miércoles, 23 de mayo de 2012

... ANA R. COSTA. (Febrero 2012)

Casi sin duda alguna, podríamos afirmar que hoy en día ninguna mujer aspira a ser única y exclusivamente una buena esposa. Sin embargo, hubo un tiempo en el que ser mujer significaba sumisión y servidumbre. A ese tiempo nos traslada “El manual de la buena esposa”, comedia que interpretan Llum Barrera, Mariola Fuentes y Natalia Hernández, bajo la dirección de Quino Falero y cuyos textos han escrito Miguel del Arco, Verónica Fernández, Yolanda García Serrano, Juan Carlos Rubio, Alfredo Sanzol y Ana R. Costa, con quien pudimos charlar hace unas fechas. Hemos de decir que esta propuesta se trata de una comedia, una estupenda comedia, formada por una suma de situaciones que vivieron todas las mujeres... No hace demasiado tiempo:

Pregunta: ¿Qué tal ha sido tu particular viaje hacia esos años, hacia la época de 1934 a 1977?

Ana R. Costa: Sobre todo ha sido una sorpresa; ver que todo eso que contaban y que habías oído a través de tu madre y tus abuelas, al documentarte, confirmar que era una verdad muy contundente y sobretodo después de hacer todo el trabajo de documentación, al ponerte a escribir y poner en boca de los personajes cosas bastantes terribles, ver que eso fue la realidad de las mujeres durante muchísimos años... Y también resulta sorprendente cómo pudieron ser tan sumisas... Y la suerte es que como el espectáculo es un recorrido cronológico a lo largo de todos los años que duró la sección femenina, al final la cosa cayó por su propio pie y la mujer se liberó, y en esas estamos todavía.

Pregunta: Comentas “verdades terribles”, “hechos que sorprenden”... Ante esto no sé si vuestra labor como autores es aún más destacada, al darle el tono de comedia que esta propuesta tiene, sin duda...

Ana R. Costa: Sí, el otro día lo comentábamos en la rueda de prensa que hubo previa a las previas, y nos sorprendíamos al preguntarnos cómo era que no se había tocado ese tema antes... Y lo decíamos, quizá es que necesitaba su tiempo... Lo que es la comedia que es tragedia más tiempo, quizá a esa tragedia que han vivido las mujeres durante tanto tiempo, lo que les faltaba era ese tiempo para poder hacer comedia de eso y poder tocar esos temas, en algunos casos como en el mío, que me tocó el tema de la sexualidad, que era muy represora hasta con ellas mismas... Eran reprimidas porque te enseñaban a ser así y reprimidas desde ti misma porque la iglesia, la sociedad, tu marido, tu madre... todo tu entorno era muy represor especialmente con la sexualidad...

Pregunta: Quizá, como bien dices, ha sido un descubrimiento y lo que más sorprende es la sumisión, la firme creencia en esos dogmas, el convencimiento ¿no? Porque aún hoy encontramos mujeres para las que “la liberación femenina” está ya siendo demasiada...

Ana R. Costa: Es que lo que pasaba es que tenían una estructura muy sólida, lo hemos visto en toda la documentación, no era una estructura que viniera del hombre, te venía a través de la mujer, cosa que convence todavía más... Porque la sección femenina estaba compuesta por unos grupos que se extendían por toda España, donde te convencían de que te estaban enseñando cosas muy buenas para ti y en parte lo eran... Porque si no sabes nada y te enseñan a leer, a escribir, a coser, a cocinar... Son cosas que dices: “Malas no son”... Lo que pasa es que eres la sombra de tu marido, tu marido es el que piensa, tú sólo hablas cuando él te deja... Pero dicho así ¿eh? O sea, era una cosa... Y lo curioso es que la mujer era feliz con ese papel... Luego estaba la cosa del desastre que fue la guerra y de la cantidad de muertos que hubo, entonces, claro, la mujer tenía ahí un papel reproductor importantísimo y sobretodo reproducir hijos que fueran continuadores de la raza, del espíritu de la dictadura... Y en ésas, la mujer tuvo como el papel ése de “vosotras sois las que vais a hacer la nueva España” y en esas estuvieron durante mucho tiempo.

Pregunta: Has comentado que nunca se había tocado en el teatro este tema. ¿Estimas que quizá no se sabe aún lo que pasaba, que se cree que todo eso es una especie de leyenda irreal o por lo menos algo que tenía lugar en la edad media y no hace más o menos cuarenta o cincuenta años...?

