viernes, 1 de julio de 2011

... MARÍA CAUDEVILLA (Abril 2010)



Tras el sueño de Lorca, llegó el sueño de Miguel Hernández. La joven compañía teatral Baraka se ha sumado a los múltiples homenajes que el poeta de Orihuela está recibiendo en su centenario, con un montaje muy íntimo y repleto de poesía. “Miguel Hernández: Labrador del viento” se estrenó a finales de noviembre en las Naves del Español. Tras cinco meses llega a la Sala Mirador, con la vista puesta en la próxima ceremonia de los Premios Max, pues la joven compañía está nominada como productora independiente por su primer trabajo “Sueño Lorca o el sueño de las manzanas”, que tras dos años regresará a la cartelera el próximo mes de octubre, en la Sala Pequeña del Teatro Español. No sabemos si la fruta del título puede ser una señal que muestre su voz el próximo tres de mayo, pero desde luego esta compañía lo merece. Hemos hablado con la directora y autora de este nuevo sueño poético teatral, María Caudevilla:

Pregunta: ¿Cómo surge este proyecto?


María Caudevilla: Surgió de gira con nuestro anterior montaje “Sueño Lorca o el sueño de las manzanas” porque coincidimos con una compañera vuestra de profesión, Marta González Novo, que venía de Orihuela, de la casa de Miguel Hernández... y fue como algo que, estábamos ahí, después de una función... apareció de repente y dijimos “Jolín, Miguel Hernández, sería fantástico”... a todos nos gustaba mucho su poesía y fue así, de una forma muy espontánea sin pensar que este año era su centenario, nos lo dijeron después... A todos nos apasiona Miguel Hernández...

Pregunta: ¿Cómo fue la labor de escribir un libreto tan poético, en el que fundes tan bien algunos textos de Miguel Hernández?

María Caudevilla: A mí me gusta trabajar con los actores y lo hicimos en común. Fuimos una semana a Castalia, un pueblo cerca de Orihuela, también para conocer la casa y el pueblo donde se crió... A raíz del trabajo con los actores y sus inquietudes, con ese material, escribí la pieza. Me di cuenta enseguida que Miguel Hernández pegó unos cambios en su vida enormes, muy radicales y se reflejan en su obra hay unos cambios grandísimos, evoluciona mucho... de ahí que son cinco cuadros, de los que hablo tanto... Del Miguel Hernández que estaba en el pueblo, que pastoreaba, al que se va a Madrid, que descubre el amor de Josefina, el amor de Maruja Mallo... al que comienza a ser más político, al que está en la guerra y hace toda su obra para alentar a las tropas, para unir a las tropas... al que está en la cárcel... son tan diferentes... de ahí los cinco cuadros...

Pregunta: ¿Y ese muñeco, que a un tiempo es “Manolillo” y “Miguel, el niño pastor”. Ese árbol al que le nacen hojas, ramas, libros...?

María Caudevilla: Quería desde un principio que apareciese Manolillo y que hubiese una marioneta en el montaje; creo que era lo mejor, porque cuando ves a un actor haciendo de niño, muchas veces, o no sé, a mí, al menos me saca un poco de la historia, y enseguida pensé en una marioneta... La historia de su infancia y del pueblo, tiene partes muy duras, como ese padre tan severo... bueno, era una mentalidad normal en aquel tiempo, el padre no quería que su hijo varón fuese poeta, quería que siguiese sus pasos, tenía que pastorear... entonces, ese maltrato que en ese tiempo era habitual y a nosotros ahora nos sobrecoge quería contarlo, pero cómo, sin caer en nuestro juicio... y pensé hacerlo a modo de cuento, además todo comienza como un cuento, de ahí que es el árbol que le crece al gran labrador, con sus raíces, con sus bancales, y que acaba por destruir, algo que Miguel Hernández llevó un poco sobre sus espaldas.

Pregunta: También hay dos personajes retóricos en la función, que abren y cierran el círculo: Dos ratas que pueden tener una doble lectura. Las ratas tan habituales en las cárceles franquistas y los carceleros, los funcionarios de prisiones...

María Caudevilla: Un poco sí (risas) Las dos cosas, sí, porque además todos los actores empiezan con monos de trabajo y era un poco recrear ese ambiente, pero también los últimos acompañantes de Miguel... una de las ratas lleva un parche en un ojo, al parecer uno de los presos que acompañó a Miguel hasta sus últimos minutos de vida era tuerto, queríamos homenajearlo también, en cierto modo... los compañeros en general, los carceleros, las ratas... lo acompañan y quieren hacer de su muerte algo digno, por eso se lo llevan hacia la ciudad de los sueños donde no hay dolor...

Pregunta: Estrenasteis este “Miguel Hernández: Labrador del viento” en noviembre si no me equivoco...

