domingo, 7 de febrero de 2010
... JOSÉ LUIS ESTEBAN. (Junio 2009)
Don Pablos, El Buscón creado por Quevedo ha vuelto para recordarnos sus andanzas, sus peripecias, su propia indagación de ese ser que jamás llegó a encontrar, la lucha contra un origen que lo convirtió antes de nacer, incluso, en un desheredado de la fortuna.
Quienes nos cuentan esta historia, quienes la hacen original y novedosa; quienes nos la acercan son Ramón Barea y José Luis Esteban, llevando a efecto un proyecto que cumple ya cinco años.
José Luis Esteban es Don Pablos y al mismo tiempo, todos y cada uno de los personajes con los que el pícaro se encontrará en su camino...
Hemos hablado con el actor aragonés... Don Pablos, Pablillos como le gusta llamarlo, ha escuchado pacientemente la conversación...
Pregunta: He leído que el origen de este “Buscón” se halla cinco años atrás, cuando Ramón Barea y tú coincidisteis en “Morir Cuerdo y vivir loco”...
José Luis Esteban: Así es. Coincidimos los dos como actores, él era Don Quijote en la versión de Fernando Fernán-Gómez y desde el principio hubo una conexión especial entre los dos. Ramón es un hombre al que admiro mucho antes de conocerlo y entonces, en ese momento, no tenía más que una idea motriz, que era el deseo de plasmar estéticamente a esa persona que está escondida detrás del personaje que Quevedo dibuja y que es Pablos, El Buscón... entonces, yo no tenía en ese momento ninguna capacidad de producir ni dinero ni nada... lo que pasa es que luego con el tiempo, fui llamando a diversas puertas con el proyecto debajo del brazo, se encontró financiación, por una parte Templanza, una productora a quien estoy muy agradecido por el apoyo que le ha dado al proyecto, al Centro Dramático de Aragón exactamente lo mismo... y entonces, un par de años después de tener esa idea, nos pusimos en serio a trabajar sobre el asunto, llegó un tiempo largo hacer la versión, lógicamente no podíamos poner directamente la novela sobre el escenario, teníamos que hacer una labor de elección y combinación de los episodios que nos parecían más significativos para conocer a ese misterioso Buscón que muchas veces Quevedo oculta detrás de todas las desgracias y desventuras que le ocurren...
Pregunta: ¿Oculta su verdadero ser...?
José Luis Esteban: Yo creo que sí, porque hay momentos en la novela, Pablos es el protagonista, desde luego, todo esta contado en primera persona, pero yo creo que aparte de todas las putadas que le ocurren en ese camino a ningún sitio que él recorre, saliendo de la nada e intentando convertirse en una persona honorable, en una persona honrada, una persona... un caballero, que es lo que desea ser... entonces, Quevedo en ese camino le hace atravesar un verdadero calvario y vemos lo que ocurre, lo que pasa... cómo de algún modo, el mundo en el que vive Pablos, lo incapacita para conseguir aquello que desea, pero el verdadero Pablos, la persona que sufre, que se emociona, que llora, que ríe, que... ama... también... creo que Quevedo no se preocupa tanto de mostrarla... por eso, yo creo que... sobre todo a la hora de mostrar, de plasmar escénicamente a ese personaje para atraer y captar al público... no sólo tienes que mostrar sus rasgos más externos, que son los que creo que Quevedo nos enseña, sino llegar de algún modo también a su corazoncito... lógicamente Quevedo ni intentaba, ni tenía por qué hacer psicología con su personaje, pero sí que es cierto que Pablos, El Buscón, como buen pícaro, lo que desea es convertirse en protagonista de su propia vida... y eso, le acerca bastante a una mentalidad un poquito más contemporánea... para eso es imprescindible bucear dentro de la persona, dicho sea esto sin ningún tipo de... bueno, esto no es un espectáculo psicologista ¿me entiendes? Pero sí que hay un intento de humanizar esta figura, de acercarla al espectador y de algo más, incluso... empatizar con el espectador de una manera que lo que ve, alumbra de una manera distinta que ya conoce, esa historia inmortal que nos dejó Quevedo...
Pregunta: Comentas que ni Quevedo ni vosotros mismos intentáis hacer psicología con la función, pero en cierta medida, al comienzo de la función, cuando cuentas la historia de la rana que luchaba por ser una auténtica rana para los demás... en cierto modo nos dejas el poso de que lo único que debemos ser es auténticos con nosotros mismos... ¿Quizá el error de Pablos es intentar ser otro, como la rana, para ser aceptado por los demás...?
