domingo, 29 de enero de 2012
... ANTONIO ALBELLA (Septiembre 2011)
Dice la canción que veinte años no es nada. No es así en la trayectoria profesional de un actor vocacional que ha pasado por la música, la televisión y cómo no, el teatro. Antonio Albella vuelve a subirse a las tablas de la mano de Víctor Conde, dando vida a un avezado inspector lo suficientemente inteligente como para negar la existencia de un “Crimen Perfecto”. Junto a Jorge Sanz, Pablo Puyol y María Castro completa el reparto de una propuesta teatral que homenajea al séptimo arte de un modo notable. Es palpable la pasión que mueve a Albella, en una conversación sumamente agradable que nos descubre a una persona con una desbordante y contagiosa generosidad:
Pregunta: ¿Qué es más fácil cometer un crimen perfecto o hacer una obra perfecta?
Antonio Albella: Espero que sea más fácil conseguir hacer una obra perfecta, porque cometer un crimen perfecto es un delito y una cosa terrible... Sí, es difícil encontrar, ver, hallar el punto justo en que una obra guste a todo el mundo, un montaje satisfaga a todo el mundo, pero creo que con esta función lo estamos consiguiendo, porque logramos aunar cine y teatro; hemos tratado de que la gente cinéfila que se acerca al teatro para ver esta adaptación de la película de Hitchcock se encuentre con referencias cinematográficas, sin olvidar que Hitchcock realmente adaptó “Crimen Perfecto” de una obra de teatro; Los orígenes de “Crimen Perfecto” en principio son los de una obra de teatro maravillosa de una arquitectura teatral casi perfecta, lo que pasa es que se hizo tremendamente famosa por la versión cinematográfica de Hitchcock porque entre otras cosas es una de sus piezas clave, uno de los clásicos de su filmografía, entonces yo creo que la gente queda muy satisfecha, está viniendo mucha gente que no es tan habitual del teatro pero que se acerca porque es fanática de Hitchcock y tiene realmente curiosidad por ver cómo hemos montado esto ¿no?
Pregunta: Hablabas de la pasión con la que afrontas cada proyecto, yo creo que sin esa pasión sería muy difícil ¿no?
Antonio Albella: Yo soy un actor vocacional, me imagino que mis compañeros o los compañeros que conozco, casi todos los que hacemos teatro somos muy vocacionales, porque subirse a las tablas de un escenario... es algo muy vocacional, no hay que tener miedo escénico... Hay actores que quizá no hacen teatro porque pueden tener un pequeño miedo escénico, porque tienen miedo a las tablas; pero yo creo que el actor vocacional, el que nació con esto, como creo que yo nací y que tenemos algo dentro, ese monstruo que tenemos que alimentar cada día, nos gusta subirnos al escenario y vivir durante dos horas en la piel de otro personaje, eso sin desmerecer a los compañeros que trabajan en cine y en series de televisión donde yo también he trabajado, y yo soy un cinéfilo empedernido y por supuesto me gustaría hacer cine; no he tenido la oportunidad nada más que en contadas ocasiones, en cortometrajes y en algún pequeño papel, pero por supuesto, hacer cine también es muy difícil, pero efectivamente, hay que tener pasión y una vocación muy fuerte para involucrarte en una obra de teatro, ya sea en una sala alternativa, en salas comerciales como lo estoy haciendo en los últimos tiempos... Que haya personas, como en una sala de microteatro, o que haya cuatrocientas como en el Teatro Reina Victoria, da igual, estás en frente de un montón de gente y la maravilla del teatro es que ya sean quince o trescientos, es mágico sentir cómo todo ese colectivo se convierte en uno solo, en un ente que funciona a la vez, ésa es una de las maravillas que día a día me sorprende. Cómo toda la gente a la misma vez reacciona al mismo gag cada noche, o reacciona al mismo susto... eso es una maravilla, esto es por lo que nos movemos nosotros aparte de la sensación de querer ser otro personaje... No lo sé, el ser humano es infinito, imagino que cada compañero tiene una idea de su carrera, pero a mí realmente el fenómeno teatral es eso, es que estás dando a la gente una parte de tu vida, no hay espectáculo comparable con esto, sentir en este caso que cinco actores recreamos una situación que es de suspense, aunque tenemos una realidad paralela, porque ya viste...
Pregunta: Hacéis cine dentro del teatro...
