domingo, 14 de noviembre de 2010

... ANDRÉS ROEMER (Junio 2010)



¿Quién vivía tras el nombre y la imagen del gran científico Albert Einstein. Quién era el hombre ordinario que respiraba tras este cerebro extraordinario? Esa respuesta nos la ha ofrecido Andrés Roemer en una ardua labor de investigación que ha fructificado en un texto inteligente y poliédrico que nos abre la puerta al universo de un hombre que iba a llamarse Abraham.
Andrés Roemer es un hombre inteligente e inquieto, que ha desarrollado una prolífica actividad en distintos ámbitos, aunque siempre con algo en común, la ciencia y el ser humano. El conocimiento pasado por el tamiz de la referencia con el otro.
Una nueva edición del festival de “La ciudad de las ideas” es el proyecto más inmediato de este hombre que aún hoy se extraña del gran éxito de “El otro Einstein”. Hemos hablado con Andrés Roemer:

Pregunta: ¿Cómo surge esta reflexión sobre el lado más humano de un personaje con un cerebro tan privilegiado como Albert Einstein?


Andrés Roemer: Lo dice bien, es un cerebro privilegiado y es lo que más conocemos de Albert Einstein, lo es, lo fue; sin embargo, me tropiezo con un libro, en una librería de Nueva York, que trataba de la búsqueda de Eliécer, una hija que Einstein tuvo fuera del matrimonio, antes de casarse con Mileva, su primera esposa y que dieron en adopción y que, parece, murió de escarlatina a los 18 meses de edad. Yo siempre muy provocado por la ciencia, de hecho trabajando en un proyecto llamado “La ciudad de las ideas” con Eduard Punset, he fomentado mi interés por estos temas al igual que mi amor por el teatro; con lo que, cuando comencé a leer lo de Eliécer, pensé que era muy interesante y comencé a indagar para conocer toda la historia de Einstein; así descubrí que tuvo dos hijos, uno de ellos sufrió esquizofrenia y lo dejó de ver cuando cumplió los 22 años. El investigador se casa en segundas nupcias con su prima, de la que fue amante durante unos meses, pero antes de la boda, pretende a su sobrina hija de la que sería su mujer. De igual modo, tendrá una amante espía soviética, tuvo otra hija con una bailarina en Nueva York (eso se supone) que se casaría con otro hijo... Es una cantidad de historias tan interesantes, tratándose de Albert Einstein que de alguna u otra manera, las conjugo con tres mujeres que se tienen que reunir unas horas antes de que el jurado de la revista Time, las evalúe, con base en el criterio de definir quién será la portada del hombre del siglo XX. En la final como se sabe, estuvo Ghandi, Hitler, Stalin, Freud... pero llegaron a la final Ghandi, Roosvelt y Einstein. La obra sitúa a tres mujeres, la tríada siempre hace una cosa dramática, es un elemento emocional muy fuerte donde Ellas convivieron con Einstein. Una es la primera mujer del investigador, la segunda es la secretaria, la que guarda los secretos, la cómplice, la confidente, la que tiene que defender su nombre hasta la muerte y así fue; y la tercera es la segunda esposa y prima de Einstein. Las tres hablan del hombre de carne y hueso: Del marido, del padre, del amante, del que odia, del que siente, del que se acuerda, del que se olvida... Y se va haciendo, obviamente, una defensa de cada uno de estos personajes, es decir cada una de las mujeres salva su cara, como se dice en el anglicismo, pero también revela y proyecta quiénes son y qué significaba vivir con la marca y el nombre de Einstein, que no sólo era una celebridad, lo es, de hecho, por genial... algo increíble, porque no hablamos de Messi y el Fútbol o de Música y Luis Miguel cuyos rostros están en las playeras, en las camisetas, sino que un científico que muy poca gente, realmente, comprende sus teorías, sobre todo la teoría de la relatividad, sea alguien tan popular y que hoy en día sea un icono, como símbolo del siglo XX y de la inteligencia humana y de la aspiración a lo que uno quiere llegar a ser.

Pregunta: ¿Qué vamos a descubrir tras esta reunión a tres bandas?

