domingo, 7 de marzo de 2010

... ANA MARZOA (Abril 2009)



Ana Marzoa ha trazado su trayectoria colocándose en la piel de mujeres de carácter, de sentimientos intensos, de silencios elocuentes, de pasiones arrebatadoras... “Tras las huellas de Bette Davis” y “La Señorita de Trevélez” han sido sus últimos trabajos teatrales. Actualmente y de nuevo de la mano de Tomás Gayo y su compañía vuelve a subirse a los escenarios para interpretar a una mujer virginal y cándida que recorre el mundo junto a su abuelo centenario, el poeta más viejo de la tierra en “La noche de la Iguana” de Tenessee Williams. El seis de mayo llegan a Madrid, al Teatro Reina Victoria. Un mes antes de tal fecha hemos podido charlar con la actriz:


Pregunta: Después de “Tras las huellas de Bette Davis”, “La Señorita de Trevélez” ahora “La noche de La Iguana”... grandes propuestas y sobre todo, grandes personajes femeninos...


Ana Marzoa: Sí, son personajes con una gran hondura... en el caso de “Tras las huellas de Bette Davis” era una adaptación que había hecho Joaquín Vida de la película “Qué fue de Baby Jane” que además estaba basada en una novela. Él hizo una versión muy interesante porque transcurría en un lugar de Suiza, era distinto de cualquier manera. Después con Tomás Gayo, hice “La señorita de Trevélez” de Arniches, en su género, me parece una obra sobresaliente, además con un personaje que nunca había hecho porque no es sólo que fuese comedia sino que está dentro de la farsa trágica, es un personaje esperpéntico y desde luego el texto de Arniches, una obra tan rica en humor, pero un humor inteligente, en el lenguaje... gocé muchísimo en ese espectáculo sobre todo por servir a un texto tan excelente y de nuevo ahora con Tomás Gayo... me parece el llanero solitario... porque es un hombre que lleva veinte años produciendo teatro con mucha honradez y honestidad, siempre con un repertorio muy interesante y con un apoyo muy exiguo... es también una persona a la que quiero mucho por la vocación y la capacidad de trabajo que tiene y ahora ha apostado por “La noche de la iguana” de Williams, un autor clásico contemporáneo... personalmente había hecho hace unos años “Un tranvía llamado deseo” en el Teatro Bellas Artes, bajo la dirección de José Tamayo... ese personaje también estaba muy en los deseos de las actrices... pero en este caso, me parecía una obra muy atractiva e interesante desde el planteamiento, el lugar y el espacio que ocupa, porque transcurre en menos de veinticuatro horas, la acción empieza a primeras horas de la tarde hasta la noche, en un hotel perdido en un lugar de México, un lugar abandonado... podría ser un barco también que va a la deriva... y donde se encuentran distintos personajes muy variopintos... me gusta mucho mi personaje... es una mujer madura, soltera o solterona como se decía entonces, virginal... pero por otra parte, tiene todo un componente de arrojo y aventura, porque junto a su abuelo centenario, porque tiene 97 años, van por el mundo; ella hace retratos de acuarelas a la gente por los hoteles y el abuelo como el poeta vivo más viejo del mundo, recita... es una especie de rapsoda, con lo que esa mezcla de espiritualidad y vida interior... con mucha vibración... no le impide tener los pies en el suelo, puesto que para viajar hay que comer, hay que conseguir dinero. Son una especie de vagabundos, cuando ellos aparecen en ese hotel, entran dos personajes muy mágicos, muy distintos al resto, porque son especiales y entonces hay cosas con las que me identifico y aunque no fuera así me atrae mucho mi personaje, la verdad...

Pregunta: Ha manifestado que son personajes muy diversos los que se dan cita en ese hotel. Son muy diversos, pero no sé si hay algo que los une, pues creo que todos, unos sin saberlo, otros sabiéndolo, buscan quizá un sentido a su vida...


