no puede pedir a la orquesta que se adapte a él, sino que el cantante ha de seguir a la música... en el momento en el que hay un instrumento grabado es así... y eso pasa muchísimo, mucho más de lo que debería...

Pregunta: A mí hay una cosa que no me gusta y es la falta de coherencia. Intérpretes, buenos intérpretes, que reivindican el directo y que se “enrolen” en aventuras así... o que se les otorguen premios a proyectos en los que se hace trampa...

Pablo Muñoz-Chápuli: También quienes dan los premios no sé cuánto conocimiento tienen del género, muchas veces... porque si me dices en los Premios Gran Vía... pues sí, ahí se sabe de musicales... pero los premios Max de Teatro... da la impresión de que muchos no saben nada de lo que es un musical o cómo debería ser un musical... entonces, claro, se premia a los musicales grandes y los musicales grandes son los que más tienden a hacer eso... el problema muchas veces es económico... un reparto es muy caro... los musicales grandes necesitan una gran orquesta, un gran reparto... y se tiende a reducir... reducir la orquesta, reducir el reparto... pero como no puedes reducir el sonido de la orquesta, metes grabación... y se reduce el reparto y metes voces grabadas... suelen decir que no pueden cantar y bailar a la vez... y se supone que deberían saber o poder... Eso me parece terrible y no se debería permitir, de hecho se debería saber y tener en cuenta a la hora de ir a ver un musical... pero bueno, se acepta... cada vez es más extendido... pero sigo pensado que cuando haces una cosa en directo y cercano... cuando la gente ve a la orquesta... el público lo agradece, lo nota y lo sabe...

Pregunta: El problema es que realmente no importa, nada importa...

Pablo Muñoz-Chápuli: Parece que importa, pero cuando la gente va a ver un musical, un gran musical, con sus playbacks... sí le puede gustar pero ¿le entusiasma? Cuando esa misma gente va a ver un musical más pequeño, con la orquesta mucho más cerca, con la sensación de verdad al máximo... ¿no va a notar la diferencia? Yo creo que sí.

Pregunta: ¿Cuánta gente iría a los dos espectáculos, si a veces el público del gran musical es el que va una vez al año? Creo que el problema radica en que no todo el mundo iría a los dos espectáculos y para luego hacer la valoración final...

Pablo Muñoz-Chápuli: Hombre... yo creo que el público es diferente, el de los dos espectáculos, porque sencillamente aquel que se gasta el dinero en el grande... ya no tiene más para ir al más pequeño (risas)

Sofía Basalo.

sábado, 16 de octubre de 2010

... JACOBO DICENTA (Diciembre 2009)



Es muy gratificante hablar con alguien que siente absoluta pasión por su “oficio”. Es muy gratificante notar el amor que se experimenta por la labor bien hecha, por hacer realidad un sueño, por poner en pie la palabra. Esa satisfacción la he sentido al hablar con Jacobo Dicenta, “cómico” como le gusta denominarse, que cada vez se parece más a su padre “sin pretenderlo”.
Él es el Don Juan de “Angelina o el honor de un brigadier” comedia escrita en verso por Jardiel Poncela que actualmente podemos ver en los Teatros del Canal, dirigida por Juan Carlos Pérez de la Fuente e interpretada seriamente por un elenco realmente bueno de actores, o cómicos... que se han entregado al máximo, sin ninguna concesión como el mismo Dicenta, comenta.
Es lunes, Jacobo Dicenta, descansa y aún así, charla de teatro con una servidora:

Pregunta: ¿Qué tal sienta reírse de Don Juan, un personaje al que has interpretado en más de una ocasión?


Jacobo Dicenta: Sienta muy bien. Creo que reírse de las cosas serias siempre sienta muy bien. Bastante mal está la cosa para que encima nos regodeemos en la situación... siempre que se pueda reírse está muy muy bien.

Pregunta: La puesta en escena que ha dirigido Juan Carlos Pérez de la Fuente, parece un juego, de hecho puede ser un juego y así la contemplamos. Pero tengo la impresión de que ese juego es muy difícil. Pues jugáis muy en serio...

Jacobo Dicenta: Hacer reír es muy difícil y lo es más que hacer llorar. En esta propuesta de Juan Carlos que ha ido a muerte con que lo hiciéramos muy en serio... Aunque siempre la comedia ha de ser afrontada en serio; lo que tiene gracia es la situación en sí, el texto... pero el personaje está sufriendo de verdad, lo que ocurre es que hacia fuera produce risa, es como cuando alguien se da contra una farola... el dolor real de la persona que se ha dado el golpe existe, lo que ocurre es que tú estás tirado en el suelo muriéndote de risa... pues esto es igual... y en esta ocasión con “Angelina o el honor de un brigadier” estamos al límite, con lo que mantener esa tensión, no perder el ritmo, la energía, la concentración y seguir sufriendo, seguir en serio cuando el público está desternillándose de risa, es complicado... hay que estar muy concentrado.

Pregunta: Quizá ésa es la delgada línea que en comedia cuesta tanto mantener, no sobrepasar, si bien vosotros lo habéis conseguido de todas, todas...


Jacobo Dicenta: A día de hoy llevamos poco más de una semana de función y lo estamos logrando... estamos manteniendo el ritmo y esa línea... es que no nos permitimos ni media concesión a la galería, eso que se llama vender pescado. Aquí estamos para hacerlo en serio y sabemos perfectamente que en ocasiones sacrificamos gags o chistes que hay en el propio texto; quiero decir que mientras ríen el anterior, el siguiente no lo oyen bien porque se están riendo, pero si nosotros entramos ahí y lo vamos retrasando se nos pierde la función, se nos va de las manos y no nos lo podemos permitir; entonces, lo único que queda es que si el espectador se ha perdido algo...

Pregunta: Que vuelva a verla ¿no?


Jacobo Dicenta: Claro (risas)

Pregunta: ¿Cómo ha sido el proceso de ensayos, el origen de esta aventura?