José Luis Esteban: Sí, el asunto es que lo que Pablos no tiene en cuenta, porque no lo sabe, porque lo desconoce es que la mecánica y las reglas que rigen el mundo en el que vive, por principio ya le ponen una frontera muy cerrada hacia aquello que desea y en ese sentido justamente en ese contraste entre la intención de Pablos de ser dueño de sus actos y un dueño honorable y abstraerse a su origen con una familia del todo impresentable... no es que él sea parte de lo que es realmente, pero se confunde porque cada pescozón, cada arañazo, cada salibazo, cada tropiezo en el camino... sale impertérrito y continúa perseverando en lo que desde fuera está claro que es una carrera hacia ningún sitio... muy divertida, muy tierna en muchas ocasiones, pero condenada a un discreto fracaso, por así decir...
Pregunta: En el programa de mano leemos que ambos, Ramón Barea y tú mismo, habéis buscado la sencillez que por cierto es lo más complicado de obtener... ¿Ha sido complicado el proceso de poner en pie la historia del Buscón y sobre todo ponerla en pie concentrando en ti a todos los personajes con los que el protagonista se encuentra en su camino?
José Luis Esteban: Sí, claro... La primera perspectiva desde la que hemos trabajado es la de la exigencia absoluta, porque no puedes enfrentarte a un espectáculo, un texto como éste, hora y media solo en el escenario... no puedes enfrentarte a ella sin trabajar desde el rigor máximo porque es imprescindible convencer al espectador desde el primer momento que comparta contigo ese pequeño viaje que se produce en el escenario, entonces hay una parte técnica por así decir, de composición, de movimiento, de gestualidad... de lo que es la tarea de un actor... que es importante y muy seria y que exigió una dirección por parte de Ramón, paciente y a la vez rigurosa... luego también, por encima de... porque yo no estoy muy convencido con los monólogos que se convierten en alardes de virtuosismo técnico, donde la técnica está por encima de la historia que se cuenta... nosotros lo que queríamos era que Pablos estuviera delante del actor, de alguna manera... entonces esa sencillez, era otra condición completamente necesaria, yo creo que la palabra y el gesto son mecanismos muy antiguos del ser humano, que son capaces de generar universos, de convocar universos de los que podemos hacer partícipes al espectador... entonces había que jugar con esas dos variables, todo lo que tiene de técnica, de trabajo muy complicado desde la respiración, hasta muchísimas cosas... pero sobre todo un concepto más inaprensible, por así decir, más etéreo que no sé muy bien cómo se define, que es la llegada, la transmisión... no sólo hay que hacer técnicamente bien el trabajo... hay que ser capaz de alguna manera de saltar del escenario y engancharte con el espectador, yo a eso lo llamo “llegada” como los futbolistas que son capaces de meter goles desde el sitio más imposible... pues algo así, eso es una cosa que no se trabaja, yo creo que es un instinto especial que es necesario tener... en tiempos me tocó mucho hacer café-teatro y fórmulas muy bastardas de la comunicación teatral donde lo pasaba en grande y donde adquirí algunas armas que me han venido muy bien para este trabajo... yo creo por otra parte que la gente cuando sale del teatro, lo que recuerda es que ha visto a un cómico gozando de su oficio muchísimo, porque el gozo en esta propuesta, bueno en general, en mi carrera, el gozo está completamente unido al desarrollo escénico, pero muy especialmente en este Buscón, hay mucho gozo en el escenario y creo que esto también salta, traspasa esa cuarta pared y enhebra a cada uno de los espectadores con el cómico en un “totum revolutum” agradable y chulo...
Pregunta: ... Sobre todo para combatir lo que defines como la única enfermedad grave que aqueja al arte en general y al teatro en particular: “El aburrimiento”...