Ana Marzoa: Sí, son personajes, salvo el que interpreta Sara Casasnovas que es la más jovencita, de edad madura y sí, es un poco como la vida misma, la lucha por la supervivencia, con personajes distintos y en el caso del personaje de Tomás que es el protagonista de la función y mi personaje, cuenta esa cosa de la empatía, el atractivo de las personas que lo descubren al encontrarse como nos suele ocurrir a nosotros en nuestra experiencia personal... esta atracción, esta simpatía mutua, el entenderte, que además lo que lo hace interesante es que si mi personaje fuese otro, sería una historia de amor y sería fantástico... pero mi personaje en ese sentido es muy de Tenessee Williams... personajes que tienen unas frustraciones sexuales o unas torturas o unos caminos muy especiales... ella no puede vivir el sexo... no se sabe porqué... eso ya forma parte de mi imaginación como actriz y de la imaginación del público como tal... con lo que esa historia, esa empatía, ese entendimiento nos conduce hacia el fracaso...

Pregunta: Ha comentado que su personaje va a todas partes con su abuelo centenario. No sé si en cierta medida, le ocurre como a esa iguana a la que el personaje de Tomás Gayo libera al final de la tarde... al morir el abuelo, su personaje queda libre, deja atrás el lastre del poeta más anciano del mundo...

Ana Marzoa: Eso no se sabe y quizá es lo más interesante... la iguana es muy bonito como símbolo, además en este espacio tan atractivo... un lugar del trópico, el caribe, con sol, con luna, con tormenta... como decías, ese encadenamiento de este animal... como podría haber sido otro, este símbolo son un poco las cadenas que tienen todos y además es una función que además de su profundidad tiene humor, tiene fragmentos de vida cotidiana y en ese sentido todos arrastramos una cadena y en realidad la vida es siempre un ansia de vivir mejor, de superarnos, siempre tenemos cadenas, atavismos... todas las cosas que son nuestras vidas y que nos hacen avanzar... son cosas que nos acompañan desde que nacemos....

Pregunta: Quizá en cierta forma vivir es ir soltando lastre, intentar ser libre aunque sea un tanto complicado...


Ana Marzoa: Sí... por eso esta obra me parece de las mejores de Williams... y además, este personaje, que es más contenido que no tiene un registro tan histriónico como el que hice en “Un tranvía llamado deseo”... quizá le tenga más cariño... es un personaje con un mundo interior oculto e intenso... teatralmente no has de tener grandes registros pero siempre hay una sensibilidad que está en todo momento... ese tipo de personajes, con el tiempo, me gustan más... por esta razón me gusta tanto Chejov... al que no he tenido la posibilidad de interpretar... salvo cuando estudiaba... son personajes con una gran vida interior, con un gran pudor en lo que se refiere a la demostración de sentimientos... no hay gritos, no hay grandes alardes... son mis preferidos, son los más ricos y honestos...

Pregunta: Ha comentado que no ha hecho nunca a Chejov...


Ana Marzoa: Sí, y mira que es uno de mis autores preferidos...

Pregunta: Me resulta extraño pues creo que tiene una forma de interpretar muy intensa y me la puedo imaginar perfectamente en la piel de cualquiera de sus personajes femeninos...

Ana Marzoa: Eso es que... estamos todos como los Hámsters, en una rueda dando vueltas... es normal, pasan los años... todo depende de quien dirige... y en cuanto a sentirme identificada, va mucho con la propia manera de ser; no sé si es por la herencia, que soy hija y nieta de gallegos... aunque esto es relativo, poner los caracteres por regiones... pero a veces marca por el propio paisaje, luego viví en Buenos Aires que también es lluvioso, melancólico... digamos que tengo, personalmente, una familiaridad con la melancolía, con todo ese mundo que plantea Chejov... lo siento como persona, escuchando música, con las cosas que me emocionan... pero lo demás, es normal... cada uno conoce gente y hace los repartos que hace... pero es normal... lo haríamos todos... Quizá en el teatro no está tan claro como en el mundo de la ópera, donde las grandes voces no son tantas, lo que se demuestra es mucho más claro, más técnico... en el teatro todo está un poquito más mezclado... depende de las modas... es normal...

