sábado, 24 de abril de 2010

... SANDRO CORDERO (Octubre 2009)



“¡Por fin haces teatro de verdad!” Ésa fue la exclamación del padre de nuestro entrevistado al conocer que sería Calígula. Uno de los grandes personajes del teatro. Uno de los grandes textos que se hayan escrito... Uno de los grandes retos, sin duda, si recordamos a José María Rodero. Sandro Cordero es un magnífico Calígula, incomprendido, idealista frustrado, poderoso y quizá tirano... Un personaje rico, que sufre y del que el joven actor pretende que sintamos compasión, algo que consigue sin duda. Hemos hablado con Sandro Cordero, tras su actuación en el Teatro Auditorio Federico García Lorca de Getafe, dentro de la programación del Festival Internacional Madrid Sur:

Pregunta: ¿Cuáles son las fronteras de la libertad?


Sandro Cordero: Si te contesto desde “Sandro” sería políticamente correcto y te diría que la libertad de uno acaba donde empieza la del otro, que es lo que todos pensamos, aunque es una respuesta que no dice nada... sin embargo quedas muy bien... Desde el punto de vista de Calígula, la libertad no tiene fronteras, sobre todo la suya... Lo que tiene Calígula de diferente al resto de nosotros, es que tiene el poder absoluto; que hoy en día también tenemos que hacer un ejercicio para saber qué era eso, porque no se trata de un presidente del gobierno, es un emperador que dice “tú mueres” y no necesita justificación ninguna, ojalá nunca nos pase, pero quizá si nos viésemos con ese poder tan absoluto, creo que nos sorprenderíamos a nosotros mismos, de lo anchas que se volverían nuestras libertades... Yo creo que la libertad de Calígula es absoluta, como él dice “es el único hombre realmente libre, sin ninguna atadura en todo el Imperio Romano” y decide llevar esa libertad y esa lógica hasta el final, buscando un camino que al final reconoce erróneo, pero él lo intenta... por medio del ejercicio de la libertad máxima personal... intenta buscar soluciones o respuestas a las preguntas que no se plantea él solo, nos las planteamos todos porque nos fuerza a ello la sociedad, la vida... quiénes somos, a dónde vamos y de dónde venimos... él intenta encontrar la respuesta, no la encuentra, evidentemente... y al final de la función se da cuenta de que su libertad no es la buena. La palabra libertad, encierra muchas prisiones...

Pregunta: ¿Has dicho que la palabra libertad encierra muchas prisiones?


Sandro Cordero: Sí... ya hablo desde mí, se dice cuanto más libertad buscamos parece que más barreras encontramos para poder ejercer esa misma libertad... en nombre del ejercicio de la libertad no hacemos más que poner barreras, trabas... pero todo para salvaguardar la libertad... no sé, es un contrasentido... es como hacer la guerra para obtener la paz... es el mismo contrasentido... hago leyes, hago límites para poder ser libre... no sé si ése es el camino...

Pregunta: Tal vez el miedo sea la barrera más alta para ejercer la libertad...


Sandro Cordero: Totalmente. Creo que el miedo interesa mucho... a nivel mundial es muy interesante... George Bus ha alimentado todo su mandato del miedo, a partir del miedo ha hecho todo lo que ha querido, ha ejercido su libertad absoluta, jugando con el miedo de los demás... el miedo al otro, a lo desconocido... el otro día leía en El País Semanal un reportaje sobre el resurgimiento del fascismo en Italia... eso es escalofriante, es sobrecogedor y todo parte del miedo al que es diferente a mí... no sólo al color de su piel, sino al que piensa diferente a mí... le tengo miedo... los fascismos, los nacionalismos, todos los “ismos” en general... se sustentan en el miedo... el miedo a lo desconocido... el miedo a abrazar algo que no es de tu cultura, que no es lo tuyo... entonces el miedo hace que en lugar de intentar abrir tus horizontes, expandir tus conocimientos te cierres, te cierres completamente y pienses “lo mío es lo mejor y el resto no vale”... y evidentemente un estado de miedo te permite, le permite a Calígula en este caso, ir mucho más allá... hasta que unos cuantos no dejan de tenerle miedo o su rabia o impotencia o su deseo de venganza es más grande que su miedo... no acaban con Calígula... mientras el miedo sigue siendo el primer sentimiento, el que gana, los que se aprovechan de ese miedo seguirán haciendo lo que quieran...

Pregunta: Has comentado que uno de los grandes retos de interpretar a Calígula era provocar en el espectador el sentimiento de compasión hacia el emperador... yo creo que lo has conseguido, porque uno de los pensamientos que rápidamente te vienen a la mente es que Calígula es un idealista y si a pequeña escala ese idealismo frustrado te puede provocar cierto resentimiento, cierta rabia, cierto negativismo... qué no podría provocar en ti si tuvieses un poco de poder o el poder de Calígula...