Jacobo Dicenta: El proceso ha sido duro, han sido muchas horas; cuarenta y cinco días nada más, pero a razón de seis horas diarias como poco, porque había días que le echábamos más pero con gusto. Ha sido uno de los procesos más divertidos y gratificantes es el proceso de ensayos, proceso que nunca se acaba porque una vez que empiezan las representaciones con el público uno sigue ahí, investigando, centrado... y va encontrando cosas... pero el proceso de ensayos siempre es lo más mágico, es donde empiezas a dar cuerpo a aquello que has leído... y ha sido duro, porque han sido muchas horas y con un Juan Carlos pendiente constantemente de que no nos fuéramos por otros derroteros, él tenía muy clara la función que quería contar y ahí está el resultado.

Pregunta: ¿Crees que Jardiel Poncela en el fondo es un autor relativamente poco conocido, a pesar de que a menudo se representan sus obras, siempre las mismas, por otra parte...?


Jacobo Dicenta: No tanto... de hecho, la respuesta del público está ahí, llenando el teatro prácticamente en esta primera semana y eso quiere decir que había ganas de un Jardiel, el problema es que hacía mucho que no se representaba uno... y lo más curioso es que está viniendo mucha gente joven, eso está muy bien...

Pregunta: Vienes de una familia de grandes intérpretes, ¿alguna vez pensaste en dedicarte a otra cosa. Esta profesión fue algo inevitable?


Jacobo Dicenta: Nunca. Mi oficio, esto es un oficio, esto es artesanía pura... yo soy un cómico, me gusta denominarme cómico, más que actor... un comicastro (risas) No lo cuestioné nunca, es cierto que no lo tuve claro o no lo decidí hasta los 17 años, pero no lo cuestioné nunca... es una profesión, un oficio duro, es una carrera de fondo; esto que les enseñan ahora a los jovencitos con las operaciones triunfo, etc, etc... que los tienen engañados porque el éxito fácil y rápido se va aún más rápido... es una carrera de fondo que dura, si Dios y el público y los productores quieren, toda la vida... Se han pasado épocas mejores, épocas peores... pero en ningún momento me he cuestionado... si no sé hacer otra cosa... y además no quiero saber hacer otra cosa...

Pregunta: ¿El actor, cómico mejor, nace o se hace... la vocación es algo indispensable en su carrera?

Jacobo Dicenta: Tiene que tener vocación, mucha vocación... porque si no... las épocas duras son muy difíciles de aguantar... esto es vocacional cien por cien... si no de qué te subes ahí, te vistes de otro, te dejas un bigote, te afeitas la cabeza, según los casos... y te plantas delante de un público ¿a qué? A contarles una historia, a engañarles, a mentirles y a hacer que ellos se lo crean, a que entren en tu juego... esto es pura vocación, sino, no tiene ningún sentido.

Pregunta: ¿Cuánto cuesta engañar al público y que éste entre en tu juego?


Jacobo Dicenta: No sabría decirte... depende, porque hay ocasiones en las que notas que el público está a favor de dejarse engañar, de entrar en el juego y hay otras ocasiones en las que no... te hablo dentro de la misma función... hay días en las que arrancas y dices “¡Ay Dios mío, han venido, no? O quizá soy yo el que no ha comenzado bien la historia...” y hay otros días en los que abres la boca y sabes que eso va a fluir como la seda... es la magia del teatro, por eso es tan bonito, porque cada día es diferente, aunque hagamos la misma función, con el mismo texto... cada día es diferente...

Pregunta: Has comentado que el oficio del actor, del cómico es artesanía pura. ¿Con el paso del tiempo ha perdido parte de esa artesanía
?

Jacobo Dicenta: Hay veces que noto cierto funcionariado... y me da pena... este oficio merece un respeto y una dedicación que hay veces que se pierde... pero bueno... esto lo practico cada día, sobre todo el respeto a las tablas y a la gente que está ahí abajo... empezando por el respeto a mí mismo. Si yo no me respetase en el sentido de estar al cien por cien para salir ahí, malo. Creo que es un oficio sumamente bonito y maravilloso como para que no se convierta, el salir a un escenario, en un funcionariado... hay que estar siempre con la cabeza fresca y reinventándose a sí mismo para que cada día sea diferente y sea mágico... y yo, te puedo decir que particularmente, hoy por ejemplo, lunes que es mi día de descanso, evidentemente estoy a gusto, en casa descansando, pero estoy deseando que llegue mañana a las ocho y media de la tarde, sí... es donde más cómodo estoy, sobre el escenario...

Pregunta: Es una forma de vida, entonces...

Jacobo Dicenta: Sí, por supuesto. Una forma de vida, una forma de entender el mundo, lo que ocurre a tu alrededor... y sobre todo, al ser una vocación es una forma de vida, es como el sacerdote o no sé... no sabría qué otro ejemplo darte de algo más vocacional y que exija tanta entrega...

Pregunta: ¿Entonces, en algo tan vocacional, la técnica juega un papel secundario?

Jacobo Dicenta: Es importante, muy importante... has visto el nivel de volumen de voz que empleamos en algunas escenas... la técnica tiene que estar, aparte de que esté tu corazón y que estés creyendo en lo que estás haciendo, también tienes que ser consciente de que los gritos que estés dando han de estar bien colocados, en el diafragma, más que nada para no quedarte mudo y hacer sólo dos funciones... y luego ya además, esta función es en verso... el verso tiene su técnica, sus reglas que hay que respetar... pero es que además, yo que he hecho bastante verso, he descubierto que donde algunos ven sólo un corsé, realmente ese corsé no existe... al contrario, respetar y cumplir las reglas del verso me ha ayudando a comprender lo que estoy diciendo, a que las emociones surjan... el verso facilita mucho más el trabajo...

Pregunta: ¿No crees que hoy en día el verso sigue siendo una asignatura pendiente para el actor?

