sábado, 4 de diciembre de 2010
... JUAN ANTONIO QUINTANA (Abril 2010)
Afirma que su obsesión es trabajar diariamente y que donde mejor se siente es sobre los escenarios, quizá por ello, nuevamente podamos leer su nombre en la cartelera teatral madrileña. La temporada pasada formaba parte del elenco que, con la producción de Tomás Gayo, ponía en pie “La noche de la Iguana” de Tennessee Williams; actualmente lo vemos en el Teatro Lara, en la adaptación de la novela de Elvira Lindo “Algo más inesperado que la muerte”. Es Juan Antonio Quintana, un veterano hombre de teatro, cuyo leitmotiv ha sido siempre la integridad. Hemos tenido la oportunidad de hablar con él:
Pregunta: ¿Qué busca Samuel en Tere?
Juan Antonio Quintana: Yo creo que, por encima de todo, busca recuperarse, recobrarse... recobrar en definitiva su propia identidad. Parece muy trascendente, pero quizá sea la verdad, porque él tiene continuamente una especie de presentimiento de que su muerte está cercana, entonces, sometido a esa premonición de que se acerca la muerte, lo lógico es que sea más potente... en definitiva, ése es el gran objetivo... aunque en medio hay otros matices...
Pregunta: ¿Quizá también busca la autenticidad?
Juan Antonio Quintana: Sí, es eso mismo: Su propia identidad. Al entrar en toda esa vorágine que es la vida de la fama, del triunfo, del éxito... de ese mundo un tanto artificial, si uno se descuida y no tiene las alarmas encendidas... esa identidad se diluye en el espacio y en el tiempo y en un momento dado la ilusión de que a los ochenta años una mujer pueda quererlo, admitirlo como amante, es muy importante...
Pregunta: En “Algo más inesperado que la muerte” se enfrentan dos mundos, el de la intelectualidad, el de la fama y el mundo más cotidiano, el de los barrios, no sé si el barriobajero...
Juan Antonio Quintana: No necesariamente barriobajero...
Pregunta: Mejor entonces, el de la cotidianidad. Normalmente al hablar de enfrentamiento, uno ha de resultar vencedor. Pero aquí, es difícil decir qué mundo vence ¿no? Pues tenemos la impresión de que la fama acaba borrando la autenticidad...
Juan Antonio Quintana: La obra no es intrascendente, aunque pueda parecerlo por el tono de comedia. En absoluto es intrascendente, es una comedia muy divertida, siempre en clave de humor, pero con su mordacidad, su acidez, su crítica social, un poco camuflada y que permite un final, yo diría, justo.
Pregunta: Con lo que, en cierto modo, todos podemos caer en la tentación de la frivolidad, de caer en las redes de ese mundo superficial...
Juan Antonio Quintana: Sí, claro que sí. Es muy fácil sucumbir. De hecho gran parte de la juventud española está un poco dominada por eso, en estos momentos, es una lástima que mucha gente valiosa como hay en la juventud en lugar de luchar por una sociedad más justa, en lugar de prepararse a fondo para su vida futura, busca un éxito inmediato. La sociedad de alguna manera les está engatusando con ese éxito inmediato que muchas veces es mortal... Me preocupa... porque hay gente muy valiosa y creo mucho en la juventud... y me temo que éste es uno de los males que padecemos, el de presentarles un mundo un tanto ficticio, muy tentador, muy sugestivo...
Pregunta: ¿Qué tiene ese mundo que aún sabiendo lo que es y cómo es... sigue atrapándonos...?
Juan Antonio Quintana: Caemos hasta el fondo... lo que ocurre es que es más grave que caiga un joven que una persona madura o mayor ¿no? Efectivamente tiene muchos atractivos, el disfrute de la vida, al que todos tenemos derecho... y eso, no cabe duda, nos aleja de causas más importantes, generosas, comprometidas en todos los sentidos... en el sentido social... creo que está muy claro que los tentáculos son muchos y poderosos, entonces... esa facultad primordial de la juventud que es la rebeldía, es la que se va esfumando lenta y tristemente...
Pregunta: Nos hemos conformado ¿no?
Juan Antonio Quintana: Sí, claro... pero quizá estemos filosofando demasiado (risas) porque por encima de todo, la gente lo pasa muy bien viendo la obra... Elvira Lindo tiene el poder del lenguaje directo, sencillo y valiente al mismo tiempo y creo que eso es un gran atractivo para este espectáculo y si me pongo a hablar de mis compañeros, no pararía... hay unas interpretaciones estupendas y merece la pena ir a verlo.
Pregunta: Usted es un veterano hombre de teatro, comenzó su carrera en 1966, cuando dirigió su primera obra de teatro...
Juan Antonio Quintana: Sí, en 1966, comencé mi carrera como director, pero como actor, comencé en 1960, incluso un poquito antes... A partir de 1959, empecé a subirme a los escenarios como actor y a partir de 1966, también como director... y he optado siempre por hacer un teatro libre, que nadie me impusiera y eso tiene su precio que es el sacrificio... eso que hablábamos antes, la búsqueda de la fama inmediata... Lo que a mí me ha importado ha sido, con toda humildad, el prestigio, mantener mi prestigio... La fama me ha llegado en la madurez, porque opté por un camino de espinas, no de rosas...
Pregunta: Por el camino más arriesgado, quizá...
