Juan Carlos Pérez de La Fuente asegura que “La vida es sueño” es la obra cumbre de nuestro teatro y que Segismundo, cuyas palabras serán las últimas que se escuchen sobre el escenario del Teatro Albéniz, es el Hamlet español. Sobre esta base, el director manchego se ha puesto manos a la obra, y junto a Pedro Manuel Víllora, ha llevado a escena una nueva lectura del texto Calderoniano, siendo ésta más directa (han eliminado mil versos) más humana, más descarnada casi y más rotunda. De este nuevo proyecto abordado desde su productora, que cumple ya cuatro años, del teatro y de este país que “huele a podrido” hemos tenido la oportunidad y el placer de charlar con Pérez de La Fuente:
Pregunta: ¿Dónde está la verdad?
Juan Carlos Pérez de La Fuente: Creo que hay que buscarla todos los días. Se encuentre o no, estamos en un mundo donde creo que tenemos la obligación de buscarla. Buscarla en la política, buscarla en la mirada curiosa que hemos de tener todos los seres humanos y ahí Calderón nos aparece con un texto de hace cuatrocientos años y Velázquez en la pintura, en la misma época, en las Meninas... donde nos obliga a preguntarnos ¿dónde está la verdad?... fíjate cómo gentes del teatro preguntan ¿dónde está la verdad. En el escenario o en la vida?... pues ambas son verdades, muy particulares...
Pregunta: Sí, en el dossier de prensa se incluyen textos de estudiosos de la obra de Calderón y en uno de ellos se comenta que Calderón de la Barca afirma o casi está convencido de que no hay consistencia del ser en la sociedad, que ésta es el reino de la apariencia, de la ficción, del sueño... y no sé si en algún caso de la pesadilla...
Juan Carlos Pérez de La Fuente: Sí... no nos olvidemos que este texto se escribe en un momento de una gran crisis de todo tipo... económica, existencial... casi como la de ahora... hace cuatrocientos años... los dos pilares que habían sustentado todo aquel mundo que era la monarquía y Dios como conceptos, la iglesia, se están viniendo abajo y curiosamente, a través del arte vemos que esto es una realidad... por eso la obra es moderna, porque la duda se convierte en protagonista. Yo creo que la duda es el abandono de los seres humanos, cuando se cortan los hilos con Dios y hace que el ser humano se quede absolutamente inconexo y busca y se busca tratando de dar sentido a su vida... a su existencia... pero desde el plano político yo creo que la obra “La vida es sueño” cada vez va más poniéndonos delante un espejo y por desgracia los políticos cada día nos copian más a los profesionales del teatro, creo que la sociedad, no española ya, mundial, el teatro está más en la calle y en los parlamentos y en los foros políticos que en los escenarios y eso no es bueno... no habla bien de la salud de un país...
Pregunta: Esto último... es teatro mal entendido... en el “mal sentido de la palabra”... ¿no?...
Juan Carlos Pérez de La Fuente: Totalmente. El teatro busca la verdad, una verdad orgánica, sabemos que es una convención, un juego maravilloso que los actores que están representando unos personajes están haciendo, cuando se hace, arte de la mentira. Al político hay que pedirle que no entre a ese juego, porque entonces convierte la política en la interpretación y el objetivo del teatro es reflexionar, entretener... pero el objetivo de un político es el bien común... son muy distintos... ahora, las últimas elecciones que ha habido en España donde asistimos atónitos a esa puesta en escena que se hizo a través de televisión de los dos candidatos donde se vigilaba el color de la corbata, los colores que había en la escenografía, la temperatura... eso es puesta en escena... eso siempre va encaminado a manipularnos a mentirnos, eso es el teatro mal entendido...
Pregunta: Ha comentado que este texto aborda las grandes mentiras que impone el poder para manipularnos, precisamente... ¿Y el ser humano, el ciudadano, sin esas mentiras, ante la duda, somos suficientemente valientes como para enfrentarnos al vacío de la duda...?
Juan Carlos Pérez de La Fuente: Ahí está la clave. El poder es inteligente, sabe que el ser humano necesita un bálsamo, ellos creen que necesitamos que nos mientan y no es verdad. Yo creo que el teatro entre las muchas funciones que tiene, una es acompañar al hombre en ese camino doloroso y duro, como Segismundo, donde se enfrenta a su existencia, donde no podemos buscar continuamente que otros nos solucionen los problemas, yo creo que ahí está la clave... el teatro, minimamente, porque sino, seríamos unos pretenciosos, trata de no sólo poner un espejo y decir allá te las apañes... tampoco de dar soluciones, sino de crear preguntas... y sobre todo que mujeres y hombres del siglo XXI sean los que de verdad construyan su vida, que nadie la construya por nosotros. Antes se llamaba destino, ahora se trata de manipularnos, quizá en televisión es el mayor ejemplo... esa extraña obsesión, decías... la televisión qué ejerce... como una especie de alineación sobre nosotros... y el teatro nunca... hay un cierto tipo de teatro que quizá sí vaya por ese camino... pero este tipo de teatro del que estamos hablando, no.
Pregunta: ... Y es el teatro en el que se ha centrado y el que quizá más valora...
Juan Carlos Pérez de La Fuente: Claro. Creo que podemos convivir, como sucede en la cartelera madrileña, londinense o neoyorquina... un teatro de ocio me parece absolutamente lícito, la gente quiere salir un sábado y tomar unas copas e ir al teatro y ver un musical. Perfecto. Yo no lo critico, ahora si nuestro teatro es sólo un teatro musical, donde todo está levemente inclinado hacia el melodrama o hacia la comedia... creo que hace falta un teatro crítico, un teatro molesto, incómodo para el poder, siempre... porque el teatro ha ejercido siempre una especie de pepito grillo que hace que digamos “sí, pero no”... “usted trata de mentirnos”... y ese tipo de teatro que no creo que sea revolucionario ni mucho menos... es un teatro necesario... tiene que estar en la cartelera madrileña y en las carteleras de todos los teatros mundiales...
Pregunta: Comenta que no es un teatro revolucionario... pero últimamente se dice que el único acto revolucionario en la actualidad es el acto de “pensar”... con lo que si ese teatro necesario nos hace pensar... es en cierta medida revolucionario...
Juan Carlos Pérez de La Fuente: Sí... yo decía revolucionario, este año que estamos celebrando el doscientos aniversario de aquella... no sé cómo llamarla... revolución de un pueblo, de un país, ante un ejército invasor... yo no creo en la revolución que pasa por las armas... creo que por cada persona que muere, es un fallo del ser humano... pero creo que la mayor revolución, estoy absolutamente de acuerdo contigo es el pensamiento... un hombre y una mujer que piensan son un hombre y una mujer que caminan hacia la libertad... no que sean libres, porque creo que eso hay que ganarlo todos los días... la libertad es algo efímero, casi como el cristal que se rompe y que tienes que estar, y eso te crea algunas veces angustia y ansiedad, todos los días luchando por ello, no quedándote en los tópicos, no quedándote en dos ideas que sí, el poder quiere, fíjate lo que han hecho en España, dividirla en dos grupos, unos y otros... para unos los buenos, para otros los malos... eso es una labor reduccionista totalmente... hay que poner siempre la palabra “según” delante y eso pretende el teatro...
Pregunta: Hablaba del doscientos aniversario del dos de mayo... qué bonita puesta en escena realizó en “Puerta del sol”...