Jacobo Dicenta: La pondría la primera asignatura pendiente... la pondría la primera... No hay una uniformidad a la hora de decir el verso en este país... y en muchas ocasiones se le pegan bastantes coces al verso... Nos falta una buena base versal, pero bueno... no sé cómo puede solucionarse... el verso es muy difícil y creo que estamos todos muy dispersos en eso... hay gente que lo dice muy bien... que lo han dicho y que lo dicen muy bien; en este momento tenemos a Joaquín Notario, Arturo Querejeta... por ponerte dos ejemplos, dos personas con las que he trabajado en la Compañía Nacional de Teatro Clásico y con las que he aprendido muchísimo... Karmele Aramburu, con la que hice “Don Juan Tenorio” este pasado mes de noviembre, que es una gran sabedora del verso... pero creo que en general nos falta un estilo; ya desde las escuelas se nota que la gente... lo menosprecia y habla de él como de una manera antigua de decir... y dices, vale... pero ojo, sin ir más lejos y aunque quede feo, pero mi padre, que decían era el número uno, lo era precisamente porque entre otras cosas en su época era hípermoderno, nadie había dicho el verso como él, en aquellos años... y aún hoy lo escucho y aunque puede haber momentos en los que sí, se ha quedado antiguo, pero de repente hay formas de decir y de enlazar los versos y de hacer unas pausas inverosímiles... que dices “Madre mía, qué moderno”... y han pasado años... pero hay una especie de desechar lo pasado que no le está haciendo ningún bien al teatro, por eso me alegró tanto la noticia que salió hace unos días en el periódico, en la que decía que el Centro de Documentación Teatral había encontrado unos archivos sonoros y audiovisuales impresionantes que los han editado en CD-rom y que saldrá en breve, desde los años sesenta en adelante... para que vayamos aprendiendo todos de nuestros ancestros, que son la base, como otros lo fueron de ellos y nosotros lo seremos de las generaciones futuras... que ésa es otra... nos faltan muchos referentes... no hay ahora mismo grandes referentes... está todo muy disperso...

Pregunta: Me parece interesante lo que dices, sobre todo porque con relación a la obra con la que se retira Juan José Otegui y debuta Amaia Salamanca, “La Marquesa de O”, yo me preguntaba si los jóvenes que comienzan están recogiendo aquello que dejan los que se retiran...

Jacobo Dicenta: Si te hablo por mí, yo sí intento recoger aquello que dejan los que se van... a mí me da una enorme tristeza que Juanjo anuncie su retirada, entiendo que un actor, cualquier persona, diga “hasta aquí he llegado”... siempre te da como... “No te vayas aún, es pronto...”... Concha Velasco, otra que anuncia su retirada ¿por qué?... me acuerdo cuando Fernando Fernán-Gómez, decidió dejar de hacer teatro, él tendría sus razones, quiso hacer sólo cine y no quiso volver a pisar las tablas... y piensas ¿por qué?... es pura cuestión egoísta ¿eh?... por qué no tengo yo derecho a ver a Fernán-Gómez sobre los escenarios, aunque yo sí lo vi... me acuerdo que cuando era muy pequeño, mi padre me llevó a ver “Un enemigo del pueblo”... en el desaparecido Teatro Espronceda... impresionante... ver a Fernán-Gómez sobre las tablas... uno de mis grandes referentes... Otro de mis grandes maestros y a quien admiro muchísimo y quiero muchísimo es Pepe Sacristán... Eso... yo veo Estudios 1, veo a Bódalo, a Rodero... y son actuaciones tan modernas... ahora con el tan manido tema del método... del no método... en aquella época esos señores ni sabían qué era el método... y te hacen unas interpretaciones... porque lo de Bódalo, Rodero... no tiene nombre... aquello es de sentarte en una butaca y quedarte completamente extasiado... Hay una anécdota de Bódalo, no recuerdo con qué director, en la que éste le empezaba a contar que debía recordar, pensar en no sé qué... y él respondió “O sea, hago una pausa y sigo”... y fíjate qué pausas hacía Bódalo y cómo continuaba después de esas pausas... ellos no entendían de métodos ni de nada, ellos entendían de salir ahí... y ... como me dijo una vez Pedro Mari Sánchez, cuando yo empezaba, una vez que le pregunté “¿Esto como se hace?”, él me dijo, lee el texto y actúa en consecuencia... tan sencillo y tan difícil como eso...

Pregunta: Sí... es cierto... y lo que comentas de Bódalo... todo eso, mientras según cuentan las malas lenguas escuchaba los partidos de fútbol con un pinganillo en la oreja...

Jacobo Dicenta: Sí eso dicen las malas lenguas, que las famosas pausas de Bódalo, era porque estaba esperando que tirasen un penalti... pero, si eso es verdad, bendito sea... yo oigo los partidos, pero en el camerino, sobre el escenario, no. Creo que Bódalo tampoco... creo que eso no era verdad, pero sí es probable que lo mantuvieran informado en la función como a mí... en esta todavía no ha pasado, pero a veces pido que me mantengan informado... porque además pasa una cosa, el Madrid empieza a jugar bien cuando estoy trabajando y no puedo verlo... hemos estado jugando fatal, y el otro día le mete seis goles al zaragoza y nosotros haciendo la función... es broma... bueno, no lo es... (risas)

Pregunta: Has comentado que tu padre en el verso era el número uno, y hace algunos años te comentaron que cada vez te parecías más a él... supongo que será un auténtico orgullo para ti...

Jacobo Dicenta: Sí, me sigue produciendo mucho orgullo, cada vez me parezco más... y no es algo estudiado, pero es cierto que de repente estoy sobre el escenario y suelto una tirada de verso y hago una pausa y sigo... y pienso “Dios, cómo me ha sonado a mi padre”... lo hago inconscientemente, supongo que son los genes, está ahí... y estoy muy orgulloso... el otro día leí una crítica que decía eso mismo, que tanto en físico como en voz, me voy acercando cada vez más... y es lo más bonito que me pueden decir...