Ana R. Costa: Totalmente. Nosotras mismas hemos tenido esa sensación... En los ensayos no nos hemos podido reír más de que todo parece una caricatura... Incluso vino una chica muy jovencita, de veinte años, a uno de los primeros ensayos que hicimos con público y decía: “Pero tenéis que poner en el programa de mano que todo esto era verdad”... Porque ella no daba crédito... Porque es que es como muy sorprendente, lo vuelvo a decir... Pero así era, está claro. Pregunta: ¿Cómo llega a ti la oportunidad de formar parte de la creación de este “manual”?

Ana R. Costa: Me llamaron de la productora, primero me propusieron ser ayudante de dirección, les dije que sí y luego me encargaron una de las historias y al final me encargaron otra... con lo que tengo dos textos. Uno de ellos es el prólogo con el que empieza la función; se situaría antes de la guerra, incluso. Se llama “Amiguitas” y son las tres niñas hablando de sus cosas y el segundo, “Deslices de flecha” que es el de la ginecóloga... Todos tienen su momento ¿eh?... Pregunta: Uno de los que se me ha quedado grabado es el del consultorio radiofónico...

Ana R. Costa: Sí, ése es a mediados de los setenta, lo ha escrito Miguel del Arco y ése es el momento en el que la mujer comienza a decir “basta”, está entrando cultura de fuera, música de fuera, literatura... y se pregunta “¿Qué estamos haciendo aquí?... Tenemos que hacer algo porque nos estamos perdiendo muchas cosas... Y ya es el momento donde la mujer da un golpe sobre la mesa y dice “¡Hasta aquí!”... Pero hasta que llega este texto... hemos tenido un recorrido bastante... entre risas y lágrimas...

Pregunta: Acentuáis que no queréis juzgar, que no queréis entrar en si esa época fue mejor o peor... Puede ser que en casos como éste no hace falta juzgar, pues son los hechos mismos los que se ponen manifiesto...

Ana R. Costa: No juzgamos porque el punto de vista está en cada autor y el punto de vista en teatro quien lo tiene es el espectador; el espectador va a llegar allí, va a ver... Y que juzgue él... Con lo cual, nosotros tenemos ahí una serie de cosas, cada autor tiene su visión sobre el tema; porque repartimos temas y entonces, cada autor bajo su criterio, su gusto, su poética ha expuesto que le tocó, pero yo creo que aunque no hay un veredicto, sí que se expone desde un punto de vista que no deja de ser crítico filtrado por la comedia que siempre es muy agradecida, y que siempre suaviza las cosas, pero las cosas que están...

Pregunta: Sí es como escribe Yolanda García Serrano que decía Mark Twain: “La raza humana tiene un arma verdaderamente eficaz: La risa”...

Ana R. Costa: Claro, yo creo que en este caso queda bastante claro, bastante patente.

Pregunta: Eres ayudante de dirección, guionista de televisión y cine, no es la primera vez que escribes para teatro...

Ana R. Costa: No, lo que pasa es que soy nueva en la ciudad... Me vine aquí (a Madrid) por cuestiones familiares y hace un año que estoy en Madrid, pero vengo de Barcelona y allí he estado trabajando en teatro muchos años, he escrito, he dirigido, he hecho alguna cosita para cine... Llevo tiempo en esto... Pero en Madrid sí es lo primero que hago.

Pregunta: ¿Has visto diferencias entre la forma de vivir el teatro en Madrid y en Barcelona?

Ana R. Costa: Sí, no es un tópico ¿eh?. Yo creo que la diferencia está en que Barcelona tuvo una cuestión con el lenguaje, con el idioma... Y nace de otro sitio, la revolución teatral en Barcelona vino a partir del Teatre Lliure, que fue una especie de escuela, un sitio muy crítico con el régimen; el régimen fue también muy crítico con ellos, fue una especie de pelea donde eso hizo escuela para el teatro catalán; mientras que aquí se estaba todavía con la revista, todavía con lo que allí, visto desde allí, nos sonaba un poco un teatro (ahora me van a machacar) pero nos sonaba un poco a teatro casposo... Yo desde aquí también tengo que decir que todo influye, y que creo que ahora mismo está mejor el teatro en Madrid que en Barcelona... Porque tal como pasó en aquella época con el Lliure, creo que ha pasado aquí.. Han salido grupos como Animalario, grupos muy independientes que han ido creciendo, que se han rebelado contra ese teatro casposo madrileño y que entonces, ahora tiene una voz propia, por eso han salido estos autores como Miguel del Arco, Alfredo Sanzol, Animalario, La Abadía... todo esto tiene un recorrido en contra de ese teatro madrileño entre comillas...