Juan Carlos Pérez de La Fuente: ... Y qué compleja... te doy mi palabra que de los grandes retos que como director me he tenido que enfrentar... uno de ellos fue éste... donde en un escenario de diez metros de boca por ocho de fondo había que meter la batalla de Madrid, caminar, acompañar a aquellas personas, a aquellos pobres seres humanos madrileños y muchos españoles, porque aquí había de todo... como siempre ha pasado en Madrid... ha sido para mí una prueba de fuego como director y son esas cosas que te hacen crecer porque lo pasas muy mal y muy bien, al cincuenta por ciento... pero creo que para eso también estamos los profesionales... había gente, mis colaboradores, la mayoría de ellos cuando leían el texto y les decía lo que quería hacer me decían “Juan Carlos esto que quieres hacer es muy difícil, creo que no se puede hacer...” Se puede hacer todo, quizá ahí demostramos que en los escenarios se puede... fíjate, parece que el cine siempre nos lleva una batalla ganada ahí... y sin embargo en un escenario pequeño, no excesivamente grande contamos esa batalla... estoy contento de los resultados...
Pregunta: Sí, hace poquito tiempo me han comentado que en el teatro se puede hacer todo y no hace falta tanto para ello... Quizá ganas, ilusión... poco más...
Juan Carlos Pérez de La Fuente: Sí, exacto... se pueden hacer muchísimas cosas... viste la puesta en escena... piensa que el escenario estaba completamente desnudo... lo que veíamos eran las hermosas paredes del teatro que bien iluminadas eran hermosísimas... y seis andamios con ruedas y unas gasas... pero claro, si tú piensas que allí contábamos lo que sucedió no sólo en Madrid sino en el Motín de Aranjuez y nos introducíamos por calles y plazas y nos metíamos en el interior de las viviendas de las casas de los madrileños, claro dices... mira te voy a hablar a nivel presupuesto, la película de Garci costó quince millones de euros... la producción, hasta levantar el telón, fueron seiscientos cincuenta mil euros... entonces dices, qué sucede, que en el teatro como bien dices, se puede hacer casi todo y la mayoría de las veces hay que sugerir no hay que meter la calle de Madrid... hay que sugerir y hay que hacer que sea una ilusión que el espectador lógicamente se crea, entre en ese juego... allí es donde si algunas veces hacemos arte o sale bien, es donde el teatro te devuelve algo maravilloso... es como una especie de parto donde dices cómo es posible que yo me esté creyendo que esto sea una calle de Madrid cuando si analizo sucintamente... hay una serie de elementos pero muy pequeños, muy sencillos...
Pregunta: Yo creo que eso tiene algo de magia... hoy en día es muy difícil crear esa ilusión, no lo hace cualquiera...
Juan Carlos Pérez de La Fuente: Yo creo que el realismo mata casi todo... un día por hacer estas declaraciones en una rueda de prensa en París... me trajo muy malas consecuencias... porque tuve hasta preguntas parlamentarias cuando dirigía el Centro Dramático Nacional... pero entiéndaseme bien, yo creo que el realismo... el teatro no está para meter la calle entera... para eso está el cine... en el cine sí... en el cine te hacen esos decorados y... el teatro es sugerir, son perfumes, son atmósferas...
Pregunta: Sí, yo siempre recuerdo algo que me comentó un compañero a este respecto. Me comparó la fotografía y la pintura con el cine y el teatro. La pintura no podrá nunca plasmar la realidad como lo hace la fotografía, por lo tanto tiene que buscar otros lenguajes... lo mismo ocurre con el teatro y el cine...
Juan Carlos Pérez de La Fuente: Exacto... no lo puede superar... es imposible... ahora llegar a esto de lo que estamos hablando es muy difícil... no es sencillo... te digo que en el caso de “Puerta del Sol” es verdad que nos ha llegado a través de la historia pintura, cine, donde todo tenía un olor además muy costumbrista, no nos olvidemos ese primer Goya que no ha sido nunca santo de mi devoción, esa especie como de postalita costumbrista de colores chillones madrileño, de chulapas y manolas... y a eso me enfrenté y te digo que hubo momentos muy duros en los ensayos... no recuerdo unos ensayos tan tremendos... fueron ensayos de catorce a veinte horas diarias, de casi no poder dormir, de hecho yo tengo una anécdota, me partí la mano en el ensayo general de un trastazo que pegué en la mesa de dirección ante un caballo, esas esculturas que hizo Pepe Hernández maravillosas... que se metió por el patio de butacas contra una butaca... pero, yo también creo que eso también es madurar, el otro día lo pensaba, dije “voy a cumplir cincuenta años y esto lo haces cuando ya vas cogiendo una edad, vas teniendo una experiencia. Has subido muchas cosas a los escenarios, unas veces acertando y otras no... “ yo creo que es un proceso de depuración.
Pregunta: ¿Cómo sienta ahora mismo estar siendo el colofón final de la vida de un teatro como el Teatro Albéniz?
Juan Carlos Pérez de La Fuente: Mira tienes sensaciones muy encontradas... por un lado, mucha gente me dice que voy a quedar en la historia... no me gustaría pasar a la historia por ser el director que montó “La vida es sueño” y las últimas palabras que resonaron fueron las de Calderón y las de Segismundo ¿no?... yo creo que es más hermoso haber contribuido por ejemplo al nacimiento del Nuevo Teatro María Guerrero o del Valle-Inclán. Tengo sensaciones encontradas, cuando sucede en la vida de una ciudad o de un país el cierre de un teatro, algo se ha hecho mal y yo, con los años, cada día me va gustando menos distanciarme y echar la culpa al otro, porque siempre hay un culpable pero nunca somos nosotros responsables, creo que los profesionales éramos absolutamente conscientes desde el año 1986 que este teatro lo cogió la Comunidad de Madrid y han pasado tres gobiernos, el del Señor Leguina, el del Señor Gallardón y el de la Señora Aguirre... sabíamos que ese teatro era privado y que los riesgos eran muchos... y no entendíamos nadie por qué no se compraba... Mira, cuando llegué en el año 1996 a dirigir el Centro Dramático Nacional me encontré que de los dos teatros que tenía, el María Guerrero y el Teatro Olimpia, el Olimpia era privado. La Comedia, sede de la Compañía Nacional de Teatro Clásico era privada... pues lo primero que dije en el Ministerio es “Señores esto no tiene sentido. Por qué se va a estar pagando un alquiler tan alto, comprémoslo” y se compró. El día que se decidió y sabemos que fue Alberto Ruiz Gallardón con Alicia Moreno, posiblemente con las mejores intenciones y yo no lo critico... hacer ese gran teatro del Canal... se condenó y ahí quizá para mí está el error, al Teatro Albéniz. Yo creo perfectamente que se podía haber hecho un gran teatro en el Albéniz, muy poca gente sabe la cantidad de metros cuadrados que tiene ese teatro que fue cine... debajo del Teatro Albéniz hay una antigua discoteca o sala de fiestas que se llamaba Xairo... si tú sumas los metros que hay entre todo, se acerca mucho a los metros que tiene el actual Teatro del Canal, que se abrirá próximamente con Albert Boadella... Ahí hay una reflexión, por qué no se invirtió... yo creo que cada uno tenemos una personalidad, creo que a Alberto Ruiz Gallardón y Alicia Moreno les gusta mucho la obra de planta nueva... ejemplo: Los auditorios de El Escorial... unos maravillosos teatros absolutamente infravalorados... no justifica que para que se hagan unos conciertos en verano, esté ese teatro porque al final es como estas cosas de los nuevos ricos... que tienen un coche maravilloso y luego no tienen dinero para pagar gasolina... entonces, ahora yo quiero pensar que si no es el sentido común el que va a asistir a estas horas difíciles del Albéniz, va a ser la crisis... el teatro el día 21 de diciembre, echamos el telón... las últimas palabras que se escuchen van a ser las de Segismundo... yo creo que esta gran crisis, por noticias que me van llegando, va a suponer que no se van a poder hacer esas obras que se pretendían hacer... esos pisos que querían levantar... y no tardando demasiado, esto va a volver a ser un teatro... pero es triste que esto suceda no por la voluntad del ser humano, sino por una crisis financiera, económica... de todo tipo que hay en el mundo...