Pregunta: Ha comentado que estamos viviendo una época en la que se desprecia la experiencia y en la que prima el usar y tirar...


Ana Marzoa: Sí, eso lo vivimos todos... cuando yo era pequeña se te estropeaba la plancha y no había dinero para comprar otra, la reparabas y seguías usándola... ahora no... ahora sale más barato tirarla... hasta los coches... y la prueba está en que hay una necesidad, en la mayoría, no sólo en el mundo de la actriz, de parecer jóvenes... todo esto de operarse... hay algo que nos dice que lo importante es parecer joven... a todo esto se une la proliferación de las residencias de la tercera edad, que no sé porqué no se dice “ancianos” o “mayor” o “viejos”... todas estas maneras o eufemismos de decir las cosas... Esto me recuerda un libro “El mundo de ayer. Memorias de un Europeo” de Stephan Zweig, un libro interesantísimo, donde habla de una época en la que los jóvenes querían parecer mayores, y la prueba está que la mayoría de los artistas... Mozart... toda su obra la hicieron con veintitantos años y a veces menos... Rossini que es un músico extraordinario componía con catorce años... pero que cuando terminabas una carrera, la gente ya era madura, con tan sólo veinte años... ahora es al revés... el lenguaje marca mucho, las palabras son la expresión de cómo vivimos... tú verás que muchas actrices de cerca de sesenta años dicen “mi chico” piensas que se están refiriendo a su hijo y es a su pareja... esto marca un poco... no es normal... entonces, lo viejo se aparca, por ejemplo en la enseñanza, no se puede jubilar a un profesor con sesenta años... ves casos de gente lúcida que quizá está impartiendo clases magistrales... entonces... no es lógico...

Pregunta: Teatralmente este hecho puede repercutir en la exigencia o quizá en que se prefiera contratar a actrices o actores preferentemente jóvenes, independientemente de la calidad que puedan demostrar...

Ana Marzoa: Depende... todo es relativo... depende de las personas que lo hagan... en ese sentido siempre ha pasado igual... quizá lo que noto a través de los espectáculos, grandes espectáculos que son los que están subvencionados... por ejemplo, teatros nacionales, naves del español... lo que noto desde hace unos cuantos años es que hay una mentalidad de nuevo rico... en fin, tú ves un espectáculo y ahí no para de llover, de caer el agua, o nieva, o imágenes... no sé, esta necesidad de que el teatro se queda pequeño, se colocan imágenes de cine, proyecciones... cuando a veces, recuerdo que cuando vi “La señorita Julia” de Bergman que era un espacio cerrado... tenía mucha más vida... pero todo esto no es del teatro es de la sociedad... esto de los nuevos ricos es una de las cosas más bajas de la cultura... los nuevos ricos es lo peor que puede haber, a mi entender... bueno lo peor es ser un asesino... pero en fin, ya me entiendes... Con esto quiero decir que más allá de esas proyecciones no queda nada de la grandeza del autor que toque o del actor... pero por otra parte, hay también espectáculos muy buenos...

Pregunta: Anteriormente hablaba de su deseo que de La noche de la Iguana llegue a Madrid....


Ana Marzoa: Sí, sí, nosotros entramos el seis de mayo en el Teatro Reina Victoria... es muy buen teatro, quizá hubiésemos sido más afortunados si entráramos un poquito antes, porque después llega junio, el buen tiempo, la temporada concluye... pero entramos, entramos en Madrid... Tomás está trabajando como loco... y espero que como este año ha sido bueno de público, por lo que me cuentan... claro, la época no es la idónea, pero como los teatros tienen aire acondicionado y se está fresquito... espero que tengamos suerte...