Pregunta: Teatro Burgués...

Ana R. Costa: Sí, que ahora mismo está muy interesante, en cambio en Cataluña, si me oyen me van a matar, pero me da igual, está un poco instalado en esa cosa cómoda... y entonces está mejor ahora en Madrid... En fin, lo hablé ayer con amigos catalanes, o sea que no es nada que diga yo sola...

Pregunta: Quizá Sanzol, Miguel del Arco, Animalario, han removido un poco el panorama, han hecho una pequeña revolución ¿no?

Ana R. Costa: Yo creo que sí, son voces muy particulares que han surgido de la necesidad también porque esto que hemos hecho, siempre lo comentamos con Quino y las actrices, no deja de ser que éramos un grupo de personas que estábamos en el paro, entonces esto a veces te lleva a inventarte a agudizar el ingenio y a decir “¿Qué falta, qué no se ha tocado, qué podemos hacer con poca gente, sin dinero?”... porque al final los de “La Zona” (la productora) han apostado por el proyecto pero al principio éramos gente que estábamos en el paro, con lo que te espabilas y parece que no pero agudizas el ingenio, las nuevas voces de Miguel del Arco y Sanzol son casos de lo mismo...

Pregunta: Al final va a ser verdad que la palabra “crisis” implica “oportunidad” y “renovación”...

Ana R. Costa: Yo creo que sí... Creo que ahí los grandes maestros son los argentinos que siguen yendo a Buenos Aires y no puedes creer la gran cantidad de teatro que hay y que actores que están por la mañana en televisión, están haciendo un “off off” de teatro maravillosísimo... Y creo que vamos a tener que ir por ahí para salir de ésta ¿eh?

Pregunta: Creo también que tenemos que cambiar la mentalidad no sé si del profesional del teatro pero sí del público que cree que ver teatro es ver un gran decorado, un montón de actores y si son televisivos mejor... No, teatro es un buen texto y un actor, con eso basta ¿no?

Ana R. Costa: Claro que sí... Eso está clarísimo, el hecho teatral es que haya alguien diciendo y alguien escuchando... ése es el hecho teatral... Todo lo demás son accesorios y si tienes dinero y tienes una buena producción, pues muy bien y si está bien hecho, pues mucho mejor, pero si no lo hay, con una buena palabra y un espectador para que lo oiga es suficiente, y en nuestro caso, hemos hecho las previas con el teatro lleno y la gente sale contentísima.. pero que sepa todo el mundo, que esto nace de seis parados... O sea, que tiene que ser esperanzador para todo el mundo...

Pregunta: Aparte de ser una de las autoras de “El manual de la buena esposa” qué más tienes entre manos...

Ana R. Costa: Pues ahí estamos, escribiendo cosas, lo que pasa es que... Esta mañana hablábamos con Quino de todo el tiempo que llevamos con esto, que es un año y medio y entre medias... vamos haciendo otros proyectos, y en ésas estamos, pero ahora mismo no te puedo contestar así con una seguridad de fechas, de títulos... Sólo te digo que estamos en proyectos y que ojalá salga alguno pronto...

Sofía Basalo.

martes, 1 de mayo de 2012

...LUIS MIGUEL GONZALEZ CRUZ. (Enero 2009)


Tras elaborar “Escenas de Noviembre”, la compañía Teatro del Astillero ha recalado en el Teatro Galileo con la obra de Jean Luc Lagarce “Music hall”. En esta propuesta tres artistas deambulan en una gira sin sentido, huyen de sí mismos, de la muerte, del fin inexorable, de enfrentarse a un espacio ocupado por la muerte... Luis Miguel González Cruz ha dirigido esta propuesta que supone el segundo paso hacia la búsqueda de un nuevo camino teatral que no es más que el regreso a la esencia del arte de Talía. Hemos hablado con él:

Pregunta: ¿Tal vez lo más duro para un actor, para un artista en general, es enfrentarse a un patio de butacas vacío?