Pregunta: La puesta en escena que ha llevado a cabo de “La vida es sueño” es rotunda, valiente, ha escarbado en la humanidad de los personajes, con una versión realizada por Pedro Manuel Víllora...
Juan Carlos Pérez de La Fuente: Particularmente creo que estamos ante el mejor texto de la literatura dramática del siglo de oro y yo me atrevería a decir uno de los textos dramáticos principales del mundo. Un detalle, que lo digo siempre porque me llena de satisfacción y es que “Matriz” la famosa película que nos revolucionó a todos y nos hizo pensar tanto, sobre todo en la primera versión... el libro de cabecera de los dos directores fue, aparte de otras lecturas, de La Caverna de Platón, pero fue “La vida es sueño”. Es un texto grande, importante, lleno de misterios, precisamente por eso es clásico porque habla a todos los seres humanos y lo que hemos hecho ha sido hacer un universo en el espacio escénico para contar esta historia, por ejemplo en el vestuario, con elementos del ayer, del hoy y del mañana... sin anclarlo en ningún tiempo, hacer un espacio escenográfico, simbólico, doce columnas blancas y negras como símbolos de los doce horóscopos, no nos olvidemos que el rey Basilio es astrólogo; la astrología que hoy en día es muy frívola o la quieren convertir en una frivolidad, era una ciencia, es una ciencia... y sobre todo, lo fundamental que los conflictos, las emociones, la energía de esta vida es sueño es de hoy... y no se la hemos prestado a Calderón, Calderón a través de sus palabras, sus conceptos, nos introduce en seres humanos atormentados, en seres humanos angustiados, yo creo que el signo de la modernidad es la duda, la angustia y la contradicción... yo creo que hacen falta muchos ansiolíticos para calmar la angustia del príncipe Segismundo y la angustia de su padre el rey... que toma una decisión equivocada, la de quitar la libertad a un ser humano, en este caso, su hijo... porque los astros le habían dicho que iba a ser un monstruo, un mal gobernante... lo encierra en una cueva, en una caverna... y veintitantos años después tiene la duda de si lo ha hecho bien o no, lo saca en ese portentoso mecanismo teatral de narcotizarlo, llevarlo a palacio y si este hombre se comporta de una manera violenta lo devuelve de nuevo narcotizándolo para que piense que todo ha sido un sueño... yo creo que estamos ante el gran texto por excelencia de la literatura dramática española, hemos tenido la oportunidad de llevar la obra a Berlín, por desgracia y ahí me siento muy incómodo, los alemanes saben mucho más de Calderón que nosotros... claro, cada dos años está puesto en temporada... en Berlín, en Alemania... en muchos de los antiguos países del este pasa lo mismo... y era curioso por lo menos, yo me enfrenté a seis directores alemanes que habían dirigido “La vida es sueño”... no los hay en España y ahí viene una reflexión ¿qué nos pasa a los españoles? Tenemos una especie de colapso entre el pasado el presente y el futuro caótico que nos hace serenamente distinguir la plata de la ganga... somos un país que se siente tan poco orgulloso de sí mismo... que a veces nos dejamos perlas como ésta en el camino... creo que la energía que se está viviendo en la obra es muy de hoy también, es muy moderna... la gente se identifica mucho con ella y hace que siempre los españoles que hemos llegado al teatro clásico con una especie como de miedo, de precaución diciendo “Dios mío, no me voy a enterar de los versos”... hemos sido tremendos, de los tres mil versos originales del texto, nos hemos cargado mil. Así, rotundamente. Esta hora cuarenta y cinco minutos está hecha así limpiando no porque queramos, sino porque el tiempo pasa, estamos en un tiempo tremendamente estresado, tremendamente ágil, lleno de imágenes, donde la palabra tiene que convivir con muchos otros conceptos... eran tiempos donde se escuchaba de otra manera, donde se repetían mucho las mismas cosas... se pensaba que el público era tonto... más que ahora todavía... y hace que la obra llegue directa, la crítica ha sido unánime, hacía muchos años que no se vivía una “Vida es sueño”... tenemos que ir a la almendra de los conflictos... el teatro es siempre conflicto, cuando se acaba el conflicto en el teatro aparece eso... que se nota mucho la carcasa, como que queremos ilustrarlo, queremos... como si fuera un gran sermón... y no... aquí no estamos para sermonear... hemos descarnado a los personajes y la verdad es que es uno de los trabajos de los que estoy más contento... te vuelvo a repetir como en “Puerta del sol”... hace veinte años no hubiera podido dirigir esta obra... son obras, fíjate, vamos a dar al César lo que es del César, Calderón la escribió con treinta y tantos años... lo que te habla de la lucidez de este hombre... de lo culto que era, de la de cosas que sabía y del talento que tenía como dramaturgo, como poeta, como filósofo y como teólogo...
Pregunta: Hablaba de los tres mil versos originales de lo que han eliminado mil... y es cierto, quizá se escuchaba de otra manera e incluso cuando te detienes en unos determinados versos puedes admirar su belleza, aunque luego en conjunto, no puedas dejar de pensar “qué pesadez”...
Juan Carlos Pérez de La Fuente: Pero claro... vamos a ver, aquí hay que hablar muy claro, y así yo creo, me he enfrentado como director, yo he sido un director que he dirigido siempre teatro contemporáneo, es la segunda ocasión que tengo, que hecho obras del siglo de oro español, fue la primera “El mágico prodigioso” también de Calderón hace un par de años, y ahora “La vida es sueño” yo no te voy a negar que durante muchos años, cada vez que he ido a ver una obra de teatro clásico hay momentos en que desconecto, claro... entonces me digo “qué me está pasando que ya no sigo, que no sé lo que está diciendo...” pero vamos a ver, si a los profesionales nos cuesta analizar y los directores tenemos que ir explicando paso a paso, desentrañando los versos de Calderón que es el Barroco, que es una complejidad de pensamiento tremenda... tú dime una obra que empieza “Hipogrifo violento que corriste parejas con el viento...” perdone ¿Qué es un hipogrifo?”... entonces o salimos y decimos “Buenas tardes, la actriz va a decir “hipogrifo” y es mitad caballo, mitad grifo...” bueno no, qué sucede entonces... la poesía es un acto casi individual... quién no ha leído poesía en la soledad de su habitación volviendo a repasar unos versos... el teatro es otra cosa... el teatro sucede en ese momento y todo lo que se escapa al espectador es un fallo del director... los textos nos llegan desde hace cuatrocientos años... y no prostituimos un texto por limpiarlo, por adecentarlo, nunca manipularlo... yo creo que la verdadera barbaridad sucede en el espíritu de una obra, no tanto en la letra, en la palabra... aún así Víllora ha sido absolutamente escrupuloso. Yo le dije “Por Dios, hemos quitado alguna palabra que se ha quedado casi en la época de los mitos, dije, esto no lo va a saber nadie... “ pero en lo que sí hemos tenido sumo cuidado ha sido en que llegara directa y que lográramos que el público participara entendiéndolo todo, no nos olvidemos que hace cuatrocientos años el teatro se vivía de una manera muy distinta a como se vive hoy, en las corralas se hacía un drama, una comedia, se hacían tres actos y entre acto y acto, sucedían muchas cosas... la gente comía, hacían mojigangas y de la misma manera que ahora en la serie de televisión te repiten en el capítulo nuevo lo que sucedió en el anterior, tienes la sensación de que aquí, empezaba el segundo acto recordándote lo que había pasado en el primero, todo esto hoy en día, que haces la obra en una hora y cuarenta minutos, no hay entreactos, todo eso lo tienes que quitar... y volvemos a lo mismo, los directores tenemos que pensar que nuestro teatro está compartido por un público muy heterogéneo, no hay que bajar el listón y decir “voy a hacer una vulgaridad” porque nunca se puede hacer una vulgaridad con Calderón, pero tampoco someter al público a una especie de cansancio tremendo con el que llegue a desconectar y la gente incluso se sienta incómoda... y piense “soy tonta, no me entero”... no, mire, estamos ante Calderón y ante una obra de teatro compleja... y yo creo que eso no sucede con “La vida es sueño”.
