viernes, 9 de diciembre de 2011

... ISABEL PINTOR (Julio 2011)



Despacito y sin hacer ruido, “Camas y mesas” ha ido recorriendo un largo e importante camino teatral. Se estrenó en 2010, en la Sala Triángulo. Gracias al éxito de público y crítica pudo dar el salto hacia el teatro comercial, donde ha permanecido hasta formar parte de la programación de los Veranos de La Villa 2011. Isabel Pintor, directora y desde hace algunos meses intérprete de esta obra, reivindica la necesidad de entidades que den oportunidad a textos y autores nuevos, que muestren un rostro renovado de un teatro que no tiene porqué ser siempre el mismo.
“Camas y mesas” nos habla del amor, de los diferentes tipos de amor que conjugamos en nuestro día a día, de las barreras que este amor ha de superar mientras sobrevivimos intentando convencernos de que el amor de verdad nos mira desde los ojos de la persona con quien amamos...
Hemos charlado con Isabel Pintor:



Pregunta: “Camas y Mesas” es una obra en la que el amor se muestra tal y como es, rompiendo quizá el mito de las películas de Hollywood, por las que a menudo concluimos que lo que quiere el ser humano es “enamorarse como en una película”...


Isabel Pintor: Sí, verdaderamente plantea dos tipos de amor, o dos tipos de personas que se plantean el amor de una manera absolutamente romántica e idílica, que a menudo coincide con el modo en el que lo viven las mujeres y por otro lado, los que se lo plantean de una manera más práctica e incluso tras haber tenido algunas experiencias en el amor muy negativas o muy frustrantes, deciden ser unos cínicos y determinan que nunca más van a abrir la caja de Pandora y se van a dejar envolver por los efluvios del amor, y van a ser personas frías y calculadoras, entonces se plantea cuál de los dos tipos de amor es el que realmente deberíamos elegir para que nuestra vida no fuera un desastre y un drama continuo... Y eso lo plantea de una manera no exactamente cómica, porque lo hacemos de una manera muy natural, para que la gente se vea reflejada y cuando ves reflejado lo patéticos que somos cuando nos enfrentamos a una situación de amor o de pareja en la que nos creemos que se va a acabar el mundo, hasta qué punto somos tontos y patéticos... Nosotros plasmamos eso, entonces el público, al verlo desde fuera se siente tan identificado, siente que en algún momento de su vida se ha comportado como alguno de los cuatro personajes y ahí es cuando aparece la comedia, pero no es una obra pretendidamente cómica, de hecho nosotros a la hora de trabajarla, durante los ensayos, lo vivimos como algo muy serio y cuando estrenamos y la gente empezó a reír... no sabíamos bien de qué se reía... Claro, se reían porque se veían a sí mismos y descubrían que en algún momento de su vida habían sido así... Visto desde fuera, el amor, como dice alguno de los personajes... “¿Por qué soy tan patético, por qué el amor me hace sentir tan patético?...

Pregunta: Hablas de dos tipos de amor, pero no sé si en el fondo es el mismo amor... Porque suele pasar que el que con más firmeza se niega a abrir “la caja de Pandora”... La acaba abriendo de par en par...

Isabel Pintor: Sí, desde luego, basta que lo digas para que te pase... Obviamente... Aparte que la postura “no me voy a volver a enamorar o no voy a perder los papeles de esta manera”... la verdad es que la vida sería un aburrimiento si... La chispa de la vida está ahí, si no te permites a ti mismo que te pasen esas cosas... qué aburrimiento... Lo que ocurre es que hay que saber perder, hay que saber tomárselo con cierto sentido del humor, no hay que obcecarse tanto en el amor, que a veces nos volvemos locos y nos hace sufrir demasiado...

Pregunta: ¿Si no nos volviéramos locos, no sería amor?


Isabel Pintor: Sería otra cosa (risas)... También la función plantea cuál es el verdadero amor, si el amor a los amigos, o el amor a la pareja... Los personajes, son dos parejas, una heterosexual y otra homosexual, y uno de los chicos de la pareja homosexual y la chica de la pareja heterosexual son íntimos amigos, de toda la vida... entonces, hay momentos en los que no sabes muy bien, cuál es el verdadero amor, el que ella siente por su amigo de toda la vida o el que siente por su pareja, hay veces que piensas que casi es más grande y dura toda la vida, el amor a los amigos... es más auténtico ese amor... el amor a la familia, a los amigos... aunque a lo mejor no es tan pasional, tan cegador... O el amor a la pareja que muchas veces termina... También la función plantea diferentes tipos de amor, aparte del amor de pareja que los hay y que son tan bonitos como el amor a la pareja...