Luis Miguel González Cruz: Lo más duro puede ser enfrentarse a un espacio vacío. Aunque sí la ilusión o la satisfacción del ego está en llenar el patio de butacas y que aplaudan... eso simplemente es la justificación del ego... del deseo... lo difícil es enfrentarse al espacio vacío, al teatro...

Pregunta: Quizá la grandeza de un artista se demuestra cuando se enfrenta a ese espacio vacío y aún así, consigue ser el personaje...

Luis Miguel González Cruz: Sí, yo creo que no sé si es la grandeza, pero sí es la verdad. La verdad está en hacer algo que merezca la pena y si merece la pena, es que hay pena por medio, hay dolor... hacer algo que no importe que no lo vea nadie... eso creo que es lo principal en un artista, muchas veces hacemos obras, tienen mucho éxito, son muy interesantes, conseguimos buenas críticas, viene público, se ríe, aplaude pero eso no quiere decir que esos espectáculos no sean buenos... pero no es ése el fin último... el fin último es que lo que se haya hecho ahí en la escena haya merecido la pena...

Pregunta: Comentas que ése es el fin último... Pero en estos tiempos, esa afirmación podría calificarse como demagógica... pues con lo bien hecho y sin éxito... no se come...

Luis Miguel González Cruz: Sí, lo que pasa es que por fortuna o por desgracia, del teatro no se come... entonces, lo bueno es que si nos va a ver tanta gente, pues ya que venimos al teatro vamos a intentar hacerlo bien... si total, nadie nos va a ver... Sí, yo creo que, de alguna manera, necesitamos... el teatro, dentro de los medios, de las disciplinas dramáticas, creo que es el que más futuro tiene, mientras la televisión y el cine están entrando en crisis, el teatro tiene aún mucho futuro por delante, pero sí que convendría hacer una reflexión sobre una revolución tanto estética como industrial del teatro... seguimos anclados en estructuras del siglo XIX, el teatro nunca fue así, antes del siglo XIX...

Pregunta: ¿Nunca fue así?

Luis Miguel González Cruz: ... O no se pagaba para entrar... sí, el teatro ha evolucionado mucho con los tiempos, incluso llegó a desaparecer durante la Edad Media y no ha pasado nada... luego se volvió a recuperar... es decir, a lo mejor estamos pensando en el teatro como un medio industrial y no lo es... en el caso de que yo llenara el patio de butacas de un teatro, no reuniría suficiente dinero como para pagar a los actores y a los técnicos...

Pregunta: Con lo que dices que el teatro no es un negocio, aunque los productores así lo contemplan...

Luis Miguel González Cruz: No lo es... a pesar de todo no lo es... es imposible...yo estudié economía y entonces estaba la oferta y la demanda, estaban los gastos de producción, las inversiones de capital y la recuperación de ventas y la resta daba los beneficios... pues aquí la resta (risas) sale en negativo siempre... no es un negocio o no es un negocio que merezca la pena tal y como está planteado desde el punto de vista capitalista y del siglo XIX... probablemente los teatros deben financiarse de otra manera...

Pregunta: Cómo sería esa otra manera o la revolución que planteas...

Luis Miguel González Cruz: Con las instituciones públicas, con los teatros públicos, con los teatros de la ciudad, existe una tradición que puede que haya sido de inicio burgués en Alemania que es el teatro de la ciudad... y tanto la ciudad, el ayuntamiento, el público, tiene a ese teatro dentro de su corazón, como el teatro de mi ciudad... pero claro el teatro de su ciudad está tan interesado en la tradición como en lo contemporáneo, tan interesado en la música como en el teatro... tan interesado en los clásicos, como en el teatro extranjero y lo que se le exige al teatro en países como Alemania es que cada vez que un espectador entre en el teatro le dé un vuelco el corazón... a lo mejor es una exigencia burguesa, no lo sé, pero esa exigencia es lo que mantiene vivo al teatro... y además muy dinámico... así lo es el teatro en Alemania o en Francia, o en los países del este...

Pregunta: Eso de “la exigencia burguesa” me ha sonado a cierto escepticismo... pero, realmente, encontrar algo con lo que el corazón te dé un vuelco es difícil...

