miércoles, 22 de abril de 2009

... LUIS MALUENDA (Febrero 2007)






“El Arquitecto y el relojero” El espacio y el tiempo. La pesadilla y la justicia. Obra de Jerónimo López Mozo. Ganó el Premio Carlos Arniches de 2000. El último proyecto de “Producciones Off Madrid”. Luis Maluenda ha sido el encargado de llevar a escena esta confrontación dialéctica, sin miedos, entre dos posturas que miran al futuro de distinta forma. El director, quiere acentuar que es el público el que al final de la función decide tomar partido por una de las dos posturas. Quizá tal y como está el panorama político, social... uno de los grandes valores de esta obra es que en cierto modo llega a parecernos razonable la postura de ese arquitecto soñador... (sin obviar que será totalmente razonable e incluso, la más justa para otras personas) Hemos charlado con Luis Maluenda, director de esta obra que interpretan Antonio Canal y Gary Piquer:


Pregunta: Escribe en el programa de mano de “El arquitecto y el relojero” que la memoria histórica es para unos, una pesadilla y para otros hacer justicia. ¿No es también la memoria nuestra propia cultura? Hace unos días leí “la cultura no es, sino, una forma de haber sido y una forma de llegar a ser...”

Luis Maluenda: Sí. Lo que también planteo en ese programa, en cierto modo, es lo que sucede en la obra. Toda la obra son unos breves instantes de la pesadilla del arquitecto. Ése es el asunto esencial. Este hombre lo que hace es recrear en su mente... en ese sueño está recreando las dos últimas personas que acaba de ver, que son los trabajadores que le traen todo lo que necesitará para desarrollar su trabajo... A esas dos personas las convierte en el relojero y otro personaje más. Todo ello para él es una pesadilla... las diapositivas históricas de lo que ha sido el recorrido a través de las distintas imágenes que evocan la historia de la Puerta del Sol... y mezcla en su sueño, en su pesadilla todo ese concepto... imagina... y lo que le plantea ese hombre es una auténtica pesadilla. Al despertar no sabemos si esa pesadilla le hará reflexionar sobre cómo afrontar la propuesta del relojero, o simplemente se ha despertado y no recuerda. Sin embargo el público tiene el privilegio de ver ese conflicto interno que, de alguna forma, lo que pretende es confrontar dramática y poéticamente en el escenario lo que en algunas actitudes políticas se da en el congreso de los diputados, posiblemente...

Pregunta: Sí, lo que pasa es que en el congreso de los diputados la dialéctica es un poco diferente...

Luis Maluenda: Efectivamente, este es el desafío del teatro. El teatro pretende siempre revelar la parte interna del ser humano, de ahí ayudar a los demás a comprender mejor la naturaleza de ese conflicto interno y ayudar también al ciudadano a que vea, a que comprenda mejor lo que en la vida diaria, generalmente, no comprende... o no comprende en su totalidad... yo creo que ésa es la función del teatro, revelar lo interno del ser humano para aclarar esencialmente... más allá de partidismos políticos, aclarar lo que defiende cada uno de los personajes y en esta obra, concretamente, defienden dos posturas de un modo muy razonable... finalmente el público lo que hace es tomar partido por la que más le puede interesar, pero en ese sentido, siempre he intentado que el montaje sea absolutamente honesto, para dar la oportunidad de expresión a las dos opciones. Ésa ha sido mi aportación en el montaje.

Pregunta: Apunta que en esta obra el público toma partido por una de las opciones, cualquiera de ellas. Aunque no sé si el final, con esa luz concentrada en el relojero, la conciencia quizá, el tiempo... esa música sobrecogedora... Antonio Canal, fantástico... es un modo, también, de tomar partido, y no sé si es una forma de decirnos que la conciencia es más fuerte que el silencio...