Pregunta: Teatro clásico, comedia, y no podemos olvidar los musicales, un estilo teatral que también te ha dado muchas alegrías...

Jacobo Dicenta: Por suerte nací con buen oído, con buena voz, con buen sentido del ritmo... y... hombre un musical, exige muchas horas de trabajo... lo que ocurre es que me lo paso tan bien... que realmente no sé si me resulta complicado o no... yo creo que no, me da tanto esto, que la dificultad no la noto... cuando hay algo que se me cruza, lo único que digo es “venga, a luchar para que esto vaya hacia delante” pero en esa pelea me lo paso bomba... por ejemplo, con “Mortadelo y Filemón” hace dos años o así, yo sólo sabía bailar claqué y me hice un máster en diversos estilos de baile, era una función de tres horas en las que no paraba, fueron duros los ensayos, muchas horas, mucho baile, lesiones de por medio, agujetas... pero, qué gusto salir ahí, ponerte a bailar y a cantar, hacer disfrutar a la gente... y además que tu cuerpo responda a todo ello... y ahora haciendo comedia... a un ritmo descerebrado y pasándolo bomba, para que al público le pase lo mismo...

Pregunta: También comentabas que una de las cosas importantes es creer en lo que haces ¿Hoy en día es fácil encontrar algo, algún proyecto, en el que creer?

Jacobo Dicenta: ¿Dentro del teatro o en la vida en general?

Pregunta: Ya que me lo preguntas, en los dos ámbitos...


Jacobo Dicenta: Dentro del teatro, cuando me sumo a un proyecto, voy a muerte. Creo en él ciegamente y en el director, y en la propuesta... también he tenido la suerte de que todo lo que he hecho ha sido fantástico... he tenido la suerte de no tener que coger una función por necesidad... a ver, las he cogido todas por necesidad, porque en mi mesa no hay cinco proyectos y digo “hala a ver cuál elijo”... las cosas han venido paulatinamente pero todas esas cosas que han venido, de todas estoy muy orgulloso y ninguna quitaría del currículum... He tenido suerte, todo me ha gustado. Fuera del teatro, creer en proyectos... no sé, ahora que hablamos de la crisis y tal, yo sigo todavía dándole un voto de confianza a nuestro presidente, pero debe ponerse las pilas... y le salgan bien las cosas porque la situación está al límite y hay mucho que currar, tiene que lidiar con muchas cosas también... también le diría a la oposición que hiciese una oposición sana, saludable, que no la está haciendo... y al presidente que se ponga las pilas... porque aún tiene mi confianza...pero tiene que trabajar, tiene que sacarnos de esto...

Pregunta: ¿En qué aventuras teatrales te gustaría participar tras “Angelina o el honor de un brigadier?


Jacobo Dicenta: Cuando me muera me gustaría saber que he vivido toda la vida de esto... eso, nada más y nada menos... que me he dedicado a lo que más he querido y que he resistido...

Pregunta: Eso me recuerda a “La Gaviota” de Chejov...


Jacobo Dicenta: Con amigos lo comentamos a veces. Este es un oficio de supervivientes, de héroes... entonces, evidentemente cuando empiezas, tienes unos sueños, sueños de grandeza, que está bien que no se pierda, pero hay que pisar el suelo, y hay papeles que quiero hacer y el tiempo dirá si puedo hacerlos o no... pero lo más importante es que cuando seas viejecito y estés a punto de tal... eches la vista atrás y digas... “he vivido toda mi vida de esto... lo he conseguido.” Ése es el objetivo.

Sofía Basalo.

domingo, 10 de octubre de 2010

... MARIANO ALAMEDA (2006)



“Al Salir de Clase” fue su gran oportunidad para aprender a ser actor y ver cómo funciona este loco mundo por dentro... También le enseñó que la felicidad no se halla tras la siguiente puerta que se abre.
Su primera experiencia teatral fue “El retrato de Dorian Gray”, afirma que ésta es la aventura que más le ha enseñado de sus propios defectos... los personajes son terapéuticos para los actores...
Hablamos de Mariano Alameda. Afirma de sí mismo que cualquier autodefinición está equivocada por principio. Lo que uno piensa de sí mismo es sólo uno pensando. Lo que yo diga de mí –afirma- no tiene que ver conmigo... menos aún tendrá que ver lo que diga yo... con lo que, veamos qué nos cuenta este actor de su segunda, por el momento, aventura teatral: “De repente el último verano”, en la sala Francisco Nieva de la segunda sede del CDN, el Teatro Valle Inclán:


Pregunta: El director de esta obra, ha manifestado que “De repente, el último verano” es un proyecto de muy difícil lectura e interpretación. ¿Ha sido un reto para ti, en un personaje de una apariencia simple, y un significado tan complejo?


Mariano Alameda: Cualquier trabajo es un reto a la vez que un placer, ya que la felicidad y el aprendizaje son hermanos. Cuanto más sencilla suele ser una apariencia, más profundidad esconde.

Pregunta: El doctor Cukrowick, tu personaje (Azúcar en su traducción), busca la verdad en las palabras de Violeta y Catalina... pero, ¿no crees que es al final, cuando lee uno de los poemas de verano de Sebastián, cuando desvela “La Verdad”?

Mariano Alameda: La verdad es lo que es útil, como dice Jodorowski. La verdad cura a los personajes al final, puesto que semejante secreto de familia puede llevar a la locura.

Pregunta: Una de las obsesiones de Violeta es que el último verano, Sebastián no escribiera ningún poema. Catalina no pudo ser su musa... ¿Quizá ese verano la vida y la libertad, antes vedadas por su madre, fueron unas musas demasiado grandes para él?


Mariano Alameda: Hay muchas cosas negativas que una madre puede hacer a su hijo, inconscientemente; una de ellas y de las peores, es no querer soltarlo. Ese verano, Sebastián conoció su sombra.

