martes, 26 de enero de 2010
... JAIME RODRÍGUEZ SACRISTÁN. (Enero 2009)
El psiquiatra, catedrático y escritor Jaime Rodríguez Sacristán reflexiona en el ensayo Elogio de la ternura sobre la necesidad de querer y hacerse querer, sentimiento recíproco que «nunca ha estado en realidad de moda» y cuya ausencia origina el desamor, «que es, en definitiva, la antiternura». Hemos podido hablar con el autor y hemos podido comprobar que aplica en su persona ese elogio literario al que nos invita:
Pregunta: Este libro “Elogio de la ternura” viene subtitulado como “Sobre la necesidad de la ternura en un mundo de desamor” ¿Quizá es este mismo mundo el que nos invita, por así decir, a desaprender esa ternura, ese modo de expresarla o de sentirla?
Jaime Rodríguez Sacristán: La ternura es una necesidad básica en la persona, en todas las edades, en todo momento... y el problema radica en que esta necesidad tan importante, a veces se convierte fácilmente en desamor y eso es lo preocupante... algo que necesitamos tanto... algo que aunque tenga el sentido de algo que no sabemos expresar bien, porque es un sentimiento vergonzante y vergonzoso, desgraciadamente con demasiada frecuencia se convierte en desamor... y eso es una lástima...
Pregunta: Ha comentado “un sentimiento vergonzante y vergonzoso”...
Jaime Rodríguez Sacristán: Sí, porque algunas personas tienen miedo, les cuesta mucho expresar ternura y cuando en el fondo todos, todos, la necesitamos... es una lástima que por eso... elogiar la ternura es, si es posible, que llegue a mucha gente, para que se pierda el miedo a expresarlas... que los demás están deseando y esperando que nosotros, cualquiera, exprese ternura... pero bueno, hasta que no perdamos ese miedo, que no es tan difícil... expresar ternura se puede hacer con una mirada cordial... con una sonrisa... con una caricia... con una palabra dulce... y eso lo podemos hacer fácilmente y no tiene que ser comprometido ni tan difícil... no debiera costar tanto, es una lástima...
Pregunta: Escribe “La frágil ternura y el invasivo desamor” ¿Es más fuerte ese desamor... para que sobreviva la ternura tenemos que poner más de nosotros mismos?
Jaime Rodríguez Sacristán: Sin duda. El desamor tiene mucha fuerza, porque estimula aspectos y partes de nuestra persona que no son precisamente los más aconsejables, que llevan incluido el odio, la indiferencia, el alejamiento, la frialdad... a veces hasta comportamientos cómo no, violentos... lo vemos a diario... con la misma violencia de género... probablemente, en personas que en un momento dado, han sentido ternura... y después la ternura se convierte en antiternura, es decir, en desamor...
Pregunta: También escribe que conocer el camino que lleva desde la ternura al desamor es uno de los objetivos de este libro... ¿Qué provoca que una persona que ha vivido la ternura, que la ha sentido, que incluso ha sabido expresarla, llegue a la antiternura?
Jaime Rodríguez Sacristán: Se llega al desamor por muchas vías, por muchos caminos. Muchas veces por torpeza personal... al decir “torpeza” no quiero decir “mayor o menor inteligencia” ni mucho menos, porque personas con baja inteligencia pueden ser capaces de una inmensa ternura, sino, gente a lo mejor “muy inteligente” famosos, ricos, conocidos, profesionales que han triunfado en numerosos ámbitos, es muy torpe en las relaciones personales... eso es curioso, cómo nos equivocamos entre otras cosas, en no saber que aquello que en un momento dado dijo San Juan de la Cruz, tan bello y tan real, “pon amor donde no hay amor y hallarás amor”... eso que parece una frase cursi, es absolutamente cierta y es profundamente real y hasta psicológica, hay parte de no saber en un momento dado cuando se recibe un comportamiento negativo, no hay porqué responder con otro comportamiento negativo... son muchos aspectos que hacen que seamos tan torpes en las relaciones personales... una verdadera lástima.
Pregunta: Hemos hablado del camino de la ternura al desamor, pero ¿Puede existir, es más complicado el camino de una persona que quizá en la infancia ha recibido la ternura necesaria, que no le han enseñado a expresarla, que con el paso del tiempo quizá aprenda a expresarla, rompa esa pared, ese muro...?
