domingo, 9 de enero de 2011

... MARIO ZORRILLA (Julio 2010)



La leyenda de la mujer en cuyo vientre se aloja un arma que aniquila a todo aquél que yace con ella (salvo a su marido) regresa a Madrid. Lo hará el 20 de julio para permanecer durante cinco días en el Teatro Arenal. Hemos hablado con Mario Zorrilla, coautor del texto e intérprete de este monólogo intenso y pasional, que ha dirigido Luis Araújo y que durante dos meses pudimos no sólo ver, sino vivir, en el Teatro de las Aguas.
Mario Zorrilla es Juan Fernández, un hombre capaz de esperar a una mujer incondicionalmente, no es un sueño, es “La mujer del sexo tatuado”:

Pregunta: ¿El amor puede enloquecer, tal vez lo hace el desamor...?

Mario Zorrilla: El amor enloquece. Una gran pasión puede enloquecer y puede transformar la vida de una persona, sí. Creo que fundamentalmente trastorna nuestras vidas para bien o para mal, el amor... Sin amor no se puede vivir.

Pregunta: ¿Juan Fernández, tu personaje en “La mujer del sexo tatuado” enloquece de amor?


Mario Zorrilla: Enloquece de amor, sí... Porque está enamoradísimo de una mujer que después de un suceso desgraciado, como es haber compartido una leyenda, simplemente. Esta leyenda se transforma desgraciadamente en una realidad luctuosa y esto provoca que el personaje de ella, de la que sabemos en la función a través de unas cartas que le escribió, que es el mayor tesoro de Juan Fernández, mi personaje, decidió que como ellos habían compartido esa circunstancia, ese extrañamiento con la leyenda, decidió esperarla, dedicar su vida a esperar a que saliera del psiquiátrico penitenciario donde está supuestamente ingresada, pagando la pena por haber asesinado a tres hombres, por haber creído una leyenda que cuenta, según la que, después de tatuar un cuchillo en su vientre, se convierte en el protector de la pareja, por decirlo así, con respecto a otros hombres... en el caso de que la mujer yaciera con otros hombres, el cuchillo cobraba vida y mataba a esos amantes... esta leyenda brutal que es una inspiración de un cuento venezolano, nos sirvió para armar esta función “la mujer del sexo tatuado” para describir la brutalidad de este amor tan descarnado y que ha llevado al personaje a una situación, a una existencia al límite de la cordura, por decirlo así. Es un personaje apasionante, precisamente por intentar no traspasar el umbral de la cordura, aunque obviamente ya la decisión es dura y desde luego no es común y no está de moda... esperar a alguien de cualquier manera, sin condiciones... incluso, sobre la felicidad de uno mismo... Es un hombre que renuncia a la felicidad de la sociedad en la que vivimos en aras del amor, porque prima más el amor y concretamente el amor por esta mujer... que cualquier otra oferta de la sociedad. Esta es la propuesta de esta función.

Pregunta: Una propuesta diferente... no ya en el teatro mismo, sino en la cotidianidad que vivimos. Entrar en el teatro para ver esta obra es entrar en una especie de oasis ¿no?...

Mario Zorrilla: No quiero ponerme medallas en el sentido de ser una persona que ejerza o que sea un “dador” de normas o moralidad, pero sí como persona, como actor y como creador, creo que el teatro tiene que comunicar, tenemos que comunicar estos valores en los que creemos como individuos y aquellos que quisiéramos que fueran genéricos en la convivencia, entonces, en la producción, aparte de la subsistencia del personaje a través del amor, hay otras manifestaciones amorosas también como el personaje después del viaje a la costa de Marruecos, cuando vuelve, en uno de los sitios en donde habita, comparte una cabaña abandonada de unos pescadores... la escenografía son redes y aperos de pesca... y entonces se encuentra con que su amigo ha fallecido, su gran amigo del alma, con quien ha compartido tantas horas y tanta desventura... y han consumido el tiempo, otra de las reflexiones que se incluyen en la función... dice en un momento dado “podríamos descontar el tiempo por botellas vacías”... ahí vemos cómo le hace una alabanza, un panegírico al personaje fallecido, al que no ha podido contarle las últimas circunstancias de su vida... y que de alguna manera lo ha abandonado, quedándose solo... ese encuentro también tiene una emoción importante en la función, porque la última verdad del personaje “Juan Fernández” se la transmite a este amigo fallecido, que en vida no pudo contarle su vida... son esos dos frentes llenos de amor, sobre los que gira la función: Por un lado las cartas que recibió de ella y el recuerdo de su amigo fallecido que lo tiene ahí delante.