Pregunta: Catalina en su confesión, nos dice que a medida que pasaba el tiempo el cuaderno azul, en cuya portada, de forma agorera, había dibujado un cuervo, se hacía más grande. En el poema que nos lees al final de la obra descubrimos qué se esconde tras los versos de Sebastián... ¿ Ese cuervo puede ser la imagen de la muerte, de la que trata de huir a través de la poesía... Es quizá ese cuervo la madre sobreprotectora y castrante?


Mariano Alameda: Los símbolos en el arte son libres de interpretación y es cierto que en esta obra –posiblemente la más simbólica de Williams- todos los arquetipos están presentes.

Pregunta: Es una obra llena de símbolos. ¿Es también un símbolo la escenografía. Un jardín, El Jardín al que Sebastián ha dedicado su vida. Un jardín convertido en mármol, con un aspecto frío e impersonal... Tal vez la madre le ha robado la belleza y la vida a ese jardín, que es a un tiempo Sebastián?

Mariano Alameda: Es un sepulcro, una iglesia, un altar de sacrificio, un mausoleo, una tumba... Es todo eso y más.

Pregunta: ¿Es también esta obra, una crítica a una sociedad alimentada por la apariencia, por la hipocresía, que no es capaz de aceptar la realidad, la autenticidad?


Mariano Alameda: Sin ninguna duda. Lo cierto es que la hipocresía nace para huir del sufrimiento y, sin embargo, lo genera, lo multiplica... lo hace infernal.

Pregunta: ¿Cuál es el precio de la Verdad?


Mariano Alameda: El equilibrio entre la maravilla y el horror.

Pregunta: ¿Cómo ha sido el proceso de ensayos; cómo ha sido el camino de acercamiento a tu personaje y por ende, al mundo creado por Tennesse Williams?

Mariano Alameda: Dos meses da tiempo para preparar muy bien la obra. José lo tenía muy claro y después de dos semanas de juegos escénicos para ver a los actores, empezó a montarlo con mucha claridad de ideas.

Pregunta: Hoy en día tenemos una cantera de actores y actrices jóvenes interesante, ¿Es difícil hacerse un huequito? Tú comenzaste en televisión, ¿crees que esa popularidad te ha favorecido, o quizá, en cierta medida y al ser un medio diferente, puede perjudicar?


Mariano Alameda: Todo tiene un lado bueno y un lado malo. La cuestión es no pensar en el fruto de la obra, sino en la obra misma. Lo que los demás piensan de mí, nada tiene que ver conmigo, sólo son ellos pensando.

Pregunta: ¿Qué te aporta más profesionalmente, la televisión ( si no me equivoco tu paso más reciente por este medio fue en “Aquí no hay quién viva”) o el teatro, ésta es tu segunda aventura?

Mariano Alameda: El teatro afina el instrumento artístico y es alimento para el alma. La televisión da poder.

Pregunta: Hoy en día el público es un poquito cómodo, ¿Es ésta una obra difícil?


Mariano Alameda: Sí, pero compensa el esfuerzo. La gente que no va al teatro, en este mundo cibernético multipantalla, se pierde el arte real, en directo, con respiración y sudores reales. No es comparable, en absoluto.

Pregunta: Eres un actor joven. Has tenido la oportunidad de ver que uno de los posibles contras del teatro es el sacrificio, ¿Te está compensando?


Mariano Alameda: Lo que sacrificas, el universo te lo compensa por diez.

Pregunta: “De repente, el último verano” es tu presente, ¿cuál es el futuro artístico de Mariano Alameda?

Mariano Alameda: El pasado y el futuro son subconjuntos del presente. Libérate de ellos y todo estará siempre bien. Mi futuro no lo decido yo. Sólo elijo el camino por el que voy. La paradoja del libre albedrío es que no tienes y sí tiene, simultáneamente, la total responsabilidad de tu vida.

Sofía Basalo.

sábado, 2 de octubre de 2010

... AINHOA AMESTOY (Abril 2010)



La vuelta a los escenarios le ha sentado francamente bien. Llevaba más de tres años tocando “otros palos”, dentro del amplio orbe teatral, cuando esta joven mujer de teatro decidió volver a subirse a las tablas, dirigiendo una divertida adaptación del clásico inglés “Mucho ruido y pocas nueces” de Shakespeare, escrita por Jacinto Benavente. Ainhoa Amestoy es “Celia” en este clásico que nos habla del amor, de la amistad, del engaño y a un tiempo está comenzando a ser “Josefina Manresa” en un homenaje más a Miguel Hernández que, en mayo, verá la luz en Madrid bajo el título “Te quiero, Miguel”.
Hemos podido charlar con esta “mujer de teatro”... aunque ella diga que aún le queda un “caminito” para llegar a serlo plenamente:


Pregunta: He leído que en “Mucho ruido y pocas nueces” destripas el mundo teatral. Eso se puede entender de dos maneras: Que no dejas títere con cabeza o bien que nos muestras lo que hay detrás... ¿Con cuál de las dos formas hemos de quedarnos?


Ainhoa Amestoy: (Risas) Lo que hacemos es partir de un texto de Jacinto Benavente titulado “Los favoritos” que es una adaptación que hizo de “Mucho ruido y pocas nueces”, el texto original de Shakespeare. Entonces, mezclamos ambos textos, pero además incluimos textos nuestros que se refieren a lo que me comentabas; lo que hacemos es que los personajes en ciertos momentos, salen de esa figura de personajes, para convertirse en actores y vemos todo el intríngulis, digamos, que hay dentro del mundo del teatro, ese engaño teatral y como un espacio sonoro puede crear una atmósfera, la importancia de las luces, vemos el carácter de los actores frente al carácter de los personajes... como la obra trata sobre el engaño en el amor, nosotros mostramos también el engaño en el teatro, un juego con la metateatralidad.