Jaime Rodríguez Sacristán: Sí, la verdad es que efectivamente a querer y a ser querido se aprende en los primeros años de vida, en la infancia y en la adolescencia... y el haber sido querido por su entorno, los padres, la gente con la que ha convivido, haber aprendido a querer en un momento dado es esencial y después dependerá de la suerte y muchas veces hasta del azar y del destino de quién te toque enfrente, es decir, si una persona se va a encontrar con alguien sereno, con cierta tranquilidad y que no va a reaccionar inmediatamente, con comportamientos negativos o agresivos, a otra que en caso contrario vaya con cierta serenidad... que no es tan difícil ni tan complicado o al menos no debiera serlo... La verdad es que muchas veces no sabemos manejar las situaciones, nos dejamos llevar e influir por nuestro orgullo... esa palabra tan peligrosa, cuando se posee... yo es que a mí no me dice nadie... pero si lo que estás deseando es querer y ser querido... y no tanto defenderte... no hay por qué defenderse tanto... sino al contrario “quiere y serás querido”... eso seguro... aunque desgraciadamente lo que vivamos a diario es el desamor creciente entre las personas, sobre todo en las parejas... qué absurdas situaciones se crean en las parejas por no saber esperar un poquito... no responder de manera inmediata y muchas veces con ofensas y con palabras... qué cuidado hay que tener con las palabras... con lo que se dice, sobre todo si es negativo y qué fuerza hay que darle a la palabra afectuosa... cordial... y a la caricia... y al acercamiento que es lo que la gente necesita... y el que diga lo contrario es que no... o no ha querido nunca o no ha sido querido nunca...
Pregunta: ¿Es posible no haber querido nunca?
Jaime Rodríguez Sacristán: Hay algunas personas... eso va ya camino, casi, de la patología y de la psiquiatría, de lo que se llama, un término muy curioso, alexitimia... que es la falta de lectura de los sentimientos, es decir, no saber entender el lenguaje de los sentimientos, el lenguaje de la palabra, del gesto, y hay gente que seguramente, es muy fuerte, pero es así, no ha querido nunca y no se habrá querido nunca... y eso es gente que no sabe querer... eso se da incluso de una manera radical y desde luego muy frecuentemente, la mayoría de las personas, apenas saben querer...
Pregunta: La mayoría de las personas no saben querer...
Jaime Rodríguez Sacristán: Desgraciadamente hay una mayoría de personas, subrayando la palabra mayoría, que no saben querer, así se explica que el cincuenta por ciento de las parejas se rompan y se separen y un veinte por ciento más no se rompen socialmente pero está casi rota, de persona a persona... ya vamos por un setenta por ciento... nos queda sólo un treinta por ciento... de los que, entendimiento de verdad... y una comprensión profunda respetuosa plena... no supera el diez por ciento, no quiero con esto mostrar pesimismo, ni mucho menos, es una opinión personal basada en mi experiencia diaria... como psiquiatra y persona que vive en medio de los problemas de las personas...
Pregunta: ¿El miedo juega algún papel en este “no saber querer”?
Jaime Rodríguez Sacristán: Sí, es el miedo a que si uno expresa ternura o sentimientos afectuosos la respuesta no sea la misma y no sea entendida... y eso es muy corriente... y esto también es una lástima... porque muchas personas saben querer, podrían querer pero les cuesta mucho expresarlo por este miedo a recibir una respuesta negativa... hay que perder el miedo a expresar sentimientos, a expresarlos por otro lado con sentido común... no hay que ir por la calle diciendo a todo el mundo “te quiero” pero sí cuando hay un bueno momento y está uno frente a frente... frente a una persona, mostrarle afecto, simpatía, es muy natural, muy simple... cordial... y afectuoso... por qué no, si es lo que la gente necesita... lo necesitamos...
Pregunta: Se suele decir que si uno no tiene amor en sí, no puede darlo, con lo que quizá el primer paso es querernos a nosotros mismos... ¿Puede ser que nos han educado mal, que nos han dicho que si nos queremos somos egoístas y eso es malo?
