sábado, 27 de febrero de 2010

... ALBERTO CASTRILLO-FERRER. (Abril 2009)



Actor, director y sobre todo, amante del teatro. Fue en París donde apreció la necesidad de este sentimiento para un arte que se hace con el alma, que se hace desde dentro. En 1999 crea la compañía “Gato Negro” con la que nos ha dejado joyas como “Ildebrando Biribó o un soplo al alma”. Hace poquitas fechas con Katu Beltz, a partir de un texto escrito por Iñaki Rikarte formaba parte de una de las propuestas más hermosas que han pasado por la capital esta temporada “Gris Mate”. Hemos hablado con Alberto Castrillo-Ferrer, quien en estos momentos prepara los ensayos de “El Mercader de Venecia” de Shakespeare que producirá el Centro Dramático de Aragón:


Pregunta: ¿La realidad es gris?


Alberto Castrillo-Ferrer: La realidad es según el color con el que se mira. Para empezar la realidad no es real, es muy subjetiva y desde luego, no me gusta que sea gris. A veces quizá sí lo es, pero es un color más...

Pregunta: ¿Cómo es tu realidad. Cómo la miras?


Alberto Castrillo-Ferrer: Intento ser, como dice una frase “Hay que ser feliz aunque sólo sea para dar ejemplo”... Soy muy optimista en mi vida, a veces demasiado... quizá somos más de lo que deberíamos... la verdad es que cuando me enfado, a lo mejor me enfado demasiado justamente por eso, porque en general soy más de color rojo... colores impactantes... más que grises...

Pregunta: ¿Qué nos contáis en “Gris Mate”?


Alberto Castrillo-Ferrer: Contamos un compendio de historias mínimas. No es una historia lineal, al uso. Son tres personajes muy teatrales, que tienen un poso arraigado en el ser humano que aunque a priori son un poco fantasiosos, todo el mundo puede identificarse con ellos y sobre todo con las cosas que pasan... Al teatro, un poco como éste, del absurdo, lo que le ocurre es que se sitúa en un lugar que es ninguna parte, pero las cosas que ocurren son de verdad... Todo comienza con un axioma de un estudiante fracasado, se llama él mismo “fracasado”, con el que quiere matar a Dios con un arco y una flecha y se coloca en el centro de la diana, entonces, esa imagen y ese axioma da lugar a muchos malentendidos, a muchos juegos, a mucho humor... porque cuando va a tirar la flecha se le cae el sombrero y eso es lo peor que le puede pasar porque no va a matar a Dios a cabeza descubierta o a morir a cabeza descubierta...

Pregunta: He leído que estos personajes crean la realidad a partir de las palabras, que son éstas las que los hacen ser y estar... ¿Crees que hoy en día la palabra ha perdido su valor?

Alberto Castrillo-Ferrer: Es indudable que estamos en una cultura audiovisual y que desde luego todos los que pertenecemos a una cierta generación, que ya hemos nacido con la televisión, ya no con el cine que lleva más años, sino con la televisión todo el día en casa, siempre esa imagen ha sido prevalente... pero precisamente el problema hoy en día es no saber contar las cosas... hay mucho malentendido porque no se cuentan las cosas, porque no se saben o porque no te atreves y porque se tiene no ese miedo a la palabra pero igual sí... sólo hay que ver que los “sms” estos, los mensajes de móvil, han crecido una barbaridad porque se pueden decir cosas mucho más profundas por medio del móvil... se puede decir “te quiero” rápidamente, y decirlo de tú a tú, cuesta un poquito más... pero creo que es más placentero...

Pregunta: Has comentado que el problema es no saber contar las cosas... ¿Puede ser también parte de este problema que no sabemos entender esas cosas?

Alberto Castrillo-Ferrer: Yo creo que nuestra sociedad siempre busca responsabilidades... cuando vas a un sitio y se te pierde la maleta, por ejemplo en el aeropuerto, no vas a encontrar a nadie que te diga “yo soy el responsable, no se preocupe la vamos a encontrar...” son todos firmas impersonales, ventanillas, se habla con un “Se” impersonal... entonces esto hace que no nos pongamos en la piel de las otras personas, no las entendamos... de esto trata el teatro, que debe desentrañar lo oculto... todos tenemos nuestras razones y cuando te toca un personaje que “es un malo”, no debes juzgarlo, debes defenderlo, debes entrar en las entrañas de los porqué intentar ver en ti cómo tú llegarías a ese momento, a ese lugar... creo que el mundo del teatro nos debe enseñar a entrar en el corazón del ser humano, en el alma del ser humano y para ello lo hacemos... para mostrar ese abanico, esas relaciones que surgen ...