Pregunta: ¿Cómo surge este proyecto?

Ainhoa Amestoy: En 2001 Austral sacó una edición de un texto maravilloso de Jacinto Benavente que era “El teatro fantástico” editado por Javier Huerta y Emilio Peral que son profesores de la Complutense, a mí me fascinó este texto prácticamente desconocido, porque mostraba un Benavente distinto al Benavente convencional que estudiamos en el colegio, y que la gente tiene una idea de un Benavente muy adaptado a las costumbres de su tiempo y este libro nos mostraba un autor que se fijaba en la pantomima, en la comedia del arte, en el mundo titiritesco, en el mundo del modernismo... es decir, un autor completamente renovador... Yo quería llevar a escena alguno de los textos que se presentaban en el teatro fantástico y como la productora con la que trabajo, Factoría Estival del Arte, se dedica a hacer indagación literaria, es decir que no cogemos textos literario-dramáticos exclusivamente y los llevamos a escena, sino que, de pronto, cogemos novelas y las adaptamos al teatro, cogemos cartas y las adaptamos al teatro... Hemos hecho una versión de la Odisea, otra del Quijote, basándonos en las mujeres del Quijote... es decir, investigamos en lo que la literatura o la historia puede darnos para trasladarlo al mundo teatral, con lo que, decidimos que era un buen momento para llevar este texto perteneciente al teatro fantástico a las tablas, porque es un texto muy divertido, creo que con el momento crítico que estamos viviendo ahora, la gente tiene ganas de disfrutar, de pasarlo bien y además es un texto muy humano, donde se exploran todos los sentimientos básicos del ser humano, la amistad, la ira, el éxito, el orgullo, la mentira, el amor... y todo el mundo se siente muy identificado con estos personajes tan naturales, tan vivos, tan cercanos...

Pregunta: Y además, personalmente, creo que “Mucho ruido y pocas nueces” es una de las obras más hermosas del autor inglés...


Ainhoa Amestoy: Sí, además Benavente ha hecho un trabajo fantástico porque ha condensado la obra, entonces, ha eliminado todo lo que de morralla pudiese haber, aunque Shakespeare tiene poca morralla (risas) pero bueno, se ha quedado con el centro del argumento, con lo más interesante que es la relación amorosa que existe entre los cuatro personajes, las dos parejas y todo el enredo amoroso, y ha eliminado lo que pudiera parecer más superfluo; entonces, la obra está muy condensada y no nos deja respirar un minuto, de hecho cada vez va in crescendo ¿no? Cada vez va más rápida, es más divertida, la gente sale con una sonrisa amplia del espectáculo.

Pregunta: Comentas que es una obra que no os deja respirar un momento, supongo que más a ti, que además de dirigirla, interpretas a la protagonista...

Ainhoa Amestoy: Sí, sí, además mi personaje, Celia, es delicioso, vital, mira a las estrellas aunque no sabe cuáles son las reglas de los astros, y sin embargo disfruta viéndolas, disfruta viviendo, viendo una rosa... es el personaje que trama todo el engaño... estoy todo el tiempo en escena, tengo que ir conduciendo al resto de personajes, para implicarles en esa mentira, y que acaben creyendo en ella... efectivamente, he tenido que estar en los dos lados, en la dirección y en la actuación, ahora estaba leyendo una entrevista que le han hecho a José María Pou, que ahora llega a Madrid con un montaje que ha dirigido él (Los chicos de historia) y en el que actúa... me sentía identificada y pensé “voy a llamarlo para comentarle la experiencia y que me aporte su sabiduría” (risas)

Pregunta: Llevabas tres años sin subirte a los escenarios, ¿qué has hecho en todo este tiempo y cómo ha sido el regreso, aunque escuchándote ya lo adivinamos?

Ainhoa Amestoy: Llevaba tres años y medio, sí, desde que hice el monólogo de las mujeres del Quijote, porque me había concentrado más en el mundo de la dirección de escena y en la gestión cultural, donde he estado programando teatro, música, danza y ópera en el instituto madrileño de Moncloa-Aravaca, dando clases... he estado investigando otras áreas, fundamentalmente, la dirección y no había tenido tiempo de concentrarme en la actuación, pero no quería perderlo, porque es un universo fascinante y que además me nutre también en la labor de dirección... la verdad es que el regreso ha sido delicioso, fantástico, porque tengo un equipo genial a mi lado, que me ayuda y aporta mucho y mucha ilusión... de hecho además de este montaje, estoy empezando a ensayar otro, también como actriz, que vamos a estrenar en mayo, el 22 de mayo, en Madrid, en el Centro Cultural Moncloa, es un texto sobre Miguel Hernández, para conmemorar el aniversario. Hacemos un recorrido hernandiano, en diversos lugares de Madrid se van a leer poemas y el recorrido terminará con esta función que se llama “Te quiero, Miguel” y que interpreto junto a Chema León, que es Miguel Hernández, y yo soy Josefina Manresa, su mujer... en un amor muy dificultoso y muy romántico...

Pregunta: Comentabas la labor de investigación que lleváis a cabo sobre los textos clásicos; por ejemplo en Las mujeres del Quijote, o también en “Mucho ruido y pocas nueces”, también resaltando el papel de la mujer...