Pregunta: Su carrera está repleta de personajes femeninos con mucho carácter e intensidad, ¿Ha tenido suerte y cree que en el teatro hay menos buenos personajes femeninos?


Ana Marzoa: Quizá en general sí, aunque Shakespeare dibujó personajes femeninos muy buenos... Lope de Vega también tiene excelentes personajes femeninos... e igual en la tragedia griega... lo que ocurre es que si hablas de un modo genérico e incluyes al cine... donde un hombre con cincuenta años está en su mejor época... piensas en la mujer y ves que con cincuenta años de símbolo sexual tiene poco... También Chejov hizo mujeres maravillosas... ahí no hay diferencia de edad. Fíjate que me parece normal porque si miras la historia la mayoría de los grandes músicos, los grandes pintores, fueron hombres y en la literatura los grandes personajes femeninos fueron escritos por hombres también...

Pregunta: Es decir que la historia la hizo el hombre con lo que “está en una situación privilegiada” y no nos queda mucho espacio...

Ana Marzoa: Sí nos queda espacio... pero esto sería una cuestión a analizar sin radicalismos, sin feminismo barato... si yo encuentro que con lo que más me he identificado es con escritores, literatos masculinos... algo ha pasado... y una mujer también podía tenía papel y lápiz y podía escribir en su casa... hubo mujeres interesantes en el siglo XX... ha habido grandísimas escritoras... ha habido algo que probablemente... el hombre, claro, era el más fuerte, pero lo curioso es que fuera tan sensible como para hacer personajes femeninos tan bellos y hacer música, arte en general... En fin ahora todo esto ha cambiado, la mujer ha dejado de estar subyugada a la casa, a los hijos, al marido, ahora sale, trabaja... el paisaje ha cambiado mucho... y ahora es también la creadora...

Pregunta: Desde su experiencia en dar vida a personajes tan ricos, desde su trayectoria tan extensa, ¿cómo contempla el teatro actual?

Ana Marzoa: Todas las épocas tienen sus variantes, pero quizá cuando yo era jovencita, cuando llegué a Madrid, la interpretación era un poquito más acartonada, la manera de interpretar era un poco más declamatoria, más externa y creo que como ahora todo se ha unificado ha ganado mucho en lo que los jóvenes han estudiado para ser actores, en la verdad, en una especie de... el otro día vi en el Teatro Pavón “La Estrella de Sevilla” y me encontré con unas interpretaciones, sobre todo de tres actores, fantásticas, porque te están dando un texto clásico pero que no te adormece, porque lo entiendes, lo desentrañan y con unas grandes facultades... Daniel Albaladejo, Francisco Rojas... creo que en eso se ha ganado, pero a veces vamos de un extremo al otro... muchas veces por ser muy realista, todo tiene que tener tiempo y madurez en estas cosas, quizá algunos han llegado al método un poco tarde y crean ciertos fanatismos donde se ha pasado un poco por alto lo que es el actor como instrumento, quiero decir que un actor es un instrumentos, y entonces si tú ves una obra de teatro clásico, una obra importante, el actor ha de tener unas cualidades de voz, de físico, de capacidad de transmitir que no sea... quizá y esto sí me parece una cosa muy necia del último tiempo, cuando se hace un clásico parece que es más moderno si lo vistes como ahora y eso es una tontería enorme... En general, sí creo que se ha evolucionado y además ahora el mundo ya no es una cosa imposible de conocer porque antes a ver quién podía coger un avión para ir a otro lugar... ahora lo vemos todo y estamos comunicados y mezclados y de ahí surge la riqueza... en eso se ha ganado mucho... y supongo que ya el tiempo colocará un poco en el orden, de no perder la sensibilidad y la grandeza también que no sea sólo un oficio y sea arte...

Sofía Basalo.

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