Antonio Albella: Sí, interpretamos a unos actores que están haciendo esta película en el Hollywood de los años cincuenta, es maravilloso... es una sensación única, ese momento de vida que te están dando cinco personas; como digo, no hay espectáculo comparable, porque en el cine, por ejemplo, tú ves la misma película cada día, porque está rodada y está hecha con muchísimo esfuerzo, con más o menos medios, pero la película es la misma, se puede eternizar en el tiempo, si se convierte en una obra de arte; pero en el teatro, lo que se hace cada noche, aunque se haga el mismo texto, un actor puede estar con gripe, otro actor puede venir enfadado, cada función es distinta realmente, y eso es una maravilla... Haces la misma función con el mismo texto, los mismos efectos especiales, las mismas luces, pero en este caso por ejemplo, nosotros cada día, damos una vuelta de tuerca más, nuestro iluminador que es fantástico, Carlos, cada vez está matizando más los colores de las luces, para que den todavía mayor sensación de suspense al público, en fin, es un espectáculo muy vivo, como cualquier función de teatro, un espectáculo vivo.
Pregunta: Tu personaje hace su aparición desde el patio de butacas, con un aire verdaderamente misterioso...
Antonio Albella: Cuando entro en el patio de butacas soy el actor que va a interpretar a un inspector. Soy un actor muy de los años cincuenta... Y en esos años todo el mundo iba mejor vestido, todo el mundo cuidaba más su imagen que ahora; en la actualidad un actor como yo, aunque me gusta ir bien vestido y tal, tiende a ir más cómodo, pero en los años cincuenta iban muy bien vestidos a su trabajo, incluso aquí mismo en España hay grandes ejemplos de eso, de auténticos estereotipos de la elegancia como era Alberto Closas, como sigue siendo Arturo Fernández, que van impecables, a mí eso me encanta... Entonces, el espectáculo comienza cuando la gente está entrando en la sala y ve cómo estamos preparándonos en mi caso, yo soy un actor que llego a trabajar, saludo a mis compañeros, se está maquillando María Castro que en este caso es Grace Kelly, tenemos a la vista del público nuestros camerinos, la maquilladora... A la gente le está gustando mucho estas transiciones entre escena y escena, donde haciendo un paralelismo con el mundo del cine se corta cada escena, y vuelve el ritmo frenético de un plató, maquilladores que retocan a los actores, tramoyistas que ponen una pared... y a nosotros nos divierte mucho hacerlo, tanto es así que en el proceso de ensayos, incluso se pensó en hacer pequeñas subtramas entre estos actores de Hollywood. Sí, se pensó que el galán podía estar flirteando con la actriz, o podía haber un pequeño enfado entre el actor principal y el actor secundario, pero el director pensó que esto podía confundir a la gente para que ésta, esté pendiente de lo que realmente queremos contar que es la maravillosa obra de “Crimen Perfecto”. Se podía haber hecho pero creo que a la gente hay que darle las cosas fáciles para que no se confunda, la gente lo coge y lo entiende perfectamente, sabe que es un rodaje de una película que es un plató cinematográfico y después a la gente le encanta el suspense que ya contó Hitchcock, porque está espectacularmente escrita, tiene un suspense muy sencillo, todo depende de una llave y de un olvido... o de un malentendido, el marido confunde o saca una llave de donde no debe de ser y ahí es donde el crimen deja de ser perfecto... y donde mi personaje lo descubre ¿no? Pero no quisimos cargar las tintas en esa segunda realidad paralela, sino simplemente dar una nota y darle una vuelta de tuerca a una función que no queríamos, o por lo menos que el director, Víctor Conde, que es un visionario, no quería hacer un decorado fijo, el apartamento del matrimonio Wendice, que es donde todo transcurre y como se representó en los años cincuenta. Ahora el público está muy acostumbrado a musicales, a audiovisuales, a películas en 3D, con lo que creo que está muy bien que hayamos hecho o Víctor haya tenido esta maravillosa idea, de hacer este plató cinematográfico, yo creo que queda muy bonito, a la gente le gusta mucho y es una visión muy “chula” de adaptar un clásico del cine.
Pregunta: Has comentado que nunca te habías enfrentado a un personaje tan rico, con tantos matices. Vemos que Jorge Sanz es Ray Milland; María Castro calca a Grace Kelly y Pablo Puyol hace lo mismo con su personaje, pero tú no, tú has querido crear a un personaje diferente...