Pregunta: Lleva cuatro años con su compañía privada. Concluye 2008, ¿Qué balance realiza. Cómo han sido estos cuatro años, qué espera en 2009...?
Juan Carlos Pérez de La Fuente: En lo profesional, creo que hemos conseguido, después de cuatro años consolidar una empresa. Terminamos la etapa del Centro Dramático Nacional, ocho años y el mismo equipo que tenía, no les podía dejar abandonados... entonces les dije ¿Qué hacemos?... y pensamos y lo sigo pensando a pesar de lo difícil que ha sido llegar hasta aquí... que los directores y todas las gentes del teatro siempre somos un poco quejicas, somos como “aleluyas” nos quejamos siempre de todo... y yo creo que no, que no hay que quejarse tanto, hay que quejarse andando, trabajando... no te voy a negar que a los productores, que a las grandes productoras españolas no les sentaba nada bien que un nuevo productor apareciese en el mercado, porque la tarta tiene las porciones que tiene, ha sido duro, muy duro, sobre todo llevando una línea de teatro... textos como el de Alfonso Sastre... me hace mucha gracia ahora que se ha estrenado “La taberna fantástica”... Pérez de la Fuente producciones hizo “Dónde estás Ulalume, Dónde estás”... bueno, y era mucho más arriesgado que “La taberna fantástica” que es un texto absolutamente cotejado con un éxito en teatro... Ulalume... no era así... hicimos “El león en invierno”... “Óscar o la felicidad de existir”... “El mágico prodigioso”... no ha sido fácil, ha habido que aguantar muchos momentos muy duros, donde no nos contrataban las obras y me decían que por qué no hacía comedia divertida para que la gente se riese... que por qué no llevaba gente famosa del mundo de la televisión... y desde mi silencio he hecho el teatro que creía que tenía que hacer... En el año 2008 que ahora termina los dos últimos espectáculos que he hecho nos han serenado, nos han puesto quizá en un lugar en el que no estábamos antes y creo que ahora estamos consolidados como empresarios también... esta crisis que te decía que hay y que en 2009 va a ser tremenda, que la vivimos todos desde el silencio de nuestra realidad, con la chica que nos hace la casa que de repente se tiene que marchar a su país... con tus padres que los tienes jubilados con 600 euros... pero también es una crisis de ideas, yo creo que para 2009 lo que más me gustaría es que los españoles fuéramos más serenos, más reflexivos, menos mediterráneos, te lo dice alguien que tiene un personaje sobre el escenario que grita y brama...
Pregunta: A quien se le denomina el Hamlet español... el que actúa... en cambio el personaje de Shakespeare es más flemático...
Juan Carlos Pérez de La Fuente: No me cabe la menor duda que lo es, sólo que Hamlet es un chico diletante, muy ocurrente y el pobre Segismundo nuestro es una especie de monstruo que grita desesperado y que sus gritos nos resuenan en el hígado, en la cabeza, en el corazón... en todos los sitios... yo creo que Hamlet es un señorito y Segismundo es un hombre que nace de la tierra... con unas connotaciones más cercanas al ser humano... a mí siempre Hamlet me ha parecido alguien muy alejado de mí, porque yo no soy hijo de reyes, pero tampoco a él se lo hicieron pasar mal... a Segismundo se lo hicieron pasar muy mal...
... A ver si conseguimos llevarnos un poquito mejor entre nosotros... entre los españoles... nos llevamos muy mal, somos un país excesivamente cabreado... y poco reflexivo... las últimas semanas gritan unos, insultan otros, hablan de palabras... la palabra “muerte”... está por ahí continuamente... y dices “oiga, oiga que son palabras mayores”... yo creo que ahí el teatro de verdad no es el teatro ideológicamente afín a unos o a otros, es el teatro como te decía al principio de la conversación que te hace dudar de casi todo, yo creo que al de izquierdas le diría que ponga en tela de juicio a los que se llaman de izquierdas y al de derechas que ponga en tela de juicio aquellas ideologías de la derecha... si todos pusiéramos este “según” delante... la vida sería otra cosa y la convivencia española hace falta que entre en una vía mucho más ágil donde no haya tantos colapsos, donde no haya tantos atascos... no me gusta nada este cabreo que tenemos, porque se lo estamos contagiando a la gente joven... está empezando a aparecer esa otra realidad que ha pasado de la juventud, de los chicos que en Grecia y también aquí, en Madrid y Barcelona... es que no nos ocupamos de ellos, es que nos importan un carajo... es que el político está instalado en esa especie de parlamento hueco y vacío... pero de verdad vamos a ver si entre todos, la clase política se hace más sencilla, mucho más sencilla tiene que ser, sin tanta palabrería, sin tanta frase hueca para llenar titulares y luego que dejen de estar enfadados los unos contra los otros... hay que encontrar otro tono... el tono del gran teatro de España es malo... no es constructivo... yo te diría y mira, me voy a ir al personaje de Hamlet “Algo huele a podrido en España”.... siendo un poco cruel... y luego a nivel profesional hay dos proyectos que... mira te voy a decir uno, que versa sobre una figura muy poco investigada a nivel teatral por lo menos y que estoy investigando y que espero poder daros una noticia antes de terminar el año, es la figura de Santa Teresa de Jesús, me parece una mujer que nos la hemos despachado con dos... desde la película de Ray Loriga donde se va por los territorios del éxtasis y de confundir la mística con el sexo y tal... a esa mujer con los pies en la tierra, enfrentándose a la inquisición... y preguntas que siguen latiendo... ¿era una neurótica? Posiblemente sí... ¿era una loca, una visionaria?... ahí andamos... unida esta figura a una mujer que para mí es la esencia del teatro que es María Jesús Valdés.... y luego ya te contaré porque para finalizar 2009 creo que hay un texto con el que me quería enfrentar, que es “La casa de Bernarda Alba”... Son textos que hacen repertorio... el repertorio de un país... hay que ir investigando en ellos... es hermosísimo que las gentes del teatro digan “yo he visto cuatro “Vidas es sueño” y “Cuatro luces de Bohemia” y tres o siete “Casas de Bernarda Alba””... eso hace el repertorio, eso hace que el teatro tenga toda su idiosincrasia... y son puestas en escenas que basándose en el mismo texto, son perfiles muy distintos... cada director valora unos aspectos y cuando las obras son grandes todo está en el texto... el director ve lo que el texto le provoca en imágenes... entonces yo creo que es bueno que vayamos haciendo repertorio... y con el teatro clásico que tenemos... ojalá haya muchas “Fuenteovejuna” o “Alcalde de Zalamea”...