María Caudevilla: Sí, a finales de noviembre en el Matadero tuvimos la suerte de recibir el premio a la creación contemporánea; se iba a estrenar en el café teatro, pero tuvimos la suerte de que el montaje que tenían en la sala grande se cayó y encima querían poner una exposición en el café, con lo cual nos preguntaron si lo queríamos hacer en la Sala, y claro dijimos que sí, fue fantástico... conscientes de que a nosotros nos gusta hacer un teatro un poco más íntimo y ese espacio era bastante grande, con ese equipo, esos medios y con todo lo que nos ayudó el Teatro Español... estamos muy muy agradecidos...

Pregunta: Supongo que habrá sido un gran premio leer la carta que os han enviado los herederos de Miguel Hernández...


María Caudevilla: La verdad es que sí. El día del estreno se acercaron a camerinos, muy emocionados, eso es una gratificación que gente que conoce tan bien la obra de este poeta, se acerque a ti tan agradecida... con todos los elogios... lo que hemos hecho ha sido obra de nuestra imaginación a partir de los que Miguel Hernández nos ha dado porque está todo escrito... hay poco que hacer con esos versos, con decirlos bien... ya conmueven...

Pregunta: “Decirlos bien...” ¿no es eso, casi lo más complicado?

María Caudevilla: Claro que sí, sobre todo la interpretación, el sentimiento, como decía mi maestro Jorge Uribe “somos intérpretes”, el intérprete es el que traduce un lenguaje escrito a uno vivo, para hacerlo llegar al público, como si fuésemos fusibles... y un poco, eso, que no intervenga otra cosa sino esos versos... darles vida... y ahí interviene también mi propia imaginación, la imaginación de los actores, su sensibilidad, su propia vida y experiencia también, que es lo que hace el trabajo de Baraka tan particular, porque somos un equipo muy particular...

Pregunta: Sí, y con una gran formación que se ha hecho en Estados Unidos, Gran Bretaña, país donde creo nace Baraka.

María Caudevilla: Sí, fue hace seis años cuando conocí a Emily K. Lewis y a Montserrat González, buscaban actores para hacer “El amor de Don Perlimplín con Belisa en su Jardín” y tuve la suerte de que me cogieran para hacer Belisa; hicimos este montaje en Londres y después en el festival de Edimburgo, con lo que me quedé con muchas ganas de que siguiéramos adelante con este proyecto en España y finalmente, les propuse crear Baraka en España y por eso fundé esta compañía hace dos años y seguir el recorrido de esa iniciativa de juntar culturas, de poder ayudarnos, si viene Baraka de Londres, nosotros les ayudaremos igual que nos ayudaron cuando fuimos con “Lorca...” allí... favorecer esa sinergia.

Pregunta: Lo que es muy patente en vuestro trabajo es el teatro que hacéis, un teatro total; música, títere, actuación... algo que debe ser una aportación muy grande al teatro que se hace en nuestro país...

María Caudevilla: Yo soy forofa de la danza teatro... vengo de la danza y me encanta... y cada vez me gusta más el circo. Me encanta la idea de usarlo todo para contar, entonces tenemos la suerte de tener músicos en la compañía, de tener una pedazo de cantante como es Sara Campbell... y lo utilizamos absolutamente todo... por ejemplo, en la idea de la marioneta, buscamos a alguien que nos ayudase a crear la marioneta y luego observando.. porque las actrices nunca habían utilizado marionetas pero la verdad es que han venido marionetistas y nos han dado la enhorabuena por nuestro trabajo... también nos gusta ponernos retos y evolucionar, avanzar... nos gusta arriesgarnos... y utilizar todo lo que esté en nuestras manos, como los niños que lo utilizan todo...

Pregunta: Hablas de riesgo. ¿Has observado si hoy en día a nuestro teatro le falta esa característica?

María Caudevilla: Supongo que hay de todo, para mí una gran compañía que arriesga bastante es “Animalario”, por ejemplo... veo que lo arriesgan todo en cada montaje, tienen además un estilo muy particular y luego, hay empresas productoras que no arriesgan... nosotros en tema de producción y distribución lo llevamos todo nosotros porque es muy difícil que alguien te coja y arriesgue por una empresa joven... hay gente que sí lo haría, pero las empresas grandes van sobre seguro... y es comprensible... pero bueno, para eso estamos los aventureros, para hacernos un hueco entre este mundo... es difícil, pero con tenacidad, trabajo y lo que nos apasiona... mira, ahora nominados en los Premios Max y todo es posible... yo alentaría a la gente que espera una llamada, o que suceda algo, a que se ponga en marcha, a que sea ella la que mueva la pieza porque es posible conseguirlo... no es algo que esté sólo para unos pocos.

Pregunta: ¿Cómo se compatibiliza la visión gestora con la creativa?