Andrés Roemer: Vamos a descubrir su vida privada, sus emociones, sus sensaciones interpersonales, sus prejuicios... Es una obra de teatro que no toca en lo más mínimo la parte científica, ya bien conocida... Aquí ponemos sobre el escenario la parte dramática, su historia con su primera mujer, su segunda mujer, sus hijos. En esta obra conoceremos al Einstein padre, al Einstein amante, esposo... al ser humano.

Pregunta: Ha comentado, igualmente, que veremos el rostro de un hombre ordinario con un cerebro extraordinario... ¿Qué influye más en la vida de este ser humano en concreto y del ser humano en general, al vida ordinaria en el cerebro extraordinario o a la inversa?

Andrés Roemer: Yo creo que es un poco de todo, las dos cosas interfieren. No sé cuál es la causa y cuál es la consecuencia o cuál es la variable exógena y la endógena... Un hombre tan deseoso de comerse el mundo, un hombre tan preocupado por trascender, un hombre cuestionado, un hombre fértil en todos los sentidos de la palabra, un hombre seductor, también en todos los sentidos... se transfiere y se transmite y se manifiesta su parte creativa, su parte incansable de descubrir siempre nuevas cosas, pero también se transfiere a una vida emocional llena de intensidad, de pasión, de fuerza y también muchos hombres y muchas mujeres se van a ver reflejados en la obra, porque el ser la primera y la segunda esposa de alguien, son implicaciones de lo que busca un hombre en la primera y en la segunda esposa y una mujer con un hombre que primero es un desconocido y un Don Nadie, que posteriormente se convertirá en una personalidad reconocida, lo que es vivir un divorcio, lo que es tener un hijo esquizofrénico siendo (entre comillas) uno de los hombres más geniales de la humanidad... tener un hijo con discapacidad, lo que eso implica... también las rivalidades, por ejemplo con Freud, de quien ese hijo es profundo admirador... lo que es el contexto, lo que significa ser judío, estoy seguro de que esto le influyó mucho para ser el hombre científico, el hombre que buscara una manera de sobresalir, de trascender. Albert Einstein, se iba a llamar “Abraham”, pero sus padres pensaron que éste era un nombre muy judío, por lo que le pusieron otro nombre que empezara con “A”, por esto fue “Albert”... la relación con su madre... No sería el público si no fuese el privado y a la inversa, no sería lo privado, lo secreto si no hubiera sido el público... No hubiera tenido esa atracción con tantas mujeres, ni hubiera tenido esa manera de relacionarse con el mundo si no hubiera sido quien fue intelectualmente tan joven... porque después de 1920, las aportaciones científicas de Einstein son menores, más bien fue la búsqueda de la teoría de la unificación, pero hasta 1919 año en el que se aprobó la teoría de la relatividad, todo fue muy prolífico y muy importante. Realmente, para responder a su pregunta, tendría que decir que se trata de un camino de doble vía... Lo de ordinario, que lo menciono, también lo digo entre comillas, porque cuando uno pregunta si alguien conoce a alguna persona “normal” y responde “sí”... yo creo que no lo conoce muy bien (risas) Todos tenemos familias disfuncionales y nuestras partes “extra-ordinarias”, a eso me refiero; sin embargo, la vida de Einstein dada la publicidad del nombre, el reconocimiento que tuvo, tuvo mayor acceso a estas extraordinarias circunstancias de un hombre ordinario.

Pregunta: Escuchándolo, podemos afirmar que esta obra está escrita con absoluto rigor, la investigación para ello, habrá sido enorme...


Andrés Roemer: Enorme, exacto... desafortunadamente encontré tarde un proyecto que se está haciendo en Boston sobre sus papeles, al principio me ayudé con la documentación, a través de internet, de la Universidad Hebrea de Jerusalén y de la universidad de Princeton; sin embargo ahora en Boston hay todo un proyecto de documentos, de cartas privadas, pero sobre todo, mi fuente original es un libro que me costó mucho trabajo conseguir, donde se incluían muchas cartas que recibió la mejor amiga de la primera esposa de Einstein, a cuya muerte su hijo las hizo públicas. Allí apareció una gran correspondencia que tuvo el propio Einstein con su primera esposa y luego ésta con su amiga... Toda la obra está documentada en aspectos reales, no hay nada de ficción. Sin embargo, el encuentro entre las tres y el cobijar, diría yo, toda esta historia con respecto al premio de Time y qué significa ser el hombre más impactante del siglo XX, más influyente del Siglo XX, sí es ficción. Aunque el concurso de la revista fue real ¿eh? De hecho fue nombrado Einstein y esta revista dedicó casi el sesenta por ciento del número correspondiente a explicar porqué no se eligió a Hitler, porque mucha gente afirmaba que éste era el hombre que más había influenciado en el devenir histórico de este siglo. Coyunturalmente sí, pero en cuatrocientos o quinientos años, así como hoy Galileo o Copérnico o Newton, Einstein sobre todo por su segunda teoría de la relatividad se hablará de cómo nos hizo cambiar la concepción del mundo y de la humanidad.