Jaime Rodríguez Sacristán: Sí, eso es verdad, nos han enseñado a ser egoístas, pero al mismo tiempo nos han sembrado la duda con respecto a nosotros mismos... tenemos mucha dificultad para aceptarnos a nosotros mismos, increíblemente, porque una persona egoísta parece que tendría que reconocerse muy bien a sí mismo, pero no es así, hay muchos conflictos de los que alguien hace ya muchos años, dijo que toda persona es portadora durante muchos años, sobre todo en los años infantiles, de un cierto sentimiento de inferioridad, de un complejo de inferioridad, que tiene que irse superando, y eso es verdad, la gente, cuando reacciona tan mal, muchas veces es porque dice en el fondo, y no quiere aceptarlo, pero si yo sé que en el fondo es verdad lo que están diciendo... y ahí hay un conflicto, curiosísimo, desde el punto de vista psicológico, es de una enorme importancia para que uno sea capaz de expresar y perder el miedo a expresar afecto... el cual repito, y es poco repetirlo, están tan necesitados los demás y nosotros mismos...
Pregunta: También es importante reconocer esa necesidad de afecto... reconocer ese temor... reconocer esa torpeza...
Jaime Rodríguez Sacristán: Sí, y no es fácil... porque ya lo decía la Biblia, vemos la paja en el ojo ajeno pero la viga en el nuestro no la vemos... efectivamente... y es cierto... estamos criticando el ojo ajeno... pues mira, no te digo que busques la viga en el ojo ajeno, porque hay que ser crítico con uno mismo y con los demás, pero no hipercrítico.... no hay que estar con la escopeta cargada, no hay que estar siempre en disposición de ataque... no hay que ver más que lo que uno quiere ver y desde luego de una manera, eso debieran enseñárnoslo, los colegios debieran decirlo... pero no lo dicen, enseñan muchas matemáticas, mucho inglés, pero para qué... para que expresemos mejor o peor... para que expresemos nuestra aversión, odio, desprecio... eso es peligroso...
Pregunta: Ahora que hablaba de la educación, quizá en esa educación debiera incluirse alguna asignatura que abordase el mundo de las emociones...
Jaime Rodríguez Sacristán: Claro... pero no tanto que fuera una psicología de las emociones, que hay que aprenderse... sino, que el profesor sepa transmitir, sepa enseñar de verdad el sentido más noble de educar, que es conducir... como se sabe... la etimología es llevar... pedagogía como se sabe es eso... es el que lleva al niño cogido de la mano; pedagogo en Grecia era esto, el que lleva al niño de la mano es el que le tiene que transmitir muchas cosas y esa pedagogía desgraciadamente no existe... pedimos que sepan tantas tantas cosas que no le van a servir para nada y no insistimos, y no se enseña de verdad a transmitir esas situaciones personales que muchas veces desgraciadamente el propio profesor no tiene resuelto en sí mismo... eso es parte del asunto...
Pregunta: Me gusta especialmente de este libro la parte de la poesía... la ternura es torpe hablando, escribe... y se refiere a Gabriela Mistral, a Rosalía de Castro, a Rilke... Quizá la poesía es el género donde habita la ternura en el término más auténtico de la palabra...
Jaime Rodríguez Sacristán: Sí, desde luego. Es curioso porque es donde hay más ternura y donde se expresa mayor ternura, y todas las situaciones conflictivas que el poeta que tanto vive por sus sentimientos y que sufre tanta angustia por ese sentimiento, por no querer y ser querido y por no recibir los comportamientos tiernos, los cuales clama en su poesía, es bueno acostumbrarse a leer o a escribir por qué no o a enseñar poesía escrita por uno, porque conozco a tantas y tantas personas que escriben poesía y no la enseñan y no lo sabe nadie... y es una lástima, “enséñalo si los demás están deseando que les hables en ese tono afectuoso y directo, poético y acercador...” hay que perder el miedo a eso... dentro naturalmente del sentido común y de lo que son las relaciones habituales entre las personas, pero con precaución pero perder todo el miedo a expresarlas...
Pregunta: También escribe “nada más profundo que la piel”... “la sonrisa como comunicadora de ternuras”... “la posibilidad de matar con una mirada”...