Antonio Albella: Tuvimos entre el director y yo, un trabajo de decidir si nos arriesgábamos a lo que la gente está viendo, que es darle una composición, “no naturalista”, aunque hay gente que habla así y que son muy cursis... entonces, nos fuimos, copiamos mucho, nos inspiramos mucho en toda esta gama de inspectores de policía de las películas basadas en las novelas de Ágatha Christie, como puede ser Hércules Poirot, que lo interpretaron para el cine, divinamente Albert Finney t Peter Ustinov, en las distintas versiones de las novelas de Ágatha Christie, y al mismo tiempo, el propio inspector que aparece en la película de Hitchcock que era un actor secundario, no muy conocido realmente, llamado John Williams... Y a mí me ayudó mucho, hay algunos detalles que he querido copiar para homenajear a este hombre allá donde esté, pero sí que es cierto que nunca había hecho un personaje hablando de una manera que no es la mía, por ejemplo, yo tengo un tono más bajo y este señor habla con un tono más alto... Corríamos el riesgo y en eso Víctor Conde estuvo muy pendiente de mí, de que no se nos fuera al inspector caricaturesco de Peter Sellers en la Pantera Rosa... que podríamos haberlo hecho, pero ya no entraba en toda la elegancia del montaje, por eso siempre tengo mucho miedo de no pasarme, podíamos haber hecho a un señor que se tropieza con los muebles y que le hubiera hecho muchísima más gracia a la gente todavía... a la gente le hace gracia pero en su justa medida, ya viste que hay una sonrisa amable, es un personaje que desengrasa la tensión de todo el primer acto y a la gente le hace gracia, pero no es la carcajada. Víctor en ese sentido ha sido muy cuidadoso, yo trato también de que no se me vaya el personaje por la tremenda comedia sino estar siempre muy ajustados en eso en la sonrisa amable... Hay una serie de gags, yo pongo una voz un poquito aguda, hago mucho color con la voz que no había hecho nunca y que realmente es un poco cansado para las cuerdas vocales, pero muy satisfactorio al final, a la hora de los aplausos, porque notas que a la gente le ha gustado.
Pregunta: Habéis ido a lo más difícil y lo más acertado, no cruzar esa línea invisible tan delicada...
Antonio Albella: Sí eso me dice la gente y los compañeros que han ido a verlo, de cuyos criterios me fío, como me fío del tuyo... Y sí lo que al principio puede sorprender cuando aparezco, pero cuando ves por dónde va el personaje, ya te sientes cómodo, gusta y además en definitiva es el que va adivinando todo, también me preocupaba mucho que la gente entendiese muy bien cuál había sido el error de Tony Wendice, interpretado por Jorge Sanz, dónde se le había escapado el detalle y la gente se entera muy bien con el monólogo final que tengo, sobre dónde estaba la llave, qué pasó con el asesino y todo eso, está muy bien lo disfrutamos mucho todos, lo pasamos muy muy bien, creo que Jorge Sanz hace un gran trabajo, quizá su mejor trabajo en teatro, porque además es una función que tiene que ver mucho con él, ya que él ha sido un gran galán de este cine nuestro, y Jorge está estupendo; Pablo Puyol en su papel de galán, también está muy bien; María Castro sigue su trayectoria después de “La Ratonera” y está maravillosa y José Sánchez Orosa, hace un asesino también muy creíble y muy difícil, porque es un personaje muy oscuro y muy patético, realmente. Es un personaje bonito también... Hacemos en definiva un reparto muy compacto.
Pregunta: Creo que llevas veinte años en el mundo del espectáculo, en el teatro, la música, televisión...
Antonio Albella: Sí y los he cumplido este año. En 1991 Consuelo Berlanga me eligió para presentar con ella un magazine matinal y yo que ya había hecho teatro, en este programa también hacíamos nuestros sketches de teatro y ya sabes lo que son los matinales y sobre todo los de esa época, que era un poco la escuela de Hermida, donde todos teníamos que hacer un poco de todo, aparte de presentar y a mí me encantaba porque me traía amigos de la escuela, contactaba con gente para hacer pequeños skteches y a partir de ahí pues todo el mundo sabe más o menos, que he hecho televisión, que he pasado también por el mundo de la música... pero bueno, mi vocación principal es la de actor ¿no? Y siempre me tomé cada uno de mis trabajos como un papel... Cuando he sido presentador de televisión, era un actor que hacía de presentador, cuando he sido cantante siempre me lo tomé como un actor que interpretaba un papel de cantante de grupo de fans... me parece que toda mi carrera la he enfocado y la seguiré enfocando así ¿no? Me gusta mucho hacer televisión, comunicar cosas y decir cosas ante la cámara, pero no deja de ser una interpretación.