Sandro Cordero: Me alegro!! (risas) Lo dice Calígula “de qué me sirve este asombroso poder si no me sirve para cambiar el orden de las cosas. De qué me sirve todo esto si no puedo cambiar lo que realmente importa”... yo creo que, lo has dicho, Calígula es un idealista... Calígula por encima de todo sufre mucho... lo que ocurre es que elige el camino... digamos... un poco arriesgado, entonces, sufre mucho pero claro, todos los que están a su alrededor sufren mucho más... por eso, no pido que se justifique a Calígula, yo no lo justifico, pero sí pido que se le comprenda... por qué elige ese camino... claro que es un idealista... se le muere Bruxila, la mujer a la que amaba... Yo creo que en Calígula hay dos brechas que le llevan a romperse por dentro, la primera es ésa, la muerte de su amada que le hace plantearse de qué sirve el amor... qué hace con todo ese amor... de qué le sirve... El amor no sirve, realmente... y llegar a convencerse de ello es realmente duro... llegar a estar convencido de que el amor no sirve para nada, realmente te tienes que romper mucho por dentro para llegar a esa conclusión... y luego, fíjate, aún creo (lo que ocurre es que si esto ocurriese no tendríamos obra de teatro) que si cuando Calígula vuelve y le dicen “estamos preocupados por ti, qué te ocurre”... yo creo que aún podría haber salvación para Calígula... pero claro, imagínate, se me muere la persona que más amo, dejo mi trabajo, voy al entierro, a los tres días vuelvo y lo primero que me dicen mis compañeros de trabajo es “Ostras, menos mal que has vuelto, es que hay que firmar unos cheques”... ya entonces... no sirve nada... de qué estoy rodeado, para qué trabajamos, a qué servimos todos, ¿al tesoro público?... vale, entonces, vale... Este es el rompimiento final de Calígula... él dice entonces, ¿jugamos a esto? Pues vamos a jugar con todas las consecuencias... Si el tesoro público tiene importancia, la vida humana no la tiene... está claro... Calígula es un idealista y por encima de todo sufre mucho y evidentemente quiere encontrar sentido no sólo a la vida en general, sino el sentido de la sociedad tal y como está montada... ¿tiene sentido esto que hemos montado? Y él ve que no... entonces, intenta darle la vuelta a todo... a ver qué pasa... y evidentemente lo único que pasa es que... en fin... Calígula no está loco, pero en el camino se llega a emborrachar un poco de su propia locura... con actos de loco... pero él no está loco... El camino de la sangre acaba emborrachando de sangre...

Pregunta: Comentas que Calígula no está loco aunque sus actos son de loco... quizá porque no tienen una justificación, un razonamiento lógico... Yo diría al hilo que quizá quienes le rodean son más o menos igual que él y quieren lo mismo pero amparados por esos razonamientos lógicos...


Sandro Cordero: Yo diría aún más... ¡Muchos son peores! Son bastante más cínicos... Calígula lo que hace es decir “voy a dejar de ser hipócrita”... lo que ocurre es que lo tiene muy fácil porque tiene el poder absoluto, es el emperador... si un senador cualquiera hace eso, le cortan la cabeza al día siguiente... él sabe que no, hombre, sabe cuál va a ser el final... irremediablemente esto va a acabar... bueno, pero será más adelante... Lo que ocurre, es que creo que a los demás les conviene pensar que Calígula está loco... es mucho más fácil de explicar todo, no te hace pensar, dices “Bah, está loco”... Calígula en el fondo, lo ha dicho la iglesia, hace poco... “los relativistas son muy peligrosos”... hay que huir del relativismo...

Pregunta: Claro, te hace dudar...

Sandro Cordero: Claro, hay buenos y malos, hay cielo e infierno, todo es blanco y negro... y Calígula dice “No, aquí no hay buenos ni malos, qué es bueno y qué es malo”... entonces, es más fácil pensar así... pero Calígula dice “es mentira todo, voy a dar la vuelta a las cosas... yo quiero confundir fealdad y belleza... soy un relativista moral, absoluto...” entonces, la sociedad bienpensante al relativismo le teme bastante... necesitan que una cosa sea buena y otra cosa sea mala... que algo sea feo y que algo sea bonito... sino... la sociedad se va al garete, según ellos...

Pregunta: ¿Tú crees que quienes dicen eso, lo creen verdaderamente?

Sandro Cordero: Puf... quiero pensar que sí... porque si no... ya sería de un maquiavelismo absoluto... quiero pensar que evidentemente quienes nos dicen que esto es bueno y esto es malo, ellos mismos lo creen a ciencia cierta...