Luis Maluenda: Yo creo que la obra tiene su tesis, que yo defiendo; sin embargo a lo largo de la misma, mi interés todo el tiempo está en que tanto una posición como la otra suspendan, o lleven a convencer el criterio del espectador; es decir, que ambos tengan la oportunidad de ello. Ése es en el sentido en que yo digo que es profundamente democrático y al final, tiene la opción de decidir si esa conciencia que se expresa finalmente con esa evocación musical a la memoria, a la nostalgia... va a convencerle o finalmente va a tomar opción por lo que es construcción del presente sobre el futuro sin anclajes con el pasado... ésa es la opción que puede tomar el espectador, naturalmente.

Pregunta: Sí, ya que ninguno de los dos personajes se nos presenta como bueno o malo. Los dos tienen sus razonamientos, sus motivos...

Luis Maluenda: Efectivamente, tal y como lo escribe el poeta, el autor. El arquitecto es un poeta, un soñador, un hombre que quiere construir realmente un espacio limpio, un espacio transparente, para el futuro donde la sociedad se vea reflejada libre de trabas y creo que es una visión muy poética y profundamente aleccionadora, interesante. Por el otro lado está el punto de vista del relojero que quiere hacer justicia con aquellas personas que fueron injustamente tratadas... y las dos posturas son conmovedoras. Una es visionaria, hacia el futuro y la otra reconoce esa valía, pero trata de conciliar las dos cosas... ahí es donde creo, estaría el punto medio, en la conciliación. La conciliación de las dos posturas. Yo creo que es posible y también la cree el relojero.

Pregunta: ¿Cómo puede ser posible...? hoy en día no lo parece demasiado... Y al respecto me resulta muy interesante la metáfora del relojero cuando explica las dos obras de teatro que están teniendo lugar. Una en el exterior, una farsa, así la califica, en la que los que antes levantaron la mano, ahora lo han olvidado y los que fueron injustamente tratados estrechan sus manos con las de sus “verdugos”. Y la verdadera obra de teatro que sigue teniendo lugar en el interior de esa antigua dirección general de seguridad... ¿cómo puede ser posible esa conciliación sin que pueda resultar una farsa...?

Luis Maluenda: Sí... el relojero está decepcionado porque en la escena anterior el arquitecto le ha engañado, tratando de decirle que, efectivamente, su ruego ha sido recogido por el presidente y que va a tener ese lugar... cuando se está entusiasmando, cuando parece que va a ser verdad, le dice “bueno, aunque no es el momento”... ahí, el relojero realmente ve que se le está manipulando y esa manipulación el autor, realmente, no perdona... con lo que para que no suceda lo que hace es un sacrificio que va a repercutir mediaticamente en esa celebración y es lo que va a hacer que esa memoria se mantenga a través del sacrificio del relojero y realmente lo que va a hacer simbólicamente, es sacrificar al relojero que es el asunto de la obra... y la obra va a llegar a los medios con una gran repercusión... ésa es de alguna forma la contribución del autor. Esa obra es una contribución para mantener viva la llama de esa defensa de unos valores.

Pregunta: Y, quizá, también para plasmar su descontento con los llamados pactos de la Moncloa...


Luis Maluenda: Claro. El autor ha manifestado en diversas entrevistas, que he tenido la suerte de compartir, que realmente el origen de esta obra surge ya en la transición, cuando algunas ideas tanto de un lado como de otro se pusieron debajo de la alfombra para poder conciliar dos puntos de vista bien distintos y tratar, así, de llegar al pacto de la Moncloa. Yo creo que fue un ejercicio de valentía política y ese hecho permitió crear una constitución que disfrutamos todos, sin embargo al cabo del tiempo y después de unos años de democracia en la cual ha habido una alternancia del poder, tanto del partido socialista como del partido popular, creo que ha llegado un momento de, a lo mejor, afrontar cosas que en aquel momento no eran oportunas...

Pregunta: ... hay ciertos sectores que estiman que no es ahora momento oportuno y que quizá nunca habrá momentos oportunos para ello...