Luis Miguel González Cruz: Claro... la verdad es que se intenta, pero no siempre se consigue... el problema es que si organizamos un teatro enfocado en la taquilla, lo que intentamos es no darle un vuelco al corazón al espectador, no vaya a ser que no pague (risas)... cuando el fin último es conmover... por medio de la risa, del temor, por medio del vuelco al corazón de un trabajo intelectual único en ese momento, entonces, el teatro está obligado a eso sino dejaría de... como decía Peter Brook, el teatro últimamente ni da placer... es como las prostitutas, no da placer y además acorta el tiempo...

Pregunta: Hablaba de que el teatro no es un negocio, decías que con el teatro no se come... y ahora su último proyecto teatral es una de las obras más incomprendidas, tanto por el público como por la crítica, de Jean Luc Lagarce...

Luis Miguel González Cruz: ... Sí, aunque ahora es de las obras más montadas... y Lagarce es, hoy día, el autor contemporáneo más difundido en Francia y fuera de su país... de hecho creo que en enero se estrena esta misma obra en París y ocurre como con todo, hay ciertas obras que no han encontrado su momento y tiempo después, el público encuentra el sentido a ese texto...

Pregunta: ¿Cuál es el sentido de Music hall. Hacia dónde huyen los personajes de este texto. De qué huyen, quizá de sí mismos...?

Luis Miguel González Cruz: Es curioso porque Music hall, me gusta mucho porque casi en todas las obras de Lagarce el “patos” de la muerte, la idea de muerte está impregnándolo todo, pero en Music hall lo impregna todo, excepto una cosa, el argumento... hay un cruce muy bonito, casi único, en el que el argumento parece banal y sin embargo se está cruzando constantemente con la realidad, la certeza de la muerte... yo creo que sí, que de lo que a lo mejor huyen es de la muerte, de su muerte... de una muerte más... no sólo la muerte del individuo, sino en Lagarce se está respirando también la muerte del teatro... la imposibilidad de hacer un teatro que ilusione...

Pregunta: ¿Cuesta ilusionar al público hoy en día?

Luis Miguel González Cruz: No cuesta ilusionar al público... lo que cuesta es ilusionarse uno mismo... podemos construir relatos exactamente igual que hace un siglo o veinte siglos... esos relatos más o menos bien construidos... realmente lo que falta es querer ilusionarse, que el público quiera creerse las cosas... después de mayo del 68 y de las etapas de la postmodernidad, creo que muchos o muchos de nosotros cuando nos colocamos en la posición de espectadores no queremos creernos lo que nos cuentan... y contra ese escepticismo casi casi intelectual primario que llevamos casi veinte años utilizando, es una primera traba pero bueno, es cuestión de modas... todo volverá a otro sitio, no digo a su sitio... pero volverá a otro sitio... cambiará...

Pregunta: ¿Cuál es su sitio?

Luis Miguel González Cruz: Eso lo veremos... dentro de veinte años... probablemente de lo que habla Music hall es de un intento desesperado por escribir una historia, por transcribir un mito y no poder hacerlo... yo creo que el futuro o la tendencia de muchos escritores contemporáneos es a volver a escribir ese mito, claro no escrito como se ha escrito siglos atrás, pero sí volver frente a ese escepticismo o de no querer escribir una historia y sí contar la realidad, reflejarla tal y como está... supongo que eso cambiará a una vuelta a construir mitos...

Pregunta: Lo que me quiere decir es que es complicado escribir una historia que no sea la real...

Luis Miguel González Cruz: El público, cuando hablo de público hablo también del escritor que también es espectador, la cultura contemporánea tiende a no creer en historias y a creer que la realidad es lo único representable en plan documental, porque es más real... claro, eso está muy bien, porque el mito, la historia, la narración nunca será real, en todo caso, será verdad o será mentira... tocará lo verdadero o tocará lo falso, mientras que la realidad no es ni verdadera ni falsa...

Pregunta: Es la que es...

Luis Miguel González Cruz: Y punto... y no tiene ningún sentido por ser... entonces, sin embargo, la sensibilidad posmoderna sí ha dicho que lo que es, era mucho más creíble que lo que me cuentan... que puede ser verdad o mentira y que en todo caso puede ser deconstruible... yo creo que desde mediados del siglo pasado hasta hoy, esa idea impera pero creo que está entrando también en crisis y que de alguna manera vueltas a repensar las historias y a contarlas es lo que el público y los escritores contemporáneos demandan... o demandarán en un futuro... creo.

Pregunta: Habla mucho del futuro, pero con absoluta inseguridad y escepticismo...