Pregunta: ¿Cómo decidís llevar adelante un proyecto tan distinto a lo que vemos hoy en día sobre los escenarios y también tan arriesgado.?

Mario Zorrilla: Sí es arriesgado... el texto... es diferente... Hay lírica por parte nuestra, mía propia, que soy coautor de la obra y luego hay dos partes líricas de autores granadinos, uno se llama Javier Egea y el otro José María Heredia Maya que aportan tensión dramática a lo que es la estructura que hemos creado y también compromiso social, por decirlo así. El texto creo que tiene varias virtudes, entre ellas, cierta mezcla de géneros literarios. Hay una parte donde se narran las noticias de Rosario López Fuertes, desde que sale de prisión... donde prima el lenguaje periodístico; la leyenda propia está escrita con un lirismo hermoso, de contador de cuentos, un poco antiguo... Luego está la parte del personaje, un tanto cruda, donde hablaríamos de un realismo duro y esta mezcla de lenguajes distintos, que están plenamente ensamblados genera una tensión dramática que es emocionante hacerlo y hasta el momento, el público que ha visto la función la reconoce como una de las virtudes importantes de la función, porque hay estremecimientos por parte del actor que indudablemente llegan al patio de butacas... con lo que es establece una comunicación y un respeto hacia esta función que es verdaderamente emocionante...

Pregunta: Hablando del público, no sé si lo más bonito que le pueden decir a un actor es que no han estado en el teatro viendo una función, sino que ante sí, han tenido la vida misma, la realidad en toda su crudeza...


Mario Zorrilla: Sí... es muy hermoso... no sé, para mí el teatro es “verdad”, tiene que ser “la verdad” y tiene que ser el respeto a uno mismo y a las personas que lo están viendo y hay teatro para todos los gustos... y yo trabajo un texto y hago una puesta en escena... donde quiero compartir verdades mías, sentimientos propios con toda la honradez de la que sea capaz hacia el público que tenga... no entiendo ni el arte ni la creación si no pasa por un sentimiento de sinceridad y de verdad muy propio... y a partir de ahí, intentar que a través, en este caso de las palabras, se pueda llegar al público y comunicarnos y tener emociones parejas y reconfortarnos de alguna manera al compartir un momento así.

Pregunta: No sé si con esos principios y esos valores que comentas, es complicado hoy en día moverse en este mundo teatral...

Mario Zorrilla: Sí, pero mira, en mi caso, tal vez parezca un poco rebelde, pero yo llego hasta donde llego, no me puedo pelear contra cosas que son imposibles para mí. Entonces, creo en lo que hago voy al “tran-tran”, como los jugadores de mus... y hasta donde llegue lo doy por bueno, entonces, este espectáculo ha estado dos meses, los fines de semana en el Teatro de Las Aguas, vamos a estar cinco días en el Teatro Arenal, del 20 al 24 de julio, a las siete y media de la tarde, tengo vendidas algunas funciones después del verano, en Cuenca, Logroño... y esto es lo que sé del periplo de la función; tengo también una invitación que la vamos a llevar a cabo, una invitación para El Festival Internacional de Quito, Ecuador en la primavera del año que viene... y vamos a ir... y entonces, esto que ha empezado pequeño y que sigue siendo pequeño... sigue viviendo, va haciéndose más grande porque lo empujamos con el corazón y vamos a llegar hasta donde lleguemos... porque estamos contentos con lo que pueda pasar... porque no entro a competir con nadie ni con nada, soy absolutamente libre en ese sentido, ésta ha sido una opción propia y personal, he ejercido mi derecho de libertad como creador y como persona, entonces he asumido las consecuencias y el recorrido que tenga la función sin ningún tipo de pena o sin ningún tipo de complejos y sin pensar que me merezco más o menos... esto no forma parte de mi ámbito... mi objetivo es tener la convicción de querer hacer algo y lo importante es que mis compañeros y yo hemos sido capaces de hacerlo y esto es una cosa, también, que... en líneas generales es una crítica así, al aire, también lo decimos en la función “el mundo está lleno de charlatanes”... y la gente no remata... entonces, creo que con mi equipo tenemos la gran satisfacción de haber tenido una idea y haberla llevado a cabo.

