miércoles, 9 de junio de 2010

... MIGUEL ÁNGEL SOLÁ (Mayo 2008)




Silvia Abascal, Rosario Pardo, Ana Gracia, Nieve de Medina, Paloma Gómez y Paloma Montero son las seis “Gatas” que dan vida al nuevo proyecto de Miguel Ángel Solá, Blanca Oteyza y Manuel González Gil. Basada en la exitosa obra argentina “Porteñas”, los creadores del inolvidable “El diario de Adán y Eva de Mark Twain”, nos han querido regalar un emocional paseo por la historia de nuestro país. “Gatas” (Algo en común) es una femenina reconstrucción del siglo, que nos permite volver a descubrir y revivir los hechos que las mujeres protagonizaron, desplegando una multiplicidad de roles que jamás se hubiesen imaginado en siglos anteriores. Esta nueva aventura teatral se iniciaba el mes de enero en el Teatro Guimerá de Tenerife. El próximo 30 de septiembre llegará a Madrid, concretamente al Teatro Fernán-Gómez. En plena gira, hemos podido charlar con, Miguel Ángel Solá una de las almas de esta hermosa propuesta:


Pregunta: “Gatas” es el resultado de adaptar al castellano la obra “Porteñas”. ¿Cómo ha sido el proceso de adaptación. En qué medida ha variado la obra y por qué esta adaptación y esta propuesta teatral?


Miguel Ángel Solá: Buscábamos una segunda producción para adultos, siempre bajo la premisa de hacer “teatro para todos”, que es lo que venimos ofreciendo desde hace quince años con Blanca y Manuel. Tras el suceso arrollador de “Hoy: El Diario de Adán y Eva” (tres años y medio ininterrumpidos llenando salas de Madrid, más otros cinco y medio en Buenos Aires), no nos conformaba cualquier montaje.
Nos gusta el teatro útil. El que proporciona el vínculo. Nos admira el trazo que permite a varias generaciones gozar de un mismo hecho teatral, para que éste no se detenga y continúe al día siguiente, y al otro, en otros ámbitos. “El Diario…” es un ejemplar único en ese sentido. Queríamos otro más. ¿Imposible? Otra caricia al corazón del público. ¿Imposible? No nos fue fácil hallar lo que teníamos ante los ojos, haciéndonos señas, diciendo: ¡Aquí estoy!. “Porteñas” había culminado un proceso similar al de “El Diario…” en Buenos Aires, Montevideo, Rosario, Tucumán, México… pero no llegábamos a asimilarlo como trasladable a Madrid. La insistencia de Blanca -que en un momento dado tomamos por cabezonería- hizo que abriéramos los ojos y empezáramos a imaginar en positivo con respecto al texto de Manu. Y, una vez más, Blanca tuvo razón. Se sumó El Catalejo para asumir conjuntamente el riesgo de la aventura, y nos animamos. Solos hubiera sido inabarcable. Estoy convencido de que estamos ante otro milagro del teatro. Lo hemos comprobado en las conmovedoras reacciones del público de Tenerife y Jaén. Han reído, han llorado, han pensado y -como en “El Diario…”- se les ha disparado la propia historia, sus arcones repletos de recuerdos se han mezclado con los mojones de la historia que esas magníficas actrices cuentan, hasta hacerles olvidar el frío, la espera y las imperfecciones propias de un espectáculo estrenado a la vista. La obra ha variado su geografía y muchas formas de expresión; su contenido sigue intacto. En gran parte debido al trabajo de nuestra cuarta pata: Ángel León Conde, que aceptó el reto de sumarse al proyecto, y dedicar muchas horas al ir y venir de hechos aceptados, rechazados vueltos a considerar, rehechos, complementados… Ahora: a crecer con nuestras Gatas.


Pregunta: Esta obra repasa la historia del siglo XX desde una perspectiva eminentemente femenina. Si la vida, la existencia, la historia en sí, es una cuestión de “miradas” ¿en qué varía esta historia según sea la mirada o la perspectiva masculina o femenina?