Luis Miguel González Cruz: Sí, claro... aunque de lo que sí estoy seguro es que el teatro es una disciplina cargada de futuro... seguro, frente a otras disciplinas en las que también trabajo, cine o televisión... El teatro tiene mucho por delante y sin embargo, la crisis en el cine es bastante inquietante... Pregunta: Crisis... en cuanto a ideas, producción...

Luis Miguel González Cruz: Sí, en cuanto a mecanismos... la ficción cinematográfica que ha encontrado la misma salida en la ficción televisiva está afrontando una crisis económica grande y además estética, de relatos... Pregunta: ¿No hay historias que contar...?

Luis Miguel González Cruz: Sí la hay, lo que pasa es que no las cuentan en cine... no las quieren contar, sin embargo en teatro sí se cuentan... y esa misma gente las podrían contar en cine... el otro día estuve viendo una maravillosa película de Raúl Hernández que no ha encontrado ni distribuidor, ni festival, ni nada... y es maravillosa... está basada en una obra anterior de teatro.

Pregunta: ¿Cuál es el título de la película?

Luis Miguel González Cruz: Se llama “Antes de morir piensa en mí”, está basada en “Los engranajes” una obra que tuvo el Premio Lope de Vega y la ha dirigido y escrito el propio Raúl Hernández... en el Centro Cultural El Torito y en Escenas de Noviembre, hicimos un preview, un pase privado, para el público que estaba allí y es una película maravillosa... una película que sería una pena que no se pudiese ver...

Pregunta: Entonces, no es que no se quieran contar las historias, sino que pocos pueden permitirse el lujo de contar ciertas historias porque nadie va a verlas, porque nadie las va a saber, porque nadie les va a dar cabida, porque nadie las va a distribuir...

Luis Miguel González Cruz: Eso es lo que se supone... pero lo importante es que si se hace teatro o cine es que se exhiba... y luego que el público digiera esa oferta que la aplauda, la critique... lo que quiera... y por eso creo que el teatro es mucho más dúctil, más flexible y además el lugar donde se puede hacer mejor todo tipo de experimentos narrativos y con más libertad... se puede hacer teatro en cualquier sitio, para cinco o para cinco mil espectadores... no hay problema... el jueves estábamos con “treinta grados de frío” en Oviedo, en el Teatro Filarmónica y luego el equipo volvía rápido, al estreno de Music hall porque la mitad del equipo es el mismo y se puede hacer un día una comedia y al día siguiente un drama con casi tintes de tragedia y ésa es la magia del teatro, estar en las tablas embrujando... sí, la muerte que nos afecta a todos....

Pregunta: Teatro del Astillero tiene una larga trayectoria, en la que la característica siempre ha sido el riesgo, las apuestas fuertes y la calidad... ¿Ha merecido la pena ese recorrido?

Luis Miguel González Cruz: Sí, por supuesto... lo que no merece la pena es ir a pasar un mal rato al teatro... a contar una historia que ya se sabe o que no sorprende... sí merece la pena y para eso estamos en el teatro, para investigar y para descubrir qué sentido tiene la pena y el dolor y eso lo pudimos descubrir el año pasado con una comedia que yo en un principio, eso fue lo más arriesgado que hicimos... que Teatro del Astillero hiciera una comedia o una supuesta comedia o Music hall que es una apuesta por contar la muerte casi en primera línea, qué es lo que hay en ese lugar oscuro en el que no hay público... probablemente lo que hay ahí, en lugar del espectador es la muerte... y eso es lo que estamos siempre tratando de embrujar o de dar vueltas, mirar a la muerte a la cara, porque todo el rato los actores la están mirando... pero la muerte está situada, habitada, en el lugar donde están los espectadores reales... entonces, es un juego duro pero muy interesante que conforme avanza la obra, muchos espectadores ayer me lo comentaban, conforme avanza la obra estamos notando que la muerte está entre nosotros, pero que empieza a tener un sentido que venga la muerte....

Pregunta: ¿Cuál es ese sentido?

Luis Miguel González Cruz: Que es inevitable... (risas)... y que hay que aceptarla, cosa que los personajes de la obra no hacen... o se aferran a ese pequeño teatro, a esa obra de la que no se acuerdan... a esa única canción que les queda de una antigua obra musical o a ese taburete que es lo único que queda de un decorado suntuoso...