Pregunta: Al hilo que de lo que comentas, ¿queremos más que amamos. Llegamos a Amar alguna vez?...

Isabel Pintor: Claro, es que a veces cuando queremos somos tan egoístas... cuando la cosa se convierte en “necesito”, “quiero algo”, “si no obtengo esto no soy feliz”... Creo que ahí es cuando comienzan los problemas... porque quizá la otra persona no quiere lo mismo que tú, a lo mejor quiere ir a otro ritmo o quiere a otra persona directamente... Yo creo que amar de verdad, el amor de verdad, que también se plantea en la función... ¿qué es el amor de verdad?... Ojalá lo supiéramos... habrá budistas que digan que el amor a Dios es el verdadero o el amor a tu familia... pero claro, yo creo que el amor de verdad es el que ama sin pretender o exigir recibir nada a cambio... Y eso es tan complicado...

Pregunta: También planteáis si en el amor de pareja es más importante la fidelidad o la lealtad...


Isabel Pintor: Sí, exacto... En un momento dado un personaje le dice a su pareja “¿Cuándo te he pedido fidelidad, lo único que te he pedido es que respetes mi intimidad?” Ahí es cuando uno de los miembros de la pareja rompe la intimidad de otro, espiándolo... entonces, para su pareja eso es mayor traición que si le hubiera sido infiel... Con lo que también se plantea qué es ser infiel, es poner los cuernos o es abusar de la generosidad de tu pareja, meterte en un campo de tu pareja que es secreto, íntimo... Para mí, como directora, el tema principal de la función es cómo el pasado de las personas puede, a veces, nublar el presente, cómo tu pasado puede provocar que tu pareja se obsesione, que no respete ese pasado, que pretenda que no hayas tenido vida hasta que lo has conocido... Todo lo que tiene que ver, sobre todo a ciertas edades, cuando necesariamente tienes un pasado, que no es tu primera pareja, sino que ya has tenido varias, cómo eso obsesiona... cómo eso obsesiona a tu pareja presente, si sigues acordándote de tus ex novios, si acaso sigues queriéndolos... Entonces, claro que sigues queriendo a personas que han formado parte de tu vida... Y cómo manejas eso, cómo manejas tu amor a alguien que forma parte de tu pasado, pero que de alguna manera sigue siendo parte de tu vida porque no lo puedes borrar de un plumazo y cómo las personas que aparecen nuevas en tu vida, tienen que aceptar eso y asumirlo, e incluso sentirse orgullosos de que a pesar de haber tenido otras experiencias anteriores, tú quieres estar con esa nueva persona que aparece en tu vida...

Pregunta: Por lo que vemos “Camas y mesas” podría ser un exhaustivo estudio y análisis de los sentimientos...


Isabel Pintor: Yo creo que sí y lo hace de una manera muy divertida y con un humor muy inteligente, por parte del autor, Emilio Williams, que es un autor muy joven, poco conocido en España, porque él ha estado casi todo el tiempo viviendo en Estados Unidos, de hecho esta obra está escrita primero en inglés y habla sobre la vida en Nueva York, está todo el rato haciendo referencias a Nueva York y aunque el tono es muy de comedia, profundiza muchísimo; creo que no está reñido lo uno con lo otro, parece que a veces cuando vas a al teatro a ver una comedia, se convierte en un chiste detrás de otro... Tú puedes estar contando algo muy profundo y hacer reír a la vez... Y yo creo que ése es el acierto de “Camas y mesas” porque hace que la gente salga... Van muchas parejas, cada vez nos hace más gracia ver que vienen parejas a ver la función... Y después comentan la jugada porque la función de mucho de sí... la función tiene muchas versiones posibles, la gente que la ve de repente te dice cosas que ni a nosotros se nos había ocurrido, siempre hay alguien que está a favor de uno de los personajes y en contra de los otros, pero nunca es el mismo... Ahí se ve cómo cada persona da su versión de la función, eso es lo bonito, se plantean cuatro tipos de personas sin decantarse por ninguna de ellas...

Pregunta: ¿Cómo llegó esta obra a tus manos y cómo surgió la oportunidad de dirigirla primero y después también interpretarla?