Jaime Rodríguez Sacristán: Es verdad, la sonrisa y la mirada son las dos formas en las que la palabra se hace innecesaria... para expresar eso mismo... porque la palabra puede ser bellísima, cómo no, cómo voy a negar las posibilidades infinitas de la palabra... las posibilidades infinitas... pero desde luego muchas veces puede engañarse, pueden equivocar y pueden falsearse más fácilmente que la mirada y la sonrisa... la mirada no engaña... la sonrisa tampoco pero puede falsearse un poquitín... aunque falsear la sonrisa y la mirada al mismo tiempo... un comportamiento global de acercamiento ya es más difícil... esas formas de comunicación no verbal, es decir, sin palabras y sobre todo una mirada afectuosa, es el primer paso que es lo que la gente espera... y repito, y lo que todo el mundo necesita... que nos miren con afecto... y con ternura... y perder el miedo a eso...
Pregunta: Es catedrático de la Universidad de Sevilla, ha escrito 21 libros “El sentimiento de soledad”, “Los vacíos interiores”, “El olvido y los recuerdos ocultos”, ha ahondado en poetas como Luis Cernuda... ¿Le falta humanidad a este mundo?
Jaime Rodríguez Sacristán: Sí, le falta mucha humanidad, le falta querer entender a las otras personas, entendiendo por humanidad aceptar al hombre y a la mujer y al niño... a la persona al fin, con las que trabajamos que son objeto de nuestro trabajo y objeto a su vez... tener un sentido mucho más humanístico y mucho más acercador, en definitiva... querer más a la persona, a cualquier persona... si es lo que la gente espera, así que adelante con ello...
Pregunta: ¿Qué podemos hacer para recuperar esa humanidad, para saber ver, no sólo mirar?
Jaime Rodríguez Sacristán: Desprendernos de un sentido torpemente egoísta, desprendernos de querer llevar razón en todo, de no ponernos en el lugar de los demás, porque si en una discusión nos cambiáramos el sitio, dos personas discuten e hicieran una parada simplemente y dijeran “me voy poner en tu lugar, me voy a meter dentro de ti y tú te vas a poner en mi lugar dentro de mí” simplemente haciendo eso, metiéndonos en el interior del otro y eso lo podemos hacer siempre que queramos, siempre que nos metamos en el interior y eso no es tan complicado... pensar en lo que el otro está diciendo y en por qué lo está diciendo... y eso no es tan difícil, pero claro hay que tener la decisión de hacerlo... decir “lo voy a hacer todos los días con alguien”... y desde luego, ocasiones no nos van a faltar, en todo momento... y no ser más o buenos, tener un poquitito de sentido común y de conocer la realidad... en fin, y llegar a entender a los demás, a procurar entender a los demás...
Pregunta: Sí, el sentido común que es el menos común de los sentidos...
Jaime Rodríguez Sacristán: Efectivamente... es lo que nos falta, en estas cosas tan importantes... querer y ser querido... porque todo lo que se diga de repetir otra vez, que querer es cuidar al otro con interés, es la etimología de la palabra querer... viene del sánscrito de “cuaero” que es querer, cuidar, curar... que es lo que debe hacer el médico afectuosamente... eso es el sentido de lo que debe hacer el médico y lo que debemos hacer con nuestros hijos que es cuidarlos que es la misma palabra, cuidar y querer, es lo mismo... y nos hemos olvidado de esto... nos cuidamos mucho, vamos a muchos “spas” a muchos sitios de diversión... y yo no estoy en contra de esto, quién ha dicho lo contrario... no hay que llorar... pero cuidado, eso no debe ser sólo eso... hay que cuidar a los que tenemos cerca, atenderlos y desde luego si uno pone cuido en las personas, la respuesta siempre será positiva en un tanto por ciento absolutamente alto y si algunas veces falla, tampoco pasa nada....
Pregunta: Somos seres humanos, tenemos que equivocarnos...
Jaime Rodríguez Sacristán: Naturalmente... que nos perdonen a nosotros... y que a nosotros nos perdonen también... no estoy diciendo algo que yo haya inventado... lo dijo la biblia, en el cristianismo, en las religiones orientales... que son tan respetuosas con las personas... eso está en la base de la espiritualidad... y de aquellas maneras de entender la vida... de entender a los demás... de vivir juntos... vivir conjuntamente emociones con los otros... Esto no tiene fin... es una lástima que perdamos tanto la posibilidad de ser queridos por otros y de a su vez nosotros querer a los demás... no hace falta ser santo, basta con ser un poquito afectuoso con los demás...
Sofía Basalo.
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