Luis Maluenda: Claro, yo entiendo perfectamente las posturas, pero soy optimista; me dijo el autor recientemente “tú Luis, es que eres muy optimista”... sigo pensando que quizás ha habido personas que teniendo la certeza de que no iba a tener éxito la propuesta temieron que haciéndola hubiera más discordia y yo creo que llegado el momento en el que estamos, en el cual hemos demostrado todos, la ciudadanía ha demostrado esa serenidad, que puede afrontar asuntos... y también los partidos, unos y otros han estado en el poder, yo creo que es momento de afrontar, aun cuando se tenga la certeza de que se va a fracasar. Fracasar en el sentido de que las que fueron víctimas nunca van a poder resarcirse de aquel dolor, nunca se va a poder... y sin embargo, yo sé que hay muchas personas, lo sé porque he consultado páginas de internet, foros digitales de muchas asociaciones de víctimas... manifiestan su deseo de reconocimiento de aquellas personas que fueron injustamente tratadas... y sólo con ese reconocimiento por parte del Estado, ya es un paso importante... luego, los pasos que dé esta nueva ley de la memoria histórica... a mí me gustaría que saliera adelante, por supuesto con el concurso de todos... y tratara de conciliar esa memoria que para unos fue horrible... y otros podrían vivir sin ella...

Pregunta: ¿Pero se puede vivir sin memoria?

Luis Maluenda: No. Yo creo que no... así de claro. Sinceramente no... o sí se puede vivir, pero quizá una sociedad sin memoria... a la que deliberadamente se la esté manipulando para que ignore ciertos momentos de la historia de ese país... quizá sea más proclive a la misma manipulación... y eso es lo que yo defiendo aquí... precisamente la transparencia, el reconocimiento a personas que en un momento fueron maltratadas por un régimen intolerante.

Pregunta: Volviendo a la obra. No sé si también el autor plantea la existencia de dos historias. La oficial, por decirlo así; representada en esa placa conmemorativa que se va a colocar en la fachada, y otra historia, la intrahistoria. Ésa que vive en unos objetos muy sencillos como una máquina de escribir...

Luis Maluenda: Claro, hay que tener en cuenta un asunto bien fundamental, y es que una obra de teatro tiene una duración muy limitada y tiene que concentrar extraordinariamente algo que tendría un desarrollo necesariamente mayor en otro ámbito como por ejemplo, un libro, una novela... en otro medio, ¿no? De modo que tiene que conciliar el teatro varios aspectos, la concisión con la transparencia, con el interés del público sobre un asunto que no siempre se ha hecho interesante... una serie de asuntos que son un desafío para el autor. Naturalmente, se corre el riesgo de que haya una radicalización de dos puntos que entren en conflicto y que ayuden al desarrollo del drama y que sin embargo sólo apunten dos modos de pensar. Esto no quiere decir que no existan muchos más puntos de vista; sin embargo, la obra lo que sí hace es recoger dos sentimientos muy pronunciados, muy característicos de dos puntos de vista que miran hacia el futuro exclusivamente, ignorando parte del pasado y los que necesariamente quieren conciliar ese futuro con esa memoria. Esos son los dos puntos esenciales de esto... pero estoy seguro de que habrá muchos modos, muchos puntos de vista que podrían afinar mucho más al respecto de lo que la obra ofrece.

Pregunta: ¿Cómo surgió la oportunidad de llevar a escena “El arquitecto y el relojero”?