José Luis Esteban: El aburrimiento es la muerte y además creo que, con todo mi respeto hacia todo el mundo y todas las cosas, pero el arte está indisolublemente unido al concepto de entretenimiento y eso es así, desde que el primer neandertal cazó un mamut y se lo tuvo que ir a contar a sus colegas de la cueva y como no sabía hablar se tuvo que montar una dramatización... entonces, yo creo que el arte además que nace del pueblo y de ser capaces de experimentar una distancia con respecto a la realidad y la distancia siempre es un concepto que da pie a elaborar las cosas de otra manera y a captar la atención del que tienes en frente y para eso es fundamental no aburrirlo... eso no está escrito en ningún sitio y creo que, te lo digo con mucho respeto y con mucha humildad pero... no creo que haya ningún actor que pueda decir que no hay un momento de su vida en el que no haya aburrido al espectador... yo también lo he hecho, sin duda en alguna ocasión y justamente por eso sé de lo que hablo... entonces, viva el gozo y la diversión... pero no la diversión idiota y puramente epidérmica, pero el gozo, la ironía y el humor son lo que nos ha llevado a algunas de las cotas más altas de nuestra existencia...
Pregunta: También algo interesante de este montaje es que la palabra y el actor son los ingredientes esencial... A veces parece que la palabra está perdiendo su valor o que no se la valora lo suficiente... y que en diversas puestas en escena priman otras cosas...
José Luis Esteban: No, no lo creo... sí que estoy de acuerdo en que siempre hay una sensación desde el último tercio del siglo pasado con la llegada de otro tipo de vanguardia al teatro... de un teatro más actual... que por otra parte no es un invento occidental, en absoluto, es una cosa que viene de otras fórmulas escénicas orientales... de repente hubo una especie de desprestigio de la palabra, también porque creo que hay varias generaciones de espectadores que se han dormido en los mejores escenarios del mundo escuchando palabras que no les interesaba nada oír... creo que una palabra mal dicha es una palabra inservible, inutilizada y que hace más daño que otra cosa... entonces lo que ocurre es que incluso las fórmulas escénicas que han irrumpido con más fuerza en el mundo teatral y que eran fórmulas que llevaban como bandera no sé si el desprecio a la palabra, pero sí su no necesidad, la palabra no era esencial... si te das cuenta, casi todas esas propuestas al cabo del tiempo, han vuelto a la palabra y han vuelto a utilizar la palabra como lo que es... es cierto que las palabras se escriben una detrás de otra... y es un lenguaje sucesivo que puede indicar que es monofónico... pero no es así, vuelvo a lo que creo que es lo correcto... desde que los humanos nos empezamos a poner nombres propios a cada uno para nombrarnos con la palabra... las palabras nombran el mundo y no sólo desde el nivel de lo que significan literalmente, sino desde el nivel de lo que convocan también... de la sugerencia, de la evocación, de la magia de la palabra... y lo digo sin místicas ¿eh?... es una cosa completamente cotidiana y de hecho estoy convencido y lo veo en el escenario, que la palabra bien dicha y convertida en acción y en carne y en una cosa que el espectador puede tocar, oler y sentir es una cosa que agrada muchísimo...
Pregunta: Estudiaste filología... y has comentado alguna vez lo importante que ha sido para tu profesión esa formación...
José Luis Esteban: Sí, desde luego... aunque lo que dije exactamente fue que para mí particularmente había sido muy beneficioso... yo creo que no es necesario que un actor estudie filología, eso sería como establecer una especie de elitismo culturalista que tampoco va a ningún lado; es verdad que cuanto más preparado estés, en todos los sentidos, si eres una persona de lo más competente en las máximas áreas, me parece perfecto, pero no creo que sea una cosa exclusiva o excluyente... ahora para mí ha sido decisivo... porque en primer lugar, estudiar filología me dio una serie de herramientas, de estanterías que digo yo, ahí puestas, en algún sitio del bulbo raquídeo (no sé dónde) donde he podido apilar muy bien el material que me ha aportado la práctica escénica, es decir que ahí esas estanterías que he construido me han venido muy bien para tener unos recursos de interpretación textual, lógicamente conozco la literatura española, la europea... es decir, sé bastante de esas cosas porque además me he preocupado... y me viene muy bien como actor, a la hora de tener la máxima información posible sobre lo que estoy haciendo para conseguir contárselo al espectador que en definitiva que es el fin último de todo esto... llegar al espectador en las mejores condiciones posibles... de comunicación... de contarles lo que quiero contarles... yo tengo hambre de contar...
Pregunta: ... Al espectador... que comentas, es la única verdad...