Juan Antonio Quintana: Claro, todo tiene su precio, pero la recompensa es la mejor de todas: La libertad. Entonces, he podido presumir a lo largo de mi vida, de haber sido libre y a eso, como Cyrano de Bergerac, no renuncio (risas)
Pregunta: Otra faceta muy importante para usted ha sido su faceta de profesor...
Juan Antonio Quintana: Es que, coherentemente, de lo que estoy presumiendo de haber hecho con mi vida, es la necesidad de transmitir lo que iba aprendiendo, lo que yo iba sabiendo, transmitirlo lo más rápidamente posible a la gente y a la gente joven, sobretodo... entonces, me he dedicado a iniciar a enseñar en el aula de teatro de la Universidad de Valladolid, ciudad donde he desarrollado la mayor parte de mi trabajo.
Pregunta: Afirma que esta faceta le amplió mucho su visión del teatro ¿Cuál es esta visión?
Juan Antonio Quintana: Sí, me la amplió sobre todo por la aportación de los jóvenes, esa sabia renovada continuamente ha sido muy importante también para mí. Por eso, es por lo que defiendo tanto a la juventud... Mi visión de teatro es que no morirá nunca porque es consustancial al ser humano, por eso, los grandes monumentos del teatro universal datan del principio de las civilizaciones; quiero decir que creo que la crisis teatral es positiva, no negativa, y afortunadamente el teatro ha estado en crisis y ojalá siga estándolo, pero creo que no puede morir jamás... y como he dicho, entre las grandes conquistas ideológicas y estéticas del género humano, están hechas y expresadas en teatro... esa es una de las bases que demuestran lo que estoy diciendo, y creo que es un momento estimulante, parece ser que la libertad que se consiguió en un momento dado, cuando recuperamos la democracia, digamos que ha sido lento y tímido, tenemos libertad y parece que no la estamos aprovechando suficientemente bien... eso está empezando a dejar de ser así, y creo que hay que recobrar la confianza en que esa libertad va a permitir, y debe permitir, espectáculos en plena evolución, espectáculos muy libres desde el punto de vista temático, ideológico y demás... y espectáculos que cada vez van siendo mejores... ha habido una etapa de conformismo vergonzante, puesto que teníamos la libertad en nuestra mano y parecía que no sabíamos utilizarla, pero eso parece ser que está dejando de ser, ya...
Pregunta: ¿Qué debería obviar nuestro teatro y qué deberíamos añadirle?
Juan Antonio Quintana: Quizá el valor de no necesitar tanto a la administración tanto, porque eso siempre es una forma de esclavitud, entonces pensar sobre todo en el público receptor del teatro; eso es una de las primeras cosas que debemos intentar, que el teatro actual en España, aún necesita, pero en definitiva, creo que un poquito de sentido del riesgo y ser muy consecuentes con nuestra identidad, debemos ser fieles a nosotros mismos, en todos los aspectos del oficio teatral.
Pregunta: Ser fieles a nosotros mismos...
Juan Antonio Quintana: Sí, suena un poco a acusación...
Pregunta: ... Como que quizá no lo hemos sido o hemos intentado ser otros...
Juan Antonio Quintana: Si, eso. Creo que es muy importante que cada cual sea fiel a sí mismo y defienda su bandera personal.
Pregunta: Nos falta valentía para defender nuestra personal bandera...
Juan Antonio Quintana: Siempre para defender... no sé si el término bandera... me ha salido espontáneamente, pero no quisiera que se confundiera en ningún momento con cuestiones de patriotismo a ultranza, ni muchísimo menos, más bien todo lo contrario... quiero decir el estandarte de nuestra identidad, de nuestra personalidad, de ser sinceros, abiertos, libres en definitiva, eso es lo que creo...
Pregunta: Creo que ésta es una de las asignaturas pendientes del ser humano, como ser humano...
Juan Antonio Quintana: Eso siempre, siempre... y eso nos puede hacer más felices porque nos reconocemos al mirarnos al espejo; nos reconocemos y nos miramos sin vergüenza... creo que a partir de ahí todo empieza a ser mejor... disfrutamos de la vida, del amor, de todo aquello a lo que tenemos derecho y que tenemos que, vuelvo a repetir, defender a ultranza (risas)
Pregunta: Su Currículum es admirable, muchísimos premios, obras importantes, compañeros con los que ha trabajado de los más grandes... ¿qué le queda por hacer, qué le gustaría hacer o qué se le ha quedado en el camino?
Juan Antonio Quintana: Dirigiendo o actuando, mi obsesión es trabajar diariamente... donde me siento más feliz es sobre un escenario y por tanto, poder ser yo mismo cada día, supone subirme cada día al escenario... que no me falte trabajo, que siga hasta que me muera y en cuanto apetencias, citaba antes a un personaje no gratuitamente, sino porque para mí es maravilloso, Cyrano... es éste un personaje que no he podido hacer por la edad que tengo, aunque tengo también mi idea ahí guardada de una adaptación, pero en cualquier caso, dirigirlo, siempre podré... la verdad es que es una obra admirable que me gusta muchísimo.
Pregunta: Personalmente, creo que uno de los fragmentos más hermosos “Cyrano de Bergerac” es “No, gracias”... ¿A qué diría y ha dicho alguna vez “No, gracias”?
Juan Antonio Quintana: Sí, es precioso. A todo lo que signifique privación de libertad, a todo lo que implique una renuncia a lo que somos cada uno... y por tanto, creo que es a eso a lo que se refiere fundamentalmente Cyrano en ese fragmento...
Sofía Basalo.
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