Sofía Basalo.
Pregunta: ¿Dónde está la verdad?
Juan Carlos Pérez de La Fuente: Creo que hay que buscarla todos los días. Se encuentre o no, estamos en un mundo donde creo que tenemos la obligación de buscarla. Buscarla en la política, buscarla en la mirada curiosa que hemos de tener todos los seres humanos y ahí Calderón nos aparece con un texto de hace cuatrocientos años y Velázquez en la pintura, en la misma época, en las Meninas... donde nos obliga a preguntarnos ¿dónde está la verdad?... fíjate cómo gentes del teatro preguntan ¿dónde está la verdad. En el escenario o en la vida?... pues ambas son verdades, muy particulares...
Pregunta: Sí, en el dossier de prensa se incluyen textos de estudiosos de la obra de Calderón y en uno de ellos se comenta que Calderón de la Barca afirma o casi está convencido de que no hay consistencia del ser en la sociedad, que ésta es el reino de la apariencia, de la ficción, del sueño... y no sé si en algún caso de la pesadilla...
Juan Carlos Pérez de La Fuente: Sí... no nos olvidemos que este texto se escribe en un momento de una gran crisis de todo tipo... económica, existencial... casi como la de ahora... hace cuatrocientos años... los dos pilares que habían sustentado todo aquel mundo que era la monarquía y Dios como conceptos, la iglesia, se están viniendo abajo y curiosamente, a través del arte vemos que esto es una realidad... por eso la obra es moderna, porque la duda se convierte en protagonista. Yo creo que la duda es el abandono de los seres humanos, cuando se cortan los hilos con Dios y hace que el ser humano se quede absolutamente inconexo y busca y se busca tratando de dar sentido a su vida... a su existencia... pero desde el plano político yo creo que la obra “La vida es sueño” cada vez va más poniéndonos delante un espejo y por desgracia los políticos cada día nos copian más a los profesionales del teatro, creo que la sociedad, no española ya, mundial, el teatro está más en la calle y en los parlamentos y en los foros políticos que en los escenarios y eso no es bueno... no habla bien de la salud de un país...
Pregunta: Esto último... es teatro mal entendido... en el “mal sentido de la palabra”... ¿no?...
Juan Carlos Pérez de La Fuente: Totalmente. El teatro busca la verdad, una verdad orgánica, sabemos que es una convención, un juego maravilloso que los actores que están representando unos personajes están haciendo, cuando se hace, arte de la mentira. Al político hay que pedirle que no entre a ese juego, porque entonces convierte la política en la interpretación y el objetivo del teatro es reflexionar, entretener... pero el objetivo de un político es el bien común... son muy distintos... ahora, las últimas elecciones que ha habido en España donde asistimos atónitos a esa puesta en escena que se hizo a través de televisión de los dos candidatos donde se vigilaba el color de la corbata, los colores que había en la escenografía, la temperatura... eso es puesta en escena... eso siempre va encaminado a manipularnos a mentirnos, eso es el teatro mal entendido...
Pregunta: Ha comentado que este texto aborda las grandes mentiras que impone el poder para manipularnos, precisamente... ¿Y el ser humano, el ciudadano, sin esas mentiras, ante la duda, somos suficientemente valientes como para enfrentarnos al vacío de la duda...?
Juan Carlos Pérez de La Fuente: Ahí está la clave. El poder es inteligente, sabe que el ser humano necesita un bálsamo, ellos creen que necesitamos que nos mientan y no es verdad. Yo creo que el teatro entre las muchas funciones que tiene, una es acompañar al hombre en ese camino doloroso y duro, como Segismundo, donde se enfrenta a su existencia, donde no podemos buscar continuamente que otros nos solucionen los problemas, yo creo que ahí está la clave... el teatro, minimamente, porque sino, seríamos unos pretenciosos, trata de no sólo poner un espejo y decir allá te las apañes... tampoco de dar soluciones, sino de crear preguntas... y sobre todo que mujeres y hombres del siglo XXI sean los que de verdad construyan su vida, que nadie la construya por nosotros. Antes se llamaba destino, ahora se trata de manipularnos, quizá en televisión es el mayor ejemplo... esa extraña obsesión, decías... la televisión qué ejerce... como una especie de alineación sobre nosotros... y el teatro nunca... hay un cierto tipo de teatro que quizá sí vaya por ese camino... pero este tipo de teatro del que estamos hablando, no.
Pregunta: ... Y es el teatro en el que se ha centrado y el que quizá más valora...
Juan Carlos Pérez de La Fuente: Claro. Creo que podemos convivir, como sucede en la cartelera madrileña, londinense o neoyorquina... un teatro de ocio me parece absolutamente lícito, la gente quiere salir un sábado y tomar unas copas e ir al teatro y ver un musical. Perfecto. Yo no lo critico, ahora si nuestro teatro es sólo un teatro musical, donde todo está levemente inclinado hacia el melodrama o hacia la comedia... creo que hace falta un teatro crítico, un teatro molesto, incómodo para el poder, siempre... porque el teatro ha ejercido siempre una especie de pepito grillo que hace que digamos “sí, pero no”... “usted trata de mentirnos”... y ese tipo de teatro que no creo que sea revolucionario ni mucho menos... es un teatro necesario... tiene que estar en la cartelera madrileña y en las carteleras de todos los teatros mundiales...
Pregunta: Comenta que no es un teatro revolucionario... pero últimamente se dice que el único acto revolucionario en la actualidad es el acto de “pensar”... con lo que si ese teatro necesario nos hace pensar... es en cierta medida revolucionario...
Juan Carlos Pérez de La Fuente: Sí... yo decía revolucionario, este año que estamos celebrando el doscientos aniversario de aquella... no sé cómo llamarla... revolución de un pueblo, de un país, ante un ejército invasor... yo no creo en la revolución que pasa por las armas... creo que por cada persona que muere, es un fallo del ser humano... pero creo que la mayor revolución, estoy absolutamente de acuerdo contigo es el pensamiento... un hombre y una mujer que piensan son un hombre y una mujer que caminan hacia la libertad... no que sean libres, porque creo que eso hay que ganarlo todos los días... la libertad es algo efímero, casi como el cristal que se rompe y que tienes que estar, y eso te crea algunas veces angustia y ansiedad, todos los días luchando por ello, no quedándote en los tópicos, no quedándote en dos ideas que sí, el poder quiere, fíjate lo que han hecho en España, dividirla en dos grupos, unos y otros... para unos los buenos, para otros los malos... eso es una labor reduccionista totalmente... hay que poner siempre la palabra “según” delante y eso pretende el teatro...
Pregunta: Hablaba del doscientos aniversario del dos de mayo... qué bonita puesta en escena realizó en “Puerta del sol”...