Miguel Ángel Solá: La obra no repasa. No es una lección de Historia, sino un cuento de las buenas noches para que, partiendo del goce de unas estupendas actuaciones, el espectador tenga la dimensión de su propia utilidad en la tarea de haber ayudado a conformar una nación. Y se trata de que constate que no ha sido ajeno a ello. Quisimos, como en “El Diario…” ir contra corriente. En un momento en el que todo es un crispado divisionismo, recordar a la gente de a pie quiénes son, qué representan. Desgraciadamente, el español se queja de lleno, en un momento en que el mundo civilizado ve como ejemplo sus envidiables logros. Es muy raro todo lo que ocurre. España ha logrado -y parecen ignorarlo los mismos que lo han logrado-, una forma de convivir excepcional bajo cualquier punto de vista. Y lo han hecho los españoles. Con sus más y sus menos; con sus errores y aciertos; con sus brutalidades y sus rasgos más humanos. Lo han logrado, y parecería ser que miran para otro lado, desentendiéndose en partidismos signados por la atrofia. ¿Qué les ocurre? ¿No ven acaso la realidad del mundo? ¿No se dan cuenta que ayer eran parte de la “carne de cañón”, y hoy una sociedad con lazos, perfectibles, pero sólidos? ¿A qué juegan los españoles? La mirada femenina a la que te refieres en la pregunta, es una mirada de preservación de la que es mucho más capaz la mujer que el hombre. La mirada femenina es una mirada que nos habla de la sangre en su contexto natural, no desparramada. La mirada femenina es una mirada de aceptación, aún confrontando. La mirada femenina prefiere amamantar la vida posible para que aquello imposible no lo sea tanto. La mujer es absorbida por la guerra, pero ni la propone ni la declara. Y no me hablen de la Thatcher porque como todos saben, la Thatcher es un equívoco de la naturaleza, un error genético, un paso en falso en la Teoría darwiniana, un pedo en el desierto. Claro que las hay y las hay, pero esas “otras” son alumnas travestidas de la escuela del hombre, acostumbradas a poner en juego argumentos masculinos adquiridos como válidos para subsistir. El ángulo de visión femenino permite abordar las situaciones más terribles, de mayor conflicto –como, por ejemplo, el desgarro interno de una sociedad-, con un vital anhelo de buscar la salida. Su actitud intelectiva más profunda siempre persigue las soluciones. Primero, porque comunican en grupo mejor que los hombres, porque verbalizan con enorme facilidad los conflictos. Los hombres, la mayoría de las veces, no somos capaces, en grupo, de hacerlos aflorar. Después, por un pragmatismo “genético” que las lleva a afrontar con destreza cualquier conflicto humano. Ellas intentan desenredar -siempre-, cualquier madeja emocional, por irracional que sea. Son habilidades sociales seculares. Es una inteligencia que ha ido creciendo durante siglos, utilizando la palabra y las relaciones personales como fórmula, como única arma para superar los conflictos. La inteligencia de la palabra como arma defensiva ante las otras armas.

Pregunta: Han comentado que ésta no es una obra sexista, sino que puede ayudarnos a comprender el carácter y la forma de ser de una mujer que ha tenido que adaptarse a los cambios históricos y los cambios sociales. ¿Podemos decir que “gracias” a estos cambios la mujer es más fuerte?


Miguel Ángel Solá: La mujer es más fuerte. Llegará el día en que gracias a los cambios que ella proponga, el hombre también lo será. No. No es una obra sexista. No es sexista, porque habla fundamentalmente del ser humano, desde una de las caras del ser humano. Desde el punto de vista de las “especialistas” en sacar adelante familias, relaciones humanas, y no porque crean que estamos condenados a soportarnos, sino porque creen en la necesidad de convivir para disfrutarnos.
Los mejores argumentos del varón están también puestos en juego. Argumentos que no dividen, argumentos que suman y siguen, ergo, argumentos femeninos.

Pregunta: Un aspecto interesante es que en esas reuniones se encuentran mujeres de diferentes clases sociales y por ende diferentes convicciones; ¿esto nos puede llevar a comprender el por qué en algunas ocasiones la mujer es la peor enemiga de sí misma?