Pregunta: Esta obra ha sido estrenada en México, ha tenido un éxito enorme ¿lo esperaban. Esperaban llegar hasta España, por ejemplo?

Andrés Roemer: Te voy a ser franco, yo no esperaba ni llegar a la tercera representación de la obra... fui, de alguna manera, secretario técnico de cultura, subsecretario de cultura, mi penúltimo viaje a Madrid fue, de hecho, ya como titular de ese puesto, para departir con la gente de cultura, tengo grandes amigos dramaturgos... cuando escribí el texto, un gran amigo, que en paz descanse, el dramaturgo Víctor Hugo Rascón Banda quedó tan fascinado que me dijo que tenía que publicarlo... agradezco muchísimo su insistencia, pero no es un teatro cómico, no es el típico teatro del doble sentido que en México es el más popular, entonces, es un teatro pensante, Einstein no tiene nacionalidad, cruza fronteras, es un personaje de la humanidad y tiene muchísimas implicaciones, pero obviamente es una obra psicológica... me dio mucho gusto que llegó a las cien representaciones, inmediatamente fue invitado al Festival Cervantino y que venga a España, al Teatro Lara, para mí es un honor... hay una frase... “Hay hijos que te traen muy buena suerte y que ni te esperas; hay libros que te llevan años y que luego nadie los lee”... y también hay una palabra “Nages” que significa fortuna...

Pregunta: Ha comentado que tenía cierto temor porque en México el teatro con más éxito es la comedia intrascendente...


Andrés Roemer: Sin duda, sin duda... Así como hay que formar lectores, hay que formar público para el teatro... hay que formar público para la televisión, donde la complejidad de los argumentos te permitan reconocer y descubrir nuevas cosas a través de diálogos... y la obra está llena de referencias, la gente del sector científico que ha ido, sobre todo en México, le ha fascinado el proyecto porque se refiere a muchos temas; la gente que entiende cuál fue el caso Rosenberg por ejemplo de los judíos norteamericanos que fueron acusados de traición, por pasar mensajes a la Unión Soviética... Hay muchas referencias donde por supuesto se intenta enriquecer... pero también tiene su humor, un humor negro... porque creo que es parte vital y que lo entretenido no está peleado con lo inteligente, de hecho, he realizado varios proyectos culturales y siempre trabajo en la televisión haciendo lo mismo, en un programa llamado “Pensar sobre pensar”, sin embargo como dices, las expectativas, al principio, de este tipo de teatro han sido sorprendentes porque... aunque no me sorprende que al ser humano le interese el ser humano... A fin de cuentas no hablamos sólo de Einstein, estamos hablando de todos los seres humanos... pero, finalmente, es éste el tema...

Pregunta: Leyendo su currículum encontramos capítulos muy interesantes, ha hablado de “El festival de la ciudad de las ideas” que lleva a cabo con la colaboración de Eduard Punset...

Andrés Roemer: Eduard Punset ha sido un gran colaborador, ha venido los dos años y volverá el próximo; estamos escribiendo un libro conjuntamente y espero que pronto se publique. Le tengo un gran cariño, lo admiro enormemente y es muy querido en México. Tenemos un festival al que lo invitamos, se llama “La Ciudad de las ideas”. En él, invitamos a más de cuarenta mentes provocadoras, mentes brillantes. Cada una habla durante unos veinte minutos, sobre temas humanos, desde la perspectiva científica; por qué amamos, por qué mentimos, por qué los celos son importantes, por qué nos inventamos enemigos, el cerebro del hombre, el cerebro de la mujer... Han venido a este festival premios noveles; este año, por ejemplo vendrá el inventor de Internet... Intentamos conjugar ciencia, arte, diseño, tecnología de una manera única. El buen amigo Eduard Punset ha hecho ya dos programas de televisión en “Redes”, dos especiales, sobre “La ciudad de las ideas”... y la gente que esté interesada, puede ver un poquito más a través de nuestra página web: www.ciudaddelasideas.com

Pregunta: De igual modo, es un ferviente defensor de los derechos civiles en México...