Juan Carlos Pérez de La Fuente: ... Y qué compleja... te doy mi palabra que de los grandes retos que como director me he tenido que enfrentar... uno de ellos fue éste... donde en un escenario de diez metros de boca por ocho de fondo había que meter la batalla de Madrid, caminar, acompañar a aquellas personas, a aquellos pobres seres humanos madrileños y muchos españoles, porque aquí había de todo... como siempre ha pasado en Madrid... ha sido para mí una prueba de fuego como director y son esas cosas que te hacen crecer porque lo pasas muy mal y muy bien, al cincuenta por ciento... pero creo que para eso también estamos los profesionales... había gente, mis colaboradores, la mayoría de ellos cuando leían el texto y les decía lo que quería hacer me decían “Juan Carlos esto que quieres hacer es muy difícil, creo que no se puede hacer...” Se puede hacer todo, quizá ahí demostramos que en los escenarios se puede... fíjate, parece que el cine siempre nos lleva una batalla ganada ahí... y sin embargo en un escenario pequeño, no excesivamente grande contamos esa batalla... estoy contento de los resultados...
Pregunta: Sí, hace poquito tiempo me han comentado que en el teatro se puede hacer todo y no hace falta tanto para ello... Quizá ganas, ilusión... poco más...
Juan Carlos Pérez de La Fuente: Sí, exacto... se pueden hacer muchísimas cosas... viste la puesta en escena... piensa que el escenario estaba completamente desnudo... lo que veíamos eran las hermosas paredes del teatro que bien iluminadas eran hermosísimas... y seis andamios con ruedas y unas gasas... pero claro, si tú piensas que allí contábamos lo que sucedió no sólo en Madrid sino en el Motín de Aranjuez y nos introducíamos por calles y plazas y nos metíamos en el interior de las viviendas de las casas de los madrileños, claro dices... mira te voy a hablar a nivel presupuesto, la película de Garci costó quince millones de euros... la producción, hasta levantar el telón, fueron seiscientos cincuenta mil euros... entonces dices, qué sucede, que en el teatro como bien dices, se puede hacer casi todo y la mayoría de las veces hay que sugerir no hay que meter la calle de Madrid... hay que sugerir y hay que hacer que sea una ilusión que el espectador lógicamente se crea, entre en ese juego... allí es donde si algunas veces hacemos arte o sale bien, es donde el teatro te devuelve algo maravilloso... es como una especie de parto donde dices cómo es posible que yo me esté creyendo que esto sea una calle de Madrid cuando si analizo sucintamente... hay una serie de elementos pero muy pequeños, muy sencillos...
Pregunta: Yo creo que eso tiene algo de magia... hoy en día es muy difícil crear esa ilusión, no lo hace cualquiera...
Juan Carlos Pérez de La Fuente: Yo creo que el realismo mata casi todo... un día por hacer estas declaraciones en una rueda de prensa en París... me trajo muy malas consecuencias... porque tuve hasta preguntas parlamentarias cuando dirigía el Centro Dramático Nacional... pero entiéndaseme bien, yo creo que el realismo... el teatro no está para meter la calle entera... para eso está el cine... en el cine sí... en el cine te hacen esos decorados y... el teatro es sugerir, son perfumes, son atmósferas...
Pregunta: Sí, yo siempre recuerdo algo que me comentó un compañero a este respecto. Me comparó la fotografía y la pintura con el cine y el teatro. La pintura no podrá nunca plasmar la realidad como lo hace la fotografía, por lo tanto tiene que buscar otros lenguajes... lo mismo ocurre con el teatro y el cine...
Juan Carlos Pérez de La Fuente: Exacto... no lo puede superar... es imposible... ahora llegar a esto de lo que estamos hablando es muy difícil... no es sencillo... te digo que en el caso de “Puerta del Sol” es verdad que nos ha llegado a través de la historia pintura, cine, donde todo tenía un olor además muy costumbrista, no nos olvidemos ese primer Goya que no ha sido nunca santo de mi devoción, esa especie como de postalita costumbrista de colores chillones madrileño, de chulapas y manolas... y a eso me enfrenté y te digo que hubo momentos muy duros en los ensayos... no recuerdo unos ensayos tan tremendos... fueron ensayos de catorce a veinte horas diarias, de casi no poder dormir, de hecho yo tengo una anécdota, me partí la mano en el ensayo general de un trastazo que pegué en la mesa de dirección ante un caballo, esas esculturas que hizo Pepe Hernández maravillosas... que se metió por el patio de butacas contra una butaca... pero, yo también creo que eso también es madurar, el otro día lo pensaba, dije “voy a cumplir cincuenta años y esto lo haces cuando ya vas cogiendo una edad, vas teniendo una experiencia. Has subido muchas cosas a los escenarios, unas veces acertando y otras no... “ yo creo que es un proceso de depuración.
Pregunta: ¿Cómo sienta ahora mismo estar siendo el colofón final de la vida de un teatro como el Teatro Albéniz?
Juan Carlos Pérez de La Fuente: Mira tienes sensaciones muy encontradas... por un lado, mucha gente me dice que voy a quedar en la historia... no me gustaría pasar a la historia por ser el director que montó “La vida es sueño” y las últimas palabras que resonaron fueron las de Calderón y las de Segismundo ¿no?... yo creo que es más hermoso haber contribuido por ejemplo al nacimiento del Nuevo Teatro María Guerrero o del Valle-Inclán. Tengo sensaciones encontradas, cuando sucede en la vida de una ciudad o de un país el cierre de un teatro, algo se ha hecho mal y yo, con los años, cada día me va gustando menos distanciarme y echar la culpa al otro, porque siempre hay un culpable pero nunca somos nosotros responsables, creo que los profesionales éramos absolutamente conscientes desde el año 1986 que este teatro lo cogió la Comunidad de Madrid y han pasado tres gobiernos, el del Señor Leguina, el del Señor Gallardón y el de la Señora Aguirre... sabíamos que ese teatro era privado y que los riesgos eran muchos... y no entendíamos nadie por qué no se compraba... Mira, cuando llegué en el año 1996 a dirigir el Centro Dramático Nacional me encontré que de los dos teatros que tenía, el María Guerrero y el Teatro Olimpia, el Olimpia era privado. La Comedia, sede de la Compañía Nacional de Teatro Clásico era privada... pues lo primero que dije en el Ministerio es “Señores esto no tiene sentido. Por qué se va a estar pagando un alquiler tan alto, comprémoslo” y se compró. El día que se decidió y sabemos que fue Alberto Ruiz Gallardón con Alicia Moreno, posiblemente con las mejores intenciones y yo no lo critico... hacer ese gran teatro del Canal... se condenó y ahí quizá para mí está el error, al Teatro Albéniz. Yo creo perfectamente que se podía haber hecho un gran teatro en el Albéniz, muy poca gente sabe la cantidad de metros cuadrados que tiene ese teatro que fue cine... debajo del Teatro Albéniz hay una antigua discoteca o sala de fiestas que se llamaba Xairo... si tú sumas los metros que hay entre todo, se acerca mucho a los metros que tiene el actual Teatro del Canal, que se abrirá próximamente con Albert Boadella... Ahí hay una reflexión, por qué no se invirtió... yo creo que cada uno tenemos una personalidad, creo que a Alberto Ruiz Gallardón y Alicia Moreno les gusta mucho la obra de planta nueva... ejemplo: Los auditorios de El Escorial... unos maravillosos teatros absolutamente infravalorados... no justifica que para que se hagan unos conciertos en verano, esté ese teatro porque al final es como estas cosas de los nuevos ricos... que tienen un coche maravilloso y luego no tienen dinero para pagar gasolina... entonces, ahora yo quiero pensar que si no es el sentido común el que va a asistir a estas horas difíciles del Albéniz, va a ser la crisis... el teatro el día 21 de diciembre, echamos el telón... las últimas palabras que se escuchen van a ser las de Segismundo... yo creo que esta gran crisis, por noticias que me van llegando, va a suponer que no se van a poder hacer esas obras que se pretendían hacer... esos pisos que querían levantar... y no tardando demasiado, esto va a volver a ser un teatro... pero es triste que esto suceda no por la voluntad del ser humano, sino por una crisis financiera, económica... de todo tipo que hay en el mundo...