Ainhoa Amestoy: Sí, sí, inevitablemente me voy hacia ese lado (risas) entre que mi personaje es el artífice de todo el engaño, con lo que al final termina dando la impresión de gran inteligencia... pero es que las mujeres somos así, somos capaces de ir conduciendo a los hombres y a otras mujeres, cuando nos lo proponemos... somos muy enredadoras... y luego el personaje de mi compañera, la mejor amiga de Celia, La favorita, que es Beatriz, que interpreta Paloma Mozo, con una sutileza muy medida... A esta mujer ya la presentó así Shakespeare y Benavente continúa en esa línea y nosotros la hemos acentuado, es una mujer feminista, muy moderna para su época renacentista, una mujer que piensa que hay que situarse al mismo nivel que el hombre y que la clave de eso está en el estudio; que al hombre hay que dejarle las guerras, la fuerza... que el poder de las mujeres está en el estudio, en los libros, en la sabiduría... es un punto de vista muy interesante. Hemos pretendido también, darle un toque atemporal al espectáculo, porque lo que se cuenta es tan humano que afecta tanto a una persona del renacimiento como a una del XIX o a una de nuestro siglo, entonces hemos hecho que la obra tenga toques renacentistas pero que también tenga toques atemporales, por ejemplo, esta actriz, con su fuerza feminista lleva unos pantalones de cuero radicales (risas)

Pregunta: Alguien malévolo podría decirte que eres más que un poquito “feminista” o “radicalmente feminista”...


Ainhoa Amestoy: No (risas) es una obra muy sutil... no soy de los directores en exceso provocadores... (risas)

Pregunta: Hace algunos años decías que querías ser una mujer de teatro ¿Lo estás consiguiendo. Qué es ser una mujer de teatro?


Ainhoa Amestoy: Un modelo podría ser Nuria Espert... y me queda mucho para llegar a ella... Una mujer que ha dirigido, que ha actuado, que ha vivido dentro del entorno del teatro en su máxima potencia... creo que estoy en el buen camino, he podido tocar bastantes palos dentro del teatro... dirección, escritura que también me encanta y donde tengo un gran modelo, un gran dramaturgo, que es mi padre, Ignacio Amestoy, que por cierto, coincidimos en un estreno esta semana, porque el estrena en La Guindalera una obra que hay que ir a ver “La última cena”... estamos a tope... mi madre no puede más (risas)... entre los nervios del uno y de la otra...

Pregunta: Creo que a los nueve años comenzaste a estudiar danza y jazz...

Ainhoa Amestoy: Sí, comencé a estudiar danza clásica con Víctor Ullate y he seguido con ello aunque no tenía las facultades necesarias para ser una “súper bailarina” pero me gusta, sigo con ello, he probado diversos estilos de danza; ahora estoy bailando contemporáneo con una profesora maravillosa y me gusta además porque te da luego, una prestancia en el escenario, una elegancia particular...

Pregunta: Has comentado que es fundamental que los actores sepan cantar, bailar y actuar...

Ainhoa Amestoy: Es lo ideal y cada vez, en Estados Unidos todos lo hacen maravillosamente bien, vamos progresando más... los jóvenes actores se forman absolutamente, tenemos los medios para formarnos y desgraciadamente, como a veces hay bastante paro, los actores aprovechan para hacer cursos de claqué, esgrima etc... para seguir completando... y la verdad es que tenemos ahora unos actores jóvenes preparadísimos y maravillosos...

Pregunta: Comentas que lo ideal es un actor con esa formación, pero ¿se exige realmente?

Ainhoa Amestoy: Depende del espectáculo, ahora hay muchos musicales, con lo que en ese caso, cuanto más registros se posea mejor... Yo misma hace un año fui a una prueba y si sabías tocar un instrumento te daban un punto más, porque querían actores que supieran tocar algún instrumento... o en el teatro clásico, vemos que ahora, en casi todos los montajes, sacan a los actores cantando, en la línea que está llevando Eduardo Vasco se está dando mucha importancia a la artesanía teatral... Depende de la línea que se quiera seguir...

Pregunta: Depende de la línea ¿y la línea comercial?

Ainhoa Amestoy: La línea comercial... bueno, estamos viendo muchos musicales, estamos viendo el club de la comedia, historias de pareja, monólogos de la vagina etc... en principio... tampoco es necesario un espectro amplio de conocimiento... los monologuistas tienen sus cualidades específicas, pero ya te digo cuanto más se sepa, mejor... y también cuanto más conocimiento intelectual tenga el actor... maravilloso...

Pregunta: También has comentado que es vuestro deber inculcar al mundo la enseñanza del teatro que del teatro se puede obtener... ¿Es una labor complicada de ejercer hoy en día?


Ainhoa Amestoy: Hay sectores que sólo lo consideran ocio, pero el público está deseoso de un teatro inteligente también, que pueda ser divertido, pero que les haga reflexionar... entonces, puede ser que quizá esos clubs de la comedia que hemos vivido en estos últimos años, o las relaciones de pareja llevadas a escena, ya están bastante explotadas y noto que la gente quiere algo más y respecto a la enseñanza teatral, yo soy profesora desde hace varios años de universitarios y adolescentes y me parece muy importante que desde el instituto, desde el colegio, desde la ESO o el bachillerato, se vaya inculcando ese amor por la literatura, por las artes, porque son nuestros espectadores y nuestros profesionales del futuro... pero profesionales en la economía, en la política... en todo... entonces, es necesario que formemos intelectualmente a esos hombres y mujeres del futuro...

Pregunta: ¿Algo que quizá, actualmente, no se está haciendo como se debiera?


Ainhoa Amestoy: Mira, ayer, me comentaban unos profesores de secundaria que en el examen de selectividad se ha suprimido el comentario de texto literario y se ha dejado exclusivamente el periodístico y sus derivaciones... eso a mí, lo comentaba, me parecía un error... Eso debe ser obligatorio... el análisis literario... además los chavales, los adolescentes, se entusiasman rápidamente por todo este mundo teatral y artístico, ya te digo, llevo más de diez años enseñando a chavales y se enganchan con mucha facilidad y luego ya se convierten en espectadores habituales, algunos hasta se convierten en profesionales del teatro, fíjate... aunque eso ya no sé si es bueno (risas) por si luego pasan mucho hambre... porque es un oficio complicado, pero he tenido alumnos que ahora están en ello, por ejemplo, Elena Furiase... estoy orgullosa de ello.

Pregunta: Comentas que es un oficio complicado. ¿También crees que debemos llamarlo oficio, en lugar de profesión?