Andrés Roemer: Usted hizo su investigación, se lo agradezco... Tengo una organización ciudadana y soy miembro del consejo consultivo de la comisión nacional de derechos humanos. Me he dedicado mucho a estudiar, a investigar y a defender y con algunos colegas españoles, por supuesto, los temas y la defensa de aquellas voces que no tienen voz... y de aquellos invisibles que hay que hacer visibles...

Pregunta: Hay un largo camino por recorrer todavía ¿verdad?


Andrés Roemer: Esperemos... de eso se trata el libro que ha publicado Punset sobre el movimiento, sobre moverse, porque lo que no se mueve se muere, estamos ahorita escribiendo una nueva obra que esperemos le vaya también como a “El otro Einstein”...

Pregunta: ¿Nos puede adelantar un poquito cuál es el argumento?


Andrés Roemer: También tiene que ver con la psicología, pero aquí tenemos la referencia del otro. A finales de 1920, un señor decide dejar a su padre en Rumanía, un judío. Se va a América Latina, la idea era irse a Venezuela con su hermana, pero en el barco se enamora de una Alemana católica y se quedan en Trinidad Tobago... allí tienen tres hijos, Sonia y dos gemelos idénticos, Óscar y Jack; cuando nacen estos niños, se pelean los padres de los mismos y la mujer se lleva a uno de los gemelos y a su hija a Alemania. Este muchacho en Alemania entra a formar parte de las fuerzas de Hitler y el otro se queda en Trinidad Tobago con su padre, quien se casa con la ministra del lugar, van a Israel y vive como judío. Ambos hermanos se juntan cuarenta años después, hecho que sale publicado en el Washington Post. Me he basado en un experimento muy famoso, que llamaron “El experimento de los gemelos idénticos de Minessotta” donde a gemelos que nacieron idénticos, fueron separados, criados y adoptados en casas distintas, se reúnen tras cuarenta años y hay casos increíblemente interesantes, pero aquí la idea es juntar a Óscar y a Jack; de hecho hace dos semanas estuve hablando con Jack, que viene a “La ciudad de las ideas”, tiene casi 77 años, es el único superviviente, Óscar ya murió y es la referencia... quién eres, qué hiciste con tu vida, cuál es tu propósito... todo tiene que ver con la referencia de con quién tratas, con quién te llevas... casi siempre las reuniones de antiguos alumnos, cuando han pasado más de veinte años, nos descubre quiénes somos, tan diferentes de quiénes fuimos... Ése es pues el tema esencial de la obra, la ansiedad del status, del estado del ser, y esperemos que le vaya tan bien como a Einstein...

Pregunta: Ojalá tengamos el lujo de poder ver esta obra en España, es necesario el teatro que nos hace pensar, reflexionar...

Andrés Roemer: Decía un gran dramaturgo: “Un pueblo sin teatro es como un pueblo sin espejos” pero yo iría más allá, el teatro es un espejo del ser humano... Esta obra está llena de la complejidad humana... tras verla no podemos decir si Einstein fue bueno o malo. Yo mismo, no soy lineal y no creo que podamos hablar así, cuando alguien te pregunta ¿por qué terminaste una relación? Esperamos del mundo una respuesta lineal... pero somos orgánicos y complejos y estamos llenos de tantos “otros”... y ése es el espejo que espero proyecte “Einstein” porque mucha gente que vea la obra, se verá reflejada en uno o dos o tres personajes, o en aquel fantasma llamado Albert Einstein, que no aparece en carne y hueso, pero que siempre está presente entre las tres... tres extraordinarias actrices excepcionalmente dirigidas por Raúl Quintanilla, porque es un texto complejo para llevar a escena...

Sofía Basalo.