José Luis Esteban: Es que no hay otra... yo bromeo con ellos, en la entrada de “El Buscón” que hago una pequeña fiestecilla con los espectadores... yo siempre les digo “quiero ser como ustedes” porque los admiro realmente, creo que hoy en día es admirable ser espectador de teatro porque el bombardeo al que estamos sometidos con muchísimas cosas, muy importantes todas ellas, muy placenteras... más baratas seguramente... hacen que sea muy complicado y muy admirable ser espectador hoy en día y a mí me parece eso un lujo tremendo... Y aparte este arte nuestro y el arte en general, las manifestaciones artísticas sean del tipo que sean, son lo que son porque hay espectadores que las contemplan como tales... sino nadie sabría nada... sino hay un grupo de gente que coincide en que la Gioconda es un cuadro enorme... La Gioconda no sería nada más que... una cosa mínima...
Pregunta: También eres autor... has escrito “El ejército invisible” o “Tormenta de arena”...
José Luis Esteban: ... Lo de escribir creo que fue un proceso que vino de una manera muy natural... empecé a escribir muy tarde, con treinta y muchos años... y es una carrera a la que cada vez le doy una parcela más importante de mi tiempo... es un oficio que me gustaría muchísimo aprender bien, yo siempre digo que soy un aprendiz de todo y maestro de nada... ¿sabes lo que pasa? Que en este oficio si nos acompaña la salud tenemos una carrera larga... uno puede escribir... si las circunstancias físicas lo permiten, puede escribir hasta el momento de decirle hola a San Pedro... entonces, es una cosa que me la planteo con mucha tranquilidad pero también con mucha firmeza, porque los indicios no son del todo malos... y la verdad es que he tenido sensaciones muy buenas con el tema de la escritura... sobre todo conseguir publicar que es muy difícil... publicar teatro es casi más difícil que hacerlo... entonces, la verdad es que estoy muy contento, muy satisfecho...
Pregunta: Con lo que tu perspectiva teatral es muy amplia... ¿qué ves desde esa altura..?
José Luis Esteban: Veo el teatro español en un momento muy interesante, porque hemos salido de un momento de cierta confusión... o no sé muy bien cómo decirte... de cierto despiste, con un universo muy cambiante, muy mestizo, donde el espectador, su concepto, ha cambiado radicalmente, ya no necesita las mismas cosas que necesitaba hace 20 años, el espectador tiene otras expectativas, por decirlo así, entonces creo que en este momento nos hemos dado cuenta, los teatreros y toda la gente del espectáculo, de que el rigor en el trabajo, de que la constancia, de que cierta disciplina eran necesarios para que el teatro no se convirtiera en algo testimonial... luego ha habido circunstancias coyunturales que nos han beneficiado, curiosamente... y es que desde que se ha cristalizado esta desgraciadísima situación de crisis, que está sembrando zozobra y angustia en todos nosotros, sin embargo ha provocado que de repente la gente necesite acudir al antiguo ágora pública donde le contaban historias al atardecer... las estadísticas indican que está aumentando el número de espectadores que va al teatro, creo que todo esto está produciendo un cierto flujo muy interesante en el trabajo... también es verdad que la situación en Madrid es muy distinta a la que hay en otros lugares, como por ejemplo en Aragón (yo soy aragonés) ahí las cosas son distintas porque las redes de teatro están muy saturadas, hay muy poco dinero para la contratación porque los ayuntamientos tienen restricciones fuertes, entonces, mientras que hay un repunte artístico y creativo, a la vez hay un momento de cierto marasmo en la distribución que hace que las cosas tengan dificultades para moverse... es una situación compleja, pero viva... creo que hay un momento de vitalidad y de una necesidad grande de contar... qué coño nos está pasando...
Pregunta: Aunque se diga que todo está ya contado...
José Luis Esteban: Claro... es que si nos ponemos a decir eso... está todo contado, todo vivido, todo “follado”... no sé cómo decirte... no es verdad... es verdad que nos hemos contado muchas veces las cosas que nos pasan, porque lo que nos pasa en el fondo son cuatro o cinco cosas... no nos pasa más... otra cosa es a quién le pase, cómo le pase, cuándo le ocurra, dónde le ocurra, qué influencias tiene eso... eso es lo que son las historias... claro que contamos la misma historia siempre... pero esa misma historia les pasa a personas distintas... y eso es lo que lo cambia todo... sí contamos la misma historia ¿y qué?
Pregunta: También abundabas en el buen tiempo creativo... cuando hay sectores que hablan de la crisis en la creación...