Miguel Ángel Solá: Nuestro peor enemigo anida dentro de nosotros mismos. El arte de obtener lo mejor de nuestra inteligencia y nuestros sentimientos, implica saber resistir las presiones ambientales, políticas, culturales, religiosas... Es una lucha entre la razón y lo irracional, entre las peores emociones bajas y los elevados sentimientos que nos han permitido evolucionar como especie, superar nuestro atávico miedo y animadversión hacia los otros, ampliar el círculo de nuestra tolerancia, hacernos emocionalmente universales. Nuestras “Gatas” terminan haciéndose cargo de que lo que mata es la ignorancia; la no conciencia del papel en el que se escribe la propia palabra; la falta de amor a la vida. Comprenden que, mientras se enfrentan “la mujer de… con la mujer de…”, los más perversos “de” dividen al mundo entre amigos y enemigos, y lo deshabitan de posibilidades.

Pregunta: Ahondando en el aspecto tan plural de estas reuniones, en las que se encuentran mujeres tan diversas, tan distintas y tan unidas por la amistad, por la capacidad de diálogo... ¿Es esto último lo que nos falta hoy en día, es esto último una de las cosas que tenemos que aprender de la mujer o del mismo hecho de ser humano a hablar y a escuchar?

Miguel Ángel Solá: Éstas “Gatas” no son amigas; serán amigas en su lento accionar. Días, meses, años, les hacen dar cuenta que todas han modificado a todas. Sin perder su individualidad podemos hablar de una personalidad colectiva que evoluciona e interactúa, que al dar la primacía a la palabra, logra comunicar internamente cada vez mejor. Serán amigas por convicción. Serán amigas porque no se rinden. Serán amigas “a pesar de todo”. Serán amigas por dejar simiente. Serán amigas porque encontraron su lugar en esta tierra. Serán amigas por la hermana costumbre de dar su sangre a quien la necesita más. Y porque cada una ha aprendido a participar en ese “algo en común” que las ampara: una comunicación profunda, fácil, de a céntimo, que se perfecciona con el tiempo hasta lograr transmitir, con menos palabras, cada vez más.


Pregunta: “Gatas” nos muestra como hemos venido diciendo, la historia desde una visión femenina, pero no deja de ser la historia, el pasado más o menos reciente... en un momento en el que en España se está cuestionando o no “la memoria”, ¿ese recuerdo puede ayudarnos, puede ser positivo para reconocernos, para saber quiénes somos, para seguir nuestro camino con más fuerza si cabe?


Miguel Ángel Solá: Hay quien asegura que el hoy será el mañana que el ayer nos dejó. Hay quien dice que: el recuerdo es lo único real, dado que el presente es actividad y el futuro una incógnita. Tras la huella del futuro andamos, siguiéndola como si allí estuviera el sitio en donde pudiéramos ser mejores. El autor cree -y los que hicimos y hacemos “Gatas” con él- que la memoria es la base de la superación, que no se puede construir el presente y el futuro sobre el miedo a afrontar el pasado. Lo que hacemos ahora tiene su base y su explicación en nuestro pasado. Para comprender lo que hacemos hoy, hay que entender porque actuamos así antes. “Gatas” viene a postular que somos los únicos seres vivos que podemos transformar lo que es en lo que podría ser.

Pregunta: Los cambios, la evolución de la historia quizá se haya visto más de cerca, se haya hecho más presente en la figura femenina. El hombre en esa historia, su evolución quizá ha sido más lineal ¿por ello, entre otras cosas, esta mirada femenina?