Pregunta: Alguien un poquito descreído podría preguntar: ¿El ser humano tiene alma?...

Alberto Castrillo-Ferrer: Sí... hombre, lo que creo es que no somos máquinas... eso no lo digo desde la religiosidad, al contrario, sino que confío mucho en ese “n+1” que dicen los científicos, justamente en ese algo, yo lo llevo por el camino del arte, para mí el arte es lo inexplicable, es lo que entra directo al corazón, no decodifica el cerebro, sino que hay algo, una percepción, un placer... otros buscan esa falla, esa falta del ser humano, la buscan en la religión, en videntes y cada cual en donde puede, porque es innegable que el ser humano tiene ese hueco, esa falta, ese miedo, como se le quiera llamar...

Pregunta: A ese respecto hacéis un llamamiento al ser humano a creer en la espiritualidad, y en él mismo...


Alberto Castrillo-Ferrer: Sí, en la poesía... porque es muy difícil llevar la poesía al teatro...

Pregunta: ¿Tú crees?


Alberto Castrillo-Ferrer: Sí es muy difícil, porque ten en cuenta que la poesía cuando es leída, te paras en una frase, cierras el libro, miras al cielo... llevas tu propio ritual... y los libros tienen esa ventaja que vas a tu ritmo y a veces te apetece leer más... hay cosas que relees... entonces llevarlo al teatro, con esa inmediatez, cuando el tiempo nos coarta, cuando hay una interpretación también por parte de los actores... y por otra parte no se tiene que quedar ligero, tiene que ser algo arraigado, algo humano... estos tres personajes que te digo; uno es un peluquero, el peluquero del viento, otro es un limpiabotas sin memoria que lee el pasado en las arrugas de los zapatos, porque dice que las arrugas del zapato es el ayer de cualquiera y el otro es el estudiante fracasado que con rabia contenida decide ser un héroe, intentando matar a Dios o morir en el intento... entonces, por eso te digo que tienen esa parte humana estos personajes, y del oficio y de lo que podemos ver o antaño se podía ver... y por otro lado esa parte espiritual ¿no?... o poética, vamos a llamarla poética...

Pregunta: Siendo un poquito frívolos, ¿Cómo se peina al viento?


Alberto Castrillo-Ferrer: Bailando una música de Bach, por ejemplo... (risas)... Las palabras aquí se nos quedan cortas para describir ciertas imágenes... la palabra ha de convivir con la imagen y tenemos que darle su justa medida...

Pregunta: También nos invitáis a reír con dolor...


Alberto Castrillo-Ferrer: No hay tanto dolor... es una obra de sonrisa casi todo el rato, de carcajada a veces... también de risa, pero esa risa... te preguntas ¿Pero de qué me estoy riendo?... otras veces es una risa que se queda un poco no helada pero pensativa... y eso ocurre muchas veces, nos reímos siempre de desgracias... el ser humano es así... ves a alguien que se cae en la calle y te ríes... es algo superior a nosotros... si el cerebro es más rápido que tu boca, consigues aguantar la risa, pero generalmente en el ser humano sale la risa porque quizá piensas “qué suerte no he sido yo ése y estoy contento por ello”... Sí, es una obra con mucho humor en distintos estadios, pero a veces con esa risa un poquito agria que también gusta...

Pregunta: Dicen que los Gatos Negros no dan mucha suerte...


Alberto Castrillo-Ferrer: Bueno (risas)... es nuestra compañía... pero la de Gris Mate es Katu Beltz, que es Gato Negro en Euskera, porque nosotros comenzamos con Gato Negro que es la compañía que está ahora afincada en Aragón, que es la que conoces por otros montajes y por razones de operatividad y porque tanto Iñaki Rikarte como Alberto, son vascos, decidimos dividir la organización y éste es el primer montaje de Katu Beltz que es la compañía afincada en el País Vasco y que asume Gris Mate... Aquí yo evidentemente estuve desde el principio con ellos, como siempre, pero ahora que vivo en Zaragoza sigo con Gato Negro, con otros espectáculos, y aquí estoy felizmente como actor... digo felizmente, porque lo peor de tener una compañía es todo lo parateatral, como sabes... Llamar al del banco o que te llame que es peor, tener que ocuparte de la parte de producción... es terrible... al final subirte al escenario te parece lo más fácil...