Pregunta: Sí, escuché un comentario hace algún tiempo, según el cual cuando nacemos no sabemos nada, absolutamente... lo único que conocemos es que hemos de morir... es lo primero que sabemos y es lo último o lo único que logramos aceptar a lo largo de los años, de la vida misma...

Luis Miguel González Cruz: Claro, el “yo” se encandila rápidamente, pero el inconsciente es el que sabe más de la muerte que el “yo”... había una peliculita maravillosa de John Ford “El hombre que mató a Liberty Balance” ... en la que todo el mundo decía que el hombre que mató a Liberty Balance era el protagonista que interpretaba James Stewart... aunque había sido John Wayne... y nadie lo sabía excepto el propio James Stewart... entonces, el plano final es maravilloso porque ya es senador... ha ido a enterrar a John Wayne y rápidamente toma la postura de senador, de los oropeles... todo el mundo lo respeta y entonces el revisor del tren le trae un puro, le da fuego y James Stewart le dice “gracias chico” y el chico le responde... “hombre todo esto lo hacemos por el hombre que mató a Liberty Balance”... entonces la cara de James Stewart cambia porque claro, él no es el hombre que mató a Liberty Balance... entonces, rápidamente nos encandilamos con el placer... pero no nos preocupemos... la muerte está detrás de todo... ser consciente de ello... o mejor, ser inconsciente de ello está muy bien... Pregunta: Sí, quizá no nos permitiríamos vivir o ser felices si fuéramos conscientes todo el tiempo de ello... Luis Miguel González Cruz: Sí, pero para eso está el arte, porque el arte moviliza el consciente y el inconsciente... sobre todo éste último...

Pregunta: Has comentado que también trabajas en el cine, en televisión... qué los une al teatro... hay más nexos de unión que de desunión...

Luis Miguel González Cruz: Sí, yo creo que tienen casi todo en común... el arte dramático... los escritores escriben diálogos, los actores interpretan papeles que no son ellos y los directores mueven a los actores... lo único que los diferencia es la técnica... técnica narrativa, técnica de escritura, de interpretación... es la única diferencia... pero son técnicas, se pueden aprender...

Pregunta: Habéis pasado por el Teatro Galileo, ¿Hacia dónde se dirige Music hall?

Luis Miguel González Cruz: No sabemos si el inicio fue Music Hall o 30 grados de frío... ahora lo vamos a hacer conscientemente... vamos a organizar unos laboratorios, aprovechando que estamos residiendo en el Centro Cultural El Torito, unos laboratorios de escritura de texto que los hemos llamado “los encargos” nosotros hemos organizado muchos talleres, hemos impartido muchos cursos pero ahora queríamos hacer, darle la vuelta a la propia idea del taller, convertirlo en un laboratorio y en el cual los profesores y los alumnos escribamos nuestros propios textos y lo que vamos a tener en vez de textos interesantes que utilizábamos y se cruzaban en la escritura... lo que vamos a tener es un decálogo, un manifiesto, una especie de dogma que nos hemos autoimpuesto, para buscar trabajar en la esencialidad teatral, entonces, entre muchas de esas prohibiciones, nos hemos prohibido trabajar con decorados, trabajamos sobre un espacio vacío, no trabajar nunca con vestuario de época, no contar con más de tres actores... hemos hecho una especie de voto de castidad en el que si echamos la vista atrás “30 grados de frío” ya era así y “Music hall” por eso lo hemos denominado un encargo de El Astillero a Jean Luc Lagarce ya muerto... y vamos a trabajar por lo menos en los próximos cuatro años elaborando textos siguiendo ese decálogo, luego ya veremos...

Pregunta: Un decálogo a través del cual volvéis a la esencia teatral, quizá...

Luis Miguel González Cruz: Sí, yo creo que sí, el teatro es algo que como decía Peter Brook “es alguien haciendo algo y otro mirando”... entonces... sí... y a lo mejor volviendo a esa esencia encontramos nuevos caminos...

Pregunta: Nuevos caminos que no dejan de ser los originarios...

Luis Miguel González Cruz: Sí, los que siempre hemos trillado pero que parece que hay que volver a caminarlos para volver a aprenderlos...

Pregunta: Quizá nos hemos perdido entre escenografías grandiosas...