José Luis Esteban: Eso depende del sector que ocupes en el ámbito teatral... yo insisto en que en este país se hace mejor teatro ahora que hace cinco años... es a donde voy a parar, porque lo creo realmente... porque nos hemos dado cuenta de que el espectador necesita historias, lenguajes, procedimientos interpretativos del siglo XXI y no de mediados del siglo XX que no funcionan... y podemos hablar desde todos los sectores... desde la iluminación hasta la escritura... y la interpretación también... afortunadamente cada día más, veo con alegría que se aleja de los escenarios la prosodia, la dicción engolada autista y convencida de que la forma es un concepto en sí mismo, de que el lenguaje tiene que ser una cosa al alcance solamente de determinadas sonoridades que son un coñazo de escuchar, de ver y que te separan de lo que te están contando... entonces, el siglo XXI exige una prosodia distinta, exige una manera de hablar distinta, el teatro del siglo XXI exige una forma de acercarse a los personaje distinta, porque si te pones a hablar como si te hubieras tragado un sable, inmediatamente estables una distancia con el espectador insalvable, porque el espectador está acostumbrado a ver televisión, fundamentalmente y el youtube, donde las fórmulas verbales están imponiendo determinado tipo de registros lingüísticos... el cine... la gente del cine se adapta muy bien a eso... quizá no el español, pero por ahí fuera lo están haciendo muy bien... y eso no significa que el lenguaje se empobrezca, estoy hablando de que el mundo en el que vivimos es el que es... y que navegamos en un mar de palabras, entonces cada época rescata a unas cuantas con un salvavidas y vamos un rato de travesía con ellas, pero luego, esas palabras y esa musicalidad es pasan... y es lo que creo, pero respeto mucho a quien opine lo contrario... a lo mejor es que yo llevo una buena racha y eso hace que vea las cosas de otra manera, pero lo creo esencialmente y es que además aunque no fuera así, la única manera de solucionar una situación de crisis sería acudiendo a lo que te digo, a lo que necesita el espectador de hoy en día, a lo que tenemos que ofrecerle, a qué tenemos que hacer...
Pregunta: Quizá por ello nos habéis invitado a redescubrir este clásico... ¿Cuántos clásicos nos quedan por redescubrir?
José Luis Esteban: Pues mira, yo ahora y te lo cuento en voz baja, porque es una cosa en la que espero meterme el año que viene si la agenda me lo permite... yo creo que los clásicos están por redescubrir en el sentido, en primer lugar, de abordarlos con respeto pero sin beatería, es decir, cuando Lope de Vega cuando Tirso o cualquier autor de esa época... se ponían a escribir, tampoco lo hacían como si estuvieran escribiendo un renglón en el universo central del mundo... intentaban acercarse también al consumidor de sus obras... entonces, yo ahora por ejemplo, Nicolás Fernández de Moratín, el padre de Leandro Fernández de Moratín, escribió un “Tractatus” en endecasílabos que se titula “El arte de las putas”... los dos eran grandes puteros, los Moratín, qué les vamos a hacer... las cosas como son... entonces, el padre no se conformó con conocer bien todos los prostíbulos madrileños sino que luego escribió un poema en endecasílabos muy largo hablando un poquito de lo que es la “golfemia” la “putería” la “gramática parda” madrileña a fines del XVIII ese siglo tan austero y tan racional y tan así que nos pintan... entonces he estado rastreando por ahí textos de gente menos laureada que los Moratín y hay una multitud de gente que escribía unas cosas divertidísimas sobre esa cosa tan antigua que es “la jodienda”... entonces, quiero hacer una dramaturgia con eso, con textos exclusivamente de la época, por supuesto, voy a ordenarlos y establecer un punto de vista para ver quién cuenta la historia, pero me propongo hacerlo porque estoy convencido de que a la gente le va a entretener muchísimo... además hay una cantidad de información curiosísima, no sólo sobre el puro comercio carnal, sino también sobre la sociedad... a ver “explica tu bragueta y explicarás el mundo”... es una perversión del mensaje agustiniano con el que estoy trabajando últimamente...
Pregunta: ¿Se llevará a cabo con la Compañía de Teatro del Temple?
José Luis Esteban: No lo sé... en este momento no lo sé, porque estoy un poquito como cuando empecé con El Buscón, de momento tengo el motor, aparte estoy en plena gira... con lo que primero quiero tener algo tangible y luego veremos por dónde lo producimos... lo que sí tengo claro es que yo no soy empresa y que tengo que buscar patrocinadores de la idea... pero en fin, el Teatro del Temple son mis amigos, mis hermanos... una gente con la que he hecho un ciclo muy bonito de trabajo estupendo... lo que importa es que llegue al escenario...
Sofía Basalo.
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