Pregunta: Hablas de tu equipo. Creo que formáis una compañía independiente cuyo nombre es “La Carmela”...

Mario Zorrilla: Sí, una compañía independiente, muy poquitas personas... “La Carmela Teatro” es, en realidad, el artilugio que me inventé de algún modo para tener presencia teatral, en unos momentos de dificultad profesional... pensé, “si no encuentro textos que me gusten o ahora mismo llevo tiempo sin trabajar en cine o televisión y soy actor y como tal, necesito trabajar... tengo que hacer algo”... con lo que me inventé “La Carmela” para estar vivo y para que mi instrumento como actor esté lo más acorde y actualizado posible... desde entonces, cada dos años, más o menos, con “La Carmela” me hago un espectáculo, hasta ahora en solitario, porque surgen de necesidades muy personales y hasta el momento ha sido difícil compartir con otros compañeros, ojalá en el futuro me encuentre con personas con las que pueda compartir necesidades estéticas, éticas y de contenido sobre algunos temas y tengan ganas de lanzarse a la aventura... pero de momento voy un poco en solitario en cuanto a la presencia escénica, pero bueno, en este caso cuento con el coautor, hay una parte de producción importante, un jefe técnico de luces y sonido... y, en fin, voy con lo justo pero voy armadillo...

Pregunta: Es complicado hacer lo que uno quiere hacer hoy en día, además declarándote, como lo haces, independiente y libre...

Mario Zorrilla: Sí... es complicado pero es que sólo tenemos una vida, entonces, cuando lo tenemos claro y uno sabe que tiene que llevar a cabo sus cosas porque sino el tiempo pasa... no existe el miedo, lo que hay es una responsabilidad propia, consigo mismo... entonces yo no quiero que pase el tiempo y pensar “¿por qué no hice esto o lo otro?”... no me puedo soportar a mí mismo en esa duda... con lo que, en cuanto surge la necesidad, soy una persona que en ese sentido me pongo el mundo por montera y voy adelante con todo aquello en lo que tengo fe. Me puedo equivocar o no, ése es otro tema, pero que voy hacia delante, seguro... en este aspecto, y en general en todos los aspectos de la vida, soy así. Creo en las cosas y voy hacia delante... insisto, con respeto, con cariño...

Pregunta: Escuchándote hablar, no sé si en algún momento te ha resultado frustrante que te encasillen en personajes “malvados”...

Mario Zorrilla: Bueno, no... al fin y al cabo gracias a esos papeles, he podido hacer mi pequeña trayectoria y mi pequeño prestigio profesional y en todos ellos he intentado incorporar cosas nuevas y aprender y... de la maldad se aprende muchísimo... además, luego descubres que nadie es malo del todo, que todo el mundo tenemos algo bueno y algo malo... mis trabajos en cine y televisión, cuando he interpretado algún personaje malvado, siempre me han reportado satisfacción... además, esto me ha dado la oportunidad de hacer personajes buenos, buenísimos!!! (risas) esto también ocurre, en alguna ocasión.

Pregunta: Tienes una extensa trayectoria profesional y he leído que todo comenzó por “tu curiosidad desmedida por el hecho teatral” porque veías que ocurrían cosas inexplicables sobre el escenario...

Mario Zorrilla: Soy nacido en Bilbao. En un principio comencé en una compañía de teatro amateur, hacíamos “Beckett o el honor de Dios”, yo tenía una frase en la función, pero ahí ocurrían cosas maravillosas que no sabía qué eran... no les podía poner palabras, era muy joven y me subía a un escenario en aquellas circunstancias porque nos invitaban a cenar y luego había una tertulia con unas personas que me abrían la cabeza, el mundo y generaban unas expectativas vitales absolutamente nuevas... en ese sentido tengo una gran capacidad aventurera y me enganché increíblemente a esto... y me sentía muy mal por no comprender qué pasaba sobre el escenario. Entonces, querer conocerlo es lo que me convirtió definitivamente en actor... eso y los aplausos del público... porque esto de que yo era un estudiante muy normal y recibía cocorotas por todos los lados y que de pronto sentía que aplaudían... (risas)... me parecía que era lo más bonito de mi vida; desde entonces nunca he tenido dudas acerca de mi profesión, de lo que quiero ser en la vida... las cosas vienen bien, vienen mal, pero fundamentalmente tengo un amor a esta profesión, desmedido... porque es genial ser actor...