Pregunta: El balance de estas dos décadas, es positivo ¿verdad?
Antonio Albella: Sí, sobre todo... el ser humano somos mucho de celebrar los aniversarios, sobre todo estas fechas redondas... celebrar veinte años en este momento dulce de mi carrera, haciendo un papel con el que la crítica de varios periódicos me han destacado y además en Madrid también está gustando, celebrar los veinte años en este momento dulce es muy bonito ¿no? Es mejor que estar en uno de esos periplos en los que estás esperando que el teléfono suene, entonces es bonito pensar que aquello que se ha escogido y que estás desarrollando y parece que la elección fue apropiada, si sigo en este negocio por el que la gente sigue viniendo a verme, esto está muy bien, por supuesto que me hubiera gustado hacer más cosas y más importantes en estos veinte años, pero esto es lo que hay, trabajamos en un país donde como sabemos el mundo del espectáculo es raquítico, no hay una industria del espectáculo como en Estados Unidos...
Pregunta: ¿Por qué, qué nos falta?
Antonio Albella: ... Ahí también está la grandeza de nuestro país, tenemos unos gustos muy particulares, entonces por supuesto en este país, por lo que sea, el fútbol va a ser más que el teatro, muchas cosas van a ser más que el espectáculo ¿no? Pero el espectáculo siempre estará ahí, como en cualquier cultura, pero no es una primera opción, para el público, entonces sobrevivir de esto es realmente complicado, pero bueno, estamos viviendo un momento muy dulce, a pesar de la crisis, precisamente ésta, está haciendo que haya un auge verdadero desde hace dos años, como sabes, en el teatro de esta ciudad (Madrid) porque creo que en provincias siempre ha funcionado muy bien al teatro, la gente va con muchas ganas al teatro, pero en una ciudad con tantísimas opciones, como es Madrid, donde hay otras muchas cosas, no sólo el teatro; sí que es cierto que el teatro está viviendo una época dorada, los espectáculos funcionan, porque quizá la gente a lo mejor se piensa mucho comprarse un piso, comprarse un coche, pero sí les apetece o pueden gastarse cuarenta euros en un teatro, en una cena posterior, pienso que es un pequeño lujo que necesita en esta época...
Pregunta: Has comentado alguna vez que no se puede decir “No” a nada... Pero, ¿A qué dirías No?
Antonio Albella: He dicho No a cosas ¿eh? He dicho No a realitys, yo soy una persona que creo que soy carne de realitys y ya me han ofrecido en tres ocasiones varias cosas, porque hay mucho archivo, sobre todo en la época en la que estuve cantando, sabes que pertenecí a un grupo que fue muy famoso en este país, como era “Locomía” de lo que estoy muy orgulloso, porque fue una época muy bonita donde pude viajar a Sudamérica, conocer otros tipos de televisiones, actuar para muchísimas personas... entonces, este tipo de programas, realitys como son islas de famosos, granjas y cosas... sí que es cierto que se nutre de esta gente o de compañeros que han tenido una gloria pasada (entre comillas, no quiero que suene a peyorativo) pero sí que entiendo que yo como personaje que tuve el pelo largo que aparecía en las televisiones cantando en un grupo de fenómeno de fans, pues claro, soy carne de cañón para salir en estos programas porque tienen imágenes pasadas mías, entonces, este tipo de programa tira mucho de eso, de esta persona era ésta y ahora está en una isla con otro grupo de famosos, que lo son por trabajo o por cosas personales... y a esto me he negado porque aunque es difícil negarse porque el dineral es apabullante... pero, no sé, primero yo adelgazo con muchísima facilidad y me da mucho miedo estar en un sitio en condiciones adversas, me da mucho miedo esta cosa, ir a un sitio, dormir en el suelo... nunca he sido un niño de campamentos ni de camping, pero más allá de esto, a lo mejor como experiencia vital puede ser buena y positiva e incluso interesante... más allá de eso... creo que mi carrera, aunque va bien, estoy teniendo un respeto por parte de mis compañeros y de los medios de comunicación, la gente sabe que estoy enlazando un trabajo con otro... poniendo esto en la balanza, evidentemente, prefiero seguir en una trayectoria más silenciosa pero más segura, que no hacer, algo más visible, como es aparecer en alguno de estos programas pero que de cara a la gente que confiaba en mí para sus producciones piense que a lo mejor no era una elección adecuada... A eso sí he dicho No... después no he dicho que No a muchas cosas de las que luego me he arrepentido, ya sabes, cortometrajes de chicos que comienzan que dices que sí porque son gente joven y nunca sabes dónde puede estar el siguiente Alejandro Amenábar... pero después, son rodajes tediosos, porque son muy jóvenes, no tienen las cosas claras, te hacen mucho esperar... pero bueno, en definitiva colaboras con ellos y no está mal, te arrepientes el día en el que estás haciendo esto, pero después queda ahí un trabajo para ellos y siempre es bueno porque yo también fui joven y quise que me ayudasen... Entonces a estas cosas, pues, ahora las miro más... cuando me ofrecen un cortometraje miro que por lo menos no te vaya a mantener mucho tiempo ocupado y si puedo hacerlo, lo hago... pero muchas veces he deseado haber dicho que no, cuando te has visto metido en una cosa de éstas...