Isabel Pintor: Fue de una manera muy casual, como son muchas veces las cosas, porque yo soy actriz, había dirigido una cosita hacía poco tiempo, fui a ver una lectura de “Camas y mesas” a la SGAE y me enamoré de la función. Sólo con la lectura, me dije que quería dirigirla porque hablaba de cosas que me tocan tan de cerca que pensé que podría poner a los actores en el punto emocional para hacer esto... Y entonces, de repente, el autor se enteró de que me encantaba la obra y de que me encantaría dirigirla y me lo propuso... y claro, le dije que sí (risas) Con lo que, en un “impass” que tenía como actriz, la dirigí y esto fue hace ya más de un año, en marzo de 2010 y entonces, hace unos pocos meses, la actriz Marta Rubio, tuvo que dejar la función y nos vimos en la tesitura de sustituirla... Y en lugar de buscar a alguien nuevo y empezar de cero, pensamos que yo también era actriz, que conocía la obra... Y además, por edad y por todo podría hacerlo... y dije “venga, lo hacemos” (risas) No fue un proceso de interpretar y dirigir a la vez, cos que me hubiera dado bastante respeto, sino que fue una cosa de primero dirigirla, y después hacer una sustitución, cosa que muchos directores-actores hacen, porque se ven en ese tipo de situaciones... Han de salvar la función porque de repente un actor se cae... Y el director, dice, “lo hago yo”, cuando un director es actor, que hay bastantes casos... En el momento se me hizo raro tener que interpretar algo que había dirigido yo misma, tuve miedo de estar mirándome continuamente desde fuera y dirigiéndome, cosa que es horrible hacer y a veces un actor lo hace... pensé “¡Qué esquizofrenia!”... tenía ese miedo, y la verdad es que al final ha resultado una experiencia muy enriquecedora para mí, lo estoy pasando genial, es una función muy agradecida para los actores y estoy encantada...

Pregunta: ¿Cómo habéis vivido el salto de las salas alternativas al teatro comercial. Toda esta trayectoria tan sorprendente e inesperada?

Isabel Pintor: Sí totalmente; nuestra idea era una producción pequeña, que no pensábamos que iba a tener mucho recorrido. Cuando se estrenó en la Sala Triángulo y empezó a tener bastante aceptación, no sólo el público de la sala propiamente dicho, sino más gente... llenamos durante bastante tiempo allí y después ellos hicieron bolos por bastantes plazas de España y volvimos a Madrid a una sala pequeñita unos días, y allí nos vieron las personas que dirigen el Teatro Arenal y de repente se enamoraron de la obra y nos llamaron porque querían programarnos en la Sala Pequeña del Arenal, donde se hacen cosas... Mira, creo que es el único teatro que a pesar de ser comercial, apuesta por propuestas arriesgadas, no comerciales en el mal sentido de la palabra, sino que pretenden hacer pensar a la gente, no sólo el “jijijuju”, sino “te estamos contando una historia” sin demasiada parafernalia o demasiados medios, sino con lo más importante que es un texto y un actor y últimamente las cosas que se están haciendo, sobre todo en la sala pequeña del Arenal apuestan por eso, por textos nuevos de gente nueva con mucho talento y con actores que a pesar de no ser famosos o conocidos por el gran público tienen mucho que ofrecer también.

Pregunta: ¿Crees que son necesarios teatros, entidades como en este caso El Teatro Arenal, que apuesten por otra forma de entender el teatro?


Isabel Pintor: Jo... Claro, de hecho me parece que sin esa oportunidad es imposible que a los actores jóvenes y a los dramaturgos jóvenes se les dé una oportunidad... Y claro, las salas alternativas están tan restringidas, hay tan poca gente que accede a ellas, porque no hay una difusión muy grande, no tienen publicidad, no tienen presupuesto, no tienen subvenciones, no tienen prácticamente nada... entonces, para el gran público... la gente no se entera... A mí me da mucha pena que de más de mil obras que se hagan en las salas alternativas durante un año, sólo una pueda dar el salto a la sala pequeña del CDN o a la sala pequeña del Arenal, en nuestro caso... nosotros hemos tenido suerte, pero todas esas obras que se han quedado en el cajón ... estoy segura que mucha gente iría a verlas, pero es que ni se enteran de que existen o quizá no les llama la atención porque no hay actores conocidos... La verdad es que es una pena... debería haber más salas como ésta porque es una manera de renovar el teatro, porque mucha gente dice que va al teatro y se aburre, pero claro, es que si estás viendo una cosa que estuvo de moda hace treinta años... Es que muchas veces son como las mismas obras de teatro que vuelven y vuelven... Jo, vamos a dar oportunidad a autores nuevos, que no piense la gente que los autores nuevos no tienen nada que ofrecer o peor aún, que no hay... A veces escuchas el comentario de “no hay dramaturgos jóvenes”... cómo que no, claro que hay, lo que pasa es que nadie los conoce ni se interesa por ellos.