María Caudevilla: Es un poco la lucha diaria... por un lado, la verdad es que nosotros vamos desde el Teatro Circo de Albacete que nos contrata a caché y que es necesario porque sino, no sobrevive la compañía... casi todos tenemos otros trabajos, no podríamos vivir sólo de Baraka... luego, también si de pronto, el teatro de La Sensación de Ciudad Real nos llama y nos dice que no tiene dinero pero nos consigue una casa o como ocurrió, que después de la función nos hicieron una paella... pues nos lo planteamos, hablamos todos, podemos, nos gusta y hacemos un esfuerzo y también lo aceptamos... es esa mezcla... muchas veces cuando ponemos nuestras necesidades, escribimos “nos adaptamos a cualquier tipo de teatro”... porque lo mismo lo hacemos con doce focos y dos linternas que de pronto llegamos a un teatro y tenemos que montar ciento cincuenta focos... es compatibilizar la necesidad de solvencia para salir adelante, pero por otro lado no olvidar que esto es teatro y por qué lo hacemos, por qué estamos aquí, eso es lo más grande, es la empresa más grande...

Pregunta: Es bonito escuchar eso “no hay que olvidar por qué hacemos teatro”... porque a veces tenemos la sensación de ser demasiado olvidadizos, en todos los ámbitos...

María Caudevilla: Sí, como dice Miguel Hernández “Un amor hacia todo me atormenta”... y creo que esa frase resume el espíritu de Baraka, hay mucho amor, algo de lo que, por desgracia, se habla muy poco... y la parque nos atormenta es todo aquello que no se hace por amor... y es nuestra lucha, decir que las cosas se pueden hacer de otra manera, se puede y se puede vivir, y aquí hay para todos.

Pregunta: Y se debe hacer...

María Caudevilla: Sí, es una responsabilidad, ésa sería la palabra.

Pregunta: Nos hablabas de Lorca, “El sueño de Lorca o el Sueño de las manzanas” y creo que ésa fue la obra con la que debutaste como directora en Madrid.

María Caudevilla: Sí, fue un poco una locura que hice sin pensar demasiado... estas, como dice Serrat “rachas negras y peludas”... que tenemos a veces los actores, y fue un poco decir por qué no retomamos a Lorca... y me dijo un buen amigo Hernán Gené, por qué no lo retomas tú... y de pronto algo me hizo en la cabeza decir “claro que sí”... y así fue... estos actores que han continuado confiando en mí, nos juntamos... Recuerdo que Luis Escudero me preguntó “¿Tçu has dirigido alguna vez?” y respondí “No, ¿es ése un problema?” y me dijo “Para nada”... (risas)... entonces, encontrar a personas que me siguieran, que confiaran en mí de esa manera, era sorprendente cuando menos... y ésa es la mayor gratitud que tengo hacia este equipo, que nos unimos con los ojos cerrados, sin haber visto antes un trabajo mío como directora, y además escribiendo sobre la marcha; yo no les di un guión... me preguntaban por la dramaturgia, por los personajes... y yo les respondía que no había, que no sabía que iban a decir, cuál era su diálogo, porque lo iba haciendo día a día... Una aventura...

Pregunta: Y ahora, como dices, en los Premios Max; supongo que para vosotros es muy importante...

María Caudevilla: El premio está en la nominación, aunque de cara a la parte de productora, ganar un premio supone trabajo, aunque hay quien dice que cuando recibió el premio dejó de trabajar (risas) nunca se sabe... pero siempre de cara a la distribución, te empiezan a escuchar, a tener en cuenta... también es lógico... Para nosotros, la verdad es que vinieron cosas muy seguidas, la nominación que fue una gran sorpresa para todos, inesperada por completo y el hecho de que “Sueño Lorca o el sueño de las manzanas” esté programado en la Sala Pequeña del Español, eso sí que es grande...

Pregunta: ¿Para cuándo?


María Caudevilla: Para Octubre de 2010, del 8 al 31 de octubre... eso fue una gran alegría...

Pregunta: Con Lorca muy cerquita, os tendrá vigilados... (risas)


María Caudevilla: Sí (risas) es que además, me acuerdo además, el primer año que estrenamos en 2008, que fuimos en agosto a homenajear a Lorca, y nuestro gran padrino Ian Gibson, que vio el montaje, le encantó... nos llamó para rendirle homenaje el 17 de agosto, que coincide con mi cumpleaños, y nos fuimos allí... éramos ocho y mirábamos al Teatro Español y pensábamos en lo fantástico que sería llegar a la sala pequeña con el Lorca... Ian decía “sería fenomenal”... y mira... dos años después... creo que nos escuchó...

Pregunta: Dos montajes, dos poetas... ¿qué tiene la poesía?


María Caudevilla: Qué tenía esa generación... que me tiene loca... es una época maravillosa... tiene visión, belleza... Le dice Miguel a Josefina en una carta “prometo gastarte toda entera a fuerza de besos”... hoy no sé cómo se diría “te voy a comer toda”... yo qué sé... la poesía tiene una manera de contar lo mismo desde un lugar que me conmueve muchísimo...

Sofía Basalo

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