Pregunta: Siguiendo con Gato Negro y los espectáculos que producís... siempre habéis apostado por un teatro de calidad, no sé si en cierto modo arriesgado... frente a, no sé, la comercialidad...


Alberto Castrillo-Ferrer: Sí... lo que ocurre es que hoy en día se entiende un poco mal la comercialidad, quiero decir, que si ser comercial es poner una cara conocida de televisión y ya con eso te ganas que tienes audiencia, porque es así porque la televisión es un medio de masa o el cine es un medio de masas... y el teatro es minoritario... entonces... no sé, en nuestros espectáculos el público y la crítica resultan satisfechos... e incluso te diría que somos muy queridos... lo que sí que es cierto, que hemos empezado muy artesanalmente, sin nada y cuando digo “nada” es nada... empezamos sólo con nuestras ganas, con nuestro ímpetu, nuestra formación y poco a poco afortunadamente vamos haciendo cosas... a veces sí, siempre suelen ser textos más contemporáneos, autores actuales, pero no tampoco... creo que tenemos una línea muy teatral, a veces nos decimos, riendo que somos “los carcas del teatro” porque no nos ajustamos a esa investigación sino que lo que nos gusta es el teatro que nos hace soñar, el teatro que provoca algo en el corazón del ser humano y no sólo ciertos panfleterismos que creo que deben existir, me parece muy bien, pero a mí me gusta la parte artística y como he dicho antes, un poco del oficio teatral. Tuve la suerte de trabajar en un teatro en París desde 1996 a 1999, un teatrito precioso pequeño, donde hice de todo... ayudantía de dirección, de regidurías, de iluminación, por supuesto era actor, hasta dirigí espectáculos... eso es una maravilla porque es el amor... lo que aprendí fue el amor por el oficio y creo que esto lo comunico y lo transmito y quien trabaja con nosotros desde luego lo aprecia y el público también y creo que es lo más importante.

Pregunta: Comentas que fue en esa época, en París, donde aprendiste el amor por el oficio... ¿En España falta ese amor, no sólo por parte del profesional sino también por parte del público hacia este arte?


Alberto Castrillo-Ferrer: Yo creo que ahí también los medios de comunicación tenéis una gran labor... todos, porque la prueba es que cuando el público va a ver un buen espectáculo de teatro, lo dice, lo grita, lo dice a sus amigos, se crea el boca a boca... pero claro, el boca a boca tarda... a mí me da mucha pena que hayan venido críticos a ver nuestra obra, que sepamos positivamente que han hecho buenas críticas, que las han entregado al periódico pertinente en su momento y que hace ya tres semanas... y aún esas críticas no han salido...¿por qué? Porque hay presiones y demás...y parece que ahí tenemos que estar un poco todos si queremos que la calidad prime y que podamos hacer cosas desde las compañías también artesanales o compañías pequeñas pero que hacen cosas buenas... tenemos que apostar todos por lo mismo... y esto haría que hubiera más gente que creyese en este tipo de trabajo, que hubiese más gente que dijese “hay compañías que hacen esto”... yo lo comparo mucho con la gastronomía, a todos nos gusta ir a grandes restaurantes o a veces a tascas o a un restaurante íntimo que está lejos pero es especial... bueno, lo que quiero decir es que conozcamos lo que hay, y ésa creo que es una labor de todos y cuanto más se conozca más amor habrá por el oficio, desde luego...

Pregunta: Creo que Gato Negro nacía en 1999... cumplís diez añitos...


Alberto Castrillo-Ferrer: Sí, este año cumplimos una década... En 1999 llegué de París y quise montar una obra pequeña... cometí todos los errores del mundo... una gran escenografía que no era operativa, muchos actores, un textos propio... ahí aprendí todo, porque me di cuenta de todos los fallos... la siguiente ya fue un monólogo, fíjate lo que te digo... hemos ido haciendo cositas, es cierto que tuvimos mucha suerte de encontrarnos después en la RESAD, sobre todo con Iñaki Rikarte, que éramos de la misma promoción y ahí hicimos más cosillas, luego también se unió Alberto y el tiempo que te da una escuela de teatro, aparte de la enseñanza... lo que te da, es que estás todo el día maquinando, haciendo cosas y si lo aprovechas, pues es un tiempo lo más importante... hoy en día es muy difícil que la gente se junte entre tantas horas... es impagable y allí las teníamos... y aprendimos de mucha gente muy buena que está ahí dando clase... compañeros que también tienen inquietudes... fue una época que recuerdo con mucha actividad pero con mucho cariño...