Pregunta: La puesta en escena que ha llevado a cabo de “La vida es sueño” es rotunda, valiente, ha escarbado en la humanidad de los personajes, con una versión realizada por Pedro Manuel Víllora...
Juan Carlos Pérez de La Fuente: Particularmente creo que estamos ante el mejor texto de la literatura dramática del siglo de oro y yo me atrevería a decir uno de los textos dramáticos principales del mundo. Un detalle, que lo digo siempre porque me llena de satisfacción y es que “Matriz” la famosa película que nos revolucionó a todos y nos hizo pensar tanto, sobre todo en la primera versión... el libro de cabecera de los dos directores fue, aparte de otras lecturas, de La Caverna de Platón, pero fue “La vida es sueño”. Es un texto grande, importante, lleno de misterios, precisamente por eso es clásico porque habla a todos los seres humanos y lo que hemos hecho ha sido hacer un universo en el espacio escénico para contar esta historia, por ejemplo en el vestuario, con elementos del ayer, del hoy y del mañana... sin anclarlo en ningún tiempo, hacer un espacio escenográfico, simbólico, doce columnas blancas y negras como símbolos de los doce horóscopos, no nos olvidemos que el rey Basilio es astrólogo; la astrología que hoy en día es muy frívola o la quieren convertir en una frivolidad, era una ciencia, es una ciencia... y sobre todo, lo fundamental que los conflictos, las emociones, la energía de esta vida es sueño es de hoy... y no se la hemos prestado a Calderón, Calderón a través de sus palabras, sus conceptos, nos introduce en seres humanos atormentados, en seres humanos angustiados, yo creo que el signo de la modernidad es la duda, la angustia y la contradicción... yo creo que hacen falta muchos ansiolíticos para calmar la angustia del príncipe Segismundo y la angustia de su padre el rey... que toma una decisión equivocada, la de quitar la libertad a un ser humano, en este caso, su hijo... porque los astros le habían dicho que iba a ser un monstruo, un mal gobernante... lo encierra en una cueva, en una caverna... y veintitantos años después tiene la duda de si lo ha hecho bien o no, lo saca en ese portentoso mecanismo teatral de narcotizarlo, llevarlo a palacio y si este hombre se comporta de una manera violenta lo devuelve de nuevo narcotizándolo para que piense que todo ha sido un sueño... yo creo que estamos ante el gran texto por excelencia de la literatura dramática española, hemos tenido la oportunidad de llevar la obra a Berlín, por desgracia y ahí me siento muy incómodo, los alemanes saben mucho más de Calderón que nosotros... claro, cada dos años está puesto en temporada... en Berlín, en Alemania... en muchos de los antiguos países del este pasa lo mismo... y era curioso por lo menos, yo me enfrenté a seis directores alemanes que habían dirigido “La vida es sueño”... no los hay en España y ahí viene una reflexión ¿qué nos pasa a los españoles? Tenemos una especie de colapso entre el pasado el presente y el futuro caótico que nos hace serenamente distinguir la plata de la ganga... somos un país que se siente tan poco orgulloso de sí mismo... que a veces nos dejamos perlas como ésta en el camino... creo que la energía que se está viviendo en la obra es muy de hoy también, es muy moderna... la gente se identifica mucho con ella y hace que siempre los españoles que hemos llegado al teatro clásico con una especie como de miedo, de precaución diciendo “Dios mío, no me voy a enterar de los versos”... hemos sido tremendos, de los tres mil versos originales del texto, nos hemos cargado mil. Así, rotundamente. Esta hora cuarenta y cinco minutos está hecha así limpiando no porque queramos, sino porque el tiempo pasa, estamos en un tiempo tremendamente estresado, tremendamente ágil, lleno de imágenes, donde la palabra tiene que convivir con muchos otros conceptos... eran tiempos donde se escuchaba de otra manera, donde se repetían mucho las mismas cosas... se pensaba que el público era tonto... más que ahora todavía... y hace que la obra llegue directa, la crítica ha sido unánime, hacía muchos años que no se vivía una “Vida es sueño”... tenemos que ir a la almendra de los conflictos... el teatro es siempre conflicto, cuando se acaba el conflicto en el teatro aparece eso... que se nota mucho la carcasa, como que queremos ilustrarlo, queremos... como si fuera un gran sermón... y no... aquí no estamos para sermonear... hemos descarnado a los personajes y la verdad es que es uno de los trabajos de los que estoy más contento... te vuelvo a repetir como en “Puerta del sol”... hace veinte años no hubiera podido dirigir esta obra... son obras, fíjate, vamos a dar al César lo que es del César, Calderón la escribió con treinta y tantos años... lo que te habla de la lucidez de este hombre... de lo culto que era, de la de cosas que sabía y del talento que tenía como dramaturgo, como poeta, como filósofo y como teólogo...
Pregunta: Hablaba de los tres mil versos originales de lo que han eliminado mil... y es cierto, quizá se escuchaba de otra manera e incluso cuando te detienes en unos determinados versos puedes admirar su belleza, aunque luego en conjunto, no puedas dejar de pensar “qué pesadez”...
Juan Carlos Pérez de La Fuente: Pero claro... vamos a ver, aquí hay que hablar muy claro, y así yo creo, me he enfrentado como director, yo he sido un director que he dirigido siempre teatro contemporáneo, es la segunda ocasión que tengo, que hecho obras del siglo de oro español, fue la primera “El mágico prodigioso” también de Calderón hace un par de años, y ahora “La vida es sueño” yo no te voy a negar que durante muchos años, cada vez que he ido a ver una obra de teatro clásico hay momentos en que desconecto, claro... entonces me digo “qué me está pasando que ya no sigo, que no sé lo que está diciendo...” pero vamos a ver, si a los profesionales nos cuesta analizar y los directores tenemos que ir explicando paso a paso, desentrañando los versos de Calderón que es el Barroco, que es una complejidad de pensamiento tremenda... tú dime una obra que empieza “Hipogrifo violento que corriste parejas con el viento...” perdone ¿Qué es un hipogrifo?”... entonces o salimos y decimos “Buenas tardes, la actriz va a decir “hipogrifo” y es mitad caballo, mitad grifo...” bueno no, qué sucede entonces... la poesía es un acto casi individual... quién no ha leído poesía en la soledad de su habitación volviendo a repasar unos versos... el teatro es otra cosa... el teatro sucede en ese momento y todo lo que se escapa al espectador es un fallo del director... los textos nos llegan desde hace cuatrocientos años... y no prostituimos un texto por limpiarlo, por adecentarlo, nunca manipularlo... yo creo que la verdadera barbaridad sucede en el espíritu de una obra, no tanto en la letra, en la palabra... aún así Víllora ha sido absolutamente escrupuloso. Yo le dije “Por Dios, hemos quitado alguna palabra que se ha quedado casi en la época de los mitos, dije, esto no lo va a saber nadie... “ pero en lo que sí hemos tenido sumo cuidado ha sido en que llegara directa y que lográramos que el público participara entendiéndolo todo, no nos olvidemos que hace cuatrocientos años el teatro se vivía de una manera muy distinta a como se vive hoy, en las corralas se hacía un drama, una comedia, se hacían tres actos y entre acto y acto, sucedían muchas cosas... la gente comía, hacían mojigangas y de la misma manera que ahora en la serie de televisión te repiten en el capítulo nuevo lo que sucedió en el anterior, tienes la sensación de que aquí, empezaba el segundo acto recordándote lo que había pasado en el primero, todo esto hoy en día, que haces la obra en una hora y cuarenta minutos, no hay entreactos, todo eso lo tienes que quitar... y volvemos a lo mismo, los directores tenemos que pensar que nuestro teatro está compartido por un público muy heterogéneo, no hay que bajar el listón y decir “voy a hacer una vulgaridad” porque nunca se puede hacer una vulgaridad con Calderón, pero tampoco someter al público a una especie de cansancio tremendo con el que llegue a desconectar y la gente incluso se sienta incómoda... y piense “soy tonta, no me entero”... no, mire, estamos ante Calderón y ante una obra de teatro compleja... y yo creo que eso no sucede con “La vida es sueño”.