Pregunta: En tu página web tienes algunas frases muy interesantes, me ha gustado sobre todo ésta: “Estar preparado es importante. Saber esperar lo es aún más”... Yo no sé si además de importante, es lo más difícil...
Antonio Albella: Sí, lo es, lo es (risas) Es muy difícil... No son frases mías ¿eh? Son frases que he ido recopilando por internet, por estos libros de aforismos... pero sí esa frase que encontré por internet me parecía muy interesante sobre todo para nuestro trabajo, me parecía que definía mucho lo que era nuestro trabajo, saber esperar es importante... es importante pero muy difícil... Hay veces que desearías estar en proyectos que salen o has estado a punto de estar porque te has presentado a un cásting, a alguna audición y no la has hecho tú pero la ha hecho algún compañero... Y yo creo que lo importante es esperar y disfrutar de lo que otros hacen...
Pregunta: Hay que ser muy generoso para eso...
Antonio Albella: Bueno... no me gusta ponerme medallas ni decir que soy mejor que nadie, pero sí que me alegro por lo que les ocurre a mis compañeros, además de una manera absolutamente convencida, porque es tan difícil encontrar algún trabajo interesante, incluso trabajos que no son interesantes y cuando ves a un compañero haciendo un papel episódico en una serie o en una película, de verdad que me alegro porque sé el proceso que ha tenido esa persona hasta llegar ahí, como lo sé porque lo he vivido, de verdad me alegro con toda la satisfacción... conozca al compañero o no... Llegado a una edad en tu carrera, como soy yo que ya he pasado los cuarenta, tengo cuarenta y tres, llega un momento en el que de verdad vivo los éxitos de otras personas como si fueran míos... cuando los sueños crees que no van a llegar, como son los sueños que hemos tenido todos los actores, por supuesto llegar a Hollywood, actuar en grandes películas y ves que ya es algo lejano, por posibilidad, por años, por todo... de verdad que vives... por ejemplo, yo vivo el éxito de Penélope Cruz, a la que conocí con 16 años, soy absolutamente “penelopista” porque encontré que esa chica, cuando la conocí, precisamente en este cásting del que te hablo de hace veinte años, ella estaba ahí y vi esa inquietud en ella, esos ojos tan profundos que tiene Penélope Cruz, de cerca, que decidí seguir su carrera y sabía positivamente que tenía un carisma tan apabullante como el que tiene y por el que ha llegado donde ha llegado, nos guste o no nos guste su talento, está ahí por algo ¿no? Y es incuestionable la carrera interesantísima de esta mujer; entonces, por ejemplo en ese caso, antes el de Banderas, al que también conocí en la época de la movida y era un actor realmente carismático, es un personaje maravilloso... Y cuando llegó, lo viví con pasión, compro todas las revistas americanas donde aparecen estos compañeros y leo sus entrevistas y me emociono y lo vivo como si fuera algo que me estuviera ocurriendo a mí. Creo que debería ser así en todos los casos... No quiero quedar como una persona... pero no sé, lo vivo así, claro que ha habido momentos en los que has visto a alguien que hace un papel que podrías estar haciendo tú y tienes ese pequeño sentimiento de “Yo lo haría mejor. Yo podría estar ahí”... pero no sé, yo trabajo mucho la metafísica, desde hace mucho tiempo, también por la forma de ser que soy y creo que es más saludable para tu mente e incluso para tu físico, el estar a gusto con lo que tienes alrededor y no estar negativo con lo que estás viendo a tu alrededor, porque eso lo único que te provoca es malestar; por supuesto que las temporadas de espera telefónica son malas y duras, pero si eso se llena con la alegría que te estoy contando, esa espera es mucho más llevadera y más dulce.
Sofía Basalo.
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