Pregunta: ¿Y cómo ha sido el recorrido?


Alberto Castrillo-Ferrer: Ha habido de todo... ha habido momentos buenos, también malos... empezamos como un grupito, como una asociación cultural... después ya eres empresa, aprendes el significado de ello... eso por la parte productiva. Por la parte de espectáculos, te van conociendo poco a poco, vas teniendo una serie de críticas que avalan tu trayectoria, una gente que te va queriendo y afortunadamente hemos ido siempre hacia arriba... pero no se puede imaginar nadie que no sea de la profesión lo que es esto, son 24 horas al día sin parar, por esa precariedad a veces que hay de medios y de que esa pasión la debes llevar a todos los lados... por otra parte, en cuanto al teatro noto que hay un resurgir o un gusto por el teatro y eso es maravilloso... está bien que haya grandes espectáculos, no he podido ir a ver “Hamlet” pero creo que Blanca Portillo está genial... y creo que el teatro estaba a rebosar, y me alegro... eso es maravilloso, porque da gusto por el teatro... quiero decir que se crea una dinámica... Madrid desde luego, creo que está funcionando muy bien... pero la cuestión es que hagamos espectáculos para que el espectador se vaya con buen gusto, quiera volver y tenga raíces... en provincias, yo estoy en Zaragoza, es más complicado... las cosas como son, porque no hay tantos teatros, ni a los políticos de provincias les interesa tanto la cultura... y sin embargo la gente es la misma en todas partes... cuando van a ver algo lo aclaman y les gusta, y te esperan y te escriben cartas... en fin, creo que habría que ponerle cariño a esto, porque los que estamos en la profesión le ponemos toda la pasión del mundo y el espectáculo teatral es en directo, en vivo, cada vez se tiene que requerir más eso... ya vemos que el cine, la música... desgraciadamente ha sufrido y sufre mucho por las copias... pero el teatro es algo en directo, la persona que está ahí, la tienes ahí y le puede pasar cualquier cosa... está ahí para ti, en directo... es un regalo... hay que tomárselo así...

Pregunta: Alguna vez en estos años, cuando comentabas que habéis trabajado las 24 horas... habéis pensado...


Alberto Castrillo-Ferrer: ¿En tirar la toalla? (risas) Lo que ocurre es que no sé hacer otra cosa... ya no me acuerdo si hice otras cosas antes... no puedo... es una vocación... mi madre no entendía nada... hasta que le dije “imagínate que fuera cura, eso lo entenderías ¿no?” ahí empezó a entender algo... es una vocación... no puedo evitarlo... sin embargo, a veces te acogota más lo parateatral que lo teatral y eso lo acusas en la vida e intentas no acusarlo en los espectáculos, porque al fin y al cabo todo se hace para eso... cuando los medios para hacer algo se convierten en el enemigo de lo que debiera ser, ahí hay ya un problema... entonces intentamos que no sea así... pero tirar la toalla, no me lo he planteado nunca... sí he pensado alguna vez “ojalá no tuviera compañía... “... pero luego tienes muchas satisfacciones... y mucha libertad...

Pregunta: Mucha libertad...

Alberto Castrillo-Ferrer: Sí, claro, porque al fin y al cabo haces las cosas en las que crees, haces las cosas que te gustan... hablo de libertad artística... Ser contratado tiene partes buenas, pero no eliges... hay gente que elige... hay gente que tiene varios guiones, pero eso ya está en otros niveles... normalmente el actor, o el director contratado, tiene poca capacidad de elección...

Pregunta: Tras “Gris Mate” qué próxima aventura te aguarda...

Alberto Castrillo-Ferrer: Yo creo que Katu Beltz Iñaki y Alberto, tienen un proyectito por ahí... un texto escrito por Iñaki que aún está en ciernes... y nosotros con Gato Negro, tenemos los otros espectáculos (Ildebrando, El Misántropo...) En principio para este año, probablemente haga un monólogo en noviembre o diciembre, que se llama “La Cómica Tragedia” de unos autores belgas... es un monólogo que ha funcionado muy bien, es muy teatral, no es un monólogo al uso... tiene muchos personajes... y personalmente, voy a dirigir en el Centro Dramático de Aragón “El Mercader de Venecia” es un proyecto muy bonito que va a ir por los pueblos de Aragón... y empezamos a ensayar el cuatro de mayo... estamos, pues, en capilla como quien dice... para que durante el verano fluyan los bolos... Atreverse con Shakespeare te pone las pilas!!!

Sofía Basalo.

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