Miguel Ángel Solá: Sobre el final de la obra, Cayetana -una de nuestras Gatas-, argumenta: “Alguien va a decir que esto nunca ocurrió”… Y lo van a decir. El interesado en que todo vaya peor para poder seguir siendo alguien en el panorama de la medianía, lo dirá, seguramente. Insisto: ésta obra no es un tratado de Historia: la sobrevuela. No indaga en ella: la dimensiona a escala humana. Ningún manual de Historia habla del logro maravilloso que hoy puebla las calles. España y su imperio; España y sus guerras; España y sus conquistas y sus rapiñas; España y su canto a la necrología; España contabilizada por cantidades de muertos y heridos en aras de la nada no es nuestro tema. El tema nuestro es España y la vida. La obra es una reflexión positiva. Su primera mitad nos habla de una sociedad rota y enfrentada, incapaz de afrontar sus relaciones de forma racional; de un país que alberga en su seno la violencia, la intolerancia, bajo el lema: “la culpa es del otro”; de una violencia estructural que afecta al núcleo de la convivencia; de una sociedad cainita, borracha de violencia, presa de sus peores fantasmas. En la segunda mitad sigue existiendo el “guerracivilismo” verbal, pero el fin del franquismo permite desterrar la violencia a la periferia política y social. Esta reflexión es posible hoy, precisamente por eso, porque gente como nuestras “Gatas” ha hecho posible una transformación positiva. Forzando una apuesta por la convivencia cuando no era fácil, mediante un voluntarismo basado en el deseo de reconciliación, no sólo como aspiración emocional, sino como convicción intelectual, cargada de generosidad, llena de paciencia racional y de apuesta por el futuro. El tiempo juega a favor, sólo si juegas bien.

Pregunta: He leído que no hay artificio en la puesta en escena, que los cambios históricos reflejados entre otras cosas por los trajes que visten los personajes se producen ante el espectador y en el centro siempre una mesa redonda... ¿quizá como la rueda que gira al compás de la historia, del tiempo...?

Miguel Ángel Solá: Manu ha generado un espacio en el que el centro de atención es sólo la acción y reacción entre actrices y espectador, es su costumbre. En “El Diario…” ocurría algo similar. Su maestría -es el único que me llama la atención en ese sentido-, lo logra con elementos tan sencillos que nada distrae de lo que ocurre allí. “Lo primero es antes”, dice, y, parecerá una perogrullada, pero, el espectador se enamora de sus espectáculos porque siempre lo primero es antes. No está mal lo de la rueda, fíjate que tiene que ver con la imagen elegida para el cartel de presentación.


Pregunta: Esta obra concluye en el 11-M; concluye con una mujer que ha superado grandes barreras, que se va acercando a una meta que aún está retirada... hoy en día, ¿alguna de estas gatas no tendrían cabida?

Miguel Ángel Solá: Esta obra no concluye de una manera exacta, pues seguirá en las casas, en las oficinas, en las mesas de comer y en las del trabajo. En cuanto a ellas, no pedirán permiso para estar todas. Llegará el día en que ninguna faltará a la cita, no lo dudes. Todas necesitan y necesitarán de todas. Ignorar eso es negar que el agua, el aire, la tierra y la energía del sol son nuestro fundamento.


Pregunta: ¿Qué tenemos que aprender de estas “Gatas”?


Miguel Ángel Solá: Ya lo veremos. En principio, espero que el espectáculo sea una espina clavada en el corazón de todos aquellos que -como con “El Diario…”- tuvieron la posibilidad de ayudarnos y no lo hicieron. Ésta obra no tiene subvención alguna; fue ninguneada por el CDN; por el Teatro Español y por el de la Villa -a pesar de conocer su contenido, o debido a ello-; no ha podido ingresar en ninguna red de teatros por no haber sido estrenada en Madrid, ni ha conseguido que empresario alguno le abriera las puertas de sus salas. Ya se arrancarán los pelos -los púbicos también-, como con “El Diario…”

Pregunta: Normalmente se pregunta al interlocutor cómo ve el teatro en la actualidad; como esta obra analiza, en cierto modo, la historia... la actualidad en sí, le pregunto ¿cómo contempla la actualidad en la que se desarrolla hoy en día el teatro?


Miguel Ángel Solá: Para nosotros -por ahora, y hasta que no cambien las costumbres teatrales-, todas muy parecidas a las que se desnudan en la anterior respuesta, el teatro es una casa tomada. Ante eso, no nos queda otra posibilidad que pelear de una forma antinatural para llegar a un público que sabemos que, en cuanto tenga la oportunidad, abarrotará las salas -como ocurrió con “El Diario…”- en las que “Gatas” se presente. El teatro, la primera de las artes que existió, debería suscitar en los planes del poder público circunstancial otro tipo de interés. Mientras eso no ocurra: ¡que viva el Teatro! Como pueda y a pesar de todo. “Gatas” habrá para rato.

Sofía Basalo.

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