Pregunta: Aún así... no te veo muy seguro...

Sandro Cordero: No lo puedo asegurar ¿cómo puedo hacerlo?... si yo mismo lo dudo... evidentemente, no soy Calígula... Pero como dice Quereas “hay acciones mejores que otras”... El pensamiento de Quereas me gusta mucho... quizá sea, de los adversarios de Calígula, el único que no es cínico... en la conversación que tienen cara a cara, Quereas le dice “Yo no creo en algo superior, simplemente creo que hay acciones mejores que otras... yo también deseo a la mujer del vecino, también deseo los bienes del otro, pero entonces para ser lógico tendría que violar y robar y matar... y no podríamos vivir así en el mundo...” realmente es bonito lo que dice... No podemos ser lógicos, como quiere ser Calígula, porque si todos hiciéramos lo mismo, no podríamos vivir juntos... Calígula te plantea las dos caras... yo creo en el fondo que nadie inteligente se puede creer que una cosa es buena y la otra es mala, así a secas... simplemente necesitas que eso sea mínimamente así para poder convivir con los demás... no sé, me ha salido así, me lo acabo de plantear... pero quizá sea eso, no es que nos engañemos, sino que lo necesitamos... sino hacemos que sea así... no sacamos esto adelante...

Pregunta: Una de las cosas que me han parecido más sugerentes del montaje es el final. Cuando matan a Calígula, sus asesinos se alejan de forma silenciosa y lentamente... como para no dejar huella... como para borrar su acción...

Sandro Cordero: No sé... porque no les veo... todavía no he visto un vídeo de la función y como estoy muerto... yo oigo que tiran las baquetas, los cuchillos... pero no sé qué pasa...

Pregunta: Es que tengo la sensación de que al día siguiente nadie va a saber nada... y nadie va a haber “matado” al emperador...

Sandro Cordero: Quizá es que no hay nada más que hacer, ya...

Pregunta: ¿Qué se siente cuando por fin se hace teatro de verdad, como creo que alguien te ha dicho?


Sandro Cordero: (risas) Ha sido mi padre... me sorprendió en su momento y cuando se lo dije, él respondió “Hombre por fin vas a hacer teatro de verdad!” y yo le dije... ¡Papá, hombreee!”... habíamos hecho El Quijote, Galileo... bueno, pero es cierto que Calígula... hay toda una generación (mi padre es muy aficionado al teatro, a raíz de Estudio Uno) y Calígula con Rodero... es uno de los textos más grandes... Pues uno se siente fenomenal... es un placer enorme, hacer este tipo de personajes... y creo además que es una suerte, para empezar tengo una suerte grandísima de poder hacer este personaje, porque es cierto, yo se lo dije a Santiago, en su momento, que actores como yo, no tenemos oportunidad de hacer estos personajes... yo no tengo un nombre comercial, a mí se me conoce en el ámbito teatral, pero comercialmente no... entonces, estos textos los montan siempre grandes compañías como el CDN... y evidentemente el CDN a Sandro Cordero no le van a dar el papel... entonces, que Imprebis monte un Calígula me parece ya una quijotada, y luego que se lo dé a Sandro Cordero... me parece una valentía... es una apuesta por el teatro puro y duro... no por lo comercial... entonces, primero la suerte que tengo de conocer a Santiago y de que él confíe en mí... y luego evidentemente tener entre las manos este texto... te da mucho juego... sobre todo interpretar a Calígula... es que no hay... lo que hablábamos antes, no hay blanco y negro... pasas de una emoción a otra en dos segundos... y eso para un actor es muy interesante... no hay una emoción pura nunca... es siempre una mezcla de desazón interior y felicidad al lado de la tristeza... es un cacao muy hermoso para interpretar... luego tienes que sacudírtelo un poco todo cuando acabas...

Pregunta: Es complicado, supongo...

Sandro Cordero: Bueno, respiras unas cuantas veces... y ya está... hombre llevamos sólo siete funciones, aunque ha habido ensayos duros... ha habido ensayos de llegar a casa con Calígula encima todavía... pero bueno... ahora en las funciones... pero es que encima mueres... que es un placer, pero te están matando... la escena final es para mí un desahogo tan grande... Mira, en los ensayos se me quedaba encima Calígula, no es tanto que se te quede como que tú te quedes vacío... porque en la escena final, cuando estoy yo solo, soltando por esa boca y sudando... cuando me matan y acaba la función, me digo “no me queda ya nada más”... y entonces es como decir a Calígula no le queda nada más pero a Sandro sí...