Luis Miguel González Cruz: Sí... aunque yo no tengo nada en contra de ello... ayer bromeábamos con Silvia de Marta, la escenógrafa y diseñadora del vestuario; yo le decía “qué bien construyes espacios vacíos”... y ella se reía...

Pregunta: Realmente lo complicado y lo que pocas veces se logra es encontrar un actor que pueda llenar un espacio vacío...

Luis Miguel González Cruz: Exacto... es muy duro para los actores... y creo que en España no están nuestros actores acostumbrados a hacerlo... hay actores maravillosos... muy buenos... pero no están acostumbrados a no necesitar nada más que sus gestos para construir no sólo un personajes sino un decorado... y no están acostumbrados... ha sido un placer para mí trabajar con Francisco Vidal, con Chema Ruiz, con Marina Andina... pero todo lo que habían hecho últimamente no iba por esos derroteros y ha costado empezar a trabajar por otros derroteros diferentes pero son maravillosos y tienen la madera...

Pregunta: Quizá en el teatro lo importante es sugerir...

Luis Miguel González Cruz: Sí... el juego de la verdad y la mentira... frente a lo real que el cine y la televisión y el documental nos lleva y que han empujado durante mucho tiempo al teatro a jugar también al juego de lo real... así sabemos que es mentira que no es real... que el taburete de ahí arriba no es un taburete, pero ese taburete de ahí arriba sí puede ser una mesa para doce comensales, si un actor me lo dice, me lo cuenta y yo me lo creo... o ese taburete puede ser el Big Ben... se ha expulsado un poco al teatro del terreno de la verdad para llevarlo al terreno de la realidad...

Pregunta: Me parece interesante la diferenciación que haces entre verdad y realidad...

Luis Miguel González Cruz: La verdad es una cosa que nos hemos inventado nosotros... lo que yo te digo es verdad, no, lo que tú me dices es mentira... y nos podemos tirar toda la vida discutiendo eso... de la realidad no vamos a discutir... es así y ya está. Esa mesa está ahí. Esa silla está ahí... esta fotografía la hemos tomado en tal sitio y lo que había delante ha salido en la fotografía... era la realidad... luego también la fotografía tiene maneras de intervenir en la realidad... pero, en principio lo interesante de la fotografía es el rastro que queda de realidad... es muy curioso porque en la fotografía el rastro que queda es la muerte... la verdad de la muerte... la muerte... que es la verdad... la verdad inexorable de la muerte

Pregunta: (silencio valorativo)

Luis Miguel González Cruz: Para eso se hace el teatro para embrujarte esa verdad inexorable...

Pregunta: Has dicho que lo que vemos en una fotografía es el rastro de una realidad que fue... por lo tanto ya no es...

Luis Miguel González Cruz: Sí, en teoría se ha hecho una foto sobre la realidad, pero lo que queda sobre el fotograma es ese rastro, es un rastro físico, como si la realidad hubiera rasgado ese fotograma... pero esa realidad que estaba ahí ya desapareció... cinco minutos o cinco años después...

Pregunta: Claro, por esa razón es la muerte... no somos los que fuimos y por tanto tampoco somos hoy el reflejo de una fotografía hecha hace cinco años o cinco minutos... fuimos el reflejo, pero ya no lo somos...

Luis Miguel González Cruz: Las fotos son todas de muertos...

Pregunta: Sí claro... es difícil comprenderlo... mejor aún asimilarlo... quizá también por doloroso...

Luis Miguel González Cruz: Y el “Yo” no lo quiere comprender, se rebela... lógico, no quiere comprenderlo... sino estaríamos ya suicidándonos todos...

Pregunta: ¿Qué tenéis entre manos, de una forma más concreta para el futuro?

Luis Miguel González Cruz: Tenemos dos obras para los próximos dos años. Una se llama “Inseparables” la escribió Ángel Solo... también habla sobre el mundo del cabaret, pero realmente es una búsqueda del padre... y para el siguiente año, también hay una búsqueda del origen del padre, del nombre, es una obra que estamos escribiendo en el laboratorio, se llama “Flotando en el espacio” y espero escribirla yo... transcurre en el espacio... vamos a ir al espacio vacío, pero al espacio en las galaxias... es un poco divertido, nos atrae mucho contar una obra en el espacio exterior... no sabemos cómo lo vamos a hacer pero estamos buscando formas... si el cine lo logró... el teatro lo puede hacer mucho más fácil...

Sofía Basalo.