Pregunta: Lleva cuatro años con su compañía privada. Concluye 2008, ¿Qué balance realiza. Cómo han sido estos cuatro años, qué espera en 2009...?
Juan Carlos Pérez de La Fuente: En lo profesional, creo que hemos conseguido, después de cuatro años consolidar una empresa. Terminamos la etapa del Centro Dramático Nacional, ocho años y el mismo equipo que tenía, no les podía dejar abandonados... entonces les dije ¿Qué hacemos?... y pensamos y lo sigo pensando a pesar de lo difícil que ha sido llegar hasta aquí... que los directores y todas las gentes del teatro siempre somos un poco quejicas, somos como “aleluyas” nos quejamos siempre de todo... y yo creo que no, que no hay que quejarse tanto, hay que quejarse andando, trabajando... no te voy a negar que a los productores, que a las grandes productoras españolas no les sentaba nada bien que un nuevo productor apareciese en el mercado, porque la tarta tiene las porciones que tiene, ha sido duro, muy duro, sobre todo llevando una línea de teatro... textos como el de Alfonso Sastre... me hace mucha gracia ahora que se ha estrenado “La taberna fantástica”... Pérez de la Fuente producciones hizo “Dónde estás Ulalume, Dónde estás”... bueno, y era mucho más arriesgado que “La taberna fantástica” que es un texto absolutamente cotejado con un éxito en teatro... Ulalume... no era así... hicimos “El león en invierno”... “Óscar o la felicidad de existir”... “El mágico prodigioso”... no ha sido fácil, ha habido que aguantar muchos momentos muy duros, donde no nos contrataban las obras y me decían que por qué no hacía comedia divertida para que la gente se riese... que por qué no llevaba gente famosa del mundo de la televisión... y desde mi silencio he hecho el teatro que creía que tenía que hacer... En el año 2008 que ahora termina los dos últimos espectáculos que he hecho nos han serenado, nos han puesto quizá en un lugar en el que no estábamos antes y creo que ahora estamos consolidados como empresarios también... esta crisis que te decía que hay y que en 2009 va a ser tremenda, que la vivimos todos desde el silencio de nuestra realidad, con la chica que nos hace la casa que de repente se tiene que marchar a su país... con tus padres que los tienes jubilados con 600 euros... pero también es una crisis de ideas, yo creo que para 2009 lo que más me gustaría es que los españoles fuéramos más serenos, más reflexivos, menos mediterráneos, te lo dice alguien que tiene un personaje sobre el escenario que grita y brama...
Pregunta: A quien se le denomina el Hamlet español... el que actúa... en cambio el personaje de Shakespeare es más flemático...
Juan Carlos Pérez de La Fuente: No me cabe la menor duda que lo es, sólo que Hamlet es un chico diletante, muy ocurrente y el pobre Segismundo nuestro es una especie de monstruo que grita desesperado y que sus gritos nos resuenan en el hígado, en la cabeza, en el corazón... en todos los sitios... yo creo que Hamlet es un señorito y Segismundo es un hombre que nace de la tierra... con unas connotaciones más cercanas al ser humano... a mí siempre Hamlet me ha parecido alguien muy alejado de mí, porque yo no soy hijo de reyes, pero tampoco a él se lo hicieron pasar mal... a Segismundo se lo hicieron pasar muy mal...
... A ver si conseguimos llevarnos un poquito mejor entre nosotros... entre los españoles... nos llevamos muy mal, somos un país excesivamente cabreado... y poco reflexivo... las últimas semanas gritan unos, insultan otros, hablan de palabras... la palabra “muerte”... está por ahí continuamente... y dices “oiga, oiga que son palabras mayores”... yo creo que ahí el teatro de verdad no es el teatro ideológicamente afín a unos o a otros, es el teatro como te decía al principio de la conversación que te hace dudar de casi todo, yo creo que al de izquierdas le diría que ponga en tela de juicio a los que se llaman de izquierdas y al de derechas que ponga en tela de juicio aquellas ideologías de la derecha... si todos pusiéramos este “según” delante... la vida sería otra cosa y la convivencia española hace falta que entre en una vía mucho más ágil donde no haya tantos colapsos, donde no haya tantos atascos... no me gusta nada este cabreo que tenemos, porque se lo estamos contagiando a la gente joven... está empezando a aparecer esa otra realidad que ha pasado de la juventud, de los chicos que en Grecia y también aquí, en Madrid y Barcelona... es que no nos ocupamos de ellos, es que nos importan un carajo... es que el político está instalado en esa especie de parlamento hueco y vacío... pero de verdad vamos a ver si entre todos, la clase política se hace más sencilla, mucho más sencilla tiene que ser, sin tanta palabrería, sin tanta frase hueca para llenar titulares y luego que dejen de estar enfadados los unos contra los otros... hay que encontrar otro tono... el tono del gran teatro de España es malo... no es constructivo... yo te diría y mira, me voy a ir al personaje de Hamlet “Algo huele a podrido en España”.... siendo un poco cruel... y luego a nivel profesional hay dos proyectos que... mira te voy a decir uno, que versa sobre una figura muy poco investigada a nivel teatral por lo menos y que estoy investigando y que espero poder daros una noticia antes de terminar el año, es la figura de Santa Teresa de Jesús, me parece una mujer que nos la hemos despachado con dos... desde la película de Ray Loriga donde se va por los territorios del éxtasis y de confundir la mística con el sexo y tal... a esa mujer con los pies en la tierra, enfrentándose a la inquisición... y preguntas que siguen latiendo... ¿era una neurótica? Posiblemente sí... ¿era una loca, una visionaria?... ahí andamos... unida esta figura a una mujer que para mí es la esencia del teatro que es María Jesús Valdés.... y luego ya te contaré porque para finalizar 2009 creo que hay un texto con el que me quería enfrentar, que es “La casa de Bernarda Alba”... Son textos que hacen repertorio... el repertorio de un país... hay que ir investigando en ellos... es hermosísimo que las gentes del teatro digan “yo he visto cuatro “Vidas es sueño” y “Cuatro luces de Bohemia” y tres o siete “Casas de Bernarda Alba””... eso hace el repertorio, eso hace que el teatro tenga toda su idiosincrasia... y son puestas en escenas que basándose en el mismo texto, son perfiles muy distintos... cada director valora unos aspectos y cuando las obras son grandes todo está en el texto... el director ve lo que el texto le provoca en imágenes... entonces yo creo que es bueno que vayamos haciendo repertorio... y con el teatro clásico que tenemos... ojalá haya muchas “Fuenteovejuna” o “Alcalde de Zalamea”...
Sofía Basalo.
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