Pregunta:... Nadie los conoce, nadie se interesa por ellos... ¿No crees que también el público es responsable de ello. No crees que el público se ha acomodado en una posición conformista?

Isabel Pintor: Sí, hombre... la verdad es que, claro, es que la gente a la hora de gastarse un dinero, si ya viendo la tele se conforman con lo que les ponen y tienen que tragarse cosas que en el fondo... tú le preguntas a la gente sobre lo que está viendo y te responde que es que no hay otra cosa... ¿cómo que no?... entonces claro, los programadores no ponen otra cosa porque piensan que la gente no va a querer otra cosa, pero yo creo que la gente sí quiere otra cosa, lo que ocurre es que también hay que invitarles, convencerles... si pretendemos que la gente se vuelva loca buscando una obra de teatro para pasar un fin de semana, que se tire horas y horas investigando qué obra de teatro merece la pena...

Pregunta: Es pedir mucho ¿no?


Isabel Pintor: Claro, no sólo queremos que vengáis sino que os estudiéis la cartelera de arriba abajo, que os compréis dieciocho revistas y que luego digáis qué obra queréis ir a ver... Igual es pedir demasiado a la gente que lo que quiere es pasar un buen rato y ya está. Entonces, irá a ver lo que vea en todos los autobuses, en todas las marquesinas... la obra con la que estén torpedeando más en todas partes... Y sí, hombre, hay gente que se esfuerza más y gente que se esfuerza menos... Y claro, también hay gente que sólo va a ver a las caras conocidas, el morbo que provoca ver al que sale en la tele, en vivo y en directo... pero me niego a pensar que la mayoría de la gente se conforma con eso... Es que sino... qué depresión... Lo que ocurres es que hay que invitarlos, hay que convencerlos... hay que hablar de “Camas y Mesas” en las revistas, en las radios para que la gente sepa que existimos, porque sino cómo van a dar ellos con nosotros, si nosotros no damos con ellos...

Pregunta: Volvemos a “Camas y mesas”. El título me parece muy sugerente.¿Son acaso los dos planos en los que el amor se mueve a partes iguales?

Isabel Pintor: La verdad es que lees el título y dices “¿esto de qué va?” Porque así a primera vista crees que no tiene absolutamente nada que ver con el amor, pero claro, hablando con el autor, él llegaba a la reflexión de que en todas las situaciones importantes de la vida, tanto del amor como de la amistad, de las relaciones humanas... siempre hay una mesa o una cama de por medio... Y la verdad es que es totalmente cierto, entonces lo de “Camas y mesas” en plural, es porque en la función aparecen decenas de camas y decenas de mesas distintas, donde los personajes están y donde sus relaciones fluyen o no... Todo esto claro, creado con muy poquitos elementos, porque no tenemos presupuesto como para meter veinte camas distintas... que también tendría muy poca gracia, pero también sería una opción...

Pregunta: Pero el teatro es imaginación...

Isabel Pintor: También es cierto... Pero las grandes escenografías que siempre se han hecho... Aunque esta función no tendría sentido hacerla con un gran presupuesto, porque también el autor propone hacer una especie de guiño de teatro dentro del teatro y hace alusión literalmente al teatro de la escasez y de repente los personajes salen del texto y son actores y hablan con el público incluso... Es decir, que el autor apuesta desde el principio a hacer la función al desnudo, sólo lo importante en el teatro... Una buena interpretación y un buen texto, con eso puedes hacer maravillas, sin necesidad de parafernalias... Y eso a la gente le gusta. Las grandes escenografías imponen mucho, pero yo creo que la gente se acaba cansando y verdaderamente el teatro apela a la imaginación, porque si no es así, te vas a ver una película y ya está.

Sofía Basalo.

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