Pregunta: Has comentado algunas cosas que considero interesantes, una de ellas es la barrera que tenéis que atravesar los actores que no sois excesivamente mediáticos... Ésta es quizá una asignatura pendiente de nuestro teatro... junto a la “quijotada” de que una compañía privada y no excesivamente grande monte un “Calígula”...


Sandro Cordero: Sí, sobre todo la palabra creo que es “valiente”... porque estamos en una época en la que hacer teatro no es fácil, aunque nunca es fácil... Pero es cierto que ahora en estos tiempos es más difícil todavía y tristemente el teatro no trasciende al público como lo hace la televisión... entonces, creo que el error sería que el teatro se alimentase de la televisión, no sólo en nombres que no tiene nada que ver, que luego seguramente hay intérpretes fantásticos trabajando en televisión, como si a mí mañana me ofrecen un papel... no tiene nada que ver, eres actor de televisión, teatro y cine... pero se nutre de televisión no sólo a nivel de nombres, sino a nivel de formato... y se excusa en que hoy el lenguaje es más rápido y tal... pero bueno, el teatro es otro lenguaje... y entonces, hay montajes en los que bueno... por ejemplo, el boom de los musicales... también... ¿a qué responde? Yo creo que responde un poco a esto... montajes que buscan la inmediatez... el lenguaje más audiovisual... no sé si esto es bueno o no... yo creo que el teatro tiene su propio lenguaje, su propia guerra... y es la que tiene que luchar... y no tendría por qué ser una guerra... la tele es la tele, el cine es el cine y el teatro es el teatro... pero bueno... si es cierto que hoy por hoy en la política cultural del país, si no sales en la televisión no eres nadie, no existes... y hombre, no sé...

Pregunta: Es injusto, cuando menos...

Sandro Cordero: Claro, pero ojo, la culpa no es de la tele ¿eh? La tele está muy bien y las series que se hacen en España están muy bien, hay algunas muy buenas y se disfruta mucho viéndolas... y están trabajando grandes profesionales... no es una chapuza, hay un rigor en el hacer de la televisión ahora mismo que hace años no había... simplemente, ¿por qué ese apoyo que está teniendo la televisión no va dirigido también al teatro?... No le echo la culpa a la televisión... pero quizá también el teatro necesite de una política cultural un poco más encaminada hacia lo teatral...

Pregunta: O quizá también falte la valentía de la que hablabas antes...

Sandro Cordero: Sí, evidentemente aquí nadie arriesga... todo el mundo quiere ir sobre seguro y es comprensible y normal ¿eh? Tampoco es criticable, simplemente yo lo que alabo a Santiago es que apueste por un montaje de tal calibre y eso que hacer el Quijote ya fue una “quijotada” en su momento y ahora Calígula, en este momento en el que nadie se atreve a hacer una función con más de tres personajes... nadie, me refiero compañías privadas, como Imprebís... también la contrapartida es ésa, quizá sea el momento... porque el año que viene, la única compañía que pondrá doce actores en escena seremos nosotros... también dicen que en tiempos de crisis surgen las grandes ideas... cuando los que se arriesgan triunfan... cuando nadie más lo hace... Espero que sea éste el caso...

Pregunta: Quién se arriesga... quién no pierde la esperanza... algo que sí le ocurre a Calígula...


Sandro Cordero: Bueno, quizá se enfoque desde otro punto de vista, el de porqué haces lo que haces... ya no digo teatro... cualquier tipo de arte... pintura, escultura... se supone que haces esto porque tienes una necesidad de expresar algo y el camino que encuentras para hacerlo es el teatro o un cuadro o una escultura... mientras eso siga vivo y yo creo que imprebís lo tiene vivo, mientras tengas viva la necesidad de contar algo... vamos bien... porque eso será independiente a los conflictos exteriores, si poco a poco la balanza se va inclinando y ya pesa más el hecho de tener que pagar un alquiler, unas facturas, las subvenciones... ya vamos mal... ya estás traicionando la esencia del porqué haces esto... luego evidentemente, es fácil hablar... seguramente que surgirán los aplazamientos, los atajos... pero al fin y al cabo la llama ha de ser ésa, “¿qué necesito contar?”... no sólo para el actor, sino para el artista... la base tiene que ser ésa...

Pregunta: ¿Queda mucho por contar?

Sandro Cordero: Claro que sí... muchísimo...incluso en Calígula... donde estamos comenzando como quien dice... si volvemos a hablar cuando llevemos 150 funciones... seguramente nos contemos otras cosas, porque es así, está vivo y ahora mismo todos estamos expresando unas cosas y según vayamos avanzando expresaremos muchas otras... Al Calígula le queda aún mucho por expresar, seguro...

Sofía Basalo.

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