Pregunta: ¿La consideras una profesión o un oficio?


Mario Zorrilla: Muchas veces me siento un artesano de mi trabajo, en el sentido de que lo amo y que nunca trabajo con recetas teatrales o recetas técnicamente actorales, sino que soy inquieto siempre busco, siempre investigo, siempre trato de buscar lo mejor de mí para dárselo al personaje, es un proceso lento, laborioso y ese punto artesanal con el que yo entro en comunión... cuando me ha tocado hacer personajes en sitios donde se trabaja a otra velocidad, donde te exigen unos resultados etc... lo he hecho y generalmente no me ha ido mal y sin embargo no me he sentido bien como actor haciendo eso... sin embargo aquí, en mi proyecto, en “La Carmela” con esta función “La mujer del sexo tatuado” estoy muy feliz porque creo que es el mejor trabajo que he hecho hasta ahora, creo que es el trabajo más completo y el que resume de alguna forma lo que sé de teatro, lo que sé de mí como actor, y esto es bonito... saber que estás en un límite de conocimiento sobre el que ya tienes que seguir superándote... este compendio de sensaciones hasta haber llegado aquí, me parece hermoso... y estoy contento por ello...

Pregunta: Con respecto a lo que comentas, creo entender que le das más importancia a la hora de “ser” un personaje, al alma, a la pasión que a la técnica. Sin alma, por mucha técnica que puedas emplear, todo queda un poco frío y autómata ¿no?


Mario Zorrilla: Yo soy muy pasional... en todas las cosas que hago, entonces, la técnica es el primer paso a la hora de armar algo, pero luego le tienes que poner el alma y la pasión (en mi opinión) tienes que poner toda la carne en el asador y todas las emociones que seas capaz de generar porque tienes una responsabilidad muy grande con el público, con alguien que te va a ver, que precisamente va al teatro porque quiere poner nombre a las emociones, y quiere identificarse con esas emociones... creo que fundamentalmente el actor (ya lo decía un gran pedagogo) es un atleta de las emociones, ahí tenemos, entonces, nuestro gran reto y nuestra gran responsabilidad...

Pregunta: Una responsabilidad que va más allá incluso... ¿Es complicado conseguir que el público abra las puerta de sus sentimientos para dejarte entrar?

Mario Zorrilla: Hombre, cada función es distinta... también los objetivos de cada función varían en cuanto a los contenidos de esas funciones... creo que el público en líneas generales, hoy está ávido de emociones verdaderas, de que le cuenten las cosas de verdad... vivimos con un exceso de información y de información que no llega de una forma razonable, sino que muchas veces está manipulada... entre este tipo de información por un lado y la desinformación en la que vivimos, por el otro, estamos todos un poco perdidos y no sabemos reconocer cuáles son las cosas de verdad, qué es lo que verdaderamente vale. En este sentido te digo que tenemos una responsabilidad de ser coherentes y de ser lo más verdaderos posibles para que las emociones que demos sean lo más universales posibles, para que se puedan reconocer y puedas decir “mira, esto es una emoción de desamor, odio...” porque no sabemos reconocer las cosas y nos perdemos... los estados de angustia y de depresión son alarmantes en nuestra sociedad y entonces, la gente no sabe reconocer sus emociones, lo que le pasa...

Pregunta: ¿No puede ser que estos estados nos asusten y no queramos reconocerlos?


Mario Zorrilla: Sí, pero también tiene que ver con la desinformación, porque creo que el ser humano tiene unas circunstancias vitales que pasan por las emociones y que los cambios producen stress, crisis y tenemos que estar muy atentos y aprender de nosotros mismos porque es inevitable que los tengamos... lo que pasa es que tenemos la obligación social de ser feliz, pero... vamos a ver “¿cómo?” (risas)... ¿Me compro un coche y ya soy feliz?, pues No... entonces, en ese sentido, se vive una desinformación vital hacia el individuo, no hay una educación global de respeto hacia las personas, a uno mismo, en principio y luego hacia los demás... todos vivimos con un nivel de agresión desde la publicidad, el volumen de la música... entonces, estamos un poco descompuestos... entonces, por esto te digo que los actores cuando nos enfrentamos a un texto como el mío, creo que es importante que seamos responsables y honrados con las emociones para no aturullar más a nadie, ya que tienen la generosidad y la buena fe de venir a verte, y encima si los vas a confundir... no sería justo...