Luis Maluenda: Yo tenía intención de llevar a escena una obra sobre ETA, de un autor muy querido para mí que era Alberto Miralles y justo en el mes de marzo, cuando se dio el alto el fuego de ETA, con carácter definitivo, según dijeron, yo hablé con la persona que tenía los derechos de Alberto y coincidimos en que no era el momento de hacer esta obra... entonces, inmediatamente pensé en Jerónimo porque pensaba hacer una obra suya, con lo que leí algunas obras... releí otras y entre ellas estaba “Las raíces rotas” que me interesó mucho. Un conflicto entre Victoria Kent y Clara Campoamor, que trataba sobre el derecho de la mujer al voto... y aquello fue un asunto que me interesaba mucho, pero otro director había optado por dirigirla, con lo que ya... elegí “El Arquitecto y el relojero” por el asunto tan importante que planteaba... también porque era el año de la memoria histórica y me pareció que no era un oportunismo, sino una oportunidad la que saldría de este asunto... y también, porque en “Producciones Off Madrid” estamos interesados siempre por planteamientos en los que el arte y la política, asuntos sociales, laborales...

Pregunta: Como dice, textos comprometidos que toman partido...

Luis Maluenda: Y dejan tomarlo... ( un aspecto que ha reiterado mucho durante la entrevista)...

Pregunta: ¿Es complicado hoy en día mantener y defender esas tesis, esa línea de trabajo, también desde una compañía, una productora independiente... ?

Luis Maluenda: Es muy difícil... pero para eso está la pasión y el entusiasmo por el teatro... el entusiasmo por las ideas... el entusiasmo por el ejercicio de esta profesión y también no tengo que olvidar que hemos recibido en los últimos años la ayuda del ministerio de cultura y de la comunidad de Madrid, sin la que posiblemente no podríamos llevar a cabo estos montajes... estas ideas, estas buenas obras son posibles gracias a las ayudas que hemos recibido también, esto no hay que ignorarlo... sin embargo, el esfuerzo que se hace es muchísimo mayor que la compensación económica... no es un teatro comercial, es un teatro de cámara, de ideas y de texto... y nuestra pretensión es entusiasmar deleitando... profundizar en el punto de vista, en la actitud del público... que tome partido, que participe de ese debate...

Pregunta: ¿Y el público toma partido, participa de ese debate?

Luis Maluenda: Yo creo que sí. Cuando estrenamos en Alicante, la verdad es que el público nos agradeció mucho la propuesta... en Sevilla también... aquí, en Madrid, en el Teatro Galileo, hemos tenido muy buena respuesta del público e incluso han venido personas que se han emocionado con lo que han escuchado sobre el escenario, a decírnoslo al camerino... nos han agradecido este esfuerzo y han manifestado que recordaban... hoy mismo he recibido una carta a través del correo electrónico de una persona que vio la obra y que sintió una emoción tremenda y ha mandado una carta también al autor... entonces, estamos de forma continua la respuesta del público... tanto en los silencios a lo largo de la obra, en los aplausos como en las manifestaciones de agradecimiento a los actores y al director...

Pregunta: Estaréis poquitos días en Madrid, aunque supongo que habrá alguna gira prevista...

Luis Maluenda: Sí, estaremos hasta el 25 de febrero... nos gustaría estar más, pero también nos gustaría que acudiera mucho el público... las necesidades de programación no siempre ayudan.... Con respecto a la gira, continuaremos en Santiago de Compostela... y ya nos están llamando para otros lugares y esperamos cerrar pronto nuevas propuestas...

Pregunta: Además de “El arquitecto y el relojero” tenéis algún proyecto más entre manos...

Luis Maluenda: Sí... es pronto aún, pero tenemos algo entre manos que trata también el conflicto laboral, humano, íntimo... el paso de una empresa familiar absorbida por una multinacional... y cómo este asunto económico o de las grandes economías y político también, afecta directamente a las personas y a las relaciones laborales y a las relaciones entre las personas. Es una obra que queremos llevar a cabo para la nueva temporada...

Ya lo saben, hasta el 25 de febrero, en el Teatro Galileo se ejercita la memoria. La memoria histórica, emocional... la memoria cultural... al fin y al cabo, somos lo que hemos sido...

Sofía Basalo.

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