Ainhoa Amestoy: Es artesanal, desde luego; pero no debemos olvidarnos de que es profesional y a veces los actores y gente del espectáculo, tendemos a no considerarnos en exceso... estamos muy acostumbrados a hacer cosas de forma gratuita y a no defender nuestros derechos profesionales como cualquier otro profesional los defendería... estamos muy acostumbrados a la crisis, a lo difícil que es todo esto, a no tener papeles legales... entonces, es importante considerarnos como un profesional más y exigir nuestros derechos como profesionales...

Pregunta: ¿Consideráis entonces que no estáis bien defendidos, que no se os respeta como se debiera quizá?


Ainhoa Amestoy: Pues creo que en ciertos momentos deberíamos pedir más...

Pregunta: ¿Pedir qué?

Ainhoa Amestoy: Por ejemplo... ¡me vas a obligar a hablar! (risas) Los sueldos, por ejemplo... en la televisión los actores están muy bien pagados, pero en teatro a veces no se hacen los contratos debidos, se cobra con demasiado retraso o historias de empresarios que igual no llegan a pagar nunca... es cierto que es complicado, por ejemplo ahora, tengo que estar pendiente de la taquilla que hago porque soy la productora... entonces, necesito llenar el teatro para poder cobrar yo algo... a mis actores les he prometido que van a cobrar una cantidad y tengo que cumplir esa promesa y la voy a cumplir esté el teatro vacío o lleno... yo me arriesgo pongo ahí mis ahorrillos y ellos cobran... pero en muchos casos, hay veces que todo el equipo se tiene que lanzar y si sacan taquilla cobran y sino, no cobra nadie... entonces, son profesiones muy delicadas porque en otros ámbitos la gente no se arriesga tanto... pero es que últimamente, nosotros decimos vamos a caché o vamos a taquilla. A Caché, es una cantidad cerrada con el teatro y a taquilla dependes del dinero que se saque y cada vez, dada la crisis actual, los teatros están más a taquilla, y eso es un riesgo... y bueno, las subvenciones siempre podían ser mayores, los apoyos podían ser mayores...

Pregunta: Hablas de subvenciones... Además de ser mayores ¿no crees que deberían hacerse conforme a otros criterios, no crees que en cierto modo os restan libertad?

Ainhoa Amestoy: Es que las necesitamos... porque la gente de teatro es pobre, en su mayor medida... entonces, necesitamos esos apoyos. También está sucediendo algo bastante curioso y es que como antes había espectáculos mayores, las empresas privadas más potentes hacían grandes espectáculos con giras bastante grandes, pero actualmente como hay menos trabajo, la gente se está dividiendo en pequeñas compañías, haciendo montajes de dos personas, monólogos... entonces al final somos muchísimos haciendo pequeñas cosas... Sería más inteligente y más interesante juntarnos todos en un gran espectáculo e intentar venderlo, pero bueno, se está produciendo esa dispersión porque la gente está ansiosas por crear...

Pregunta: Hablas del ansia por crear y casi al comienzo nos hablabas de una nueva creación de cara al centenario de Miguel Hernández, “Te quiero, Miguel”...

Ainhoa Amestoy: Estamos empezando con ello ¿eh? Es un texto de mi padre, basado en las cartas que se escribieron Josefina y Miguel y en otros textos que conservamos, poesía, documentos y demás. Fue una relación muy compleja porque estuvieron separados gran parte de su corta vida, sobre todo la corta vida de Miguel... Josefina guardó como un tesoro los textos de Miguel, porque él le dijo que los guardase bien y así lo hizo. Es un espectáculo basado en esa relación, estamos empezando a ensayar. Está dirigido por Luis D’ors... y no te puedo decir más (risas)

Pregunta: Supongo que tu padre ha tenido gran influencia en tu carrera...


Ainhoa Amestoy: He estado siempre y estoy muy vinculada a mis padres, además soy hija única, así que todo el reflejo va hacia mí. Son unos grandes acompañantes en el camino, no se pierden una. Están siempre viendo mis espectáculos. Mi padre me ha dado muchos consejos, pero ahora ya últimamente le estoy diciendo que se modere, cuando ve un espectáculo, que también me deje volar... que podemos comentar pero con tranquilidad, porque él saca lápiz y papel y apunta punto por punto... últimamente le estoy diciendo “dame tres notas, las tres notas fundamentales”... porque es importante también dejar a los hijos que encuentren sus caminos ¿no? Es muy bonito tener a un padre que pertenece a tu gremio, a tu mundo, pero también hay que saber distanciarse...

Pregunta: Volviendo al tema femenino. Considero que aún queda mucho camino por recorrer ¿también en el teatro le cuesta más a una mujer encontrar ese camino?

Ainhoa Amestoy: Todavía sí que se ve en algunos aspectos esa limitación, creo que todavía nos podían dejar más paso a las mujeres directoras, vamos consiguiendo logros pero ... aún se van encontrando algunos problemas... Con respecto a actores y actrices, las actrices son necesarias porque hay personajes femeninos, desgraciadamente hay muchos más personajes masculinos en las obras dramáticas que femeninos... las mujeres siempre tenemos que pelearnos por conseguir esos personajes femeninos, pero bueno, poco a poco hay que ir haciéndose camino y también voy notando la experiencia, los años y como la gente te va respetando, te va cogiendo cariño, aprecia lo que haces y te haces un hueco dentro de este pequeño mundo teatral...

Pregunta: Vais a estar poquito tiempo en el Fernán-Gómez...

Ainhoa Amestoy: No tan poquito, un mes... (risas) estamos tan acostumbradas las compañías a hacer representaciones de uno o dos días y luego el montaje se muere, que cuando nos dicen que vamos a estar un mes, ya es un triunfo (risas)... poder hacer veinte funciones seguidas... nos gustaría hacer más claro que sí, pero ya te digo es difícil...

Sofía Basalo.