Pregunta: Confundir no, pero, ¿No pensasteis a la hora de llevar a escena “la mujer del sexo tatuado” que tal intensidad podría asustar, en cierta forma, al
público?


Mario Zorrilla: No, porque yo quiero a la gente, y no voy a hacer nada para asustar a nadie (risas)... Jamás se me ocurriría hacer nada para asustar a nadie...

Pregunta: Lo decía por la intensidad de las emociones por las que transita tu personaje...

Mario Zorrilla: No... pero si hay gente que le puede parecer muy denso o muy intenso, también es un motivo para que reflexione personalmente... cuál es su vida, por qué piensa que lo mío es duro y lo suyo es lo correcto... en ese sentido, cada uno puede abrir su debate consigo mismo. La función habla sobre el amor, la vida y la muerte, entonces esto no le puede asustar a nadie porque es el pan nuestro de cada día y entiendo que todo el mundo lo sabe. No hay que cerrar los ojos a ninguna realidad humana, sería absurdo perderse nada de la vida por muy duro que pueda ser. Además, estamos en constante aprendizaje y todo lo que ocurre es a valorar y a reflexionar y si es posible incorporarlo al bagaje personal, es lo que tiene que ser.

Pregunta: ¿Qué le falta por aprender a Mario Zorrilla?

Mario Zorrilla: Todo. Soy un niño de 44 años que sigue amando su profesión, amo a las personas de mi entorno y me queda por aprender todo, porque está todo por hacer. Estoy empezando como quien dice... Llevo veintitantos años trabajando como actor, pero la sensación que tengo es que estoy aprendiendo y que estoy empezando... es una sensación que no se me quita nunca y me place, porque tengo ilusión por las cosas...

Pregunta: Creo que eso es lo más importante, no perder la ilusión y no dejar de pensar que cada día puede ser extraordinario...


Mario Zorrilla: Claro, ¿sabes lo que pasa? Hablaba el otro día con un amigo, y creo que hay una cosita que sí he hecho bien en esta vida que es no ponerme en situaciones de riesgo excesivo. No entrar en competencias donde podía perder o me podían lastimar. Por eso te digo que he procurado ejercer siempre la libertad de autorrespeto y de respetar a los demás, y de no perder mi sitio de algún modo... entonces, sigo manteniendo mi ilusión porque no me he comprometido con nada que me haya puesto en una situación de debilidad, no he entrado a competir nunca con ningún compañero, no he deseado ni he sentido la envidia de ¿Por qué está esa función y no la mía?... no entro en cosas que me puedan hacer sufrir gratis... entonces, creo que esa actitud me está salvando...

Pregunta: Es una actitud muy inteligente...

Mario Zorrilla: Creo que sí, a mí me sirve, me ayuda y estoy muy contento... he trabajado en teatro comercial, pero la inmensa mayoría de mi trabajo como actor de teatro lo he hecho en las salas alternativas...

Pregunta: Salas, mal llamadas, Alternativas...

Mario Zorrilla: Así es... Ten en cuenta que soy casi fundador de la Sala Cuarta Pared; trabajé con Ángel Ruyero en ello cuando la sede de Cuarta Pared estaba en la Calle Olivar Número 7; vengo de ser un actor de batalla (risas) de esas épocas donde... ésta era la primera sala mal llamada alternativa de Madrid... entonces, ha sido un ámbito donde me he desarrollado, he sobrevivido y he podido tener foros para contar las historias que quería contar...

Pregunta: No sé si en ese teatro “alternativo” se saborea con más intensidad el oficio de actor que en el teatro comercial...

Mario Zorrilla: No sé... yo creo que si uno está contento con lo que hace, es lo mismo... si un día me llaman para estar en el CDN, lo voy a disfrutar igual que en el Teatro de las Aguas, porque el hecho teatral donde se produzca es milagroso... he hecho teatro de calle también, son todas experiencias muy enriquecedoras... no creo que haya hechos teatrales que puedan magnificarse por el lugar dónde se produzcan... el hecho teatral en sí, es un milagro.

Pregunta: Después de “La mujer del sexo tatuado” qué milagro te gustaría vivir...

Mario Zorrilla: mmm... creo que lo importante es seguir teniendo fuerzas para seguir investigando en propuestas escénicas, para poder llegar cada vez a mayor número de público... crecer de alguna manera...

Sofía Basalo.

No hay comentarios: